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Los equipos de rescate buscan desesperadamente sobreviviente tras el mortífero terremoto de Marruecos

Una vista muestra un edificio dañado en la carretera entre Amizmiz y Ouirgane, tras un fuerte terremoto en Marruecos, el 9 de septiembre de 2023 (REUTERS/Ahmed El Jechtimi) (STRINGER/)Los equipos de rescate intentaban desesperadamente localizar el sábado a los sobrevivientes de un fuerte terremoto en el centro de Marruecos, mientras el número de muertos superaba los 2.000 y los equipos de búsqueda internacionales esperaban a que las autoridades locales dieran luz verde para desplegarse.El seísmo, de magnitud 6,8, sacudió la cordillera del Atlas a las 23.11 horas del viernes, según datos preliminares del Servicio Geológico de Estados Unidos, derrumbando casas sobre familias que dormían. Los videos difundidos en las redes sociales mostraban cómo el minarete más grande de Marrakech se balanceaba mientras las personas que se encontraban debajo se daban la vuelta y corrían; en otras partes de la ciudad, con el aire espeso por el polvo, los residentes se tapaban la boca y se tendían la mano unos a otros en busca de apoyo mientras recorrían estrechos callejones en la penumbra.El epicentro se situó en la remota e históricamente desatendida provincia de al-Houz, a unos 44 kilómetros al sur de Marrakech. Ha sido el seísmo más fuerte que ha sacudido la zona en más de un siglo, y la sacudida se sintió a cientos de kilómetros, en Casablanca, Rabat y Fez.Un total de 2.012 personas murieron y otras 2.059 resultaron heridas, según los medios de comunicación estatales. Según los expertos, es probable que la cifra de muertos aumente considerablemente.Las redes de telefonía móvil en las zonas más afectadas habían dejado de funcionar, dejando a los familiares de todo el país y de todo el mundo esperando ansiosamente noticias.Varias personas trabajan junto a los daños causados en la histórica ciudad de Marrakech el 9 de septiembre de 2023 (REUTERS/Abdelhak Balhaki) (ABDELHAK BALHAKI/)El sábado por la mañana, las autoridades advirtieron de posibles réplicas. “Todo el mundo está en pánico”, dijo Rachida Bouanani, una profesora de Marrakech. “Las autoridades locales han pedido a la gente que evacue sus casas. Mis vecinos han sacado su dinero y su oro y se están pidiendo perdón, se están despidiendo”.En plazas, parques y aceras, las familias acampaban ahora bajo el calor. Cuando Aziz Taki, un tendero local de Marrakech, regresó a casa después del terremoto para ir a buscar mantas, había cadáveres esparcidos por su barrio. Reconoció a una madre, a su hijo pequeño y a un hombre que había saltado de su edificio.Su casa, recordó, parecía como si “alguien hubiera cogido un cuchillo enorme y hubiera cortado las esquinas”. Las cuatro paredes se habían separado. Cerca de allí, un vecino tropezó con la puerta de su casa y se desplomó.“Se me rompió el corazón”, dijo Taki. “Imagínate que la persona que está muriendo delante de ti fue una vez un vecino y un amigo”.La primera declaración del Palacio Real de Marruecos, casi 20 horas después del terremoto, decía que el rey Mohammed VI había presidido una reunión de emergencia con su gabinete y oficiales militares. Se desplegarían refuerzos para los equipos de búsqueda y rescate en torno al epicentro y se abriría un fondo para donaciones públicas para apoyar el esfuerzo, decía el comunicado.Pero la inmensidad de la zona del seísmo y la complejidad del terreno dificultaban las labores de rescate, declaró Caroline Holt, Directora de Desastres, Clima y Crisis de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. Aunque los grupos de la sociedad civil estaban estableciendo refugios y prestando apoyo psicológico a los afectados, sólo las tropas gubernamentales parecían estar en primera línea.Residentes permanecen a la intemperie en una plaza de Marrakech el 9 de septiembre de 2023 (Fadel Senna/AFP) (FADEL SENNA/)A algunas de las zonas más remotas sólo se podía llegar en helicóptero, dijo Holt, y la maquinaria pesada necesaria para retirar los escombros de las carreteras era difícil de transportar en la región montañosa.“Cuando se produce un terremoto, es habitual que las carreteras, las rutas, se vean afectadas, que las líneas de comunicación, las líneas eléctricas y las tuberías de agua potable se caigan”, explicó. “Así que hay mucha confusión y mucho caos en este momento”.El sábado por la noche, ni el rey ni el primer ministro Aziz Akhannouch se habían dirigido a la nación. En todo el mundo, los aliados extranjeros dijeron que tenían equipos de rescate preparados para desplegarse, pero que necesitaban el visto bueno del gobierno.“Sólo estamos esperando la luz verde de Marruecos”, dijo un funcionario de la Unión Europea a The Post, hablando bajo condición de anonimato debido a lo delicado de la situación.Las tripulaciones extranjeras han sido cruciales para salvar vidas en catástrofes recientes, como el devastador terremoto de febrero en Turquía y la explosión del puerto de Beirut en 2020. Pero la rapidez es fundamental. La mayoría de los rescates con éxito se producen en las primeras 24 horas de un terremoto. A las 72 horas, es probable que ya no queden sobrevivientes.En la zona del seísmo hay cientos de aldeas cuyos habitantes han recibido tradicionalmente poco apoyo del gobierno, y que suelen quedar incomunicadas tras las tormentas de nieve. Ahora, las carreteras están bloqueadas por los escombros, lo que dificulta el acceso de los equipos de rescate a la zona y la evaluación del alcance de la devastación por parte de las autoridades y los grupos de ayuda.En conversaciones con amigos y familiares en la ciudad de Ouarzazate, Brahim El Guabli, profesor adjunto del Williams College, dijo que relataron un terremoto tan fuerte que era como un toro embravecido en el tejado, o las ondas que siguen a una bomba.“Nadie allí había presenciado una intensidad de tal magnitud que se recuerde”, dijo. “Estas zonas nunca volverán a ser las mismas, al menos para quienes las conocemos”.Un informe oficial del sábado reportó más de 2.000 muertos por el poderoso terremoto que sacudió Marruecos durante la noche del viernesEl Gobierno de Biden también ofreció ayuda el sábado: “Estados Unidos está listo para proporcionar cualquier ayuda necesaria mientras Marruecos responde a esta tragedia”, dijo el secretario de Estado Antony Blinken en un comunicado. “Nuestros pensamientos están con el pueblo marroquí, y ofrecemos nuestro inquebrantable apoyo y solidaridad a nuestros socios marroquíes en este trágico momento”.En su intervención en la cumbre del Grupo de los 20 en Delhi, el primer ministro indio, Narendra Modi, dijo que la comunidad internacional proporcionaría “toda la ayuda posible.” El ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel Albares, dijo que los militares y diplomáticos de su país estaban “a disposición de Marruecos.”El presidente francés, Emmanuel Macron, cuyo país estableció un protectorado en Marruecos en 1912 y mantuvo el dominio colonial allí hasta 1956, dijo que estaba “devastado” por las noticias y ofreció ayuda. En París, la Torre Eiffel estaba programada para oscurecerse en solidaridad con Marruecos, dijo la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, a los periodistas. La liga francesa de fútbol dijo que se guardaría un minuto de silencio en los próximos partidos en homenaje a las víctimas.El terremoto también se sintió en Argelia, aunque no se registraron muertos ni heridos. Associated Press informó de que el gobierno argelino ofreció reabrir su espacio aéreo a Marruecos para facilitar la ayuda y las evacuaciones médicas. Ha estado cerrado desde 2021, cuando las naciones rompieron sus lazos diplomáticos por una larga disputa en el Sáhara Occidental.En Marrakech, el sábado, los residentes hicieron fila frente a un centro de transfusión de sangre mientras las autoridades instaban a la gente a donar. En las redes sociales, miembros de la selección nacional de fútbol de Marruecos publicaron fotografías de sí mismos respondiendo a la llamada en la ciudad de Agadir.Marruecos se ha visto sacudido por crisis en los últimos años. La pandemia de coronavirus ha mermado la afluencia de visitantes a sus lugares turísticos, habitualmente llenos de vida, y una combinación de sequía y encarecimiento de las materias primas ha disparado los precios de los alimentos.Personas donan sangre tras el fuerte terremoto en la histórica ciudad de Marrakech el 9 de septiembre de 2023 (REUTERS/Abdelhak Balhaki) (ABDELHAK BALHAKI/)Según el Banco Mundial, el 10% de los marroquíes más pobres, muchos de los cuales viven cerca del epicentro del seísmo, son los que más han sufrido el impacto de la inflación.La magnitud de los daños en los lugares históricos, que atraen a millones de turistas cada año, seguía sin estar clara el sábado, con especial preocupación por la Medina de Marrakech, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y conocida por sus bulliciosos mercados, sus estrechas calles, su arquitectura islámica y su perímetro de paredes rosas.Desde 1900, no ha habido terremotos de magnitud 6 o superior en un radio de 310 millas del temblor del viernes en las montañas del Atlas, y sólo nueve terremotos de magnitud 5 o superior, según el Servicio Geológico de Estados Unidos.“Terremotos de este tamaño en la región son poco comunes pero no inesperados”, dijo un comunicado. La organización también escribió que la población de la región afectada “reside en estructuras muy vulnerables a las sacudidas sísmicas”.Nacer Jabour, representante del Instituto Nacional de Geofísica de Marruecos, dijo a los medios de comunicación locales que la sacudida principal fue “seguida de cientos de réplicas.”© The Washington Post 2023

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Los dramáticos videos del terremoto en Marruecos

La ciudad de Marrakech amaneció este sábado en “shock” tras el terremoto vivido anoche, que sacudió su medina y obligó a sus habitantes a dormir casi con lo puesto en las calles y plazas, escuchando a su alrededor un no parar de ambulancias.Al alba, siete horas después del terremoto de magnitud 7 que sacudió la región y dejó cientos de muertos en varias localidades de Marruecos, la primera imagen que ofrece Marrakech son decenas de personas envueltas en mantas durmiendo en aceras, plazas y parques, rodeadas de bultos y maletas.Once minutos pasadas las once de la noche, un temblor que no se vivía en décadas y que duró, dicen los vecinos, entre tres y cuatro minutos, con sacudidas que parecían “bombas”, paralizó esta ciudad en constante ebullición.La medina (zona antigua), con abundancia de edificios de adobe, se llevó la peor parte. Un paseo por sus calles angostas revela decenas de casas con desperfectos, algunas medio derruidos. Muchas son almacenes de productos para turistas, que este sábado aparecían tirados y rotos por el suelo al subir la persiana.A primera hora, algunos vecinos ya intentaban recoger algunos cascotes. Como Abdulá Mansari, que en una calle convertida en montañas de escombros ayuda a un anciano a meterlos en un carro. Aún no se ha atrevido a entrar en su casa, confiesa.“Estaba trabajando en el mercado cuando sentimos el terremoto. Tengo 36 años y es la primera vez que vivo esto. Nos entró miedo y nos fuimos a la plaza para refugiarnos. Dormí allí”. Abdulá se refiere a la cercana y mítica plaza de Jemaa el Fna, donde se congregaron cientos de personas para dormir a cielo abierto por temor a las réplicas.Además de Abdulá, había turistas como Pablo Segarra, de 21 años, y sus cuatro amigos, todos de Elche, que han dormido en el cemento de la plaza con otros dos españoles que han conocido en Marrakech: Gorka Pagani y su padre, de Bilbao.Al lado de sus mochilas, botellas de agua, babuchas y algunas mantas, Pablo cuenta que el terremoto les sorprendió a los seis tomando un té en la azotea de su albergue.“De repente empezó a temblar todo y comenzó a salir humo del centro de riad (hotel), así que nos tocó bajar corriendo. Entonces vimos una escena muy dura, con muchos edificios medio derrumbados y gente en el suelo que no sabías en qué estado estaba”, relata Pablo a EFE.Gorka afirma que ocurrió “de un momento a otro” y que bajaron a la calle “en shock”. “No sabía si estaba en una película, había gente en el suelo”, confiesa adormilado con su padre a unos metros de él.Margarita Pacheco lo vivió como “una bomba”. “Empezó a sonar un rugido y me dije: ‘es un atentado’, dice a EFE esta española. “Duró como cuatro o cinco minutos, no he visto una casa parecida en mi vida, se nos ha caído la televisión, los jarrones, los espejos”.Brahim, que vive en la medina y tiene varios edificios en el casco antiguo, esperaba en cambio más de un temblor de 7 grados. “Es muchísimo”, dice antes de entrar en un centro de artesanía de su propiedad.Y es que el último gran terremoto recordado en el país magrebí ocurrió en 2004 en Alhucemas, en la región norteña del Rif. Fue de 6,3 grados y murieron 628 personas.En Marrakech son muchas menos, pero Mohamed, que guarda los coches de un aparcamiento al aire libre cerca de la gran plaza, nunca olvidará la noche en que, apunta, “no pararon de pasar ambulancias”.(Con información de EFE)

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