Categories
lugares revista Ñ

Una casa de té entre cerros jujeños con delicias artesanales y vistas increíbles

>LA NACION>Revista LugaresEntre la yunga y la quebrada, en la localidad de Barcena, el complejo de 4,5 hectáreas incluye una fábrica de dulces artesanales, una casa de té y un lodge. 30 de mayo de 202310:54Alejandra De SalvoUn deseo en evolución: La Morada es un espacio soñado por Patricia Arias y Jorge López como una casa de té entre las montañas bellas de Jujuy, con un menú de sabores caseros pensado para quienes buscan calidez y armonía.Jorge es bioquímico, dueño de un laboratorio. Y Patricia, una contadora que trabaja en el Tribunal de Cuentas provincial. Con esos saberes tan extra turísticos y pasando sus días hábiles en San Salvador, soñaban con una casa de té que abriera sus puertas los fines de semana en un predio de 4,5 hectáreas que los había enamorado por sus vistas increíbles.En el salón con vista a los cerros se sirven tés en hebras, budines, tortas con harina de nuez, yogurt con granola casera, panes de masa madre, mermeladas artesanales con fruta de la zona, scones, chipá, croissants y muchas otras delicias.Estrella HerreraJusto en la transición entre la yunga y la quebrada, entre resabios de verdes y atisbos de azules y marrones, ambos emprendedores, nacidos en Jujuy, compraron el terreno en 2014. “Era puro yuyal y rocas”, recuerdan, pero tenía un potencial inmenso, sobre todo por el paisaje que lo rodeaba y la competencia nula.Lo primero que concretaron fue una cabaña para huéspedes, que inauguraron hace cuatro años. No fue fácil: un brazo del alud que castigó a la localidad de Volcán en 2017 cubrió de barro y piedras parte del predio. Redoblaron esfuerzos y tras dos años de limpiar y reparar las consecuencias del fenómeno natural, lograron que la primera casa del lodge fuera realidad.Abre de jueves a domingos y feriados y recibe visitantes de otras provincias que van sólo a tomar el té. Estrella HerreraLe siguió una fábrica de dulces artesanales con los que tentaban, en principio, a un puñado de amigos, hasta que boca a boca sus productos alcanzaron otros públicos.Desde entonces le pusieron tal empuje a sus ideas que fueron motor económico de la zona: en los alrededores de este enclave productivo situado en Bárcena, Volcán, otros emprendedores abrieron en los últimos tiempos un glamping, siete cabañas, varios restaurantes.Mucho más que te“Nos dimos cuenta de que desde San Salvador hasta Purmamarca no había nada de nada en materia gastronómica, mucho menos una casa de té y ni hablar de una como la que queríamos, con delicias de abuela, artesanales, bien caseras. Así que pedimos un préstamo y montamos la nuestra en plena pandemia, en noviembre de 2020. Vienen desde Salta (distante 140 km, dos horas de viaje)… ¡solo a tomar la merienda!”, dice Jorge, sonriente, un poco satisfecho y muy sorprendido.La Morada funciona también como salón de eventos (hubo encuentros de yoga, reuniones de motoqueros, de todo) y sus dueños tienen entre sus planes construir una cabaña más. “Pero una, porque no queremos que se pierda la magia, la tranquilidad de este lugar”, advierte Patricia.Torta de mousse de chocolate.Estrella HerreraTambién van a convertir la casa en un lugar donde se sirvan almuerzos (ya sumaron los desayunos) y pronto abrirán la fábrica de dulces a los visitantes, para que todos puedan ver cómo elaboran sus especialidades.En el salón con vista a los cerros se sirven tés en hebras (blanco de origen chino, frutal de Sudáfrica, verde, orgánicos, especiados), fondue de chocolate, budines, tortas con harina de nuez, yogurt con granola casera, panes de masa madre, mermeladas artesanales con fruta de la zona (entre otras, frutillas, papaya, zarzamora, quinotos, naranjas y cuaresmillo, una clase de durazno local), scones, chipá, croissants y muchas otras delicias.Entre las opciones saladas, relucen la fondue de queso en pan de campo, las picadas, las pizzas y los sandwiches, y hay vinos tintos y blancos para acompañar. Con todas esas alternativas, se arman auténticos teanners, esas comidas que ofician entre merienda y cena.Punto de partida para trekkingsAl salón se suma una galería con mesas, un parque inmenso con juegos para niños y césped como alfombra donde improvisar, manta andina mediante, el mejor picnic. Ofrecen equipo de mate (“con bombilla que luego te llevás”, promete la carta), lo que resulta tentador cuando los fines de semana no queda ni una silla libre y la alternativa de pasar la tarde sobre el pasto es un gran plan.Picnic sobre manta en el parque, una buena alternativa cuando el salón está lleno.Estrella HerreraAntes o después de tomar el té, hay varios senderos de trekking en los alrededores que se internan entre los cerros.Estrella Herrera Hay también bancos de madera a la sombra de árboles, caminitos de piedras para recorrer, pequeños trekkings que toman la casa de té como punto de partida. Un ejemplo es la caminata hasta la cascada de Santuyo, que demanda una hora a pie por un pintoresco sendero.“Creo que nuestro éxito se basa en primer lugar en que los jujeños se dieron cuenta de que estaban ávidos por disfrutar de un espacio acogedor. Luego, nos recomiendan mucho en hoteles de Tilcara y Purmamarca, porque saben que no hay sitios como el nuestro. Y finalmente tenemos más de 10.000 seguidores en Instagram, que vienen con paciencia porque no tomamos reservas y las mesas se ocupan por orden de llegada”, explica Jorge en alusión a los fans de La Morada.Para quienes quieran estirar la estadía en este enclave privilegiado hay una cabaña de piedra completamente equipada para tres personas, con salamandra, ropa blanca y desayuno, que en un futuro cercano se completará con otra casa.+INFORuta Nacional 9 km 1725, Barcena, Jujuy.La casa de té está abierta de jueves a domingos y feriados, de 15 a 20.30. Sábados y domingos sirven desayunos de 9 a 11. El lodge atiende todos los días y la fábrica de dulces pronto se podrá visitar. Alejandra De SalvoSeguí leyendoJujuy. 6 hoteles elegidos en la Quebrada de HumahuacaLo mejor de Jujuy. Cómo es comer en el premiado restaurante de Florencia Rodríguez en TilcaraSecreto gourmet. De vacaciones en Jujuy, se apasionó por la cocina andina y decidió abrir su propio restauranteConforme a los criterios deConocé The Trust Project

Fuente

Categories
lugares revista Ñ

Vida y obra de Francisco Salamone, autor de la arquitectura descomunal de la provincia de Buenos Aires

>LA NACION>Revista LugaresNo fueron construidos con fines turísticos, pero sus edificios se prestan hoy a ser recorridos como una curiosa ruta turística en medio de la llanura pampeana.18 de mayo de 202303:23Para entender la obra colosal de Francisco Salamone hay que remontarse a la gestión del gobernador Manuel Fresco. En 1936 y luego de una elección fraudulenta, asumió el cargo en la provincia de Buenos Aires y sintetizó sus acciones bajo el lema Dios, Patria y Hogar. Durante sus cuatro años de gobierno, le encargó a Salamone un proyecto monumental.Plagado de símbolos y con el anhelo de darle un giro al perfil de la región, el arquitecto nacido en Leonforte (Sicilia) en 1897 puso manos a la obra. La huella que dejó en al menos 20 municipios bonaerenses es inconfundible. Para seguir el plan urbanístico de Fresco, político de corte fascista y autoritario, había que actuar rápido y a lo grande. Bastaron 40 meses para que Salamone levantara más de 60 volúmenes: un año y medio, promedio, le llevaba terminar cada encargo. Circulaba por entonces el dicho de “Lo que Fresco dispone lo construye Salamone”.Boceto original de Salamone para el palacio de Carhué.LugaresCirculaba por entonces el dicho de “Lo que Fresco dispone lo construye Salamone”: en un año y medio levantó 60 volúmenes.De tipología comunal –casi todas obras públicas–, la mayoría se detectan al sudoeste de la provincia de Buenos Aires. No fue casualidad. Mientras el ministro de Obras Públicas José María Bustillo adjudicaba a su hermano, el arquitecto Alejandro Bustillo, la gran tarea de urbanizar la playa Bristol en Mar del Plata (el otro dicho era “no se mueve un ladrillo sin que lo diga Bustillo), a Fresco le tocó “consolidar urbanísticamente” todos aquellos humildes asentamientos que, hasta los años 30, aún conservaban el aspecto de fortines defensivos. Surgieron como tales para protegerse de los indios, y, a lo sumo, habían ganado cierta modernidad con la llegada del ferrocarril.Cementerio de Saldungaray.LugaresEl recorrido bonaerense abarca Guaminí, Coronel Pringles, Chascomús, Balcarce, Alberti, Puan, Carhué, Rauch, Saldungaray, Saavedra, Gonzáles Chaves, Laprida, Azul y Tornquist, urbanizaciones medianas y pequeñas que en poco tiempo vivieron una gran transformación. También pasó por Mar del Plata, aunque la vivienda familiar que realizó a pedido no tuvo las mismas características impactantes que el resto.CONOCÉ MÁS ARQUITECTOS GENIALESA lo largo de la “ruta Salamone” se reconoce la impronta industrial de una época signada por la Gran Crisis y el éxodo de los pobladores rurales hacia las grandes ciudades. Tanques, ruedas, engranajes, torres estilizadas y relojes gigantes en las fachadas propiciaron un nuevo encuadre en el contexto, que quebró el llano horizonte pampeano. El repertorio fabril se traducía en una arquitectura descomunal, donde el hormigón visto fue el material insignia. Facetados filosos, ornamentos y voladizos. Las geometrías pretenciosas se hicieron lugar entre los pastizales. El estado de algunas es de deterioro y abandono. Pero otras, en cambio, fueron puestas en valor. Grupos de turistas con inquietudes arquitectónicas, curiosos y estudiantes siguen el itinerario místico de Salamone con la intención de entender al arquitecto de culto cuyo reconocimiento le llegó tarde: Salamone murió en 1959 y recién en 2001 su obra fue declarada Patrimonio Cultural de la Provincia de Buenos Aires por el Senado y la Cámara de Diputados de la provincia.Salamone murió en 1959 y recién en 2001 su obra fue declarada Patrimonio Cultural de la Provincia de Buenos Aires.Cementerios, mataderos, municipalidades y plazas fueron las tipologías que mejor representan su desmesurado trabajo. ¿Por qué estas y no otras? Según la concepción de Fresco, era necesario que el municipio se convirtiera en el corazón urbano de cada pueblo (así como el matadero y el cementerio oficiaban de entrada y salida, uno en cada extremo). Respecto del estilo de las municipalidades, en lugar de optar por alguna variante aggiornada del cabildo con recovas, o algún palacete neoclásico, Salamone apuntó a transmitir el paternalismo estatal como nuevo paradigma de eficiencia administrativa.La cruz de 33 metros del cementerio de Laprida.LugaresPor otra parte, en los seis cementerios diseñados por él se recuperan los íconos cristianos a escala monumental. Un Cristo en altura recibe y despide a los visitantes bajo un despliegue escenográfico y rodeado de enormes portales y conjuntos escultóricos que se “acercan al cielo”.En Laprida, Saldungaray y Azul se encuentran los más representativos. Una cruz descomunal de 33 metros se levanta en la Avenida Diagonal del municipio de Laprida (1936). Casi surrealista, el camino interno hacia esta cruz logra un efecto dramático. A la vera del río Sauce Grande, el cementerio de Saldungaray, construido en 1937, ofrece un diseño circular de 20 metros de alto que enmarca la cruz de la entrada. Aquí Salamone pone en juego, una vez más, su alarde tecnológico frente a un entramado urbano chato y bajo a la vez. Los rayos celestiales del disco y la cabeza del Cristo doliente en el centro de la cruz (obra del escultor Santiago Chiérico) destacan el carácter simbólico de esta obra, un hito en el paisaje pampeano. El remate: el cielo con cerámicos vitrificados que se ubican detrás de la cruz. Un año después Salamone desembarcó en Azul, con una propuesta iconográfica que cambia las torres celestiales por representaciones del Vía Crucis. Para René Longoni y Juan Carlos Molteni, autores del libro dedicado a Francisco Salamone que integra la colección Maestros de la Arquitectura Argentina, el arquitecto incorpora un elemento nuevo en su repertorio: el arcángel San Miguel, materializado en una estatua de cinco metros y medio de alto.El ángel del cementerio de Azul en la provincia de Buenos Aires.Hernán Rojas – LugaresSalamone dominaba las alturas de la mano del concreto. El arquitecto de la piedra líquida, como lo apodaron algunos historiadores, combinaba elementos del art déco y el futurismo, del funcionalismo racionalista y el clasicismo monumentalista de la mano del hormigón. Y promovía un mix de estilos que aún hoy torna inclasificable su producción.Salamone combinaba elementos del art déco y el futurismo, del funcionalismo racionalista y el clasicismo monumentalista.Los mataderos fueron más que símbolos. A la misión de convertir un pequeño municipio en un gran centro económico, Salamone le sumó imágenes y representaciones de lo que ocurre puertas adentro de estas instalaciones industriales dedicadas a la faena. En Coronel Pringles, por ejemplo, plasmó la actividad en formato de cuchillos, sin metáfora. El edificio, construido entre 1937 y 1938, está ubicado al sur de la localidad y se destaca por la cuchilla que remata la pirámide escalonada. En el mismo período se levantó el Matadero de Guaminí, que reprodujo la idea proyectual del resto de los establecimientos: simetría, ventilación, planta circular. El elemento distintivo, en este caso, es la torre tanque de 30 metros y pretensiones futuristas.El matadero, una de las obras de Salamone en Coronel Pringles, provincia de Buenos Aires.Lourdes Fuhr – LugaresEl fuerte impacto visual, sin embargo, se puede encontrar en el Matadero de Salliqueló, un partido situado al oeste de la provincia de Buenos Aires. Si bien es el más pequeño de la serie, no pasa inadvertido en el paisaje local. Simétrico, esta vez la torre tanque impacta por su complejo trazado: perfiles laminares que componen un conjunto geométrico y escultórico.En Balcarce, por otra parte, el recurso del pórtico semicircular le deja a la torre tanque todo el protagonismo.El matadero de Salliqueló, provincia de Buenos Aires.LugaresComo centros de información y organización los municipios delineados por Salamone fueron obras monumentales. Los relojes alojados en las esbeltas torres y los espaciosos halls de entrada auspiciaban un futuro próspero en el imaginario local.Córdoba también tiene varios ejemplares de su arquitectura. La Plaza Centenario de Villa María (1935) y el Matadero son las más representativas de la ciudad. En Las Varillas levantó la Casa Municipal, con armoniosas proporciones de geometría y simetría, donde se destaca un patio circular. Su paso por la provincia fue un tanto controvertido, ya que su desempeño estuvo teñido por licitaciones poco claras que derivaron en acusaciones de fraude.Retrato de Francisco Salamone en 1948.LugaresSe había casado en 1928 con Adolfina (Finita) Croft, nacida en 1906, hija del cónsul de Inglaterra en Bahía Blanca, José Croft, y de Adolfina Vlieghe. Tuvieron cuatro hijos: Ricardo, Roberto, Ana María y Stella Maris.En 1940, Fresco fue desplazado de su cargo, y eso significó el final del desempeño público de Salamone. Se retiró al petit hotel que había comprado en Buenos Aires, en la calle Uruguay 1231, y al poco tiempo un juicio lo obligó a exiliarse en Montevideo. Había firmado como director técnico de una obra de pavimentación en Tucumán, y para evitar la prisión preventiva, su abogado le recomendó dejar el país. Regresó hacia 1945, limpio de culpa y cargo, pero ya no volvió a construir en el estilo que lo consagró más tarde. Creó la sociedad SAFRRA con sus hijos, emprendió algunos pocos edificios de propiedad horizontal y se dedicó mayormente a trasnochar con sus amigos, descuidando su salud.Francisco Salamone y su mujer, Adolfina (Finita) Croft.LugaresSe casó con Adolfina Croft y tuvo cuatro hijos: Ricardo, Roberto, Ana María y Stella Maris.Con el paso del tiempo, la inagotable producción de Salamone cobró un carácter épico, como sus moles. Protagonista de documentales, ensayos, ficciones y homenajes, Francisco Salamone no cosechó laureles a lo largo de su trayectoria. Ni el día de su muerte, el 8 de agosto de 1959. Dio la casualidad de que en esa jornada ocurrieron dos sucesos que marcaron la agenda de los medios de comunicación: llegaba al país Marlene Dietrich y moría Fermín Lafitte, arzobispo de Buenos Aires. El arquitecto descomunal, el autor de los gigantes de hormigón y las siluetas exageradas que recortan el horizonte bonaerense quedaba en el olvido. Hasta que se convirtió en leyenda.LA NACIONSeguí leyendoArquitectos geniales. Juan Antonio Buschiazzo, el nombre de la obra pública en Buenos AiresArquitectos geniales. El alemán que trabajó para magnates y creó desde La Casa del Ángel en Belgrano hasta el Torreón de Mar del PlataArquitectos geniales. Bustillo: del Llao Llao a la rambla Bristol, pionero de la arquitectura nacionalConforme a los criterios deConocé The Trust ProjectTemasArquitectos genialesContenidos especialesBuenos AiresMás notas de Arquitectos genialesArquitectos geniales. El alemán que trabajó para magnates y creó desde La Casa del Ángel en Belgrano hasta el Torreón de Mar del PlataArquitectos geniales. El francés de las residencias y las grandes cúpulas del centro de Buenos AiresArquitectos geniales. Juan Antonio Buschiazzo, el nombre de la obra pública en Buenos Aires

Fuente

Categories
lugares revista Ñ

Hosterías de pescadores. Seis históricas y tradicionales de los Parques Lanín, Nahuel Huapi y Los Alerces

escuchar>LA NACION>Revista LugaresDesde el Hotel Tronador en las afueras de Bariloche hasta el Refugio del Pescador en el Lago Huechulafquen la Patagonia tiene varias posadas que son frecuentadas por amantes de la pesca.5 de enero de 202303:19Constanza GechterescucharTienen en común una historia de pioneros: quienes las originaron llegaron a los parajes donde se encuentran cuando esos lugares estaban aún más aislados que ahora. Abren por lo general entre los meses de octubre y abril o terminada la Semana Santa.Refugio del PescadorLago Huechulafquen, Parque Nacional LanínEs la más antigua del PN Lanín. Fue fundada por José Julián que obtuvo el permiso de Parques Nacionales para construir en el paraje Puerto Canoas el 20 de enero de 1960. De origen libanés, había arribado a la Argentina en 1912, con solo 13 años. Sin hablar una palabra de español, solo árabe, llegó en tren hasta Neuquén, y desde allí viajó en carreta a Junín de los Andes. Hacia 1935, en Junín de los Andes, fundó el hotel Lanín, actual restaurante Ruca Hueney. Posteriormente, en 1944, se estableció en unos terrenos de su propiedad cercanos al río Chimehuin, y en 1950 fundó la Hostería Chimehuin. Ambos siguen en manos de descendientes de su familia.Refugio del Pescador, pionera en el PN LanínEl Refugio del Pescador, fundado en 1960, fue concebido como una alternativa en el Lago Huechulafquen para los clientes de la hostería Chimehuin, absolutamente urbana.Hacia 1966, José Julián transfirió sus derechos en el Refugio a Horacio Baylac, ingeniero civil y fanático de la pesca, que había sido cliente muchos años. Horacio habitó y administró el lugar, junto a su mujer Dina, durante 46 años, hasta su muerte en junio de 2012. Antes de morir, otro amante del lugar, Francisco G. Minieri, se había hecho cargo del sitio. En 2015 fue adquirida por su actual propietario, José Larralde, devoto de este sitio que convoca a cientos de pescadores cada año.Refugio del Pescador, propone salidas de pesca embarcada, a la vera del lago o de la boca del ChimehuinGustavo_DupratHostería PaimúnLago Paimún, PN LanínLa Hostería Paimún es ese tipo de alojamiento que cosecha fanáticos: aquellos que son huéspedes habituales desde hace años de años y que el día que se van dejan ya reservada una estadía para la temporada siguiente ─en tal habitación y con una mesa específica en el comedor─, en la hostería que comandan Adriana Pelletieri y Marcelo Banchio. Ella es sobrina de Fabio Dusini, el dueño original que mandó a construir la hostería en la angostura donde se unen los lagos Huechulafquen y Paimún, y con una vista perfecta del cono del volcán Lanín. Heredó de él su lugar en el mundo, ya que allí pasó Adriana gran parte de su infancia y juventud. La hostería tiene algo más de 50 años y está como cuando se construyó allá en 1967.Hostería PaimúnEn ella reina el carácter de sencillez que tuvo en todo momento: el espíritu familiar perdura, así como también los muebles de siempre, no hay televisión, teléfono ni señal de celular, y durante el día no hay electricidad, que se genera por grupo electrógeno solo cuatro horas diarias. Además, cuando suena la campana se sabe que es la hora de comer las comidas caseras que se ofrecen en media pensión o en pensión completa. Para el público familiar que se queda al menos una semana, las actividades incluyen trekking, canotaje, bicis y más.Hostería HuechulafquenLago Huechulafquen, PN LanínDe sólida construcción, a la Hostería Huechulafquen se llega después de haber transitado unos 40 kilómetros de ripio en buen estado. Dista 56 kilómetros de Junín de los Andes. Es un lugar de ensueño en el centro del Parque Nacional Lanín sobre la costa del lago del mismo nombre, que tiene una playa de 150 metros con bajada de lancha. Atrae a fanáticos de la pesca y a familias que buscan tranquilidad en un lugar alejado de todo donde hay alternativas de caminatas por senderos: la más buscada es la que lleva a la base del lado sur del volcán Lanín.Hostería HuechulafquenBeatriz Gómez Alzuarena maneja la hostería desde 2005, cuando tomó la concesión de Parques Nacionales. Según la información que pudo recabar Bea (como la llaman sus huéspedes), la hostería fue construida hacia 1965 por un guardaparques llamado Properci, quien levantó las cabañas de madera de anchas paredes, luego un comedor para dar servicio a los turistas que visitaban la zona, y finalmente un estar. Properci falleció pronto y la concesión cayó en varias manos que la administraron más o menos informalmente hasta que se hizo cargo la actual dueña.Hostería HuechulafquenModernizó las habitaciones, la puso a punto y la hace funcionar cada verano. Un atractivo especial es el restaurante ─abierto también al público general─, que se encarga personalmente de proveer con buenos productos de estación que consigue en las poblaciones cercanas. Las habitaciones son ocho con baño privado, todas amplias. En la hostería hay electricidad las 24 horas provista por generador, pantallas solares y molinos, y también internet y wifi.Hotel TronadorLago Mascardi, PN Nahuel HuapiBenito Vereertbrugghen fue el primer europeo en pisar el extremo noroeste del lago Mascardi allá por 1913 con la idea de llevar hasta allí su arreo de vacas que avanzó desde las orillas del lago Gutiérrez, donde a su vez se había asentado su padre belga. Había descubierto el sitio navegando lago arriba, y se estableció en carpa para luego edificar su casa en la zona, que se convertiría años más tarde en el Hotel Tronador. Está enclavado en un sitio paradisíaco, donde desemboca el río Manso y su torrente de aguas lechosas producto del deshielo. Detrás, el cerro Tronador se hace sentir con sus 3478 metros de altura y sus tres cumbres. Aunque se había dedicado a la ganadería, asociado con el dueño del Hotel Mascardi, Ben comenzó alrededor de 1929 a recibir huéspedes que llegaban en lancha a su casa. Ubicado a 60 km de Bariloche, dentro del Parque Nacional Nahuel Huapi, el hotel pasó por una larga historia de cambios. La primera construcción se quemó en 1933. Reconstruyeron el edificio en tiempo récord, íntegramente con madera de la zona y para el verano siguiente ya estaban abiertos. Ben se encargaba de llevar a pescar a los pasajeros, actividad que era su pasión, mientras que su mujer Clara se ocupaba de recibir en la hostería.Hotel TronadorFlorian von der FechtLa primera ampliación del hotel sumó nueve cuartos al edificio original que solo contaba con 10 habitaciones y cuatro baños. En los años 60, luego de un período durante el cual los Vereertbrugghen se alejaron de la actividad turística, la familia retomó el gerenciamiento del hotel, ya en manos de uno de los hijos, Pepe y su mujer Beatriz Ardüser, una joven suiza que se ocupó de crear los hermosos jardines que rodean el complejo. Hoy el hotel está a cargo de sus hijos Benito, Oscar y Alejandro; y de casi todos los nietos.Hotel TronadorFlorian van El complejo cuenta con tres edificios que conservan un estilo patagónico-andino en piedra y madera, edificados en diferentes períodos. Grandes ventanales, preciosos cuartos, varios salones con las chimeneas siempre encendidas cuando baja la temperatura. Las dos huertas proporcionan los ingredientes necesarios para hacer delicias en la cocina: entre los platos más apreciados del menú está la bondiola con salsa de mosqueta, piñones y calabazas salteadas con salvia. El sitio es ideal para los amantes de la pesca con mosca y las actividades de aventura: senderismo, trekking y salidas a caballo y en kayak.Hostería Pampa LindaRío Manso, PN Nahuel HuapiEs una hostería “prima hermana” de la anterior. En Pampa Linda los Vereertbrugghen tenían los caballos que durante los veranos se usaban con los turistas. Con el tiempo Ben construyó allí una casa de té –edificio que luego donó a Gendarmería– y más tarde levantó otra que es la casa que aún persiste y funciona como hostería. En la década del ´60 el segundo hijo de Ben (Andy), y su mujer Elisa Blasquiz (Licha), se hicieron cargo de los negocios familiares y hoy son sus hijos Hugo, Fabián y Linda, los que siguen esos pasos en un sitio que es y fue un punto clave en el camino de aquellos que buscan ascender la cumbre del cerro Tronador.Hostería Pampa LindaLa hostería que vemos hoy es resultado de las obras de remodelación que concluyeron en 1993 y convirtieron a la casa de té en un hotel de 14 habitaciones con dos apartamentos y un lindísimo comedor en la planta alta. Piedra y madera conforman el ADN del edificio que mantiene intacto el espíritu patagónico de antaño.Hostería Pampa LindaHostería FutalaufquenVilla Futalaufquen, PN Los AlercesBien patagónica y de construcción que la asemeja al Llao Llao, la hostería Futalaufquen es, justamente, también obra del arquitecto Alejandro Bustillo quien la construyó en 1944 y uno de los hoteles fundacionales del turismo patagónico. La histórica hostería se encuentra al final del camino asfaltado que lleva a Puerto Limonao dentro del Parque Nacional Los Alerces y está rodeada de un milenario bosque de una de las especies más longevas del planeta.Desayuno con vista al lago en la Hostería FutalaufquenSebastian PaniLa sólida estructura de piedra y madera tiene 13 habitaciones y sumó además seis cabañas de distinta capacidad separadas del edificio central. Una decoración clásica y muebles de época, pisos entarugados, ventanales con vistas al bosque o al lago, y una gran chimenea hacen su aporte para que el lugar se sienta muy acogedor. En el parque nacional se puede acceder a varias sendas de trekking, a excursiones lacustres, rafting, cabalgatas, pesca deportiva y excursiones en kayak.Habitación en la hostería FutalaufquenSebastian Pani Constanza GechterConforme a los criterios deConocé The Trust Project

Fuente

Categories
lugares revista Ñ

Revista Lugares 321. Enero 2023.

Revista Lugares 321. Enero 2023.Costa Verde. Paraty, Angra dos Reis e Ilha Grande, a 250 kilómetros de Río de Janeiro.Itacaré. Con Barracuda y Txai, dos resorts de lujo.Las playas del sur. Praia do Rosa, Florianópolis y Gov. Celso Ramos.Río de Janeiro. Los barrios y las playas para confirmar clásicos y descubrir novedades.La foto del mes. El poder de la cordillera.Edificios. Lagoa Santa.La columna de Sir Chandler.Morfologías. Zona Norte: la renovación.Escabiologías. Blancos + rosados.Guía de hoteles del litoral catarinense.Guía de hoteles de Río de Janeiro.LA NACIONConforme a los criterios deConocé The Trust Project

Fuente

Categories
lugares revista Ñ

Tinka, la única fábrica de bolitas de Sudamérica, queda en Santa Fe y está dirigida por tres hermanas

escuchar>LA NACION>Revista LugaresEstá en la ciudad de San Jorge, a 180 kilómetros de Rosario. Hoy produce dos millones de unidades semanales, que se comercializan en toda la Argentina. La mayor parte tiene una finalidad lúdica. En 2021, Mariana Chiarlo y sus hermanas, hijas de uno de los dueños, se hicieron cargo de la empresa. 18 de noviembre de 202203:17Juan Ignacio NovakescucharBuscar el mejor lugar en el patio de la escuela, hacer un agujero en el suelo (el popular “opi”), tratar de embocar allí las bolitas propias y “quemar” las ajenas es una rutina que desde hace varias décadas siguen los chicos de todas las escuelas a lo largo y a lo ancho del país. Todos, más o menos, conocen las reglas del juego. Pero son muchos menos los que saben que esas bolitas con las que están por iniciar la “batalla” provienen de San Jorge, una ciudad de 25.000 habitantes ubicada en territorio santafesino, a 180 kilómetros de Rosario y 150 de la capital provincial. Allí, desde hace 69 años, funciona Tinka, actualmente la única firma de Sudamérica dedicada a producir este elemento para juegos infantiles.Tinka organiza campeonatos de bolita.Tinka, que hoy está fuertemente ligada a la identidad de los sanjorgenses, nació en 1953. En medio del segundo gobierno de Juan Domingo Perón, dos empleados de la cristalería Saica que funcionaba por aquellos años en San Jorge pidieron un mes de licencia. Víctor Hugo Chiarlo y Domingo Vrech tenían una idea: montar juntos una fábrica de bolitas de vidrio. Para eso, querían aprovechar todas las técnicas aprendidas en el oficio de cristaleros, dentro del cual habían probado construir ese tipo de productos.Los inicios de TinkaTras tocar varias puertas en busca de inversores, Chiarlo y Vrech se toparon con Juan Manavella, quien tenía a su cargo la empresa que llevaba su apellido y que por ese entonces ostentaba el privilegio de ser la única en Sudamérica en la fabricación de bolitas de mármol. Luego de observar las muestras, aceptó comprarles durante seis meses toda la producción y con el dinero obtenido los dos emprendedores sanjorgenses pudieron instalar la fábrica. El 15 de octubre de 1953 concretaron la primera entrega, sobre una capacidad de producción de 12.000 unidades diarias.Víctor y Ángel Chiarlo en la fábrica.Tres años después, Vrech se retiró de la sociedad y se sumó Ricardo Reinero, proveniente de la industria metalúrgica. Y en 1960 se incorporó Ángel Albino Chiarlo, hermano de Víctor. En los años que siguieron, a pesar de los vaivenes económicos del país, Tinka logró mantenerse en pie y alcanzó un pico de 6.000 unidades por hora.Ricardo Reinero, uno de los fundadores.En 1993, tras el fallecimiento de Ricardo Reinero, tomó la posta su hijo Juan Miguel. En 1995 Tinka vivió un hito: adquirió una máquina de Taiwán que permitió aumentar la producción a 8.500 por hora. En el otoño de 2021, Silvina, Mariana y Rosana Chiarlo, hijas de Ángel, y sobrinas de Víctor tomaron el mando de la empresa y realizaron una serie de modificaciones internas.Tinka, la empresa de bolitas de vidrio, en riesgo por el aumento del gashttp://www.bolitastinka.com.ar/bolitas_bolones.phpUn producto en augeTinka cuenta hoy, además de las tres hermanas Chiarlo con 9 empleados que se ocupan de las diferentes tareas. Además, tienen el apoyo de sus respectivas familias. Es que tres de los hijos de las actuales dueñas trabajan en la empresa: dos en forma permanente (uno en la oficina, otro en las máquinas) y un tercero que estudia Administración de Empresas y colabora periódicamente en el área contable.Un puñado de las bolitas más tradicionalesMarcelo Manera – LA NACIONLa producción actual es de dos millones de bolitas por semana. Las máquinas se encienden los domingos por la noche y no se apagan hasta el viernes. Los operarios las controlan todo el tiempo, distribuidos en turnos rotativos. La elaboración de esa cantidad de bolitas requiere casi 10 mil kilos de vidrio por semana. “Una de las cosas que cambiamos es que antes se trabajaba una semana sí y otra no. Ahora tratamos de producir toda la semana, solo paramos sábados y domingos”, explicó Mariana Chiarlo, una de las hermanas.La fábrica de bolitas Tinka se fundó en 1953Marcelo Manera – LA NACIONEl catálogo de productos de Tinka está integrado, según el tamaño, por bolitas y bolones. Luego, hay cuatro modelos: la industrial que es toda negra y se hace con botellas de vidrio verdes o marrones, la ónix que se elabora con botellas de vidrio oscuro y tiene vetas de color por fuera y la vergel que se construye con botellas de vidrio transparente con vetas de color por fuera. Y hay otra, especial, que se llama pétalo, se hace con insumos procedentes de cristalerías, es transparente y tiene las vetas por dentro. Esta variedad se puede hacer cada varios meses, porque es difícil reunir el material necesario. “A veces pasan varios meses hasta que las cristalerías de San Carlos y Cañada de Gómez nos pueden mandar la cantidad que necesitamos”, explicó Mariana.La empresa comenzó a fabricar bolitas con escudos de clubes de fútbolMarcelo Manera – LA NACIONEn este momento, el 75 por ciento de las unidades que vende Tinka se destinan a juegos infantiles. El resto va para usos industriales (en el interior de los envases de pintura en aerosol) y artísticos. “Hoy no podemos exportar porque no tenemos producción suficiente, la demanda interna se lleva todo lo que hacemos. Vendemos en casi todo el país”, afirmó Chiarlo.PerspectivasLa expectativa de las hermanas Chiarlo es que Tinka pueda crecer en los años venideros. Para eso, necesitan un horno nuevo. “Hoy estamos atrasados en la venta, ya que la demanda ha superado nuestra capacidad producción. Nuestra idea es adquirir un horno nuevo el año que viene para duplicarla o al menos aumentarla un 50 por ciento”, manifestó Mariana. También deben superar problemas estructurales como la provisión de gas. “En la fábrica trabajamos con una red domiciliaria, ya que nunca llegó la red industrial, eso nos limita. Necesitamos modificar eso para mejorar la calidad e incorporar nuevos modelos de bolitas”, explicó.Víctor Hugo Chiarlo, fundador de TinkaMarcelo Manera – LA NACIONEl objetivo de Tinka es llegar al aniversario número 70 de la empresa, previsto para octubre de 2023 con un nivel de elaboración de tres millones de unidades semanales. También planean añadir otros motivos y también, en algún momento, generar otros productos de vidrio. “Todo eso está en proyecto para el futuro”, concluye Chiarlo. Juan Ignacio NovakSeguí leyendoSan Carlos. La fábrica de Santa Fe que mantiene desde hace 73 años la antigua técnica de soplar y hacer cristalSanta Fe. La iglesia inconclusa de Gálvez a la que le cantó el poeta Pedroni (y de la que su papá fue albañil)Su vida se hizo película. El indio mocoví criado por inmigrantes que recorrió el mundo y fue traductor de la reina VictoriaConforme a los criterios deConocé The Trust Project

Fuente

Categories
lugares revista Ñ

Se largó la temporada de pesca en Patagonia y la boca del Correntoso fue una fiesta

escuchar>LA NACION>Revista LugaresEl pequeño curso fluvial que une los lagos Correntoso y Nahuel Huapi es un punto clave para los pescadores con mosca por su buen pique y el tamaño de los ejemplares obtenidos. Allí se reunieron y celebraron una auspiciosa temporada para el próximo verano 2023.6 de noviembre de 202203:00María José LucesoleLA NACIONescucharAntes de que claree, Claudio Nimis toma su caña para lanzar su línea en el primer tiro de la temporada de pesca. Está radiante: esperó seis meses para volver a sentir la vibración de la tanza cuando pica una trucha. “Es un lujo ser el primero en llegar”, sostiene este mendocino que viajó a instalarse en Villa La Angostura pensando en este debut, en este gran día.En los ríos de la Patagonia la pesca es con devolución obligatoria.COLO@dezurkoClaudio es uno de los pescadores del país que elige la meca de la pesca con mosca: la boca del río Correntoso. No es el único: cuando la luz tiñe de naranja el lago llegan unos cincuenta pescadores desde puntos remotos en la geografía argentina. Hay júbilo por lo que se avecina: a lo largo de la mañana todos tienen al menos una trucha. Hay quienes sacan (y devuelven) cinco, diez ejemplares. La tribu de pescadores registra cien piques por día aquí, donde hoy es una fiesta.La desembocadura del Correntoso es ícono mundial para los pescadores con mosca. Los amantes del Fly Fishing que llegan en procesión se turnan en cuatro posiciones en las dos márgenes, por no más de un cuarto de hora, para permitir que todos puedan vivir la experiencia de casteo en estas aguas donde las truchas salen luego de desovar. Es una experiencia salvaje, primitiva. El hombre y la naturaleza.El mendocino Raúl Iturbe, guía profesional del Parque Nahuel Huapi, lanzó la caña seis veces y sacó seis truchas. Aquí, devolviendo una trucha.María José LucesoleA pocos metros de aquí, los salmónidos eligen el río más corto del planeta, de tan sólo 340 metros, para desovar. Entre abril y noviembre las hembras depositan sus huevos en el río, justo entre dos lagos: Correntoso y Nahuel Huapi.Pescar en la saliente del río tiene su ritual: los pescadores entran en la desembocadura, tiran la línea en silencio, vadean hacia el margen del lago Nahuel Huapi y rotan de posición de manera continuada para dar lugar a otro pescador. Es una ley no escrita, que aquí aún es sagrada: todos tienen un tiempo y un lugar para lanzar al aire su línea antes que la mosca roce al agua.“Es un duelo mano a mano entre el hombre y el animal. Pero aquí la pesca es con devolución obligatoria y permiso preferencial. La idea es gozar de ese pequeño combate: la pelea desde que pico al momento de arrimarla para su devolución no debería extenderse más de diez minutos para que no muera y se pueda volver a pescar”, sostiene Roberto Moscardi, de la Asociación de Pescadores con Mosca de Neuquén.El hotel Correntoso está justo enclavado en la boca del río de ese nombre, a la derecha de la imagen.Xavier MartínEn el Correntoso hay una comunidad de pescadores que llegan desde distintos puntos del país: Mendoza, Puerto Madryn, Buenos Aires. También hay extranjeros. “Cada vez hay más pescadores con mosca. Antes era un deporte muy elitista porque los equipos son caros. Se pescaba más con spinning”, sostiene Moscardi. “Ahora hay cada vez más interés porque la pesca con mosca tiene un desafío especial”.“Esta temporada se espera que vengan muchos extranjeros por al cambio: es muy barato para ellos venir a pescar a la Patagonia y ofrece lugares espectaculares”, continúa.Para todos los gustosEn Villa La Angostura hay tres tipos de pesca: spinning, trolling y fly casting. Cada una se realiza en diferentes condiciones, y diversos lugares. Los enclaves más famosos son Lago Espejo, Bahía San Patricio, Río Limay y el brazo Rincón del Nahuel Huapi.Trucha marrón. Junto con la Fontinalis y la ArcoIris, son las más comunes de los cursos de agua patagónicos.@colodezurkoLa desembocadura del río Correntoso es uno de los sitios más elegidos por los fanáticos de este deporte debido a la calidad y cantidad de piezas, superiores a los 8 kilos. Para pescar aquí se debe adquirir el Permiso de Zona Preferencial.Pero hay más rincones de pescadores en la inmensa Patagonia. “En los Parques patagónicos próximos a la RN 40, especialmente en Lanín, Nahuel Huapi, Lago Puelo, Los Alerces y Los Glaciares las cuencas hídricas cuentan con cientos de pesqueros localizados en un entorno de montañas y bosques, que conforman una combinación ideal para disfrutar”, afirma Federico Granato, presidente de Parques Nacionales.Los “mosqueros” disfrutan de armar sus propias moscas.Jade Sivori“Esta práctica sustentable en ríos y lagos de nuestras áreas protegidas es muy importante porque cumple con uno de los objetivos que nos proponemos como gestión, que es armonizar la conservación con el desarrollo de las economías locales: la contratación de guías profesionales, de prestadores habilitados para brindar logística de traslados, excursiones y alojamiento constituyen un movimiento económico clave para toda la región. Al mismo tiempo desde Parques Nacionales regulamos la actividad para que favorezca el control de especies exóticas que alteran los ecosistemas naturales”, señala Granato.El Correntoso es el río más corto del mundo.María José LucesoleEn toda la Patagonia hay una comisión consultiva de reglamento de pesca que integran Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz junto a Parque Nacionales para regular la actividad.Sólo con devolución“Hay un reglamento único y tratamos de cuidar el recurso con pesca y devolución. Sólo en algunos ambientes más grandes, como lagos, se puede sacrificar una trucha. En ríos y arroyos es de devolución obligatoria. Para nosotros una trucha vale más en el agua que afuera. Si tenemos el ambiente bien cuidado siempre vamos a tener afluencia de pescadores”, sostiene Jorge Tascón, director de Pesca Continental de Chubut.Los pescadores se encontraron en la boca del Correntoso y compartieron el júbilo del primer día de la temporada.María José Lucesole“Los mosqueros llegan desde Estados Unidos, Europa y Brasil cada año que se suman a los fanáticos locales” explica Tascón. “La Patagonia está muy bien vista por el cuidado del recurso y calidad de peces porque nuestras truchas –Arco iris, Marrón y Fontinalis– son salvajes”, agrega. “El extranjero se queda una semana y el local hasta veinte días”, puntualiza.Pescadores en el Nahuel Huapi@colodezurko“Los ríos este año tienen muy buen caudal de agua porque hubo mucha nieve y finalmente lluvias. Tenemos todas las fronteras abiertas y el cambio favorece a los extranjeros. Esperamos una muy buena temporada de pesca”, sostiene Alejandro Apaolaza, secretario de Turismo de San Martín de los Andes. En Junín de los Andes ya se lanzó la temporada en el río Chimehuin, que nace en el lago Huachulafquen.En cada rincón de los ríos y lagos ya hay grupos de pescadores enfundados en waders de neoprene, armados con cañas y copos para sacar a sus trofeos del agua. “No es deporte. Es un arte”, sostiene Hugo Dezurko, guía de pesca que hoy enseña los secretos para castear con mosca.La temporada de pesca, desde hoy hasta abril, es adrenalina pura.Los pescadores son hábiles y veloces en la técnica de devolución de los salmónidos, de manera de no herirlos, y que puedan ser pescados nuevamente.COLO@dezurkoValores pesca temporada 2022 – 2023Pescadores argentinos o extranjeros residentes en el paísPermiso residente país diario $650Permiso residente país semanal $1.300Permiso residente país temporada $2.600Permiso residente país menores de 13 a 17 años temporada $650Permiso residente país mayor 65 o jubilado, pensionado, menores de 12 años y personas con capacidad diferente sin cargo.Pescadores extranjero no residentes en el paísPermiso no residente país diario $3.900Permiso no residente semanal $10.400Permiso no residente temporada $20.800Permisos adicionales de trolling para todos los pescadoresPermiso para pesca de arrastre o trolling diario $1.300Permiso para pesca de arrastre o trolling semanal $2.600Permiso para pesca de arrastre o trolling temporada $5.200
María José LucesoleSeguí leyendoDormir en un castillo. Perteneció a un aristócrata europeo y se transformó en hotel boutique en las sierrasTesoro de la Patagonia. Cómo es el nuevo sendero que permite llegar caminando a un Patrimonio de la HumanidadEn Tucumán. El francés que dejó los safaris africanos para hacer volar halconesConforme a los criterios deConocé The Trust Project

Fuente

Categories
lugares revista Ñ

Juanele Ortiz. Las huellas de un poeta fundamental en Puerto Ruiz y Gualeguay

>LA NACION>Revista LugaresJuan L. Ortiz nació y murió en Entre Ríos. Además de escritor fue muy buen dibujante. Tuvo oportunidad de estudiar en Europa, pero su madre su opuso y su destino quedó sellado a orillas del Paraná14 de octubre de 202213:52Teresa ArijónPARA LA NACIONPuerto Ruiz es un pueblito de pescadores en la provincia de Entre Ríos, de unos 450 habitantes, a solo 10 km de Gualeguay por ruta recién asfaltada. Un lugar apacible de casas bajas y quintas dispersas, con olor a río y verde. Caminando por sus calles de tierra –que son todas, excepto la principal, tapizada de adoquines que los barcos traían como contrapeso– el viajero se cruza con escenas que tejen crónicas instantáneas: una señora le corta el pelo a su vecina en la vereda; dos amigos corren carreras, uno en moto y el otro en bicicleta; don Cejas dormita, la gorra a cuadros ladeada sobre la frente, en la puerta de su despensa-bar La Betty. Los pescadores, que abastecen a la parrilla que tienta el olfato, arrancan el día de noche.Juan L. OrtizGentileza CEDOCZarpan en sus barcazas con la primera luz, cuando el Gualeguay es “un enjambre de peces”, y solo vuelven cuando han llenado sus heladeritas de bogas, sábalos, dorados, bagres laguneros. La pesca río adentro y de orillas –sumada a los paseos en lancha y el recorrido por Santa Adelina, una flamante reserva natural– es el principal atractivo turístico de Puerto Ruiz. Eso, y el hecho de que a menos de cien metros del río todavía sigue en pie la casa donde Juan Laurentino Ortiz (uno de los más grandes poetas argentinos, nacido el 11 de junio de 1896) pasó su primera infancia. Es una de las más antiguas, de paredes descascaradas y portón de madera agrisada por la intemperie, con una pequeña placa que dice: “En el aura del sauce tu voz se escucha todavía”.El Agua y la Noche, de Juan L. Ortiz. Ejemplar de la Biblioteca Mastronardi.Xavier MartinQuizás los sauces sean los mismos que vieron corretear al pequeño Juanele en este pueblo hoy bucólico, con algo de postal detenida en el tiempo. Aunque la historia cuenta que, desde mediados del siglo XIX hasta bien entrado el siglo XX, su puerto era uno de los más activos de la provincia.Los saladeros, el puerto, el ferrocarrilEl paraje fue fundado en 1750 por Pedro y Domingo Ruiz, dos hermanos de origen cordobés que, gracias a los buenos pastos y a la abundancia de ganado cimarrón en la zona, pronto instalaron un saladero. Para transportar el charqui y los fardos de cueros secados al sol había que seguir el curso del río, cuya bajante dificultaba a veces la tarea. Dicen que los Ruiz, que se daban maña para todo, mandaban coser varios cueros de vacas con tientos y usaban esas “grandes planchas”, tiradas por yuntas de caballos, para aumentar la profundidad de las aguas (como lo haría una pala de arrastre). Poco a poco se fueron alambrando otros campos y se construyeron nuevos saladeros. Hasta que en 1830 se inauguró formalmente el puerto, el tercero de cabotaje más importante de la pampa húmeda, donde llegaron a trabajar hasta dos mil personas. Por esos años, circa 1839, Giuseppe Garibaldi (que tuvo una breve pero intensa vida social en Gualeguay) aprendió a cabalgar en Puerto Ruiz.Retrato de Juan L. Ortiz en el centro cultural que lleva su nombre en Paraná.Xavier MartinY en 1864 llegó el ferrocarril al pueblo: “El Primer Entrerriano”. La estación todavía existe y entre los yuyales y en el muelle adoquinado aún se dejan entrever las vías. En ese Puerto Ruiz pujante y a la vez agreste vivió hasta sus tres años Juanele, décimo hijo de una lavandera y un peón rural, que quizás evocó esa primera vivencia del paisaje fluvial en versos como “Misterios antiguos vagan en las orillas / Memorias fantásticas se anudan en los claros”. Sin embargo, cuando la baja profundidad del río desplazó a Puerto Ruiz y la mayoría de sus habitantes rumbearon hacia otros pagos en busca de conchabo, la familia Ortiz ya llevaba varios años radicada en Gualeguay.Una biblioteca que cumple 110 añosLos Ortiz se afincaron en Gualeguay en 1906, cuando Juanele tenía diez años y hacía sus primeros garabatos con el lápiz y la pluma. Cesáreo Bernaldo de Quirós, el gran pintor gualeyo, vio sus dibujos y quiso llevarlo a estudiar con él a Roma.Biblioteca Carlos Mastronardi, Gualeguay.Xavier MartinPero su madre se opuso y, quizás sin darse cuenta, le marcó ese destino de contemplador de las magias del agua y sus claroscuros. Después de una temporada en Buenos Aires –donde conoció a la genial Salvadora Medina Onrubia, quien le dedicó un artículo en la revista Fray Mocho titulado “A caballo, a pie, a nado, en bote. Un pintor y poeta entrerriano que quiere hacerse célebre”– y de un viaje “como polizonte” a Marsella en un barco que llevaba hacienda, Juanele regresó a Gualeguay y se consagró a las dos pasiones de su vida: leer y escribir. Consiguió un puesto en el Registro Civil, fundó el “Grupo de Amigos de la Revolución Soviética” y se mudó con su esposa Gerarda Irazusta a la “Casa del Parque”, frente al Parque Quintana. En 1933, una editorial de Buenos Aires publicó su primer libro: El agua y la noche. 1924-1932. Un ejemplar de ese poemario –autografiado “Para la Fomento Internacional, en la simpatía de Juanele”– es uno de los numerosos tesoros que alberga la Biblioteca Popular Mastronardi, un ícono de la ciudad.Libro autografiado por Juan L. Ortiz en la biblioteca MastronardiXavier MartinEl majestuoso edificio, construido por la Sociedad de Fomento Educacional en 1912 sobre una tranquila calle empedrada, tiene signos masones en el frente. Una puerta de hierro negro y una ancha escalera de mármol de Carrara conducen a la sala de lectura del primer piso: un espacio inmenso y luminoso con pisos de madera lustrosa, tres mesas de lectura con tapetes de cuero verde, miles de libros protegidos en vitrinas con sus etiquetas de clasificación en el lomo, arañas de cristal custodiadas por ángeles de bronce. Lejos de ser un resabio del pasado, la Mastronardi es eje y figura de la vida gualeya: las quinceañeras la eligen para tomarse fotos, los escolares acuden a estudiar e incluso cuenta con un exhibidor de novedades solicitadas por sus lectores registrados, que superan los 600. Cobijados por sus paredes, Juanele, Carlos Mastronardi y Emma Barrandeguy contestaban las acusaciones de un cura párroco que los tenía a mal traer, pero cuyo nombre ya nadie recuerda.Busto de Juan L. Ortiz en Gualeguay.Xavier MartinLa Internacional EntrerrianaLos tres escritores integraron durante mucho tiempo la comisión directiva de la Biblioteca, donde hacían valer su voz y su voto. La iglesia, que condenaba sus ideas socialistas y el estilo de vida “poco femenino y desafiante” de Emma, llegó a crear listas opositoras para desbancarlos.La intensa relación de Juanele con el río Paraná está representada en varios murales de Entre Ríos.Xavier MartínEse es el tema de La internacional entrerriana, un libro de Agustín Alzari publicado en 2014. Alzari relata que, durante sus largas horas de investigación en la profusa hemeroteca de la Mastronardi, se topó con un ejemplar del diario El Día del 3 de marzo de 1937, cuyo título lo “dejó helado”. Y no era para menos, pues rezaba con tono amenazante: El comunismo en Entre Ríos. El caso Gualeguay. “El que los tenía entre ojos era el párroco de la iglesia San Antonio”, explica Luisina Viviani, actual presidenta y alma máter de la Biblioteca. “Él los atacaba desde el Eco Parroquial y ellos contratacaban desde El Debate y El Pregón, firmaban con un solo seudónimo para los tres. Se sentaban ahí mismo para contestarle”, acota, señalando uno de los escritorios. “Mastronardi acostumbraba quedarse hasta altas horas de la noche en la biblioteca, escribiendo, leyendo, y por eso el cura decía que tenía hábitos non sanctos”.Los retratos realizados por Juanele fueron descubiertos en 2019, un siglo después de que fueron pintados. Son parte del acervo de la biblioteca Mastronardi, de Gualeguay.Xavier MartinLa biblioteca que fue testigo de esas batallas y hoy lleva el nombre del poeta gualeyo comenzó con 600 volúmenes donados por el Club El Progreso y ya cuenta con más de 50.000. Además de su innagotable hemeroteca, conserva todos los números de El mosquito del año 1874, una colección completa de Caras y Caretas y cuatro retratos en carbonilla de los primeros presidentes de la institución realizados y donados por Juanele, que fue discípulo de Secundino Salinas. El hallazgo de los retratos fue producto de un “frenesí de limpieza” que acometió a Luisina a fines de 2018. Cuando bajaron al sótano con el bibliotecario Aníbal Vescina para descartar publicaciones irremediablemente dañadas por la humedad, encontraron las carbonillas enmarcadas “de espaldas contra una pared, como si estuvieran en penitencia”. Al ver que los marcos estaban deteriorados, decidieron retirarlos y así descubrieron, para su gran sorpresa, que el autor de los retratos no era otro que Juanele.Recuerdos a orillas del ParanáEn 1942, felizmente jubilado como empleado público, Ortiz se muda a Paraná con su esposa, su hijo Evar y su perro Prestes, a una casa de la calle Tucumán. Continúa escribiendo y publicando, en 1957 viaja a China como integrante de una delegación oficial, y en 1959 se muda a la casa del Parque Urquiza, que todavía sigue en pie y donde vivirá hasta su muerte, el 2 de septiembre de 1978.Mural de Juan L. OrtizXavier MartínAsí evocó Juan José Saer sus encuentros con el poeta en esa ciudad, en un texto de 1989 titulado simplemente “Juan”: Jóvenes o viejos, hombres ordinarios o artistas, celebridades o perfectos desconocidos, todos teníamos derecho al mismo trato, a la misma bonhomía, al “¡Pero cómo le va!” apresurado y franco con que dejaba su libro y se precipitaba, con sus pasitos afables, hacia el visitante inesperado que, después de trepar por las barrancas del Parque Urquiza, llegaba a la hora de la siesta a conversar un rato. Nosotros, sus amigos de Santa Fe, tuvimos la suerte de verlo a menudo. A veces, era él quien cruzaba el río […] Otras veces, éramos nosotros los que cruzábamos a Paraná. Tomábamos la lancha temprano, un poco después de mediodía, y a eso de las tres ya estábamos subiendo la barranca en la siesta soleada y, al cruzar la calle ancha y curva que se abría frente a su casa, divisando a Juan a través de la ventana de su despacho desde el que, en una banqueta en la que se sentaba a leer, no necesitaba más que levantar la cabeza para contemplar de tanto en tanto el gran río que corría a los pies de la barranca.Juan L. OrtizBiblioteca Provincial de Entre RíosSi hacía buen tiempo, nos sentábamos a matear en el jardín o, mejor todavía, atravesábamos la calle y nos instalábamos en algún rincón del parque, bien alto, a la sombra si hacía calor y, fumando y conversando, nos demorábamos hasta el anochecer que iba subiendo por la barranca, el río y las islas. Luego bajábamos a alguna de las parrillas del puerto y Juan, después de co­mer, por tarde que fuese, nos acompañaba hasta la lancha, a la que casi siempre llegábamos corriendo porque era la última y sólo esperaban que sacáramos los pasajes y saltáramos a bordo para retirar la planchada. Adormilados de vino y de fatiga nos balanceábamos con la lancha que se balanceaba en el río de medianoche, contentos de haber salvado un día —y la vida entera quizás, si juzgo por la alegría intacta que me visita hoy, casi treinta años más tar­de, mientras escribo estas páginas.Biblioteca Popular Carlos Mastronardi. 25 de Mayo 414, Gualeguay. T: (0344) 442-2048. De lunes a viernes de 9 a 12.30 y de 16.30 a 20, y los sábados de 10 a 12. Teresa ArijónSeguí leyendoEn Entre Ríos. Se enamoró de un árbol, compró una chacra, plantó 5 hectáreas de frutales y se convirtió en la reina de los arándanosEntre Ríos. El castillo francés y las dos “princesitas” que inspiraron el libro de Saint ExupéryLiebig. El pueblo de Entre Ríos que creció alrededor del frigorífico y le dio de comer al mundoConforme a los criterios deConocé The Trust Project

Fuente

Categories
lugares revista Ñ

Alzhir, el gulag femenino que Stalin construyó para castigar a las mujeres de los traidores a la URSS

>LA NACION>Revista LugaresEl nombre es un acrónimo de “Campamento de Akmola para las Mujeres de los Traidores de la Patria”. Funcionó entre 1938 y 1953 en Kazajstán. La Perestroika arrasó con él. Desde 2007 este museo les rinde homenaje.9 de octubre de 202203:21Elida BustosPARA LA NACIONLlegaron en un tren. En muchos trenes.El primer contingente, en enero de 1938, desde Moscú y San Petersburgo. Los siguientes, desde los confines de la Unión Soviética.En las vitrinas se recopila la historia de algunas de las mujeres confinadas.Elida BustosAnsiosas e ilusionadas estaban de reencontrarse con sus maridos o familiares. A todos hacía meses y, a algunos, años que no veían. Cuando las embarcaron sólo les dijeron eso. Que se iban a reencontrar con ellos, todos presos políticos del régimen stalinista. El viaje fue duro, pero la esperanza era enorme. Sólo cuando llegaron, días después, a esa estepa plena de horizonte, en el crudo invierno de Akmola, en el norte de Kazajstán, comprendieron, bruscamente, su nueva realidad. Ellas, también. Acababan de convertirse en presas políticas.Ellas mismas intelectuales y profesionales, maestras y médicas, hijas de la burguesía o la alta aristocracia. Cristianas, musulmanas, judías o ateas. Daba igual. Estaban emparentadas con los traidores a la patria. El stalinismo las había igualado a todas: rusas, kazajas, armenias, coreanas, turcas, gitanas, europeas… 62 nacionalidades compartiendo no sólo su desgracia en el campo de Akmola sino la injusticia de no haber cometido ningún delito.El museo se encuentra en Akmola, a 30 kilómetros al sur de lo que hoy es Astaná, en Kasajstán.Elida BustosSe las arrestó por ser esposas, hijas, madres o hermanas de hombres a los que el régimen temía y había condenado. Y el lugar de confinamiento, precisamente, llevó en su nombre el estigma: Alzhir, acrónimo en ruso de “Campamento de Akmola para las Mujeres de los Traidores de la Patria”.El primer contingente llegó un mes después de haberse creado el campo de confinamiento en la árida y ventosa meseta de Akmola, a 30 kilómetros al sur de lo que hoy es Astaná, la capital de Kazajstán, en Asia Central.El invierno en Akmola significa 40 grados bajo cero y un viento que todo lo barre, sin siquiera árboles que le den ningún reparo. Las heladas queman hasta los pastos duros, el agua se congela, la estepa también y amarillea recién cuando la nieve, por fin, promediando la primavera deja verla.Instalaciones como esta, de manos aferradas a las rejas, invitan a la reflexión en distintas partes del museo.Elida BustosLas mujeres fueron sometidas a un juicio sumario y condenadas en el mismo momento. No había abogados que las defendieran porque ninguna defensa era posible. Y había mucho por hacer como para seguir con las formalidades de un proceso judicial que a nadie interesaba.Las raparon y las pusieron a hacer ladrillos de adobe. Que sus manos sólo conocieran las teclas de un piano no era impedimento para que amasaran el barro. Se necesitaban barracas para ellas y los nuevos contingentes que el ferrocarril traería desde todas las repúblicas del país.Y cuantas más barracas, más ladrillos, así como horas a la intemperie amasando barro. Un barro que no terminaba de secarse por la premura, y así, con su corazón húmedo, se convertía en paredes, luego húmedas y frías.Placas de granito negro recuerdan a las prisioneras en una inacabable lista en orden alfabético.Elida BustosLas pocas herramientas disponibles las ayudaron a mezclar el barro y, con el correr de las semanas, la naturaleza las dotó de callos que aliviaron el dolor que el frío y las lastimaduras provocaban en sus manos.Las tareas se fueron ampliando conforme se engrosaban los contingentes y, cuando el invierno lo permitió, hubo que arar la tierra yerma para sembrar. La alimentación era escasa, como la ropa y el abrigo en las barracas, donde dormían amontonadas. Si se morían, a nadie importaba. Comían repollo y papas; el pan era un lujo y el azúcar no llegaba.Tampoco cartas de sus familias. Ni ellas mismas sabían al principio a dónde habían ido a parar. Casi todas, con hijos en sus ciudades de origen que habían sido trasladados en su mayoría a orfelinatos.El museo de Alzhir fue inaugurado en 2007.Una aldea, un dolorAtravesando un pequeño lago y un cañaveral se hallaban desperdigadas las misérrimas casas del pueblo kazajo de Zhana Zhol. Ya las noticias habían llegado de que la revolución bolchevique que a ellos mismos sojuzgaba había poblado de mujeres la prisión.Un día, al volver las prisioneras de su trabajo en el campo, las interceptaron. Viejos, mujeres y chicos, los únicos que quedaban en la aldea. Se pararon ante ellas, con sus rostros inconmovibles y miradas duras. Las piedras volaron sin cesar. ¿Por qué las atacaban? ¿Acá también? ¿Qué tenían los kazajos contra ellas, si ellas no les habían hecho nada?Carta enviada por dos hermanitos a su madre, prisionera en Alzhir.“¿Ven? No sólo en Moscú no las quieren. Acá tampoco”, sentenciaron los guardias. Y la amargura e impotencia les cerró la garganta mientras inútilmente trataban de esquivar esas raras piedras.Una de las mujeres, con una brazada de cañas tan grande que le impedía ver, se tropezó con una de las piedras y cayó al suelo. La levantó con rabia. Entonces, algo le llamó la atención. No tenía consistencia ni el peso de una piedra. La escondió entre la ropa y siguió caminando. Al llegar a la barraca la miró. La piedra no era piedra, era queso.Los pobres aldeanos, tan pobres y víctimas del terror stalinista como ellas, disimularon así las escasas provisiones que la miseria y la represión política les permitían compartir.Intelectuales, actrices, científicas: las mujeres prisioneras de Alzhir eran lo más granado de la sociedad local.Elida BustosBreve historia de un museoAlzhir fue uno de los 30 y tantos gulags que en esta tierra áspera de Kazajstán creó el régimen soviético. Nada en comparación con los casi 500 que se levantaron en todo el territorio de la ex URSS. Pero éste fue el único exclusivamente de mujeres en el país. Estuvo abierto 15 años, entre 1938 y 1953, y por allí pasaron 18.000 presas.En Alzhir también nacieron niños de las que llegaron embarazadas, que hasta los tres años crecieron en cautiverio, cercados sus juegos por los alambres de púa del confinamiento. Luego los repartieron en orfelinatos de los que nunca volvieron.Escultura de una mujer anónima que representa a los miles de mujeres que pasaron por Alzhir.Elida BustosPasaron décadas y, finalmente, las topadoras de la perestroika (1986-1989) arrasaron con las barracas que guardaban tantas lágrimas y lamentos. Nada quedó en pie. Tierra arrasada para esfumar tanto horror. Sólo silencio y viento barriendo los pastos duros de la estepa.Pero Kazajstán decidió no borrar la historia y levantó, a un costado del pueblo de Malinovka, un monumento y un museo en 2007. Se ingresa al predio a través de una enorme estructura de metal llamada Arco del Dolor.Al edificio del museo –un cono trunco, sin líneas rectas–, lo franquean por tres lados varias decenas de placas de granito negras con los nombres tallados de las prisioneras.En vagones como estos eran transportadas las mujeres.Elida BustosTambién hay dos esculturas de hierro, oscuras. Un hombre con la cabeza gacha, doblegado, su espíritu quebrado. Una mujer extremadamente delgada, también descalza, con la mirada al frente, dispuesta a encarar lo que viniese.En la escalera que lleva al primer piso, fotos de mujeres sonrientes, arregladas, sin asomo de tristeza ni penuria, buscan ser un canto a la vida después de tanto sufrimiento. Son ellas mismas: las esposas, hijas, madres, hermanas que allí padecieron, pero no sucumbieron, las que acompañan al visitante hasta la exposición del piso superior. Es un recorrido sencillo, sin golpes bajos. No se necesitan.En las vitrinas, objetos fragmentarios muestran algún atisbo de la vida en las barracas. Fotos en riguroso blanco y negro, trozos de las cartas de los hijos que dos veces al año les llegaban desde distintos orfelinatos.Rajil Plisetskaya, la madre de la famosa bailarina Maia Plisetskaya, era actriz y estuvo detenida en AlzhirDe todos los apellidos, uno se destaca: Plisetskaya. ¿Tendría alguna relación con Maia? Sí, Rajil era la madre de quien fuera luego un ícono de la Unión Soviética y la bailarina rusa más famosa de todos los tiempos. Su madre también pasó por Alzhir.Hoy Kazajstán les rinde homenaje a esas mujeres. Y desde la apertura del museo, el 31 de mayo se convirtió en el día de las víctimas de la represión política. Elida BustosSeguí leyendoHazaña pampeana. Invirtieron 6 años y su propio dinero para restaurar el auto francés de Marcelo T. de AlvearUzbekistán. La magia de Samarkanda, los minaretes de Bujará y la arquitectura más deslumbrante de Asia CentralMaratón Baikal. El argentino que corrió 42 km sobre hielo volvería a hacerloConforme a los criterios deConocé The Trust Project

Fuente

Categories
lugares revista Ñ

Las Flores: el restaurante donde conviven cocineros y científicos y que tiene un jardín con 40 especies de plantas nativas

>LA NACION>Revista LugaresHace cuatro meses funciona en una propiedad icónica de Palermo y solo prepara platos sin gluten. 7 de octubre de 202200:30Cecilia BoullosaPARA LA NACIONComo muchas otras aperturas de restaurantes, la de Las Flores también se extendió más allá de la fecha original. Primero calcularon abrir en primavera de 2021. No llegaron. La nueva fecha apuntaba al verano. Pero el verano pasó de largo. Comienzos del otoño tampoco pudo ser. Y después de muchas idas y vueltas, ajustes de cartas y conceptos, armado de equipos y hasta la construcción de cero de una nueva cocina de pastelería, abrieron prácticamente entrando en el húmedo invierno porteño. No parecía el mejor escenario para un restaurante que tendría como uno de sus principales atractivos un jardín con más de 40 plantas y flores nativas rioplatenses y casi la misma cantidad de mesas afuera que adentro.Adelante del restaurante funciona un local como take away de pastelería y cafetería de especialidad.Julián Palma Torres“Al principio nos desalentó pero finalmente estuvo bueno porque nos sirvió para aceitar el restaurante y llegar a la primavera mucho mejor plantados”, dicen dos de los cuatro socios de Las Flores, Juan Frenkel y Gonzalo Alvarez Guerrero, dueños de una agencia de comunicación y debutantes en gastronomía. A casi cuatro meses de la apertura, están haciendo unos 400 cubiertos cada día del fin de semana al tiempo que el jardín empieza a expandirse en follajes y aromas.Algo de contexto: es sabido que durante casi 20 años en Gorriti 5870 funcionó el icónico Olsen (de Germán Martitegui), con una arquitectura y una cocina de inspiración nórdica. Pero quizás no tantos recuerdan que antes hubo un taller de motores de tren y que el lugar también tuvo una breve existencia como parrilla. En plena pandemia, en mayo de 2020, Frenkel y Alvarez Guerrero se enteraron de que la enorme propiedad estaba en alquiler. Cuando lograron ir a verla, la vegetación, desbordada, había avanzado sobre el terreno y los objetos en desuso. La postal los atrapó y hasta les regaló el nombre. Todo el concepto se fue desovillando de esa primera impresión.La estética floral presente en todas partes.Julián Palma Torres EL JARDÍN Y LAS MARIPOSASEntre las 40 especies hay una enredadera que abre unas flores grandes y blancas al caer el sol. También pasionarias que atraen a las mariposas.Julián Palma Torres Las mesas del patio son las más demandadas. Un dato: es pet-friendly.Los caminos serpentean de manera que siempre haya verde donde se pose la mirada y las mesas se adivinan detrás de las plantas. Entre las 40 especies seleccionadas hay una enredadera, la Dama de Noche, que abre unas flores grandes y blancas al caer el sol. También pasionarias que atraen a las mariposas Espejitos, con alas que destellan. O un arbusto, el Sen de Campo, que convoca a la Limoncito, un tipo de mariposa que vuela en pareja haciendo la danza nupcial. Todo eso puede suceder inadvertidamente (o no) en Las Flores mientras uno está concentrado tomando un té con torta de mandarinas (la Clementina, uno de los hits de la carta) o comiendo una tarta de pesca curada.Alfajores con flores comestibles, una de las creaciones de Chula Galvez.Julián Palma Torres “Un jardín de plantas nativas requiere mucha menos atención y cuidado que los jardines tradicionales. Salvo regarlo se intenta meter la menor mano posible -cuenta Fabio Marquez (@paisajeante), autor del libro Mariposas Porteñas y parte del gran equipo que terminó de darle forma a Las Flores-. Este es un jardín que va a evolucionar con el tiempo, no va a ser estático ni rutinario”.CIENCIA Y GASTRONOMÍAAdemás de toda su particularidad, el jardín es la transición (o intersección) entre el día y la noche, entre la confitería y el restaurante, entre los dominios de Chula Galvez y los de Santiago Perez, la joven pareja que está al frente de la propuesta gastronómica. Se conocieron trabajando en Miami y cuando apareció el proyecto de Las Flores dejaron en suspenso su idea de volver a instalarse afuera. Se quedaron y armaron un curioso tándem de cocina y ciencia con dos biólogos, Joaquín Ais y Pablo Moroni que habían conocido en la pandemia. Durante meses la casa de Chula y Santiago fue el laboratorio que usaron para probar recetas y técnicas. Hoy ese espacio, abierto a todos los que trabajan en el restaurante, se trasladó al primer piso de Las Flores, entre libros, calendarios con los productos de estación, frascos de especias y hierbas y papers.El patio salvaje y agreste de Las Flores, en versión nocturna.GentilezaLa carne ocupa un buen espacio en la carta del restaurante.Julián Palma Torres “Tanto Chula como Santi son muy valientes. Tenés que soportar que alguien te cuestione todos los días. Es heavy metal. Y ellos entendieron desde el primer momento que el camino era por ahí”, dice Ais. Otro objetivo de los científicos es “permear” cada vez más a la cocina para que prueben nuevas cosas. Por ejemplo, el alcaucil que está entrando en la carta de primavera lleva burrito y cedrón, ambas verbenáceas, una familia de plantas que vienen investigando hace unos diez años (de hecho acaban de publicar un artículo en una revista de botánica que lista las especies comestibles en América Latina).Los cocineros pasan al menos una hora a la semana en el laboratorio, casi un refugio anti “perro”, esa expresión que se usa en los restaurantes para describir el rush del servicio. “La idea del laboratorio es todo lo contrario: que dejen de hacer 75 milanesas y que paren un rato: a pensar, a pensarse, a hacerse preguntas”.EL PAN DE CADA DÍAEl menú es 100% sin gluten, incluyendo los panes: usan otras harinas y féculas para lograr panes fantásticos y crujientes.Julián Palma Torres Todo el menú es 100 por ciento sin gluten, una búsqueda previa de Chula que entusiasmó al resto del equipo. Hay platos vegetarianos y veganos, pero la carne ocupa un buen espacio en la carta. En su brevedad, la intención es que sea lo más inclusiva posible. Pero si hay un plato que sintetiza el trabajo acá es algo en apariencia tan prosaico como el pan. Surgió de pastelería, lo ejecuta cada día cocina, pero en su creación también intervino el laboratorio en esa búsqueda de trabajar con otras harinas y féculas para lograr un pan fantástico y crujiente (y casi adictivo) aún sin gluten. La receta que usan incluye papa, mandioca y sorgo.La cava incluye 140 etiquetas y las botellas están a la vista de los comensales.Julián Palma Torres El salón siempre luminoso gracias a sus ventanales inmensos y techos altos.Con sus techos de vértigo, sus enormes ventanales y su ahora cocina a la vista, Las Flores ya se vislumbra como una de las aperturas del año. Y de seguro, la más ambiciosa. El equipo lo completan Felix Gehle, que nació prácticamente en una cocina, se puso al hombro la obra y hoy dirige el salón. Y la sommelier Sol Tony, cuyo territorio es la cava con más de 140 etiquetas.Así, un día de otoño, casi pisando el invierno, varios meses después de lo planeado, Buenos Aires recuperó uno de sus espacios gastronómicos más bellos y notables.
Cecilia BoullosaSeguí leyendoUn hito de Belgrano. De hotel de prestigio a restaurante: reabrió un icónico edificio del barrioDe película. Los 6 restaurantes más espectaculares de Buenos AiresTiene una pileta de ostras. En Palermo Chico, Dante Liporace abrió una cantina de marConforme a los criterios deConocé The Trust Project

Fuente

Categories
lugares revista Ñ

El Castillo de Mandl, la coqueta propiedad de un aristócrata austríaco que se transformó en hotel boutique en La Cumbre

>LA NACION>Revista LugaresConstruida en un alto, la elegante propiedad está decorada con exquisito gusto y es atendida por sus dueños. Las mismas habitaciones que hospedaron a condes y príncipes hoy reciben turistas en las sierras cordobesas.11 de agosto de 202210:03Constanza GechterGuillermo Toribio, Guimi, es uno de los tantos que eligió La Cumbre como lugar donde establecer domicilio. No es que lo anduviera buscando, pero tras idas y vueltas de la ciudad a la sierra, un buen día cumplió un deseo: apoderarse de un castillo sin ser dueño ni rey. “El Castillo de Mandl era un lugar misterioso al que nadie entraba, cuyo dueño austríaco lo visitaba un mes al año, y era heredero de la mayor fábrica de municiones de su país”, cuenta.Guimi, el anfitrión, contempla el paisaje serrano desde uno de los arcos de piedra del castillo.Denise GiovaneliA 95 km de la ciudad de Córdoba, en el verde paisaje del Valle de Punilla y con vista a las Sierras Grandes, se encuentra esta palaciega construcción convertida en hotel boutique de 13 suites y departamentos, en un campo de 60 hectáreas. Primero fue un castillo medieval con torres y almenas: así lo edificó en 1930 el médico rosarino Bartolomé Vasallo como residencia de verano. Diez años más tarde, “el fuerte” fue adquirido por el aristócrata austríaco Fritz Mandl, quien lo remodeló por completo en clave modernista. Aunque lo despojó de su estilo fortaleza –en lugar de las torres, hay techo y tejas–, el sitio conserva todo su esplendor.La historia cuenta que Fritz Mandl recorría el valle sobre su caballo árabe impecablemente vestido con botas de montar, escoltado por sus invitados en ceremonioso silencio. Parco y distante como él solo, el austríaco mujeriego, coleccionista de buen arte, de casas, muebles y zapatos a medida, fomentó todo tipo de rumores en la comunidad local.En las mismas habitaciones donde se alojaron condes y príncipes, hoy lo hacen turistas. Cada una tiene su estilo y disposición particulares, pero todas son muy amplias.Denise GiovaneliEspléndido comedor con vista a las sierras: en la mesa redonda caben 18 personas.Denise GiovaneliLa fachada de la imponente casona, rodeada de verde. Tiene 13 habitaciones, un amplio living, bar y sala de juegos. Denise GiovaneliCuando en 1983 le ofrecieron a Guimi subir hasta allí por primera vez, quedó pasmado. Muchos años y conversaciones tuvieron que pasar para que lograra alquilar a los herederos la propiedad de 2.000 metros cuadrados con todos sus muebles, remodelarla muy poco y convertirla, junto a su esposa, Carola Bargalló, en hotel boutique. En 2006, combinó con Alex Mandl, hijo de Fritz, para tomar las riendas y comenzar a recibir turistas.Eso sí, en honor al solemne Mandl y al respeto que de joven le generaba el castillo, mantuvo los letreros de “Prohibida la Entrada” y “Cuidado con los Perros”, adheridos al túnel de acceso que corre bajo la casa y hace las veces de muro de contención. Un poco intimidan, un poco atraen, en especial si se llega allí en una fría y oscura noche.Una de las terrazas para admirar el entorno. Desde 2006, el castillo recibe huéspedes en plan de desconexión.Denise GiovaneliVarios de los muebles que decoran la mansión fueron provistos por la prestigiosa casa Comte de Buenos Aires que eligió el decorador de interiores Jean Michel Frank. El francés se abocó a crear interiores minimalistas, con piezas de formas simples y materiales nobles. El resultado es un espacio austero pero cálido, sin excesos. Cada ambiente de a casa es un homenaje al art déco.De otro mundo es el gran comedor con una increíble mesa redonda para 18 personas. Para los sentados a esa y otras mesas, cocina orgulloso Guimi, que se puso el proyecto al hombro y es un especie de hombre orquesta que elabora platos y atiende a los huéspedes, a la vez que recomienda paseos y atractivos en los alrededores.La extensa pileta es el gran atractivo del verano.Denise GiovaneliEntre las sierras, la inconfundible arquitectura de El Castillo de Mandl.Denise GiovaneliEn las mismas habitaciones donde se alojaron condes y príncipes, hoy lo hacen turistas: hay suites dobles y dos departamentos cuádruples, cada uno con su estilo y disposición particulares. La habitación más pequeña tiene 20 m2 y la más amplia, 60 m2.En plan recreativo, hay un bar, una sala de juegos y una piscina con solarium. Para garantizar mayor intimidad y el espíritu palaciego, no reciben niños menores de 12 años. Puertas afuera, el menú de actividades es muy variado: trekkings, cabalgatas, bicis, parapente y golf en el cercano Club de Golf La Cumbre, de 18 hoyos. Constanza GechterSeguí leyendoCalamuchita. Dónde dormir y comer y cuáles son los mejores paseos del valle cordobésRécord. Es santiagueño, trabajó en Singapur y Londres, tiene el mejor restaurante de Córdoba (y el más angosto del país)Escapada serrana. Una estancia con encanto a los pies del cerro ChampaquíConforme a los criterios deConocé The Trust Project

Fuente