A costa de su propia salud, Josefina Guardián reclamó la libertad de su hija, Ana Margarita Vijil, y su nieta, Tamara Dávila, quienes fueron presas políticas del régimen nicaragüense. (Foto Cortesía)Josefina Gurdián no pudo ver libre a su hija, Ana Margarita Vijil Gurdián. Tampoco pudo ver libre a su nieta Támara Dávila. Ambas pertenecen al movimiento político Unamos, y fueron capturadas por el régimen de Daniel Ortega en junio de 2021 en unas redadas que buscaban destruir la oposición política en Nicaragua para impedir su participación o activismo en las elecciones generales de noviembre de ese año.Las dos mujeres permanecieron durante casi dos años en las cárceles de Ortega, en celdas de aislamiento, y fueron desterradas el 9 de febrero de este año, en un vuelo que llevó a 222 presos políticos hacia Estados Unidos.Gurdián, conocida popularmente como Pinita, falleció este domingo en Managua sin reunirse con su hija y su nieta y sin poder continuar el tratamiento contra el cáncer que llevaba en Costa Rica, porque el régimen de Daniel Ortega le impidió salir de Nicaragua y le quitó su pasaporte.El 2 de septiembre de 2021, Guardián pretendía viajar a Costa Rica para el tratamiento médico especializado contra el cáncer de ovarios que recibía en ese país. Al llegar al puesto fronterizo de Peñas Blancas, las autoridades nicaragüenses de Migración le retuvieron el pasaporte y le impidieron la salida del país. Al pedir explicación, los funcionarios solo le dijeron: “Son orientaciones de arriba”.“Yo soy una paciente de cáncer desde 2019 y de vez en cuando me tengo que hacer un examen con un equipo que no existe en Nicaragua, pero en Costa Rica sí hay, entonces mi hija me acompañaba para hacerme el chequeo para ver cómo estoy, a ver si el cáncer está en receso o si ha avanzado algo, porque el doctor hace tres meses había visto algo que no le había gustado mucho y me dijo que en tres meses me iba a hacer el examen”, declaró Gurdián al diario La Prensa en esa ocasión.“Yo les enseñé los papeles a lo que iba, les enseñé el lugar donde me iba a hacer un examen médico; no revisaron mucho, solo se llevaron los dos papeles donde me iban a hacer el examen médico, pero yo llevaba todos los exámenes míos y los documentos llenos, con información de los exámenes recientes que me había hecho, que me pidieron para que llegara preparada”, añadió.Guardián era todo un personaje en Nicaragua. Nacida en 1944, durante muchos años mantuvo un programa de televisión llamado “Cocinando con Pinita”, donde daba clases de cocina. Su pastelería era un sitio de referencia en Managua.En una fotografía previa al encarcelamiento, Josefina Gurdián junto a su hija, Ana Margarita, quien se rapó en solidaridad con su madre enferma.(Foto cortesía)Precisamente, se encontraba en uno de sus rutinarios tratamientos en Costa Rica, cuando se enteró de la captura de su nieta, Tamara Dávila, el 12 de junio de 2021, y el de su hija, Ana Margarita Vijil, al día siguiente.“En Nicaragua no tenemos un Pet Scan (tomografía por emisión de positrones), examen que debo hacerme anualmente por mi problema del cáncer. Todavía estoy sufriendo los destrozos que las quimioterapias causan al organismo. Y aquí, de lejos, me ha tocado vivir el encarcelamiento de mi hija y mi nieta. Hasta el momento no sabemos cómo están. No permiten que nadie las vea, ni su abogada. Para todo fin, mientras no las podamos ver, su estado legal es de desaparecidas. Tampoco permiten pasarles comida sólida, solamente permitieron pasar artículos de higiene, agua y galletas”, escribió Pinita en una carta pública que difundió a través de redes sociales.El viernes pasado, Gurdián sufrió una crisis por “un bajón de potasio”, explicaron los familiares y “con ese cuadro no podía tener su propia quimioterapia”. El domingo 27 de agosto falleció de un infarto fulminante.“Ha muerto Pinita Guardián, quien hizo de su vida un modelo de conducta ética y de compromiso con la libertad, la justicia y la democracia desde su fe cristiana. Impedida de salir del país no pudo ver ya a su hija Ana Margarita, despatriada y desterrada, ni a su nieta Tamara, despatriada y desterrada también. ¡Qué ejemplo deja esta mujer de ñeque!”, publico en su cuenta de Twitter el escritor nicaragüense Sergio Ramírez Mercado, desde el exilio.Durante estos dos últimos años, Gurdián luchó por la libertad de los presos políticos de Nicaragua, al punto de, según confesó, descuidar su tratamiento. Esto, unido a la imposibilidad de seguir recibiendo la atención médica especializada que le brindaba un hospital en Costa Rica, terminaron acelerando el progreso de su enfermedad.“El cáncer que más me mata es la cárcel de mi hija y mi nieta”, afirmó a la revista Domingo, del diario La Prensa, en julio de 2022.
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