El partido parecía ganado. Los Golden State Warriors llevaban cinco puntos de ventaja y tenían la posesión cuando quedaban solo 42 segundos. En ese momento, Stephen Curry, al verse presionado, pidió tiempo muerto desde la pista, pero había un pequeño problema: los Warriors ya habían agotado sus tiempos muertos. Un error de principiante a cargo de la estrella del equipo que ha estado a punto de poner a los vigentes campeones de la NBA al borde de la eliminación.Seguir leyendo
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