Si había un voto opaco a los sondeos era el de Jair Bolsonaro. El presidente llevaba meses disparando contra las encuestas de opinión que le daban menos del 35%. Aniquiló todas las expectativas. Con el 99% escrutado, obtuvo el 43,2% de los votos, a cinco puntos de distancia de Lula da Silva. Las previsiones más optimistas lo daban entre 10 y 15 puntos abajo. Bolsonaro incluso lideró el conteo hasta bien entrada la noche. Los seguidores de Luiz Inácio Lula da Silva apretaban los dientes, confiados en el voto del nordeste y los grandes centros urbanos. Pudieron celebrar, pero sufrieron. La ultraderecha era más fuerte de lo que mostraban todas las encuestas y emprende la carrera final hacia la segunda vuelta con la adrenalina de quien se siente vencedor en la derrota.Seguir leyendo