Bangkok, 14 ago (EFE).- La junta birmana emitió este miércoles un inusual comunicado que desmiente los rumores sobre un golpe de Estado interno, los cuales tacha de “campaña de desinformación”, en plena crisis de poder ante los avances de una ofensiva rebelde y de fuerzas prodemocráticas. “Es una campaña de desinformación para destruir la paz y la estabilidad de nuestro país”, señala el comunicado de la junta, que afirma que “el jefe de Estado”, el general golpista Min Aung Hlaing, y “nuestros oficiales están cumpliendo con sus obligaciones nacionales”. El comunicado se publica después de que en las redes sociales se compartiera información que apuntaba a un golpe militar para destituir a Ming Aung Hlaing, el mismo día en el que se espera la visita al país del canciller chino, Wang Yi.China es el principal socio de Birmania, pero mantiene una compleja relación con la junta militar, manteniendo lazos tanto con los militares como con fuerzas rebeldes.Según el comunicado castrense, el rumor del golpe provino de un comentario publicado el 12 de agosto en la cuenta en Facebook de “Captain Seagull”, con 11.000 seguidores y seguidor del Movimiento de Desobediencia Civil, surgido tras la asonada del 1 de febrero de 2021 que puso a los mandos a Min Aung Hlaing. El Movimiento de Desobediencia Civil, por su parte, publica este miércoles en su cuenta en X que, “aunque parezca ser un rumor, podríamos no saber nunca lo que pasa entre bambalinas”, después de advertir que Min Aung Hlaing “ha sistemáticamente purgado a todos los reformistas y moderados del Ejército en los últimos años”.En otra rara reciente intervención, Min Aung Hlaing admitió hace días en un discurso la presión contra el régimen militar debido a los múltiples frentes abiertos por los grupos rebeldes que combaten al Ejército. La ofensiva rebelde se intensificó a raíz de la llamada “Operación 1027”, por su fecha de lanzamiento el pasado 27 de octubre por un grupo de guerrillas étnicas en el norte del país, algunas con vínculos con China, a la que se han ido sumando otras milicias, suponiendo la mayor amenaza a la junta desde el golpe. La asonada acabó con diez años de transición democrática en Birmania y abrió una espiral de violencia que ha exacerbado la guerra de guerrillas que el país sufre desde hace décadas, con miles de jóvenes uniéndose a grupos armados que combaten al Ejército.La ONU advirtió el martes en un informe de que hay “pruebas sustanciales” de que los crímenes de guerra y de lesa humanidad cometidos por el Ejército birmano “han escalado a un ritmo alarmante” en el pasado año.
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