Luis Miguel Pascual París, 23 jul (EFE).- París será una fortaleza. “No habrá un lugar en el mundo más seguro”, sostiene la alcaldesa, Anne Hidalgo, mientras que el ministro del Interior, Gérald Darmanin, indica que “se ha previsto hasta lo imprevisible”.Las afirmaciones de los principales responsables de la protección durante los Juegos de París no han logrado disipar cierta inquietud de cara a la cita olímpica considerada el mayor desafío en términos de seguridad jamás afrontado en la historia.El contexto internacional, con las guerras de Ucrania y Oriente Medio, el recrudecimiento de la amenaza terrorista, sobre todo el islamista, y la tensión con algunas capitales, en concreto con Moscú, han colocado a la cita olímpica en el punto de mira de las inquietudes.Sobre todo la ceremonia inaugural, un reto en términos de seguridad puesto que por vez primera tendrá lugar fuera de un estadio, se desarrollará a lo largo del Sena y será presenciada por 326.000 espectadores ‘in situ’, lo que acarrea una enorme preocupación.Hasta 45.000 agentes serán desplegados en la capital el 26 de julio para la parada fluvial de 90 barcos que transportarán a las 206 delegaciones a lo largo de 6 kilómetros del río, antes de desembocar en el Trocadero, donde asistirán unos 200 jefes de Estado y de Gobierno.Difícil colocar el listón más alto para los responsables de seguridad del evento, que tendrán que lograr que el espectáculo se desarrolle sin problemas, con 42 minutos cronometrados para que cada embarcación complete el recorrido.Unas 44.000 vallas forman un perímetro en las dos orillas del Sena, en un dispositivo que incluye también a 20.000 agentes de seguridad privada y unos 10.000 soldados. El dispositivo se considera “sin precedentes” e incluye medios anti-drones, más de un centenar de agentes submarinos, 200 equipos caninos y 700 bomberos listos para responder a todo tipo de amenaza, nuclear, radiológica, bacteriológica o química.A ellos se suman 650 agentes de élite apostadas en los tejados de los edificios colindantes al Sena, sobre los barcos, en el espacio aéreo y bajo las aguas.A partir de las 17.30 horas (dos horas antes del inicio de la ceremonia) el espacio aéreo de París permanecerá cerrado en un radio de 150 kilómetros, lo que incluye la parálisis de los aeropuertos de Roissy, Orly, Le Bourget y Beauvais. El cielo de la capital estará surcado solo por los helicópteros y los drones de las fuerzas del orden. Aviones de la Fuerza Aérea estarán listos para intervenir en caso necesario. Por el río, además de los barcos que transportarán a los atletas, otros 86 estarán dedicados a labores de seguridad y seguimiento técnico.Las orillas del río serán un búnker. Las autoridades han optado por un filtrado severo de los espectadores que presencien la ceremonia, tanto los 104.000 que lo hagan en las gradas instaladas en la parte inferior de la orilla, que habrán tenido que comprar una entrada, como los 222.000 que lo verán desde la parte alta, seleccionados por invitación entre las diferentes ciudades y cuyo historial ha sido peinado para descartar perfiles sospechosos.Una investigación que también se ha hecho con los acreditados y los vecinos de las zonas próximas a los lugares de competición, lo que ha desembocado en la apertura de 770.000 expedientes que han conducido a rechazar a más de 3.500 personas.Superada la ceremonia inaugural, el despliegue policial seguirá siendo alto, con entre 30.000 y 35.000 agentes diarios, en función de los diferentes eventos que haya cada jornada.Las autoridades francesas han rechazado acreditar a 4.350 personas para trabajar en los Juegos (voluntarios, trabajadores, entrenadores, periodistas…) después de realizar más de un millón de investigaciones administrativas, según el ministro del Interior.Darmanin, que estará en funciones durante los Juegos, tras la derrota de su partido en las legislativas del pasado 7 de julio, identificó las principales amenazas a las que se enfrentan y colocó el terrorismo yihadista en lo más alto, aunque aseguró que no temen tanto un acción de Al Qaeda o del Estado Islámico como otro tipo de atentados.En concreto, el ministro del Interior se refirió a una amenaza “endógena”, un individuo del interior del país que, con medios rudimentarios, puede provocar un atentado.Pero tampoco descartó que una organización criminal decida salir a la luz durante un evento que presenciarán por televisión 1.500 millones de espectadores y contrate a sicarios de alto nivel procedentes de la delincuencia organizada.Más allá de la amenaza física, Francia afronta también la digital y la de la desinformación, esta vez con Rusia como principal enemigo, según ha confirmado el propio Emmanuel Macron. EFE lmpg/rcf/nam
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