EscucharGracias al tango, he tenido la oportunidad de viajar y dar clases en diferentes países, culturas e idiomas, siempre encontrando un amor universal por esta danza. Recuerdo una pareja canadiense de 80 años tomando su primera clase, y me doy cuenta de que el tango es mucho más que un simple baile. Es un abrazo conectado al ritmo de una música que invita a la entrega y a la conexión.Mónica Marcich es bailarina y profesora de tango y coordina clases a las que llamó “Sanar en el abrazo”Mónica MarcichDesde pequeña, he bailado diversas danzas, pero con el tango descubrí la combinación perfecta entre mi pasión por bailar y abrazar. Abrazar siempre fue natural para mí, proporcionando un sentimiento de seguridad y conexión. Encontrar en el tango la unión de estas dos facetas fue el inicio de mi aventura en el mundo de la danza.Con el tiempo, entendí que el tango ofrece mucho más de lo que parece. Los participantes, en mis clases, no solo buscan moverse, buscan conectar con su cuerpo, sus emociones y con los demás. El tango les permite explorar, encontrar y profundizar en la conexión a través del abrazo.Para bailar tango es necesario aprender ciertas estructuras, pero lo fundamental es olvidarlas para liberarse en una entrega emocional. Así, el tango se convierte en un proceso continuo de conexión emocional y creatividad en cada abrazo.Marcich da clases a las cuales no es necesario asistir con parejaMónica MarcichBailar tango es una invitación a la autoexploración y la sanación personal. Más allá de los pasos, el tango se vive en la conexión con la pareja, la música y el momento presente. En cada clase comenzamos con ejercicios individuales y luego trabajamos el vínculo. No es necesario asistir en pareja y trabajamos la espera, la entrega, la confianza, el equilibrio y la conexión, permitiendo que el tango nos arraigue, nos despierte y nos invite a estar plenamente presentes.La autora es una destacada bailarina y profesora de tango, actualmente docente en la Fundación Columbia, donde coordina las clases de tango bajo el lema “Sanar en el abrazo”. Gracias al tango, tuvo la oportunidad de viajar por diferentes países y enseñar a personas de diversas culturas e idiomas, siempre encontrando un amor universal por esta danza.Mónica MarcichTemasMenteTangoBienestarEmocionesConforme a los criterios deConocé The Trust ProjectOtras noticias de Tango¡”Atenti, guachines”! Se viene el Lunfardazo, con el freestyle como el nuevo argot popular”A pasos del Cabildo”. Este fue el edificio favorito del Papa Francisco en el que solía tomar mate por las tardesQué le falta a la Argentina para que sus exportaciones tengan más participación “naranja”
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