La Policía de Israel ha detenido este sábado a un adolescente de 17 años acusado de haber participado en el ataque con coche bomba que tuvo lugar el jueves en la ciudad de Ramla, en el centro de Israel, y que se saldó con cuatro muertos y nueve heridos.
Aunque el ataque no está siendo investigado como un atentado terrorista, más de 500 efectivos han sido desplegados en el marco de una serie de redadas llevadas a cabo en la localidad, según han explicado las autoridades israelíes, que achacan lo sucedido a un aumento de la “actividad criminal” en la zona.
Las redadas se han extendido además a las ciudades de Lod y Dahmash, tal y como recoge el diario ‘The Times of Israel’. El ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, ha prometido que la Policía “irá a la guerra ahora, después de haber hecho la vista gorda ante el crimen organizado de la comunidad árabe”, unas palabras con las que intenta despejar las críticas vertidas en su contra por no abordar el problema de forma efectiva.
Informaciones preliminares apuntan a que la explosión se produjo por la detonación de una granada supuestamente robada a las Fuerzas Armadas israelíes. Las autoridades barajan la posibilidad de que el ataque esté relacionado con una disputa entre varias familias.