El Tribunal Supremo de Israel ha ordenado la suspensión a partir del próximo 1 de abril de la financiación de aquellas escuelas religiosas (los yeshivot) que ignoren el alistamiento militar al que deberán someterse sus estudiantes desde el fracaso de las negociaciones para prolongar la exención vigente hasta ahora.
La incapacidad del Gobierno israelí para sacar adelante una nueva prórroga de la exención — ampliada por última vez en junio de 2023 — ha provocado que, tal y como entiende el Supremo, el marco legal para aplazar el servicio militar de los estudiantes ultraortodoxos dejará de existir a partir del 31 de marzo.
La decisión del Tribunal implica el reconocimiento del alistamiento universal en todo el país, sin excepciones, la orden de la corte tiene de momento un carácter paulatino y solo cobrará efecto en su totalidad a principios de agosto — el final del año escolar en los yeshivot — en un respiro para el Gobierno israelí, fracturado sobre este debate.
De hecho, los partidos ultraortodoxos de la coalición que lidera el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, Judaísmo Unido de la Torá y el Shas, han amenazado con dejar el Gobierno si finalmente los haredim acaban incorporados obligatoriamente a filas.
“Es una marca de Caín”, ha denunciado el fundador de Shas, Aryeh Deri, sobre la orden del Supremo, “que supone un maltrato sin precedentes a los estudiantes de la Torá en la tierra de los judíos”, recoge el ‘Jerusalem Post’. El líder de Judaísmo Unido de la Torá y ministro de Vivienda, Yitzhak Goldknopf, la ha descrito como “una mancha y una desgracia”.
La guerra de Gaza y la erosión que ha provocado en el Gobierno israelí ha condicionado enormemente las negociaciones sobre esta cuestión hasta el punto de que el ‘número dos’ del gabinete de guerra que lidera Netanyahu, el presidente de la alianza Unidad Nacional y ex jefe del Estado Mayor, Benny Gantz, tuvo que desmentir ayer por la noche que hubiera aceptado una propuesta de ampliar la prórroga a cambio de tumbar al Ejecutivo del primer ministro.
“Jamás he condicionado el alistamiento a unas elecciones, y no voy a aceptar ninguna propuesta que se salte al Tribunal Supremo sin una solución que satisfaga al Ejército o a la sociedad israelí”, ha manifestado en su cuenta de la red social X, antes de aplaudir de todas formas la decisión del Supremo.
“La cuestión no es la decisión del tribunal, sino la necesidad de nuestros soldados durante esta difícil guerra y la necesidad de nuestra sociedad de que todos participen del derecho a servir al país”, ha indicado.
“El Tribunal Superior ha dictaminado hoy una obviedad y es hora de que el Gobierno haga lo mismo. Es hora de actuar”, ha remachado.