Investigadores del Grupo TXP de la Universidad CEU Cardenal Herrera (CEU UCH) de Castellón han publicado los resultados de un ensayo clínico que demuestra que la clozapina puede actuar como un estabilizador del estado de ánimo en pacientes con trastorno esquizoafectivo, “lo que supone un avance significativo para el tratamiento de esta enfermedad”, ha informado la institución académica en un comunicado.
El trastorno esquizoafectivo combina síntomas de dos trastornos: la esquizofrenia y el trastorno afectivo, como depresión o trastorno bipolar. Las personas con este trastorno pueden experimentar alucinaciones, generalmente auditivas, y delirios o creencias falsas, pero también pueden padecer episodios de depresión severa o fases de manía, han apuntado las mismas fuentes.
El ensayo clínico con este tratamiento se ha realizado sobre 27 pacientes vinculados al Consorcio Hospitalario Provincial de Castellón, tanto hospitalarios como ambulatorios, con trastorno esquizoafectivo y sintomatología psicótica resistente, durante más de dos años: entre junio de 2021 y julio de 2023.
En el estudio se ha seguido a los pacientes durante los primeros tres meses del tratamiento, con visitas mensuales en las que se ha evaluado la sintomatología afectiva, tanto maníaca como depresiva, el consumo de alcohol y drogas, los efectos secundarios de la clozapina y la cantidad total de medicación psiquiátrica que tomaban.
“Nuestro estudio refuerza la utilidad del fármaco más allá de su tradicional uso en síntomas psicóticos, como las alucinaciones o las paranoias, pues este ensayo clínico demuestra su efecto como estabilizador del ánimo”, ha apuntado el autor principal del trabajo, Marc Peraire, que realiza su tesis doctoral en la Escuela Internacional de Doctorado CEU (CEINDO).
Esta propiedad estabilizadora de la clozapina se manifiesta en la reducción de los síntomas afectivos en las primeras semanas de tratamiento, con efectos sostenidos a lo largo del tiempo. “Este hallazgo es crucial, ya que aborda una necesidad no satisfecha en el manejo de los síntomas afectivos del trastorno esquizoafectivo”, ha subrayado Peraire.
Otro aspecto destacado de los resultados de este ensayo clínico es que la clozapina, además de tener escasos efectos secundarios, permite la reducción de la dosis de otros medicamentos psiquiátricos. Así pues, mejora la tolerabilidad del tratamiento del trastorno esquizoafectivo, lo que a su vez mejora la adherencia a la prescripción por parte de los pacientes, reduciendo el riesgo de abandono, han apuntado desde CEU.
VENTAJAS DEL NUEVO TRATAMIENTO
Según ha destacado el investigador principal del Grupo TXP y profesor del Grado en Medicina de la CEU UCH, Gonzalo Haro, director de la tesis, “este ensayo clínico, realizado sin financiación por parte de ningún laboratorio farmacéutico y cuyos resultados son independientes, ha permitido fijar el tratamiento con clozapina por un coste de entre 20 y 40 euros al mes, diez veces inferior al de los nuevos antipsicóticos”.
Haro ha explicado que “durante la última década, conocer y diagnosticar el trastorno esquizoafectivo ha supuesto un gran esfuerzo para los profesionales de la salud mental, pero este esfuerzo no se ha visto reflejado en la búsqueda de un tratamiento específico ni por la administración pública, ni por la industria privada”. Este ensayo clínico es el primer trabajo que explora el efecto de la clozapina sobre la sintomatología afectiva en una enfermedad mental que sólo tenía un psicofármaco autorizado: la paliperidona.
El doctor Francisco Arnau, psiquiatra del Consorcio Hospitalario Provincial de Castellón y coautor del artículo, ha agregado que “este descubrimiento tiene el potencial de cambiar la práctica clínica actual y mejorar considerablemente la calidad de vida de los pacientes con trastorno esquizoafectivo”.
Otro de los elementos clave del estudio es que ha demostrado la eficacia de la clozapina en el tratamiento de pacientes con patología dual, es decir, personas que además del trastorno esquizoafectivo sufren también una adicción al alcohol o a las drogas.
Gonzalo Haro, actual presidente del comité nacional de la Asociación Mundial sobre Patología Dual (WADD, por sus siglas en inglés), ha destacado que los pacientes con patología dual sufren peor pronóstico de ambos trastornos, pues la adicción agrava la otra enfermedad mental y viceversa. “Por esta razón, suelen ser excluidos de los ensayos clínicos convencionales. Es necesario que los psiquiatras realicen un sobreesfuerzo a la hora de apoyarse en la investigación científica para elegir el mejor tratamiento para los pacientes duales”, ha dicho.
Dada la conveniencia de que el tratamiento de las enfermedades mentales tenga un enfoque biopsicosocial, que busque la integración del paciente en la sociedad, el equipo de investigación de este ensayo clínico ha sido multidisciplinar, contando con la participación de la doctora Ana Benito, psicóloga clínica de la Unidad de Salud Mental de Torrent (Valencia), e Isabel Almodóvar-Fernández, profesora de Enfermería en la Universitat Jaume I (UJI) de Castellón. También ha colaborado en esta investigación el doctor Alejandro Fuertes-Saiz, profesor de Medicina en la CEU UCH y psiquiatra responsable de la Unidad de Depresión Resistente del Hospital La Salud de Valencia.
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