La primera vez que vi a Abdo (nombre ficticio para proteger su identidad), estaba tan débil que era incapaz de caminar. Hay muy pocas carreteras o coches en los alrededores de Lankien, una remota localidad de Sudán del Sur, así que su familia tuvo que cargar con él mientras caminaban durante tres días para poder llegar hasta el hospital.Seguir leyendo
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