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Destrucción, contaminación y riesgo ambiental acechan el regreso de refugiados sudaneses

Jartum, 17 abr (EFE).- El regreso de los refugiados sudaneses a ciudades como Omdurmán -la mayor y más poblada del país- impulsada por las autoridades supone aún una amenaza para los ciudadanos ante la existencia los graves riesgos ambientales, la destrucción de los servicios públicos, así como la presencia de cadáveres y deshechos militares.Así lo advierten a EFE expertos ambientales locales, que han alertado sobre el peligro de fomentar el regreso de los ciudadanos a sus hogares sin antes adoptar medidas para confirmar la viabilidad de las viviendas, las infraestructuras y si es seguro residir en una zona asolada por un año de combates.Tras recuperar gran parte de la ciudad de manos de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), las autoridades controladas por el Ejército están animando a los desplazados a que regresen a sus hogares, restableciendo funciones públicas como la policía, los mercados y bancos.No hay medidas, sin embargo, para controlar la grave contaminación que afectó a la ciudad tras un año de feroces combates en las que se empleó todo tipo de armamento y explosivos que han dejado contaminado “aire, tierra y agua”.Algunas viviendas y edificios han sido demolidos, otros severamente dañados y se entiende que hay todavía municiones y bombas sin detonar entre los escombros.Otra amenaza son los cadáveres acumulados en calles y edificios, que no se han retirado, y la presencia de manadas de perros y gatos callejeros.Unas 15.000 personas han muerto por la guerra, según la ONU, que también ha declarado a Sudán como el país con la peor ola de desplazados del mundo, con más de 8,5 millones.Los expertos señalan que la destrucción generalizada que sufrieron hospitales y escuelas de medicina, que contaban con muestras de bacterias y virus, ha provocado que se rompiera la cadena de seguridad y que se hayan filtrado al exterior, lo que constituye “una amenaza muy peligrosa para la salud y el medio ambiente”.Talaat Dafaalá, especialista en gestión ambiental, describió a EFE la situación en el Viejo Omdurman como “catastrófica” y dijo que “los llamamientos para el regreso de los residentes sin planificación ni prestación de servicios aumentarán el sufrimiento”, un drama que además “caerá en oídos sordos”.”La situación medioambiental es catastrófica, no sólo por los restos de los muertos, sino también por los restos de proyectiles y balas. Hay contaminación del aire, del agua y también contaminación acústica debido al sonido de cañones y proyectiles, además de otros efectos que no fueron supervisados de manera profesional por falta de seguridad”, dijo.Así, instó a que la sociedad civil tome medidas para restablecer la habitabilidad de la ciudad una vez vuelva a haber seguridad, y que las agencias oficiales combinen sus esfuerzos para limpiar los desechos, deshacerse de los restos militares, proporcionar electricidad, agua y servicios antes de convocar a la población para que regrese de manera organizada.La destrucción que afectó a los hospitales y laboratorios, donde se produjeron “fugas”, así como la destrucción de los lugares de tratamiento de aguas residuales y de los equipos que emiten radiación aún no ha sido revisada por falta de equipos y personal especializado.”La situación requiere un plan de emergencia urgente para un seguimiento científico preciso”, dijo Dafaalá, quien instó a que participen en esta tarea organizaciones de las Naciones Unidas “que cuentan con personal capacitado para atender estos casos”.Por su parte, el portavoz del Ministerio de Salud, Mohamed Ibrahim, afirmó a EFE que se había preparado un plan integrado para hacer frente a las condiciones en hospitales y laboratorios, cuya implementación ya ha comenzado.En ese sentido, indicó que la recomendación es que el regreso de los ciudadanos sea gradual tras revisar el estado del entorno y se pueda garantizar que no haya, por ejemplo, minas sembradas alrededor de las viviendas o la presencia de materiales inflamables y proyectiles sin detonar. Al Nur al Zaki

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