escucharescucharROMA.- “Ayuda al amado pueblo ucraniano en el camino hacia la paz e infunde la luz pascual sobre el pueblo ruso. Apresurémonos a superar los conflictos y las divisiones y a abrir nuestros corazones a quien más lo necesita. Apresurémonos a recorrer senderos de paz y de fraternidad”. Todo esto pidió hoy el papa Francisco en su tradicional mensaje pascual y bendición “urbi et orbi”, a la ciudad y al mundo, que pronunció desde el balcón central de la Basílica de San Pedro después de presidir la solemne misa de la Resurrección del Señor ante 100.000 personas presentes en la zona.En este mensaje, además de desear Feliz Pascua, como siempre el Pontífice hizo un repaso de la situación geopolítica de un mundo que suele definir inmerso en una “tercera guerra mundial en pedazos”, en el que mencionó por supuesto Ucrania, Siria, el conflicto palestino-israelí, por el que expresó “profunda preocupación”, nombró Nicaragua y demás situaciones de crisis del planeta. Y llamó a la comunidad internacional a que se esfuerce a poner fin “a todos los conflictos que ensangrientan al mundo”.En una Semana Santa que significó para él un test de salud -que superó-, después de una bronquitis que lo obligó a pasar tres días internado y alarmó el mundo, tanto en la celebración de la misa como en el mensaje a los romanos y a los fieles de todo el mundo, el Papa ostentó buena voz y aspecto.Francisco, de 86 años, aunque por el frío intenso faltó al Vía Crucis en el Coliseo, que siguió desde Casa Santa Marta, el viernes, presidió todos los ritos de la Semana Santa, que incluyeron anoche la Vigilia Pascual.Después que el cardenal italiano Giovanni Battista Re celebró a partir de las 10 locales la misa de la Resurrección en una Plaza de San Pedro parecida a un jardín, decorada con 35.000 flores regaladas por Holanda, en una jornada de sol, pero fría, para alegría de las 45.000 personas presentes, el Papa dio vueltas en papamóvil para saludar a todos, en medio de aclamaciones y aplausos.“Queridos hermanos y hermanas: ¡Cristo ha resucitado! Quisiera decirles a todos, con alegría en el corazón: ¡feliz Pascua! Que sea para cada uno de ustedes, en particular para los enfermos y los pobres, para los ancianos y los que están atravesando momentos de prueba y dificultad, un paso de la tribulación a la consolación. No estamos solos, Jesús, el Viviente, está con nosotros para siempre. Que la Iglesia y el mundo se alegren, porque hoy nuestra esperanza ya no se estrella contra el muro de la muerte”, dijo al principio del mensaje pascual, que pronunció al mediodía de Roma (las 7 de la Argentina).Pasó luego a mencionar las situaciones de crisis más dramáticas del mundo, en una súplica a Cristo resuscitado. Y comenzó por Ucrania. “Ayuda al amado pueblo ucraniano en el camino hacia la paz e infunde la luz pascual sobre el pueblo ruso. Conforta a los heridos y a cuantos han perdido a sus seres queridos a causa de la guerra, y haz que los prisioneros puedan volver sanos y salvos con sus familias”, pidió. “Abre los corazones de toda la comunidad internacional para que se esfuerce por poner fin a esta guerra y a todos los conflictos que ensangrientan al mundo, comenzando por Siria, que aún espera la paz”, agregó.Mencionó después a quienes han sido afectados por el violento terremoto en Turquía y en la misma Siria. Y expresó su “profunda preocupación por los ataques de estos últimos días en Tierra Santa, que amenazan el deseado clima de confianza y respeto recíproco, necesario para retomar el diálogo entre israelíes y palestinos, de modo que la paz reine en la Ciudad Santa y en toda la región”.Nombró asimismo al Líbano, “todavía en busca de estabilidad y unidad, para que supere las divisiones y todos los ciudadanos trabajen juntos por el bien común del país”, y al “querido pueblo de Túnez, en particular de los jóvenes y de aquellos que sufren a causa de los problemas sociales y económicos, para que no pierdan la esperanza y colaboren en la construcción de un futuro de paz y fraternidad”. Además, a la isla de Haití, “que está sufriendo desde hace varios años una grave crisis sociopolítica y humanitaria, y sostiene el esfuerzo de los actores políticos y de la comunidad internacional en la búsqueda de una solución definitiva a los numerosos problemas que afligen a esa población tan atribulada”. También habló de la importancia de consolidar los procesos de paz y reconciliación emprendidos en Etiopía y en Sudán del Sur, y pidió que cese la violencia en la República Democrática del Congo, país africano al que viajó este año.En su repaso, el Papa prefirió ser diplomático con Nicaragua, que suspendió relaciones diplomáticas con la Santa Sede recientemente y donde el régimen de Ortega persigue a la Iglesia católica y detuvo a un obispo. “Sostiene, Señor, a las comunidades cristianas que hoy celebran la Pascua en circunstancias particulares, como en Nicaragua y en Eritrea, y acuérdate de todos aquellos a quienes se les impide profesar libre y públicamente su fe”, dijo.Por otro lado, recordó las víctimas del terrorismo internacional, especialmente en Burkina Faso, Malí, Mozambique y Nigeria. “Ayuda a Myanmar a recorrer caminos de paz e ilumina los corazones de los responsables para que los martirizados Rohinyá encuentren justicia”, pidió asimismo.Evocó después a los refugiados, a los deportados, a los prisioneros políticos y a los migrantes, especialmente a los más vulnerables, así como a todos aquellos que sufren a causa del hambre, la pobreza y los nefastos efectos del narcotráfico, la trata de personas y toda forma de esclavitud.“Inspira, Señor, a los responsables de las naciones, para que ningún hombre o mujer sea discriminado y pisoteado en su dignidad; para que en el pleno respeto de los derechos humanos y de la democracia se sanen esas heridas sociales, se busque siempre y solamente el bien común de los ciudadanos, se garantice la seguridad y las condiciones necesarias para el diálogo y la convivencia pacífica”, exhortó.En una escenografía imponente, con guardias suizos con sus alabardas y una banda que tocó el himno vaticano, finalmente Francisco, que fue aclamado al grito de “¡viva el Papa!” por la multitud, que ondeaba banderas de diversos países, impartió la bendición pascual “urbi et orbi”, a la ciudad y al mundo.Elisabetta PiquéTemasPapa FranciscoSemana SantaConforme a los criterios deConocé The Trust ProjectOtras noticias de Papa FranciscoEn el Vaticano. 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