-¿Me levanté es con b larga?- le pregunta Keyla Huenchuleo de 8 años a Sandra Diez, la referente de Cáritas en Paso del Sapo. Es docente jubilada y hace un año aplica la propuesta Dale! (que quiere decir “Derecho A Leer y Escribir”) en este paraje, para que los chicos de primaria que están atrasados puedan alcanzar la alfabetización inicial.-A ver, ¿mostrame cuál usarías?- la desafía Diez, hasta que Keyla acierta la letra correcta.Parte de este ejercicio consiste en que los chicos compartan en el espacio algo que les haya pasado en su día a día para después escribir. “Ayer me levanté, fui a la clase de baile y aprendí la chacarera y el waka waka”, cuenta Keyla. “Bueno, ahora escribí esa frase”, la invita Diez. En frente, está sentado Dylan Huenchuleo, el hermano mellizo de Keyla que también escribe lo propio. “Estoy contento porque hoy vinieron a visitarnos”, dice y empieza a garabatear en el cuaderno.La propuesta es una intervención corta, de 20 minutos, en la que se hace un trabajo personalizado con el alumno, con cuadernillos que incluyen ejercicios acordes a su nivel.Micaela UrdinezEsta metodología – fundada por Beatriz Diuk- parte del enorme potencial de aprendizaje de los niños y niñas que crecen en contextos de pobreza. “Desde los 19 años empecé a ir a los barrios a hacer apoyo escolar y veía a chicos vitales, inteligentes y adorables que misteriosamente no aprendían a leer ni a escribir. Entonces empecé a buscar maneras de enseñarles y me incorporé a un equipo de investigadores del Conicet. Ahí empecé a implementar un proceso combinado de investigación e intervención. En ese marco desarrollo el Dale! con la idea de que iba a hacer cuadernillos que tal vez algún docente podría llegar a usar pero nunca imaginé lo que iba a pasar”, cuenta Diuk, que si bien se había pasado la vida en los barrios más vulnerables, no tenía idea de la magnitud de la crisis educativa.“Acá me enseñan distinto. Hacemos una cantidad de cosas”, dice Dylan cuando se refiere al espacio de contención y aprendizaje que encuentra en Dale! En solo seis clases aprendió a leer solo y cuando sea grande quiere ser médico.El problema está en la enseñanzaEn 2008 Diuk se encontró por primera vez con un chico de 11 años que estaba en 5to grado que solo reconocía la letra E. Ni la O ni la A. Ese fue el punto de inflexión que la llevó a meterse de lleno a desarrollar una propuesta personalizada para devolverles a estos chicos las herramientas que la escuela le estaba negando. “Yo sabía que el problema no era la pobreza sino que estaba en la enseñanza. Como desde los niveles centrales no se forma a los docentes para trabajar con el sistema, se agarran de lo que pueden. No es ni mala voluntad docente ni que los chicos han perdido la capacidad de aprender, sino que hay un enorme descuido de la enseñanza de la lectura y la escritura”, dice la especialista que en 2012 ya tenía los primeros cuadernillos listos.El supuesto que orientó la creación de Dale! fue, siempre, que si los niños y niñas no aprendían, era porque no se les estaba enseñando adecuadamente. “Yo nunca vi a un chico que no quisiera aprender a leer y a escribir. Jamás. He visto chicos frustrados o enojados pero nunca chicos que no quisieran aprender. Tenemos dificultades en la enseñanza que hacen que la escuela no pueda cumplir con su función más básica”, agrega Diuk.“Acá me enseñan distinto. Hacemos una cantidad de cosas”, dice Dylan Huenchuleo (derecha) sobre la Propuesta Dale! Cuando sea grande, quiere ser médico.Micaela UrdinezLa propuesta busca ser una herramienta para facilitar la tarea de los docentes que, comprometidos con el aprendizaje de sus alumnos, necesitan estrategias que les permitan sistematizar, organizar y potenciar sus prácticas.“Para mí lo más novedoso es que todo el material viene hecho, uno no tiene que hacer fotocopias ni estar buscando en los libros. Cada alumno maneja su propio cuaderno y al terminar su nivel, pasa al siguiente hasta que termina con el tercero. Y lo más interesante es que no solo sirve para los chiquitos en edad escolar sino también para adolescentes o adultos analfabetos”, señala Diez.Enseñar a través del sonido de las letrasLa propuesta es una intervención corta, de 20 minutos, en la que se hace un trabajo personalizado con el alumno, con cuadernillos que incluyen ejercicios acordes a su nivel. “Cuando fui maestra pasé por varias metodologías de alfabetización inicial pero esta es muy diferente. La encuentro muy atractiva para los chicos porque ellos te cuentan sus historias, después escriben, jugamos y también leemos”, agrega Diez.Los resultados de las evaluaciones de esta metodología demuestran que el 80% de los chicos pueden leer y escribir palabras sencillas en tres meses, que son ocho horas reloj en total. Obviamente, después los alumnos continúan el trabajo para ir ganando más fluidez.Para Ruth Martínez Ramírez -integrante de las Hermanas Misioneras San Juan Bautista y que estuvo como superiora durante ocho años en Paso del Sapo- el Dale! le trajo una manera distinta de enseñarle a los chicos. “Antes lo hacíamos por sílabas y ahora lo hacemos por el sonido de la letra. Y eso hace que lo aprendan más rápido. En el cuadernillo vienen los dibujos y uno le tiene que poner la rayita en cada palabra para que ellos pongan la letra que corresponde al lado del dibujo, y eso los ayuda mucho. Se cuentan historias, jugamos. Y es en poco tiempo. Van aprendiendo de una manera que no es cansadora. Los chicos de Dale! que teníamos el año pasado, hoy son los que van mejor en la escuela”, dice orgullosa.Parte de la actividad consiste en escribir sobre situaciones de la vida cotidiana. “Esta metodología es muy atractiva para los chicos porque ellos te cuentan sus historias, después escriben, jugamos y también leemos”, explica Sandra Diez, referente de Cáritas en Paso del Sapo.Micaela UrdinezLos cuadernillos del Dale! original ya circularon por todo el país y se dictan cursos para que cada vez más personas puedan implementarlo en todas las provincias. “Damos capacitaciones virtuales grupales en diferentes fechas pautadas. Y por otro lado tenemos Aulas Cerradas que es una alternativa para una organización que tiene un grupo de maestros, que contrata el curso para que lo demos en la fecha que a ellos les sirve”, explica Diuk.Una de estas organizaciones fue Cáritas Argentina que desde hace varias décadas implementa el proyecto Emaús, un espacio educativo para contener a alumnos de nivel primario. Nicolás Meyer, director ejecutivo de esta entidad, explica que se empezaron a dar cuenta de que los chicos no hacían la tarea no porque no tuvieran tiempo o ganas, sino porque no tenían las herramientas para abordarla. “Entendimos que necesitábamos un método y una modalidad muy específica que no teníamos. Eso fue lo que nos trajo Dale! y pegó tanto en Cáritas porque va a la individualidad sin estigmatizar. Son chicos que tienen muchas habilidades y herramientas, que en muchas otras cosas son muy buenos pero que igual se van quedando en lo escolar. Y también incide en lo socioeducativo y en las habilidades interpersonales más blandas. En eso la escuela también está muy desgastada. Tiene muchas dificultades para acompañar lo que cada chico trae como mochila desde su casa en términos de complejidad social”, cuenta Meyer.Incidir en políticas públicasEl objetivo del Dale! es aportar nuevas formas de enseñar. El éxito de esta propuesta se fue diseminando por todo el país. Un boca a boca que hizo que cada vez más entidades quisieran aplicarlo. El próximo salto fue pasar de cubrir los baches del sistema educativo a incidir en políticas públicas. “Actualmente, estamos abocados en un programa para primer ciclo de la escuela primaria para tratar de que el daño no se produzca más. Es un acuerdo con Natura, en un programa que busca apoyar a los gobiernos provinciales en sus políticas alfabetización y lo estámos implementando en Entre Ríos, Salta y La Rioja”, explica Diuk.Para la especialista, el cambio más significativos que ve en los niños es en su autoestima. “Los chicos llegan con la cabeza gacha y se van con la cabeza en alto. Es tan impresionante. Hasta físicamente los vemos cambiar. Chicos de 6to grado que te dicen ¿cómo esto no me llegó antes a mí? Y eso te parte el alma. Porque lo que está diciendo es el fondo es: el problema no era yo. Los chicos se autoatribuyen el fracaso, y eso tiene efectos impensados. Con el Dale! nosotros le demostramos que ellos pueden”, concluye Diuk.COMO AYUDARLas personas que quieran colaborar con este proyecto pueden:Ingresar a http://propuestadale.comDonar directamente en este linkMicaela UrdinezTemasHambre de futuroHambre de futuro EducaciónPobrezaConforme a los criterios deConocé The Trust ProjectOtras noticias de Hambre de futuroNecesita ayuda para todo. Su papá es analfabeto y con sus hermanas le leen y hacen las cuentas del negocioHambre de Futuro Educación: un proyecto que le da voz a los alumnos más vulnerables del país para que cuenten sus desafíos en el aulaCombatir el abandono: Una iniciativa permite que los chicos de las zonas rurales puedan acceder a la secundaria y a Internet en su lugar
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