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La sátira progresista que Milei necesitaba

EscucharLa denuncia de Fabiola contra Alberto Fernández no solo puso al expresidente en una situación judicial muy complicada sino que, por momentos, y por detalles que empiezan a trascender de la causa, parece estar degradando su gestión con el Frente de Todos a la condición de caricatura. Justo en el tópico con que él se había propuesto quedar en la historia, el “liberal de izquierda” que le pone “fin al patriarcado”. Esos años se ven ahora como el reverso exacto: casi una sátira del progresismo.Parece un guion escrito por Milei. Un escándalo que, de tan grotesco, termina siendo funcional a su discurso o, más relevante, sustituto de una ventaja que el líder libertario no tuvo al asumir: la ruina de un sistema económico a partir del cual empezar a reconstruir. El Presidente había recibido hasta ahora una herencia explosiva, pero no detonada. Inflación desbocada, pero no híper. Si la crisis de 2001 terminó en tragedia, la actual tiene rasgos de tragicomedia, al menos los necesarios para volver a empezar con relativa tranquilidad.No se había visto hasta ahora una contradicción tan burda entre el discurso y los actos como la que revelan los chats del teléfono de María Cantero. Otra estafa de la casta, dirían los trolls libertarios. La dirigencia política está a veces tan anestesiada que hacia adentro del entorno de Alberto Fernández la única novedad parecen haber sido los golpes y la filtración. Pero las fotos, los videos, las anécdotas y las conversaciones sobre los contratos sorprenden menos. Es un círculo donde a Fabiola se la respetó poco, entre otras razones porque le atribuían con el jefe del Estado una relación tóxica y hasta la consideraban un estorbo para la construcción política. Integrantes de aquel gabinete recuerdan ahora particularmente un día, el 8 de diciembre de 2019, dos días antes de la asunción, cuando Macri y Alberto Fernández coincidieron en una misa en Luján “por la paz y la unidad”. Al salir, el presidente electo fue a almorzar a una parrilla de la ruta 7 con un grupo de colaboradores, uno de los cuales aprovechó que la nueva primera dama se levantaba para ir al baño y preguntar: “Alberto, ¿qué hacemos con Fabiola?”.El escándalo le sirve ahora a Milei para librar lo que llama “batalla cultural”. Anteayer, durante el Congreso de Inversiones Inmobiliarias en el Hotel Hilton, el Presidente provocó: “Estoy orgulloso de haber cerrado el Ministerio de las Mujeres”. No hay dudas de que insistirá en el argumento. En la orilla opuesta, lo que parece ser el desguace de consignas abrazadas durante los últimos 20 años le cae al peronismo sin que haya resuelto dos cuestiones medulares: las autoridades del partido, que se terminarán de definir el 17 de noviembre, y las candidaturas para las elecciones legislativas del año próximo. Nadie descarta que el PJ vaya dividido a esa pelea electoral. “Esto se resuelve con una interna en serio; la duda es si va a ser en 2025 o en 2027″, dijeron en la provincia de Buenos Aires.No son tiempos fáciles para el militante. Un informe de Trespuntozero, la consultora de Shila Vilker y Rául Timerman, hizo el fin de semana pasado entre jóvenes del PJ un relevamiento cualitativo que expone un estado de ánimo casi sin precedente: desencanto, culpa, silencio. Solo hablan del caso Fabiola si se lo menciona: no lo sacan de manera espontánea. “Apoyaron en su momento activamente al gobierno, fueron sujetos parlantes y ahora se sienten incómodos para dar su opinión frente a la sociedad”, detalla el trabajo. La crisis y el Gobierno desarticularon hasta el aparato en el conurbano. Ni los intendentes ni los movimientos sociales manejan ya programas o subsidios. Un jefe comunal de la tercera sección admitía esta semana no estar en condiciones de organizar ni siquiera un acto porque ni él ni sus punteros tenían nada para ofrecerles a los asistentes. “No vendrían ni 50 tipos”, se resignó.Kicillof les ha transmitido a varios de ellos cierto malestar. Cree que lo dejaron solo en algunas discusiones. Entre ellas, la del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), asumida para no afectar la identidad del espacio mediante pactos con proyectos extractivistas. Un intendente de la zona sur decía en estos días haber recibido del gobernador un pedido que tampoco está en condiciones de cumplir: militancia territorial. “Estamos en la era de las redes sociales y me pide que pinte paredes”, sonrió.Para el Gobierno es un alivio. La recuperación se demora y es mejor esperarla sin el peronismo al acecho. Las encuestas muestran todavía una porción importante de la sociedad dispuesta a aguantar. El pochoclo de Albistur cambió de vereda. Como si la sociedad hubiera entendido que a la Argentina le queda solo esta oportunidad. Es también la postura de muchos empresarios. El miércoles, en el Hotel Alvear, durante el Consejo de las Américas, nadie quiso ponerle plazo a la salida de la crisis. En privado, cuando lo consultan, Luis Caputo acepta que la Argentina está cara, pero agrega que en el mejor de los casos se podrá ganar competitividad bajando impuestos una vez que se salga del cepo. Confía en que lleguen algunos fondos. De organismos multilaterales; del blanqueo, para el que habrá publicidad oficial, o del adelanto de Bienes Personales, el instrumento que probablemente tenga más éxito entre los empresarios.El Gobierno debe todavía definir la estrategia electoral para el año próximo. Macri y Milei volvieron a encontrarse el lunes y volvió a salir un tema de conflicto: el armado de equipos y la gravitación de Massa en rincones relevantes de la administración. “¿Cómo puede ser que en la AFIP y en la Aduana siga la gente de Echegaray y Guillermo Michel?”, insistió el expresidente. Le dice lo mismo al ministro de Economía.Milei no emite señales al respecto. Tampoco parece tenerlo resuelto. ¿Le conviene una alianza con Pro o, en cambio, reforzar la identidad libertaria con candidaturas propias y aceptarle a Macri solo una de sus obsesiones, el proyecto de sociedades anónimas del fútbol? Operadores de La Libertad Avanza no están todavía convencidos. “Estamos a mitad de camino: en un punto equidistante entre quedarnos con todo porque confiamos en que nos va a ir muy bien y, en cambio, ceder espacios porque vamos a necesitar ayuda”, dijo uno de los armadores bonaerenses. Dependerá seguramente del éxito económico y del sentido de pertenencia del electorado. ¿De qué identidad partidaria se siente más cercano?, pregunta otro trabajo de Trespuntozero, y el resultado muestra que desde noviembre hasta junio mejoraron solo dos: el que más creció, que fue el segmento de los “independientes” (de 13,1 a 30%), y el de los libertarios/liberales, que subió menos, de 21,3 a 26,3%. Todo el resto cae: el peronismo, de 26,9 a 20,9%; el kirchnerismo, de 10,3 a 9,2%; el Pro, de 10 a 4,8%, y los radicales, de 2,4 a 1,1 por ciento.He ahí el dilema. ¿De qué serviría acordar con Macri si gran parte del electorado del Pro ya se siente, como Patricia Bullrich, cerca de Milei? Los desencuentros entre ambas fuerzas vienen en realidad desde hace más tiempo. En concreto, desde el momento en que Macri decidió darle respaldo público a Milei. Pocos días antes de la elección presidencial, con el argumento de que tenía la experiencia de haber competido contra el kirchnerismo en 12 oportunidades, les ofreció a Nicolás Posse, a Guillermo Ferraro y a Sebastián Parejas, principales armadores de La Libertad Avanza, fiscales de Juntos por el Cambio para todas las mesas del país. “A ustedes los fiscalizó el PJ contra nosotros, pero ahora va a ser distinto”, resumió Macri, pero tampoco los convenció. A Milei le bastó entonces con los propios. ¿Estaba imaginando ya un escenario distinto y de divisiones más profundas? Fabiola acaba de darle otro impulso.ßFrancisco OliveraConforme a los criterios deConocé The Trust Project

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