>LA NACION>Lifestyle8 de julio de 202201:25Agustina CanaparoLA NACION“Quedaron como nuevas, no las reconozco”, dice Eduardo, tras recibir su par de botas de cuero impolutas y bien lustradas. Previo a retirarse se queda observando la vidriera repleta de automóviles, helicópteros, tanques de guerra y colectivos a escala. Por unos instantes, recuerda su infancia en el barrio. “Nos vemos Luisito, gracias”, saluda sonriente. Minutos más tarde, una señora, con un tapado largo de pana, se acerca al histórico local de compostura de calzado en busca de unos cordones redondos combinados y unas plantillas de corderito. Ella es clienta de toda la vida: durante muchos años acompañó a su madre y ahora continúa la tradición con sus nietos. “Vengo en un rato a buscar el par de zapatillas deportivas”, anticipa, un joven que pasó en bicicleta por la esquina de Juan Ramirez de Velasco y Bonpland. “Te espero. Ya las tengo listas”, le responde José Luis De La Cruz detrás del mostrador luciendo un delantal azul testigo de su labor: está manchado con cremas y pomadas de distintas tonalidades. Tras recorrer el salón del local se ubica en uno de sus sectores predilectos: frente a una antigua máquina de coser cueros. “Tiene mucha historia, más de 80 años seguro. Es manual, es decir, funciona a pedal. Era de mi padre. Él fue quien me enseñó todo de este oficio”, afirma.Nota sobre el oficio de zapatero a Luis De la Cruz en Chacarita. Su negocio fue escenario de una película y algunos artistas confían en el para llevar calzado de bailar. Darin es uno de sus clientes. Para Historias. Hernan Zenteno – La Nacion/Hernan ZentenoUn clásico de Chacarita que convive con el barrioLa zapatería De La Cruz es un clásico del barrio de Chacarita. Abrió sus puertas allá por el 1982 y se mantiene intacto al paso de los años. Por su estética con piso damero (de color negro y ocre), techos altos y gigantescos ventanales en más de una oportunidad ha sido elegida para filmaciones de cortos y películas. “Por la zona hay muchas productoras. Hace un mes, por ejemplo, vinieron para unas grabaciones y transformaron el local en una veterinaria. Estuvo el actor Martín Piroyansky. Fue muy divertido”, expresa, mientras le cose la base de goma a una bota femenina negra.Nota sobre el oficio de zapatero a Luis De la Cruz en Chacarita. Su negocio fue escenario de una película y algunos artistas confían en el para llevar calzado de bailar. Darin es uno de sus clientes. Para Historias. Hernan Zenteno – La Nacion/Hernan ZentenoLuis cuenta que se crio en el barrio. En la esquina del negocio familiar jugaba a la pelota con sus compañeritos de escuela, también con la suela o los tacos. “Nos conocíamos todos. Era muy lindo el ambiente”, rememora. Fue su padre Don Toribio Juan, oriundo de Apóstoles, Misiones, quien comenzó en el rubro. Toribio desde pequeño tuvo talento con las artesanías de cuero: en el campo realizaba sillas de montar, aperos, riendas y cabezadas para caballos. A los 20 años se mudó a Buenos Aires y consiguió un empleo en una fábrica de calzado. “En aquella época se hacía todo a mano: las terminaciones, las costuras. Todo era súper artesanal, no estaba tan industrializado como hoy”, dice. Luego, trabajó durante varios años como mozo en Caballito hasta que un amigo lo incentivó a regresar a su antigua profesión. En un aviso en un periódico vio que estaba en alquiler un amplio local con vivienda.Nota sobre el oficio de zapatero a Luis De la Cruz en Chacarita. Su negocio fue escenario de una película y algunos artistas confían en el para llevar calzado de bailar. Darin es uno de sus clientes. Para Historias. Hernan Zenteno – La Nacion/Hernan Zenteno“Lo vino a ver y descubrió que antiguamente también había una zapatería. Le encantó la tranquilidad del barrio. Además, la esquina le pareció estratégica porque pasan constantemente colectivos”, relata su hijo. Desde entonces De La Cruz permanece abierta y mantiene la esencia de los emprendimientos familiares. Doña Valentina García, la mujer de Toribio, siempre lo acompañó en el día a día del negocio. Actualmente, ella tiene 75 años y continúa trabajando en el local. “Siempre me atrajo el oficio, me gusta. Ayudaba mucho a mi marido con las costuras, pegados y terminaciones”, admite, la señora con un prolijo rodete en el pelo. En sus manos, tiene unas botas de cuero de caña alta marrones. “Este invierno se ven mucho de estos modelos”, revela.Nota sobre el oficio de zapatero a Luis De la Cruz en Chacarita. Su negocio fue escenario de una película y algunos artistas confían en el para llevar calzado de bailar. Darin es uno de sus clientes. Para Historias. Hernan Zenteno – La Nacion/Hernan ZentenoPor su parte, Luis arrancó a darle una mano a sus padres a los doce años en el sector de lustrado. Aquí aprendió el valor del trabajo y la importancia de los detalles. “Todos los calzados, sea la reparación que sea, se entregan siempre limpios y lustrados. Es un detalle que nos gusta”, adelanta. Él trabajó durante varios años en diferentes empresas hasta que su padre, quien ya estaba mayor, lo llamó para continuar con el legado. “En ese momento yo estaba en otro gremio e iba todos los días a una oficina de traje y corbata. Al principio, lo dudé, pero opté por ese camino y no me arrepiento”, confiesa. Uno de de sus primeros arreglos fue una matera de cuero. Observando aprendió el oficio. “Vine acá y de a poco empecé a tomarle el gustito. Yo soy un simple aprendiz, papá era el verdadero artesano. Cuando él se fue quise seguir sus pasos”, dice, con gran humildad, mientras cose la punta de una zapatilla color azul marino.Nota sobre el oficio de zapatero a Luis De la Cruz en Chacarita. Su negocio fue escenario de una película y algunos artistas confían en el para llevar calzado de bailar. Darin es uno de sus clientes. Para Historias. Hernan Zenteno – La Nacion/Hernan ZentenoNota sobre el oficio de zapatero a Luis De la Cruz en Chacarita. Su negocio fue escenario de una película y algunos artistas confían en el para llevar calzado de bailar. Darin es uno de sus clientes. Para Historias. Hernan Zenteno – La Nacion/Hernan ZentenoEn aquella época trabajaban muchísimo: el local abría a las siete de la mañana y cerraba a las 20hs. Había jornadas en las que llegaban a realizarle arreglos a más de cien pares. De la Cruz, reconoce que han cambiado las tendencias de los pies a lo largo de los años. “En los 80, 90 la gran mayoría de los arreglos de los hombres eran de mocasines. Mientras que las mujeres solían traer tacos altos más anchos de los que se ven hoy. Ahora hay muchos tacos con punta y finos”. Hace tres años que la gran vedette es la zapatilla. “Se despegan mucho las bases de suela. Hay que coserlas y pegarlas. También suelen traer pares con agujeros en las puntas. Muchos creen que las rompieron con sus uñas, pero en realidad es porque no tienen una protección interior resistente. Cada vez vienen de peor calidad”, considera.En el último tiempo muchos habitués se acercan al local con los modelitos de otras épocas que sacaron a relucir del closet. “Cada calzado es único y a todos los tratamos de reparar. Incluso muchos me traen cinturones, bolsos, valijas con cierto valor sentimental “, dice, mientras le entrega unas zapatillas de tenis a un vecino. Cambiar los cordones, el cambrillón, las suelas o las costuras, suelen ser los principales arreglos. De hecho, muchos se sorprenden cuando las ven impecables. “No parece mi bota” o “Quedaron como nuevos” son frases que suelen oírse a diario en su local. Con la pandemia ganaron protagonismo las “chinelas” y “pantuflas”. “La comodidad ante todo ¿No?”, considera. Mientras que los más pequeños se quedan fascinados con la variedad de cordones de colores que tienen para elegir. Actualmente salen mucho los flúor y los animal print.Nota sobre el oficio de zapatero a Luis De la Cruz en Chacarita. Su negocio fue escenario de una película y algunos artistas confían en el para llevar calzado de bailar. Darin es uno de sus clientes. Para Historias. Hernan Zenteno – La Nacion/Hernan ZentenoComo anécdota cuenta que muchos clientes se olvidan de retirar sus pedidos. “Aproximadamente un 15% deja sus pares a arreglar y no pasan nunca más a buscarlos”, afirma. Aquí los guardan por dos años, pero pasado ese tiempo se donan a Iglesias y a diferentes Ongs.“Camino y por el ruido que hacen mis botas ya les estoy avisando a una cuadra que estoy llegando”, dice una señora. Luis, entre risas, les responde que no se preocupe que le pondrá la suelina indicada. “También es un clásico que me digan que se resbalan. A todo le buscamos solución.”, agrega, quien ha salido campeón de truco (tiene cientos de trofeos en el local) y de taekwondo. Hace una década también tiene otro hobbie: coleccionar vehículos a escala.Nota sobre el oficio de zapatero a Luis De la Cruz en Chacarita. Su negocio fue escenario de una película y algunos artistas confían en el para llevar calzado de bailar. Darin es uno de sus clientes. Para Historias. Hernan Zenteno – La Nacion/Hernan Zenteno“Me fascina. Tendré más de dos mil piezas. Hace unos años se me ocurrió armar una pequeña vidriera en el local para exhibirlos. Resultó un éxito porque siempre atrae a niños y adultos”, cuenta. Tiene varios modelos de automóviles de la década del 70 y 90. También colectivos. Su preferido es el de la línea 60. Una vez al mes cambia la vitrina para sorprender a los curiosos. En muchos casos también es según el pedido de los clientes. Ha estado desde la colección de “Rápido y Furioso” con 45 autitos, pasando por otra de Batman y Robin de 1966. “Nos divertimos, la verdad que se transformó en un atractivo más. No se venden”, anticipa, risueño.Una esquina históricaEn aquella histórica esquina reparan zapatos de más de tres generaciones. “Vienen los abuelos, los hijos y los nietos. Son muchos años, hemos visto todos los cambios del barrio. Es hermoso poder mantenernos como un clásico”, reconoce. Ricardo y el “Chino” Darín, Adrián Suar, Carlos Belloso, Enrique Piñeyro, Esteban Mellino, jugadores de fútbol del Club Atlético Atlanta, entre otras figuras del espectáculo, el deporte y la música, han pasado por allí.Nota sobre el oficio de zapatero a Luis De la Cruz en Chacarita. Su negocio fue escenario de una película y algunos artistas confían en el para llevar calzado de bailar. Darin es uno de sus clientes. Para Historias. Hernan Zenteno – La Nacion/Hernan Zenteno“Me encanta poder ejercer y compartir este oficio con mi familia. Día a día trato de dar lo mejor por mis clientes y para mantener la memoria de mi padre”, concluye. A su lado, se encuentra una caja de madera con todas sus herramientas de trabajo: pinzas, martillos, trincheta, tijeras e hilos reforzados. Las atesora con gran cariño ya que pertenecieron a su gran maestro Don Toribio. En la vereda un joven treintañero se detiene a curiosear los autitos a escala. Luego, entra al local en busca de los botines que, hace una semana, dejó para reparar. Jose Luis lo reconoce al instante y le entrega el par impecable.Agustina CanaparoConforme a los criterios deConocé The Trust ProjectTemasTodo es historiaMás notas de Todo es historiaSu cita la dejó “plantada”. Conoció a otro hombre en el lugar menos pensado: “las verdaderas historias de amor no tienen final feliz”Siete décadas de amor. A los 10 años escribía canciones románticas por encargo; hoy cumple 70 y es uno de los grandes baladistas argentinosDesfile de personajes. En fotos: la apertura del “concept store” del diseñador Javier Saiach
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