Expertos en Responsabilidad Social Corporativa (RSC) auguran un 2024 marcado por la sostenibilidad, la Inteligencia Artifical o la agenda social, donde las personas se sitúen en el centro de la acción empresarial, que no deben dejar de lado la transparencia y la rendición de cuentas.
En declaraciones a Europa Press, la directora general de Fundación SERES, Ana Sainz, ha indicado que “2023 ha sido un año cargado de desafíos de todo tipo: geopolíticos, económicos y, por supuesto, también sociales”, sin olvidar “una revolución tecnológica sin precedentes”.
“Un ejemplo paradigmático ha sido la IA generativa que además ha estrenado en Europa una regulación pionera (Reglamento Europeo de Inteligencia Artificial, IA Act en su denominación en inglés) que muestra su preocupación y salvaguarda de aspectos como la ética y la responsabilidad en el uso de ésta”, ha apostillado.
Sobre 2024, Sainz ha señalado que algunos economistas creen que será “el año de los desafíos con la D de desinflación, la deuda, la desglobalización, al que siguen otros dos más relacionadas con las personas como son la desigualdad y la demografía”, a los que ha añadido “un par de ‘eses’ como son lo social y la sostenibilidad, dos ejes determinantes en esta década que nos acerca a la ambiciosa Agenda 2030”.
“Solo las compañías con un propósito claro, conectadas con el negocio, con impacto positivo en las personas y capaces de medirlo serán sostenibles en el tiempo. No solo el desempeño sino también su comunicación será uno de los cimientos más importantes para generar confianza y trasladar un mensaje claro y transparente para clientes e inversores”, ha asegurado.
En materia de sostenibilidad, ha indicado que “el escrutinio a las empresas se incrementa y la confianza se revela como un gran acelerador de los factores ESG dentro de las corporaciones y como un intangible más poderoso y eficaz que la reputación para activar comportamientos positivos hacia la empresa”.
“Con la transición hacia una economía verde, la igualdad de género, la cohesión territorial y social hay que trabajar bien cuál va a ser el papel de todos y cada uno de los agentes de cambio y cómo se va a tejer el plan de trabajo conjunto que permita la colaboración público-privada para caminar hacia una economía digital, sostenible y resiliente. Ofrecer una respuesta a la altura de este desafío pasa por evaluar el valor adicional de los criterios ESG y ser capaces medirlo”, ha augurado. En este sentido, ha recordado que SERES desde hace varios años impulsa métricas que permitan contar con una medición de lo social.
“Este 2024 nos presenta ante una agenda social que continuará girando en torno al liderazgo responsable, los derechos humanos, las iniciativas para acelerar la recuperación con modelos más inclusivos, el nuevo paradigma en el que el compromiso empresarial es un elemento primordial para los inversores en todo el mundo y herramientas que permiten comparar el impacto de las empresas. Un progreso que exigirá reflexión, conocimiento y por supuesto abordar los desafíos sociales asociados también a la tecnología”, ha resumido.
Por todo ello, ha puesto el foco en la importancia de que las personas estén “en el centro de todo avance tecnológico”. “No me cabe la menor duda de que nos encontramos en un momento excepcional, en el que una gestión responsable no solo es importante, sino urgente”, ha defendido.
Por su parte, la directora ejecutiva de Pacto Mundial ONU España, Cristina Sánchez, ha asegurado que “2024 se presenta como un hito en la evolución de la sostenibilidad empresarial, en el que el despliegue normativo emerge como un impulsor clave del cambio”.
“Por esta razón, la rendición de cuentas se convertirá en un requisito fundamental para las empresas, siendo cada vez más demandada, tanto por la normativa como por los consumidores y la comunidad inversora”, ha añadido, recordando los informes de progreso que lleva a cabo el Pacto Mundial, que facilitan a las empresas “la alineación de sus reportes con los estándares internacionales más comunes”.
“También este año tendrá que intensificarse la participación activa del sector privado en los ecosistemas públicos, por lo que instamos a las empresas a comprometerse públicamente en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y a colaborar con gobiernos para superar obstáculos en la senda de los resultados sostenibles. Y, por supuesto, la cadena de valor sostenible seguirá siendo un objetivo central, que exigirá a las empresas que revisen y transformen sus cadenas de suministro para reducir su impacto ambiental y social”, ha añadido Sánchez.
A su juicio, “la transformación del sistema financiero será en este período una prioridad ineludible”. “La aceleración en este ámbito se vuelve imperativa para abordar la transición energética, el logro de los ODS, la adaptación climática y la reducción de inequidades”, ha observado.
“Fijar compromisos cuantitativos, con fines temporales, públicos y alineados con las grandes urgencias es el enfoque de las empresas que quieren estar a la altura. El momento del compromiso ya fue superado. El dato público y su seguimiento es el indicativo de la gestión sostenible”, ha argumentado.
“En resumen, el año 2024 se vislumbra como un periodo en el que las empresas no solo responden a las crecientes expectativas sociales y normativas, sino que también se posicionan como líderes proactivos en la creación de un futuro empresarial sostenible y ético. La combinación de normativas más estrictas, la rendición de cuentas transparente y la colaboración activa con los sectores público y financiero marcará el camino hacia una transformación empresarial positiva y duradera”, ha concluido.
Desde Forética, su director general, Germán Granda, ha señalado que “el 2023 ha vuelto a demostrar que la sostenibilidad se ha consolidado como “gran oportunidad ante los retos ambientales, sociales y de gobernanza a los que se enfrentan no solo las naciones, sino también las empresas de todo el mundo”.
“La generación de confianza seguirá siendo un factor muy relevante para avanzar en los aspectos de sostenibilidad, ya sea a través de una mayor transparencia en el año que entra en vigor la directiva de información en sostenibilidad e Europa (CSRD) con sus estándares asociados (NEIS) al tiempo que en otras jurisdicciones del mundo lo harán los ISSB. O a través del seguimiento más detallado y transparente, como puso de manifiesto la COP 28, de los compromisos (producción de energías renovables y eficiencia energética entre otros) y planes de transición tanto empresariales como de países en sus emisiones de GEI”, ha precisado.
Granda también ha recordado que España actualizará el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 en 2024 y las empresas deberán estar atentas en el primer trimestre a la nueva directiva de greenwashing, entre otras cuestiones.
“La agenda de sostenibilidad estará protagonizada también por la inteligencia artificial ya que, si se usa de manera responsable, puede ser un gran aliado en la mejora y aceleración de los impactos positivos en un momento en que se necesita un doble esfuerzo”, ha indicado.
Para Granda, “el talento seguirá demandando compromisos en sostenibilidad a la vez que esfuerzos en las empresas por generar entornos donde estar al día (empleables) y avanzar en su desarrollo profesional ante los cambios tecnológicos y en materia de sostenibilidad tan profundos”.
Por último, Granda ha avanzado que “el incremento de las catástrofes climáticas y sus consecuencias económicas y sociales podrían hacer que los países y empresas se planteen invertir más en adaptación, prevención de impactos en la salud y en parar y revertir la pérdida de naturaleza”. “Dejamos el 2023 como el año con la temperatura más elevada. Esperamos que 2024 sea el año que eleve la acción”, ha reclamado.