El cuerpo de Santa Lucía, con la máscara de plata, como se exhibe en la iglesia de San Jeremías en VeneciaEl próximo 13 de diciembre se celebrará, en muchas partes del mundo, a Santa Lucía, la joven mártir cristiana cuyo nombre significa luz, del latín lux. Antes de las reformas del calendario, esta fiesta coincidía con el solsticio de invierno en el hemisferio norte, el día más corto del año, que siempre se ha celebrado en muchas culturas, desde las saturnales romanas hasta el Yule germánico. También, dada su vinculación con la luz, la leyenda de Santa Lucía siempre ha estado asociada a la Navidad, día de la venida de Jesús, que es la encarnación definitiva de la Luz divina. De manera más general, esta Santa está ligada a la luz, a su ausencia en los meses de invierno, y en cierto modo representa la esperanza para el regreso de la primavera. Pero, ¿dónde se celebra Santa Lucía y cuáles son las tradiciones asociadas con esta fiesta?De las fuentes que hablan de Santa Lucía se desprende que la Santa era de origen siciliano, de la zona de Siracusa, ciudad de la que es patrona. Aunque numerosos detalles de su vida quedan humeantes, Santa Lucía es recordada como una virgen mártir de los primeros siglos después de Cristo. Se dice que cuidó de los más pobres en las catacumbas y usó la riqueza de su noble familia para ayudar a los necesitados. En una de las historias que nos ha dado la tradición, la Santa de la Luz, para poder usar sus manos al servicio de los demás, se colocó una corona con velas en la cabeza, símbolo que vemos en algunas representaciones suyas.Procesada como cristiana bajo la persecución de Diocleciano, quizás denunciada por su prometido, que era pagano, ofendido por el voto de consagración que había hecho, Lucía corrió la suerte de muchos mártires de la época. El juicio y las torturas que tuvo que afrontar han generado varias anécdotas. Cuenta la tradición que el cuerpo de la joven se volvió inexplicablemente pesado cuando sus verdugos intentaron moverla a la fuerza. Las llamas del fuego que debían quemarla no la tocaron y la espada -o lanza- con la que fue atravesada en la garganta no le impidió proclamar su Fe y recibir la Comunión.Uno de los episodios más famosos (fácilmente más legendario y mítico que real), es aquel según el cual le arrancaron los ojos: Lucía, la santa de la Luz, es por tanto considerada la protectora de los ciegos y de hecho la iconografía de la santa posee en sus manos una bandeja con dos ojos.Una de las imágenes de Santa Lucía, con sus dos ojos -que según la tradición le sacaron en las torturas a las que fue sometida- en una bandejaSiracusa celebra a su patrona el 13 de diciembre haciendo un desfile de estatuas de plata por la ciudad que la representa y contiene sus reliquias, generalmente guardadas en la Catedral de Siracusa. Con motivo de la fiesta, se comen cereales integrales en lugar de pan y se prepara la “cuccia di Santa Lucia”, un postre típico siciliano elaborado con trigo hervido aromatizado con ricota, pepitas de chocolate y miel.Pero la tradición de Santa Lucía también se celebra en el norte de Italia, en Brescia, Cremona, Lodi, Pavía, Mantua, Piacenza, Parma, Reggio Emilia, en las regiones de Véneto, Friuli, Venecia, Giulia, Trentino-Alto Adige. En muchas de las ciudades donde se celebra Santa Lucía se invita a los niños a escribir una carta a la Santa, pidiéndole regalos y contándole sus buenas obras. La noche del 13 de diciembre viene a lomos de su burro, para lo cual los más pequeños de la casa preparan una tentadora merienda a base de zanahorias y leche, y trae regalos a los niños que lo merecen. Por eso la noche de Santa Lucía es una de las más esperadas por los niños. Y hay un dicho en Italia que toma como referencia a la santa: “Santa Lucia, la notte più lunga che ci sia” es decir: “Santa Lucía, la noche más larga que existe” dado que a diferencia de nuestra región allá las noches son más largas por ser temporada invernal. También para estas fechas se comen unos dulces llamados “los ojitos de santa Lucía” que son muy populares.La iglesia de San Jeremías en Venecia, donde se encuentra el cuerpo de Santa Lucía La fiesta de Santa Lucía en los países escandinavos es muy celebrada en Suecia, Noruega, Dinamarca y Finlandia, donde adquiere un significado aún más profundamente ligado a la luz. Las niñas escandinavas visten largos vestidos blancos, que recuerdan la pureza de la Santa y del Bautismo, una banda roja, símbolo de su martirio, y llevan una corona de velas en la cabeza, desfilando en procesión. Esta tradición es una forma de celebrar la victoria de la luz sobre la oscuridad, sobre la oscuridad del invierno, que en estos países es realmente frío y largo y oscuro. A menudo las niñas traen dulces y pan, y cantan canciones dedicadas al Santo. Cada país del Norte donde se celebra a Santa Lucía tiene una forma diferente de celebrar a la Santa de la luz. Santa Lucía en SueciaSanta Lucía es una de las principales tradiciones suecas, celebrada tanto por las iglesias católicas como luteranas. Además de un homenaje a la santa, es una forma de pedir luz, que en esta época es muy poca en esa tierra. Las iglesias de las principales ciudades cobran vida con conciertos, con coros de niños, y es elegida “La Lucía”, una niña que con una corona de velas en la cabeza encabezará la procesión de sus compañeros, todos vestidos de blanco y con el cabello trenzado con hojas verdes y cintas rojas. Una curiosidad: la canción que se canta en estas procesiones es Luciasången, o la canción napolitana muy italiana de Santa Lucía, ¡pero con el texto en sueco!También en Dinamarca el 13 de diciembre de cada año se celebra el Luciadag, “día de Lucía”. En este país la luz es el verdadero objeto de celebración, esencial para la vida humana y tan efímera en esa nación. Después del solsticio de invierno, que los pueblos nórdicos consideraban la noche más larga del año, los días comenzarían a alargarse y la luz volvería al mundo. No es casualidad que el primer Luciadag se celebrara en Dinamarca en 1944, tras el fin de la ocupación alemana durante la Segunda Guerra Mundial, considerado por todos como el período más oscuro de la historia del país.Jóvenes de Kalmar, Suecia, vestidas de blanco y con una faja roja (símbolo del martirio) llevan velas en la procesión de Santa Lucía (Photo by Michal Fludra/NurPhoto)
En Dinamarca también hay procesiones solemnes, celebraciones en iglesias, y también actuaciones en jardines de infancia y escuelas. Se elige una “Lucía”, y las niñas la siguen cantando, vestidas de blanco y sosteniendo una vela. Lucía danesa también es coronada con velas encendidas.En Noruega son los niños los que desfilan vestidos de blanco, portando velas, cantando canciones y repartiendo bocadillos festivos. Una chica rubia que representa a Santa Lucía los guía y lleva una vela en la cabeza para liberar sus manos mientras visita hospitales y casas de reposo repartiendo dulces típicos, los bollos lussekatt.En Noruega, empero, la fiesta de Santa Lucía tiene orígenes paganos ligados a Lussi, la “Luminosa” que es un espíritu femenino vinculado a los espíritus del más allá, que encabeza una procesión fantasmal. Para evitar toparse con esta oscura procesión en el pasado, la gente nunca salía la noche del 13 de diciembre. Actualmente también en Noruega se celebra con desfiles y conciertos.En Finlandia se atestiguan tradiciones vinculadas a Santa Lucía desde 1898, pero las primeras fiestas datan de 1930. Aquí también se recuerda a la Santa por su papel simbólico vinculado al Solsticio, no tanto por su martirio. El famoso proverbio finlandés, el cual es muy parecido al mismo proverbio italiano, como vimos más arriba en esta nota, hace referencia a la oscuridad: “Lucia pisimmän yön anda, Vitus pisimmän päivän kanda”, “Lucia da la noche más larga, Vito trae el día más largo”. Vito se menciona en referencia a la fiesta de San Vito.Pero Santa Lucía en Finlandia también vela por las chicas que quieren encontrar marido. Aquí también desfilan las niñas vestidas de blanco con una corona de velas invocando a la santa “portadora de la luz” para iluminar la época más oscura del año.La reliquia de Santa Lucía que se conserva en la capilla de la santa en la Catedral de Siracusa, Sicilia, ItaliaUn dato por demás interesante es que el cuerpo de la santa no está en Siracusa, sino en Venecia, Italia. En 1039, los Bizantinos liberaron temporalmente a Siracusa de los árabes y llevaron el cuerpo a Constantinopla. Durante la cuarta cruzada, los venecianos conquistaron la ciudad y transfirieron las reliquias a Venecia dejándolas en la Iglesia de la abadía San Giorgio Maggiore. En 1279, durante una procesión que se dirigía a San Giorgio, una fuerte tormenta volcó diversos barcos y murieron varios peregrinos. Así, diremos que por motivos de “seguridad”, las reliquias de la Santa fueron transferidas a una iglesia que se encontraba dónde está actualmente la estación de trenes de Venecia, que obviamente lleva el nombre de “Venecia Santa Lucía”. Cuando esta iglesia fue demolida, las reliquias de Santa Lucía fueron finalmente llevados a San Jeremías, dónde después de tantos viajes y traslados, reposan hasta hoy que está a solo pasos de la estación de trenes. Como Lucía era siciliana, hubo muchas presiones para que la santa fuera devuelta a su lugar de nacimiento, pero los sicilianos se han tenido que conformar con apenas un dedo, que se venera en su iglesia de Santa Lucía en Siracusa. La leyenda negra cuenta que un devoto siciliano llegó a Venecia y pidió permiso para besar el cuerpo de la santa, pero en vez de darle un beso le dio una mordida al dedo y se lo llevó escondido dentro de la boca.Pero el cuerpo de la santa tuvo también sus bemoles en Venecia. Se rumorea que fue la mafia siciliana quien, el domingo 8 de febrero de 1981 a las 9 de la noche, robó el cuerpo de Santa Lucía de la iglesia de San Jeremías. Al salir corriendo, los bandidos dejaron parte del botín: la cabeza de la santa, un dedo y la máscara de plata que le cubría el rostro. El cuerpo fue recuperado y devuelto a la Iglesia unos meses después.Cuando era patriarca de Venecia, el cardenal Angelo Giuseppe Roncalli, luego Papa Juan XXIII, dispuso que el rostro de la santa fuera cubierto con una máscara de plata, tal y como lo observamos hoy en día.
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