escucharescucharLlegó el día de la final del Campeonato Argentino Abierto, un camino que transitaron 10 equipos, más de 50 jugadores, cientos de caballos y miles de aficionados. Las 5765 butacas permanentes y las 3300 generales de la Catedral estuvieron a veces muy despobladas; otras, casi completas; a veces, con paraguas por llovizna; otros, con sombreros por el sol, y siempre, con historias por contar.“Vengo desde que tenía seis años”, comenta Carlos, que con 81 cumple tres cuartos de siglo como espectador de polo. Al lado, su esposa, Marisa, da fe de su experiencia en el lateral de la cancha. Desde lo alto de la tribuna más cercana a la avenida Del Libertador observa “poca gente”, mientras espera por un partido. “Pero bueno: falta un poco para la cinco”, contextualiza el octogenario aficionado.En la tribuna de enfrente, contra la avenida Dorrego, Milagros dirige a un grupo. Son siete los integrantes, pero bien provistos: un redoblante, dos trompetas, dos trombones, un bombo. “Es el primer partido de polo de mi vida”, admite Milagros. ¿Qué le pareció? “¡Hermoso! Muy lindo”. ¿Y entiende algo? “Más o menos. A veces van para un lado, y a veces para el otro”.Entre los hinchas hay quienes nunca miraron un partido de polo pero que alientan…Sergio LlameraMilagros comanda un grupo de voluntarios de bandas de bomberos de zona Sur. “También hay otros que son voluntarios de bandas de la policía. Así se armó este grupo”, explica la líder. Son Gustavo, Sara, Nicolás, Facu, Johnny y Marlem. “Yo soy del Chaco”, grita uno. “Nos juntamos siempre y vamos a distintos eventos que nos contratan”, explica Milagros. A veces, un partido de básquetbol; otras, uno de fútbol, y esta vez tocó polo. Si bien no conocía con anticipación al equipo que los pidió, ahora ya quiere que gane. “Así podemos volver”.La música y el color pueblan las tribunas de Dorrego. Incluso traen un muy lejano recuerdo de cuando La Dolfina desbordó Palermo de verde y negro con simpatizantes de Nueva Chicago. En las plateas, enfrente, Willy Broca, con más de 30 años sobre esas butacas, lo recuerda: “Sí, la hinchada de Nueva Chicago, allá. Era pintoresco”. Y agrega: “El público del polo es muy tranqui, muy tranqui. Se porta demasiado bien”. A su lado está su amigo Miguel Torres, que viajó desde Comodoro Rivadavia para disfrutar del espectáculo. “Muy poca gente ahora”, agrega Willy. “Es más: llegamos a las cuatro y no había absolutamente nadie. Fuimos a dar una vuelta, vinimos ahora y sigue vacío”, cuenta, pero mantiene la esperanza de que haya más vida en las gradas: “A partir del segundo chukker esto se llena”.La parcialidad de La Natividad, una de las más “exitosas” en el Argentino Abierto: su equipo está en la final.Sergio LlameraCree que la transmisión por Star+ no ayuda a la concurrencia de público, porque “es mucho más cómodo” verlo desde la casa. “Pero bueno: a mí me gusta venir, verlo en vivo y pasar un poco de calor”, comenta mientras el sol pega pleno. Agrega que en las tribunas se sorprendió muy gratamente con la nueva modalidad de relatar, y explicar, el partido al público por altavoces. “Yo taqueé; no jugué partidos, pero sí alguna que otra práctica. Conozco las reglas. Pero muchas veces no entiendo lo que cobran. Entonces, cuando relatan el partido, es como si uno estuviera dentro”.Justo debajo de la tribuna de la platea A, en las oficinas de la Asociación Argentina de Polo (AAP), el presidente, Delfín Uranga, apunta al respecto: “La idea es acercar al público al polo con varias medidas. La transmisión a la tribuna es una, la gastronomía es otra. Sumamos también sesiones de autógrafos. La idea es unir a la ciudad con la Catedral del polo”. El pase al patio de comidas, que se vio siempre muy concurrido, no tiene ningún costo: sólo hay que retirar la entrada gratuita en la boletería. Incluso con ese acceso se puede ver algo de la cancha 2 desde detrás de las vallas. Sí hay que pagar para entrar a las tribunas.Delfín Uranga, el presidente de la Asociación Argentina de Polo, pretende que más gente juegue, mire y patrocine este deporte.“El año pasado fueron 2000 a 2500 los tickets vendidos en las primeras fechas y este año estuvimos en 4000 a 4500. Hoy va más gente al predio: a esas 4500 hay que sumar 1500 que fueron al patio gastronómico. Y también 175 chicos que vinieron de las escuelitas de polo”, especifica Uranga. Y menciona un objetivo triple de la AAP: “Que más gente vea polo, más gente lo juegue y más gente lo patrocine”.Arriba de Uranga, en la tribuna, varios apoyan esos innovaciones. “La verdad es que desde que agarró la nueva administración, de Eduardo Novillo en adelante, hubo muchos cambios positivos en la Asociación”, comenta Mario Guardo, polista llegado desde Catamarca exclusivamente para el Abierto. ¿Y que ve desde las tribunas que no vea en la televisión desde su hogar? “Todo. Es otra cosa, nada que ver. Es impresionante lo que se vive acá, en estas tribunas”.La Natividad 15 vs. La Irenita 14, con el público que habitó la tribuna Dorrego central como fondo.Sergio LlameraUn último cruce a lo ancho del campo para volver la tribuna de Dorrego, faltan pocos minutos para que empiece el partido y la banda de Milagros entona a cuatro vientos la melodía de El Matador, de Los Fabulosos Cadillacs. A pocas butacas de distancia están Clara y Manuela, de 20 años. También viajaron a Buenos Aires, pero por motivos diferentes a los de Mario: Clara, para estudiar psicología, y Manuela, para trabajar. La primera es de Suipacha, y la segunda, de Carmen de Patagones, y se juntaron para disfrutar del mejor polo. “Venimos desde hace unos años. Tenemos primos y amigos que juegan y nos gusta verlo”, señala Clara, para quien el polo “es un deporte muy divertido”.Los aficionados a Ellerstina, en el clásico con La Dolfina; este año se quedaron sin final de Palermo.LA NACION/Fabian MarelliAhora sí, el partido está por empezar. Carlos que mira su Abierto número 75; Milagros goza de su primer partido de este deporte; Mario, el de Catamarca, y Miguel, el de Comodoro Rivadavia: todos están a punto de presenciar un ejemplo del mejor polo del planeta. El argentino.Ezequiel BrahimSeguí leyendoHoy jugarán la final. Primos, 19 y 17 años, y cracks de la nueva generación: qué sienten Poroto y Camilo al ser rivalesHora, TV y entradas. 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