En apariencia, pocas películas tan distantes la una de la otra. Las vi durante un único fin de semana. Una, gracias a la recomendación de una amiga en cuyo criterio siempre confío; la otra, porque viene siendo uno de los estrenos del año. The Homesman (difundida en español como Deuda de honor) tiene unos cuantos elementos del western, fue filmada en 2014 por Tommy Lee Jones y recientemente subida a la plataforma Mubi. Crímenes del futuro se estrenó este año y significó el regreso de David Cronenberg y sus viejas indagaciones sobre la tecnología, la sexualidad, las mutaciones.Las vi una tras otra, con un poco de esa bulimia que se nos despierta a los que nos gusta el cine pero disponemos de poco tiempo para disfrutarlo. Pasaron unas cuantas semanas y las imágenes de las películas, tan al hueso las dos, siguen asaltándome. Como ocurre cuando lo que se vio fue mucho y necesita decantar de a poco.Son dos estéticas, dos narrativas y dos enfoques bien diferentes. No obstante, en ambas películas subyace la pregunta por el deseo. Y una suerte de disquisición sobre la intemperie a la que, inevitablemente, se ve arrojado cada pequeño, complejo, sobre todo diminuto, ser humano.Ambientada en un futuro próximo, Crímenes del futuro interroga la intimidad de una humanidad de cuerpos, piel y órganos intervenidos. La fusión entre lo humano y lo tecnológico está en marcha y es más tétrica que audaz, más sórdida que brillante.Ambientada en un futuro próximo, Crímenes del futuro interroga la intimidad de una humanidad de cuerpos, piel y órganos intervenidos. La fusión entre lo humano y lo tecnológico está en marcha y es más tétrica que audaz, más sórdida que brillante.Por su parte, The Homesman ancla en el puritanismo del siglo XIX y viaja a un wild west sin héroes: puro sudor y lágrimas del colono, tierra salvaje, ausencia de normas, amparo escaso, brutalidad a la carta.Léa Seydoux y Viggo Mortensen en Crímenes del futuroPhoto Credit: Nikos NikolopoulosSi en Crímenes del futuro la intemperie es una ciudad ajada, en The Homesman no hay metáfora: Tommy Lee Jones filma a sus criaturas en medio de una belleza prescindente: llanuras y cielos que le deben mucho a la pintura romántica y su aterrada fascinación por la enormidad que nos rodea.Hay un personaje en The Homesman, el de Mary Bee (interpretada por Hilary Swank), una mujer profundamente decimonónica que –quizás por lo estoico de su estilo– me conmovió al extremo.Mary Bee es un neto producto de la cultura puritana: devota por el trabajo, ordenada, rigurosa, piadosa, puntillosamente entregada al orden de los días. Es una mujer fuerte, todo lo necesario para hacer frente a la aspereza que la rodea y levantarse firme cada mañana, delimitar la tierra, empuñar el arado, sostener las cuatro paredes de un hogar. Es tan sólida como para, al final de un día agotador, ocuparse de la ropa, las flores en el jarrón, el exacto punto de cocción de un pastel. Y tan hija de su época como para sentir que nada de eso vale un céntimo si no hay un hombre a su lado.Pero los varones que la rodean también son hijos de su tiempo y no ansían a Mary Bee sino a las otras, las mujeres del Este, damiselas de pequeña ciudad, lo suficientemente frágiles como para encender el deseo.Y allí está el nudo de la historia y la maestría de un director que, en lugar de recrear el lejano Oeste de los sheriffs (o de las curtidas bailarinas del saloon), pone el ojo en la otra mitad de esa historia. Lo que emerge es una Nebraska feroz: las heladas devastan los cultivos, las pestes arrasan con la vida de los niños, y lo cruel de la soledad seca, desuella y desquicia a las delicadas esposas llegadas del otro lado del desierto.Los varones ven a sus mujeres derrumbarse y no saben qué hacer. Mary Bee arrastra su soledad como un crimen que no comprende y es incapaz de expiar. Todo es demoledoramente triste y a la vez secretamente trágico; cada quien está atrapado en su piel, balbuceante sin saberlo, ciego sin notarlo.En el futuro que imagina Cronenberg el dolor físico ya no existe. Pero el otro, el que arrasa a sus personajes tanto como a los del extraño western de Tommy Lee Jones, ése siempre estará allí. Desafiándonos. Haciéndonos ser esto que somos.Diana Fernández IrustaSeguí leyendoNota mental. Hágase la luz en las boletasLa Repregunta. Gustavo Grobocopatel: “En Brasil, la producción del agro creció un 60% pero en la Argentina está estancada”Hablemos de familia. ¿Por qué no tener un “horario de protección al mayor”?TemasEl BerlinésConforme a los criterios deConocé The Trust ProjectOtras noticias de El BerlinésReliquia histórica. El poncho que San Martín llevó consigo hasta Boulogne-sur-MerLa Repregunta. Gustavo Grobocopatel: “En Brasil, la producción del agro creció un 60% pero en la Argentina está estancada”Hablemos de familia. ¿Por qué no tener un “horario de protección al mayor”?
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