El concejal fue la persona que invitó a Luis Carlos Galán a Soacha – crédito @memorias_col/XEl 18 de agosto de 1989 se perpetró el magnicidio de Luis Carlos Galán Sarmiento, candidato presidencial que lideraba las encuestas de la época, pero que terminó siendo una víctima más de la guerra que Pablo Escobar sostuvo contra el Gobierno nacional.En ese episodio, que se registró en el parque central de Soacha, no solo murió el líder del partido Liberal, sino que los criminales terminaron con la vida de Santiago Cuervo, que era uno de los escoltas de Galán, y Julio César Peñaloza, concejal del municipio.Ahora puede seguirnos en Facebook y en nuestro WhatsApp Channel.Peñaloza fue impactado en repetidas ocasiones por los sicarios y aunque logró ser trasladado a un centro médico, terminó muriendo el 23 de agosto, lo que provocó que su esposa Gloria Rojas quedara en solitario a cargo de sus dos hijas. Luego de 35 años y de que la justicia colombiana descubriera que en ese evento fue disminuida la seguridad de Luis Carlos Galán, la familia del concejal Peñaloza sigue sin ser reparada ni reconocida como una víctima de la violencia.A pesar de que por el magnicidio de Galán fueron condenados el exministro de Justicia Alberto Santofimio Botero; el exdirector del DAS Miguel Alfredo Maza Márquez, y el excomandante de operaciones del organismo de seguridad Manuel González, la esposa e hijas de Peñaloza siguen siendo dejadas a un lado por el Estado.Este crimen se registró el 18 de agosto de 1989 – crédito Colprensa Ante esta situación, la familia del concejal demandó al Ministerio de Defensa y la Policía Nacional por las fallas de seguridad que tuvo el evento en Soacha, y aunque el Tribunal Administrativo de Cundinamarca falló a favor de la familia Peñaloza al declarar a las dos instituciones como responsables de la muerte del concejal, esta decisión fue apelada debido a que el DAS, principal culpable del caso, en la actualidad no existe.En abril del 2024 la Corte Constitucional falló a favor de la familia de Peñaloza, pero esto no ha provocado que el Gobierno nacional pida perdón por la muerte del concejal ni la indemnización sea entregada.Una familia que ha esperado 35 añosEn diálogo con Infobae Colombia, Marcela Peñaloza, hija de Julio César Peñaloza, remarcó que a pesar de que junto a su madre y hermana llevan 35 años buscando ser reconocidas como víctimas, su padre sigue sin ser mencionado de manera oficial cuando se habla del magnicidio de Galán.“El Estado colombiano han tardado en pedir perdón, más allá del tema del perdón, es un tema de reparación integral, que está enfocado en que el Estado como agente que participó junto al DAS y el Ejército, tiene una responsabilidad directa con el asesinado de Luis Carlos Galán, pero de mi padre también”.El 18 de agosto de 1989 se registró el magnicidio de Luis Carlos Galán Sarmiento, candidato a la presidencia de Colombia – crédito ColprensaMarcela Peñaloza criticó que, a pesar del paso de los años, se siga buscando deslegitimar la responsabilidad que tuvieron entidades del Gobierno en el magnicidio de Galán, en el que murió su padre cuando ella tenía un año de edad.“Esto ha tenido un retraso en manera de justicia porque al Estado le cuesta reconocer que fueron ellos mismos los que participaron del asesinato del que era el próximo presidente de Colombia y con ello a un líder político, concejal de la época”, destacó Marcela Peñaloza.Sobre los recuerdos que tiene de su padre, Marcela destacó que lo aprendió a amar por medio de los relatos de su madre y de las historias que le contaron los allegados al concejal.“Yo tenía un año cuando sucedió eso; sin embargo, esta fue una lucha que empecé a llevar desde que tengo 18 y los recuerdos están basados en los relatos de mi mamá y cartas que él escribió, fotografías, siempre las personas que lo conocieron hacen mención del amor que tenía por su familia”.Julio César Peñaloza, el concejal de Soacha que fue asesinado en el atentado contra Luis Carlos Galán, tenía dos hijas, una de ellas había cumplido un año – crédito cortesía familia Peñaloza Por último, la hija de Julio César Peñaloza destacó que no buscan dinero, sino “reconocimiento moral” por parte del Estado, puesto que hasta el momento siguen sin cumplir con lo ordenado por la Corte Constitucional.“En efecto, es una lucha de largo aliento, una lucha que nos ha llevado lágrimas y nos ha costado injusticia, olvido por parte de las alcaldías y también del gobierno que año tras año, jamás se han hecho cargo de la responsabilidad por el asesinato de mi padre. Lo que nos ha sostenido a nosotras es que siempre hemos podido permanecer para que la memoria de mi papá no quede en el olvido; fuera del dinero, lo que queremos es un reconocimiento moral”.Buscando que la figura de Peñaloza siga siendo recordada y que su muerte sea reconocida como un crimen que tuvo responsabilidad del Estado, su familia llevará a cabo un evento en el teatro Xua de Soacha el 23 de agosto sobre las 3:00 p. m.
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Colombia pasaba por un momento marcado por la violencia en 1993 – crédito InfobaeLos 90 son una época en la que Colombia se encontraba sumida en la violencia protagonizaba por los carteles del narcotráfico, una huella que aun en el siglo XXI no se ha borrado en el país, ya que hasta el presidente del país, Gustavo Petro, ha señalado que en el exterior algunas personas asocian más la nación con Pablo Escobar que con el café.“Colombia y café se volvieron sinónimos, eso cambió, indudablemente: si uno va a cualquier esquina de alguna gran ciudad del mundo, lamentablemente no le dicen café, sino Pablo Escobar”, fueron las palabras del mandatario.Ahora puede seguirnos en nuestro WhatsApp Channel y en Google News.Dentro del contexto colombiano se había convertido en algo habitual los atentados y muertes que provocaba la guerra entre el cartel de Medellín y el Estado, en la cual se involucraron las Autodefensas Unidas de Colombia, el cartel de Cali y otros capos con el objetivo de asesinar a Pablo Escobar.Por lo que uno de los primeros recuerdos que se tienen de 1993 es el de un atentado perpetrado por el capo paisa en Bogotá cerca al Palacio de Nariño, donde un carrobomba provocó la muerte de 25 personas.A ese se sumó un nuevo explosivo el 15 de abril en el centro comercial Centro 93, en el que 8 personas murieron y 242 resultaron heridas, este es considerado el último gran atentado por parte de Pablo Escobar y el cartel de Medellín.En 1993 la lucha entre carteles tenía asotado al país – crédito infobaeCon la fuga de Escobar de La Catedral en 1992 Colombia protagonizó la guerra entre carteles de una manera más directa, lo que fue evidenciado cuando los familiares del líder del cartel de Medellín fueron atacados en un atentado que le provocó a la hija de Pablo Escobar una sordera parcial.Ante esto, la zozobra se hizo parte del día a día de los colombianos, la cual era disimulado en algunos aspectos con las pequeñas alegrías que daba la selección Colombia, ya que el equipo conformado por Óscar Córdoba, Freddy Rincón, El Pibe Valderrama y Faustino Asprilla como algunas de las figuras más relevantes, había marcado un camino perfecto en las eliminatorias rumbo al Mundial Italia 1994.Para la última fecha de las eliminatorias Colombia llegaba invicta, producto de tres triunfos y dos empates, pero tenía que cerrar el camino rumbo al mundial frente a Argentina en condición de visitante, un lugar en el que la tricolor no había podido cosechar victorias.El 5 de septiembre la violencia fue olvidada durante 90 minutos por el pueblo colombiano, ya que durante ese tiempo los ciudadanos se concentraron en enfocar su atención en los 11 compatriotas que saldrían al Monumental de Núñez en búsqueda del triunfo que sellará la clasificación a la copa del mundo.Óscar Córdoba, Luis Fernando Herrera, Luis Carlos Perea, Alexis Mendoza, Wilson Pérez, Leonel Álvarez, Gabriel Barrabás Gómez, Freddy Rincón, Carlos El Pibe Valderrama, Adolfo Valencia y Faustino Asprilla fueron los 11 inicialistas por parte de Colombia.Colombia llegaba invicta al partido frente Argentina – crédito Infobae El inició del partido estuvo marcado por una gran actuación por parte de Óscar Córdoba, arquero colombiano que fue el responsable de que Argentina no marcara primero en el partido, en lo que terminó siendo un resultado abultado, pero por el lado de la selección nacional.Con doblete por parte de Freddy Rincón y Faustino Asprilla y un tanto lapidario por parte de El Tren Valencia, Colombia terminó derrotando a Argentina por primera vez en la historia de las eliminatorias en condición de visitante con un resultado final de 5-0.De aquella noche, una de las anécdotas más recordadas denotaba que sobre el minuto 86 Diego Simeone impactó con un codo en la cara de uno de los delanteros colombianos, lo que en el reglamento este tipo de jugadas tienen como consecuencia la expulsión del infractor.Sin embargo, ante un pedido de Barrabás Gómez al árbitro uruguayo Ernesto Filippí esto no sucedió, ya que el volante colombiano le imploró: “No lo vaya a echar, señor juez. No lo vaya a sacar del partido porque después dicen que les ganamos porque tenían solo diez. No nos vaya a hacer eso”.Ante esta solicitud, el uruguayo accedió, pero le pidió al futbolista que anotaran un tanto más: “No lo echo, está bien, pero háganles otro gol a esos hijos de pu…”, fueron las palabras de Filippí.Maradona y su esposa Claudia estuvieron en la tribuna en Argentina 0-5 Colombia – crédito GettyEse partido demarcó la clasificación de Colombia al Mundial Italia 1994, cita orbital a la que la selección llegó como una de las favoritas al título, mientras Argentina tuvo que jugar el repechaje. Ese día el país no fue resaltado en el mundo por la violencia o el narcotráfico, en esa jornada la selección fue la portada de los medios nacionales e internacionales.“En ese momento por donde vos ibas, Colombia era Pablo Escobar, te hablaban de la violencia, te hablaban de la droga. Apareció Valderrama y un grupo de gente solidaria que demostró que jugaban con alegría, que eran amigos, que disfrutaban el fútbol. Eso te dice cómo es una sociedad y sin dudas que nos cambió”, afirmó Francisco Maturana unos años después del triunfo.A pesar del triunfo, no todo fue felicidad en el país, ya que a las celebraciones se le sumó la tragedia, en lo que paso a ser una noche histórica para el fútbol colombiano, murieron más de 80 personas y se registraron más de 900 heridos. En lo que parecía ser la excepción a la regla, la violencia no fue puesta por los narcos sino por el mismo pueblo.Colombia derrotó 5-0 a Argentina – crédito El Gráfico