escucharescuchar¿Es importante el 2023? Estamos arrancando un año que puede ser una bisagra para el presente y el futuro de nuestro país. Un país que ha demostrado que está lleno de talento e innovación individual, pero que carece de la capacidad para encontrar un sistema de funcionamiento e incentivos colectivos que le permita potenciar y jerarquizar a su sociedad civil. Una política que parece no estar a la altura de su sociedad. Por lo tanto, la encrucijada histórica nos impone, a los que amamos y creemos en la política, la necesidad de hacer un balance inteligente sobre el pasado y diseñar una estrategia virtuosa para afrontar el futuro.Es poco probable que, dada la crisis política del oficialismo que corroe como una gangrena todo el aparato de un Estado (ya sin “cadena de mandos”), desde la oposición podamos torcer ese rumbo en lo que queda del actual mandato de gobierno. Lo que sí podemos hacer, lo que sí está a nuestro alcance, es diseñar seriamente un rumbo distinto y alternativo de cara a las elecciones y a un eventual nuevo gobierno de Juntos.Podemos, al menos, sembrar esperanza y demostrar “en los hechos” el viejo refrán que sostiene que “nunca está más oscuro que cuando va a amanecer”. Para eso, tenemos que establecer un sendero y un rumbo. Una hoja de ruta y una vía de salida. Y eso no se hará sólo con slogans o “demostraciones de carácter”, sino con estrategia y visión. Y con política. En este sentido, quisiera aportar un granito de arena en la discusión constructiva que una oposición que busca abrir un nuevo ciclo político y económico en Argentina.Desde una mirada oposicionista, podemos creer que sólo desde Juntos vamos a resolver el nudo gordiano. Alternativamente (y este es el camino-discusión que me gustaría plantear), podemos suponer que, dada la magnitud de la transformación que nuestra patria precisa, no alcanza con Juntos. Aun cuando el desafío que tenemos por delante suponga un liderazgo extra de nuestra coalición (Juntos y con liderazgo), implicará además un ejercicio de construcción de distintas coaliciones para que en un proceso “en espiral” la Argentina pueda ser desbloqueada.Tres coaliciones con secuencias temporales distintas, pero con una misma lógica común: reforma y modernización. Una coalición electoral, una coalición de gobierno y una coalición de transformación. La salida en espiral y por arriba del catastrófico laberinto argentino. Una política que cambie su eje de rotación. Que deje de ser el motor de la crisis y de las frustraciones colectivas. Que pueda liderar e integrar una nueva mayoría. Una nueva época.La coalición electoralSe trata aquí de consolidar Juntos para poder ampliarlo. No vamos a poder evitar la disputa por los liderazgos, los métodos y la agenda (el “para qué”). Desde que asumimos el desafío de construir nuestra coalición, allá por el año 2015, la alianza que forjamos se propuso expresar algo más que la suma de sus partes: nos propusimos la creación de una nueva identidad, a tono con lo que aquella etapa demandaba. Y tuvimos éxito, a pesar de las tormentas que enfrentamos en nuestro gobierno. Nunca fuimos sectarios ni portamos vocación de minorías iluminadas (para eso ya basta y sobra con el kirchnerismo). Creo, que lo peor que podríamos hacer, es tirar por la borda hoy esos cimientos construidos.Esta coyuntura crítica tiene que ser una oportunidad para el crecimiento. En ese sentido, soy optimista. Me parece que estamos en un proceso análogo al que magistralmente supo definir para su propio movimiento el General Perón. Parafraseando, los juntistas somos como los gatos, cuando parece que nos estamos peleando, es porque nos estamos reproduciendo. Esta afirmación no es una intuición personal o un pálpito, sino que está reflejado en el grueso de los estudios de opinión pública. El peronismo se achica, a nivel federal y nacional, y nosotros seguimos creciendo.Estamos ante un proceso profundo y sistémico, que revela el fin de un largo ciclo histórico para el peronismo, que nos otorga una profunda responsabilidad. Ya no tenemos que ser solamente el mejor opositor, sino el nuevo espacio de gobierno de la Argentina. Si Juntos tiene algún destino es constituir ese lugar. Para eso, tenemos que darnos los mecanismos que posibiliten seguir sumando. Abrir y no cerrar.Voy a dar un ejemplo concreto, que me atañe en calidad de dirigente de la Provincia de Buenos Aires. Nuestra principal responsabilidad como oposición es evitar que la Provincia de Buenos Aires se transforme en la sierra maestra del kirchnerismo. El lugar donde se exprese y se refugie todo el ecosistema fracasado de su política económica, cultural y social. Es decir, los bonaerenses (con los dirigentes a la cabeza), debemos esquivar la trampa del kirchnerismo, que pretende que la provincia se consolide como un bastión del populismo y la falta de oportunidades. Tenemos que lograr que la Provincia de Buenos Aires vuelva a ser una locomotora, que llene de orgullo a los bonaerenses y a los argentinos. Para ello, debemos trabajar en una alternativa política que gane y que transforme.Por lo tanto, no sólo ganar a nivel nacional resulta estratégico, también es imprescindible -para destrabar las fuerzas dinámicas de nuestro país- derrotar al kirchnerismo en su principal reservorio de identidad: la PBA. Esa contienda electoral, será la Batalla de Caseros de nuestro tiempo. En un sistema electoral sin segunda vuelta, la oposición tiene que ampliarse en la PASO, para poder ordenar la mejor oferta en la elección general. Sin mezquindades y sin sectarismos. Una gran interna de la oposición. Sólo así ganaremos la Provincia y dejaremos al kirchnerismo como una facción sin techo en la galaxia de los peronismos subnacionales. Por eso insisto, hay que consolidar Juntos, para ampliarlo. Consolidar y ampliar exige generar un centro del dispositivo político que hoy no existe. El reloj de la historia ya está corriendo. A las cosas.La coalición de gobiernoPero eso sólo no nos alcanzará. Tenemos que dejar de pensar que una coalición de gobierno se construye sólo con los ganadores de un proceso electoral. Vivimos en tiempos –en Argentina y en gran parte del mundo- en donde lo político, y la idea misma de representación, está en crisis. Las mayorías electorales suelen ser la expresión de un rechazo más que de adhesiones firmes. Se vota en contra más que a favor. Por ende, los números de un ballotage pueden ser más un espejismo que otra cosa; el planeta está lleno de ejemplos de mayorías que se disuelven al semestre de asumir en el gobierno. Todo lo sólido se desvanece en el aire. Es nuestra realidad en el horizonte más cercano.De ahí que la musculatura y el volumen de un gobierno no se deduzca del momento de la “foto” de la elección, sino de la película que le sigue. En Juntos tenemos que aprender de esta lección para no pensar que lo que nos puede hacer ganar una elección es lo mismo que nos puede llevar a una gobernabilidad efectiva. Es una segunda vuelta de la espiral, que comprende la anterior pero que la supera.Una coalición tiene que lograr entenderse con un sector de los vencidos(los que entienden, comparten y están dispuestos a apoyar algunos lineamientos básicos del nuevo rumbo) para cimentar una nueva pax, una nueva hegemonía política en Argentina. Una nueva mayoría parlamentaria y federal que construya una barrera contra la obstrucción sistemática que cabe esperar de los representantes del viejo orden, y que funcione como el cimiento fuerte de la nueva gobernabilidad.Una coalición así no sólo va a necesitar de nosotros muchísima pericia y destreza política –algo que no se consigue a través del marketing, y para lo cual implícitamente fuimos votados- sino también una agenda jerarquizada, con prioridades claras, sin la cual es imposible ordenar nada ni convocar a nadie. Más que todo, una coalición de ese estilo nos obliga a explicitar y a poner sobre la mesa una verdadera agenda de gobierno.La coalición social para transformarLa política, además, se construye mucho más allá de los muros del Congreso Nacional y la Casa Rosada. A veces nos representamos falsamente un universo de lo social en donde estamos nosotros, los representantes electos, los ciudadanos de a pie, meros electores, y después decenas de malvadas “corporaciones” que sólo representan intereses sectarios, personales o espurios.El problema con este razonamiento –que se encuentra presente transversalmente a través del arco político, desde el kirchnerismo hasta sectores del mundo libertario y también en Juntos- es que nos arroga a los dirigentes políticos una suerte de derecho divino a las reformas que prescinden absolutamente de las opiniones, apoyos o aportes de los sectores involucrados. Un marco conceptual que construye falsas vanguardias iluminadas con proyectos muchas veces delirantes, que mueren antes de terminar de nacer.Las transformaciones efectivas y reales que tuvieron lugar en la Argentina –no las declamadas o las narradas, sino las que se hicieron de verdad- siempre incluyeron a los actores reales de la economía y la sociedad civil en su conformación, de una manera u otra, sin delegar el rol de conducción que sobre este proceso tuvo la política. El desarrollismo, por ejemplo, hizo de esta sinergia el eje de su paradigma político y social.Por supuesto que esta nueva coalición implica también un programa de reformas profundas que empoderen a los nuevos actores que queremos estén sentados a la mesa junto con el Estado. Los socios y accionistas de una nueva transformación: el sector turístico, la economía del conocimiento, la biotecnología, el complejo agrobioindustrial, el sector energético y minero, y todos aquellos sectores, cadenas y redes que nos permitan capturar para la Argentina parte de la renta global del triángulo alimentos-energía-conocimiento. Pero también deberán ser partícipes los actores del mundo del trabajo, a los cuales tenemos que convencer de los beneficios para los trabajadores de todo este nuevo proceso económico y social. Los ejes de una coalición popular exportadora, como la llamó en sus propios términos Pablo Gerchunoff.Esta nueva trinidad que he querido humildemente esbozar e introducir en el debate (coalición electoral, coalición de gobierno y coalición de transformación) tiene un solo objetivo: la construcción de una nueva mayoría transformadora en la Argentina. Para dejar el pasado atrás y también para aprender de la experiencia propia y no cometer los mismos errores. Eso sí está a nuestro alcance.Lucas DelfinoSeguí leyendoOpinión. Flexibilización educativa: el ADN K de nivelar para abajoOpinión. Cristina Kirchner, una diva sin públicoAnálisis. Un gobierno que ignora a la sociedadConforme a los criterios deConocé The Trust Project
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