París apagó el pebetero de los Juegos en los que el ‘Team España’ hizo el equipaje sin romper el ‘techo de cristal’ de las 22 medallas de Barcelona’92, con 18, una de ellas el bronce del K-4 con el que Saúl Craviotto ya es el español que más metales tiene, los del llanto roto de Carolina Marín y los de una revolución aplazada hasta, al menos, Los Ángeles 2028.
Los Juegos de la paridad, en los que viajaron, por vez primera, más deportistas mujeres españolas (193) que hombres (190), rebajaron el optimismo sobre el modelo del deporte español y esa revolución aplazada. “No es el resultado esperado, pero esto es deporte”, apuntó el presidente del COE, Alejandro Blanco, en la Casa de España este domingo en la hora del balance.
Esas 18 medallas, algunas de ellas de tanto lustre como el oro del fútbol 32 años después del labrado en el Camp Nou con aquel gol de Kiko, y los 9 cuartos puestos parecen escaso botín para la mayor inversión en la historia por parte del Gobierno español, los cerca de 1.000 millones anunciados por el presidente Pedro Sánchez para afrontar el periodo pospandemia. “España es el país con mejor coeficiente entre resultados deportivos e inversión”, asegura Blanco.
De 2022 a 2024 el presupuesto del CSD superó los 950 millones y el programa CSD Team España destinó 50 millones para ampliar las becas a los deportistas del agotado Plan ADO. Deportistas como la ex campeona olímpica en Rio Carolina Marín dispusieron de todos los medios necesarios como ‘sparrings’ asiáticos, dos, en el intento de la onubense revalidar su oro olímpico, recursos para competir en el extranjero, concentraciones en altura, técnicos, bases de big data e IA y, entre otros, cámaras de hipoxia con las que oxigenar su sangre para maximizar su rendimiento.
Ese maná se tradujo en resultados que alimentaron los pronósticos del presidente del COE y también del máximo responsable del CSD, José Manuel Rodríguez Uribes, quienes reiteraron una y otra vez en sus declaraciones que las 22 medallas de Barcelona’92 serían ya cosa del pasado.
Esas cábalas no eran hechas al azar. Los informes elaborados por los de los técnicos de las dos ‘casas del deporte español’ apoyaban sus argumentos: en 2023, los deportistas españoles lograron 63 medallas en Mundiales y Europeos. El conteo de los años preolímpicos previos a Pekin 2008, Londres 2012, Rio 20216 y Tokyo 2020 era cercano a las 40. Si había más dinero que nunca y las medallas caían a borbotones en los Mundiales como el de atletismo del año pasado en Budapest, con el doblete de oros de Álvaro Martín y María Pérez en los 20 y 35 kilómetros marcha, y la plata de Mo Katir (sancionado después) en el 5000, dónde ha estado el problema (deportivo o mental) en Paris 2024.
“Si esto fuera pura matemática no serían los Juegos”, recalcó Blanco. No obstante, precisamente el atletismo, con el oro del saltador de triple Jordan Díaz y el mixto en la maratón de la marcha, junto a la plata de Pérez y el bronce de Martín en el 20K, y los tres bronces de los palistas en el Estadio Náutico de Vaires-sur-Marne han propulsado al deporte español al decimoquinto puesto en el medallero, siete plazas mejor que en Tokio.
El bronce del K-4 de Saúl Craviotto, junto a Marcus Cooper, Carlos Arévalo y Rodrigo Germade, fue uno de los apuntes positivos de Paris 2024, que quedará para los libros de historia, pues el ilerdense se convirtió en el deportista español con más medallas en los Juegos, con seis -dos oros, dos platas y dos bronces-, desempatando del expalista David Cal.
LA PRESIÓN Y LA CUESTIÓN MENTAL
Más noticias agradables fueron la plata del baloncesto 3×3 que cubrió el estrépito de las selecciones masculinas, en la que Rudy Fernández se despidió en sus sextos Juegos, y femenina, el oro que le faltaba al waterpolo femenino, el segundo en la historia de un equipo de mujeres tras el del hockey hierba en 1992, y el bronce de la natación artística que taparon las decepciones del velocista Hugo González en la piscina de La Défense.
El boxeo con la plata y bronce de los pupilos de Rafa ‘Balita’ Lozano Ayoub Ghadfa y el bronce de Enmanuel Reyes resarcieron de otras derrotas, las de Rafa Nadal, Jon Rahm, la selección femenina de fútbol, el gimnasta Ray Zapata, la triplista Ana Peleteiro, la taekwondista Adriana Cerezo o los palistas Marcus Cooper, Antía Jácome y María Corbera.
En los Juegos de otros adioses al margen del de Nadal y el posible de Marín y su llanto desgarrador, Pablo Herrera se convirtió en el jugador con más Juegos de la historia superando al brasileño Emanuel Rego que le ganó aquella final en la playa de Faliro en su debut en Atenas 2004 junto a Xavi Bosma, y Teresa Portela disputó los séptimos, a uno del marchador ‘Chuso’ García Bragado. “No me pongo fecha de caducidad”, afirmó, sin embargo, la gallega.
Con 409 millones de euros invertidos en la preparación olímpica por las federaciones, los resultados en París no han cumplido las expectativas de los directivos. Algunos de ellos apuntan a una cuestión de un fallo en la preparación mental o a la excesiva presión por parte de las autoridades. “Si no supieran soportar esa presión no estarían aquí, la presión se la ponen ellos”, responde Blanco.
El bronce de los ‘Hispanos’ con un equipo en construcción, mezcla del pasado y el futuro que viene, en la jornada de clausura de Paris 2024 es un rayo de luz entre la tormenta. El agua ya emborronó la inauguración de los Juegos de la ceremonia en el Sena, los del plusmarquista humilde Craviotto, las lágrimas de Marín y la foto de Nadal y Alcaraz de un deporte español que afronta, sin mitos ya como el propio Rafa, Pau Gasol, Lydia Valentín o Mireia Belmonte, ese relevo generacional y una revolución inacabada.
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