Aunque hace ya varios días comenzó oficialmente la primavera, la temperatura por las mañanas en Ranchos, provincia de Buenos Aires todavía es muy baja y el frío penetra en la piel de los cabañeros Cindi Jiménez y Julio Palacios, una joven pareja que trabaja en la cabaña Los Figari.Igual poco importa: el orgullo del deber cumplido los hace sentirse anchos frente a sus patrones. Es que la semana pasada participaron con varios animales de la Exposición Nacional Angus de Primavera en el predio de la Sociedad Rural de Olavarría, en la que obtuvieron varios logros. No fue una muestra más, esta vuelta ya no estaban solos. Al costado de los corrales donde cuidaban los ejemplares, siempre estaba estacionado un cochecito de bebé; adentro plácidamente dormía bien arropado Lautaro, su hijo de solo seis meses.SE ABRIÓ LA INSCRIPCIÓN DEL PREMIO LA NACION-BANCO GALICIA A LA EXCELENCIA AGROPECUARIA 2022Jiménez, de 28 años, y Palacios, de 35, están en pareja hace más de una década. No son de la zona, son oriundos de la provincia de Formosa y llegaron hace un tiempo a Ranchos para hacerse cargo del plantel de pedigree Angus de Gerardo Figari.Cindi Jiménez junto a su pequeño hijo en la previa a la jura de la Exposición Nacional Angus de Primavera, en Olavarría“Yo me crié y trabajé siempre en el campo, en Misión San Francisco de Laishi, ahí aprendí junto a mis padres de ganadería. Siendo más grande, me fui a trabajar a otro campo cerca de la capital formoseña, donde estaba también un tío de Cindi, y un día ella llegó a visitarlo. Así nos conocimos y nos pusimos de novios”, cuenta Palacios a LA NACION.Pero un día, “cuando la vida se puso más difícil”, en busca de un futuro próspero, decidieron emigrar para encontrar mejores oportunidades laborales.POR EL DÓLAR SOJA YA SE LIQUIDARON MÁS DE US$5000 MILLONES EN DIVISAS, UN RÉCORD PARA SEPTIEMBRE“Primero fuimos a Córdoba a trabajar en un campo de cría. Yo también trabajaba, Julio me enseñó a manejar el tractor y yo lo ayudaba en las tareas. Después de estar un año ahí, un conocido nuestro que había conseguido un trabajo en Tucumán nos ofreció su puesto en el campo de Ranchos”, dice Jiménez.Aunque sabían poco del trabajo en una cabaña, no dudaron en aceptarlo y se embarcaron hacia la provincia de Buenos Aires. De eso, hace cinco años que están allí, donde fueron aprendiendo de la raza, de la preparación de un animal, de cómo pelar, arreglar las pezuñas, bañar y dar de comer, entre otras labores.“Todos los días comenzamos temprano para dar de comer y después bañamos los animales para luego sopletearlos. En todo este tiempo, Julio aprendió a pelar. Yo lo que hago muy bien es sopletear. También ayudo en los nacimientos, en los partos. En conjunto llevamos las planillas de la cabaña”, relata la joven.Mirando la jura, Cindi Jiménez y LautaroPara Jiménez, este trabajo, sacando el nacimiento de Lautaro, es lo mejor que le pasó en su vida. “En las exposiciones, vivimos una emoción tremenda. Estamos felices con trabajar en una cabaña bovina”, asegura. Lo mismo le sucede a Palacios: “Esto es una pasión. Es mucho sacrificio, no es fácil pero la pasión a uno lo motiva para hacer bien las cosas”.En el último tiempo, las cosas para el matrimonio cambiaron medianamente. La llegada de Lautaro fue un acontecimiento esperado aunque de pronto transformó sus rutinas. Sin embargo, enseguida lograron adaptarse y se reacomodaron muy bien a esa nueva tarea de ser padres.“Desde que nació nos acompaña a todos lados y le gusta estar entre los animales. Ya fue al Centenario de Angus, donde sacamos una campeona, una reservada y un tercer mejor macho. Va a ser un futuro cabañero”, detalla Jiménez.Hace cinco años que trabajan en la cabaña Los Figari“Para poder trabajar, trato de que mi hijo se quede un rato en el coche, si no nos turnamos con Julio o la gente de acá me da una mano y lo tienen un momento alzado, son muy buenos compañeros todos”, añade.Según contaron, en el futuro se ven en el mismo lugar, donde se sienten muy a gusto con sus patrones. “La cabaña viene creciendo, hay muy buenos nacimientos este año. Día a día, espero seguir aprendiendo y creciendo, haciendo bien las cosas. Gracias a Dios nos está yendo bien. Más que un trabajo, esto es una pasión. Pero te tiene que gustar y tenés que poner pasión porque si no, no funciona. Es mucho trabajo, mucho esfuerzo y dedicación. No esfuerzo físico, pero sí constancia. Me gusta lo que hago y me gusta cuando las cosas salen bien. Para tratar de mejora, a cada exposición que voy observo y aprendo de gente más experimentada que yo para copiar cómo hacen las cosas”, finaliza Palacios.Mariana ReinkeTemasGanaderíaAsociación Argentina de AngusActualidadFormosaComunidad de NegociosExpoagroConforme a los criterios deConocé The Trust ProjectOtras noticias de Asociación Argentina de AngusEn Olavarría. Se consagraron los puros controlados de la raza AngusEn Olavarría. Se eligieron los Grandes Campeones de Primavera de la raza AngusCambio. Tenía una fábrica líder de fideos, en los años noventa tuvo que venderla y ahora se luce con una cabaña bovina
Investigadores de la Universidad de Nueva York descubren que, además de las neuronas, otros componentes…
El poder oculto de las plantas fascina a la humanidad desde tiempos inmemoriales. La naturaleza…
Situado en el corazón de California, emerge Solvang, un pequeño pueblo de solo 5000 habitantes…
El ministro de Economía discutió con un productor por las retenciones. El Presidente reposteó el…
El público sigue muy de cerca el paso a paso en la internación de Jorge…
Diego Topa compartió la desesperada búsqueda de su gato llamado Jesús, el cual se perdió…