El más viejo de la banda es el cañón. Y los seis amigos en la cincuentena que lo repararon lo cuidan “como hermanos” para machacar posiciones rusas del este de Ucrania.”Los cañones que ven aquí son piezas de museo. Estaban almacenados como fierro viejo. Por eso los arreglamos, los restauramos y los usamos hoy para proteger nuestra Ucrania natal”, explica a AFP Volodimir, de 37 años, que dirige una unidad de artillería de 36 hombres y cinco cañones en total.Los amigos están posicionado cerca de Bajmut, una ciudad de la cuenca del Donbás, en el este del país, donde se libran desde hace meses encarnizados combates entre fuerzas rusas y ucranianas.A sus espaldas resuenan sin cesar las potentes explosiones de tiros de artillería, morteros y tanques rusos y ucranianos.Los seis compañeros disparan con un viejo cañón S-60 de calibre 57 mm de la época soviética. El artefacto solía ser expuesto como reliquia en la entrada de grandes cuidades, en rotondas o frente a edificios oficiales.Originalmente, el arma se usaba para la defensa aérea. Pero hoy sirve de pieza de artillería, disparando casi en horizontal sobre un gran vehículo ucraniano Kraz.En uno de los laterales del vehículo, se puede observar una gran cruz blanca, inspirada de la de la Bundeswehr, el ejército alemán.”Al inicio no teníamos mucho recursos. Compramos camiones con nuestros recursos y gracias a donativos de conocidos, voluntarios, oenegés”, continúa Volodimir, el comandante.- “Como hermanos” -Un puntero y un artillero están sentados uno al lado del otro en unas bancas de hierro sobre el cañón. Con cada tiro se agarran a unas palancas, justo después de que el artillero golpea con fuerza un pedal con la ayuda de su pierna izquierda.Con su aspecto relajado, sus barbas y alguna que otra arruga, los seis amigos, inseparables, no pasan desapercibidos.”Esta unidad se creó antes de todos estos acontecimientos (la invasión rusa). Viví con ellos, trabajé con ellos y teníamos muchas cosas en común, hasta fuimos de vacaciones juntos”, cuenta Volodimir.La edad media del grupo ronda los 50 años, aunque el más anciano, Valera, tiene 61.”Nos apoyamos unos a otros, nos reemplazamos cuando es necesario y, si nos peleamos, aprendemos a hacerlo de manera productiva. No tenemos disputas y aquí nos sentimos como hermanos”, asegura entre dos tiros mientras bebe café en un vaso de aluminio.Casi todos se conocieron durante la revolución de 2014 –la de la plaza de la Independencia en Kiev– y se volvieron amigos.- “Todo puede pasar” -“No hay días difíciles, ni días fáciles (…) Intento apoyarlos, encontrar las palabras. Apoyo con mis palabras para que los otros tengan menos miedo”, continúa Valera.”Es la vida, es la guerra, no es un campo de entrenamiento. Todo puede pasar. Pero creemos que nuestro comandante tiene suerte, es como nuestro ángel guardían”, añade el sexagenario.Mientras habla, siguen los disparos. La mayoría de las veces son dos al mismo tiempo, a veces cuatro.Del cañón sale fuego y humo. Los proyectiles salen uno tras otro y alcanzan hasta 6 km de distancia.Sobre el vehículo, un tercer hombre arroja al piso unas cajas de municiones, ya vacías.Mientras hacen una pausa, resuenan de repente disparo de armas ligeras. Unos soldados tratan de alcanzar un dron triangular en el cielo.”Es un dron ruso”, dice Volodimir, mientras ordena a sus hombres salir de la zona con el camión y su preciado cañón.epe/alf/bds/sag/mbAFPSeguí leyendoJuegos Olímpicos. La ausencia de climatización en las habitaciones de París 2024 preocupa a los atletas”Yo no estaba ahí” y “una o dos patadas”. Una por una, las declaraciones más fuertes de los acusados de asesinar a FernandoRecreación. Así se “escuchó” desde el espacio la erupción volcánica de TongaConforme a los criterios deConocé The Trust ProjectTemasservicio-de-noticias
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