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La Mona Jiménez palpita su debut en Cosquín Rock: “No soy buen cantante, pero lo hago con todo mi corazón”

La Mona Jiménez cuenta cómo fue estar casi dos años sin tocar ante su públicoLa noticia de que Carlos La Mona Jiménez cerrará la próxima edición del Cosquín Rock cayó como un tomatazo sobre el orgullo del rockero más ortodoxo, dogmático, prejuicioso, aquel que aun no se dio cuenta de que los tiempos cambiaron y la programación de los festivales, también. Pero, ¿quién puede discutir las credenciales de este ícono popular que tiene 55 años de escenario y más de 90 álbumes editados, desde los tiempos del fundacional Cuarteto Berna?¿Mensaje social? ¿Aguante? ¿Diversión? ¿Compromiso? “El rock es de la cintura para abajo”, definió Keith Richards. ¿Alguna vez vieron las caderas de La Mona en acción? Un rápido repaso mental, que a veces puede ser más eficaz que un googleo, arroja estos resultados: shows históricos en Cemento a fines de los 80s, aparición en el festival San Pedro Rock (2004), otra en un Lollapalooza (2019), grabaciones con Fito Páez y Pity Álvarez, homenaje por parte de Divididos, zapadas con Pappo y Willy Crook, amistad con Charly y Spinetta…“Hace años que lo venimos negociando y siempre nos decía que no. Cuando se lo volví a plantear ahora a su hijo Carli Jiménez, me dijo que sí. Imaginate si ese tipo no puede tener un reconocimiento en el Cosquín Rock y no es importante para nosotros, que encima es cordobés”, le dice José Palazzo, creador y organizador del festival, a Teleshow sobre este show que se va a consumar en la medianoche de este domingo 13. “Carlos me dijo que le tenía un poco de miedo al rockero y creo que tiene que ver con los haters del festival. Pero no veo la hora de que arme el baile”.Ahora, habla La Mona Jiménez: “Me están buscando desde que inauguró el Cosquín Rock para que estuviera ahí. Pero yo siempre tenía bailes, ¿viste? Ahora con esta pandemia se cortó todo y estuve como dos años sin tocar: hice streamings, pero no es lo mismo”, le cuenta a Teleshow, desde Córdoba y por teléfono.“El Cosquín tiene otro público, pero la gente mía va a ir. Así que se van a juntar los dos públicos. Hay muchos pibes que me siguen a mí y que les gusta el rock, así que no va a haber tanto problema”, augura para su show, en el que contará con algunos de sus “amigos rockeros”. Aunque no confirmó quiénes, deslizó: “Todavía no sé bien con quién voy a estar. Capaz que Ricardo Mollo se anima a cantar conmigo ‘Quién se ha tomado todo el vino’. O Fito, que va a tocar el mismo día. También van a estar los músicos de Los Piojos por ahí… Ellos conocen mis canciones”.Qué es el cuarteto para La Mona JiménezJiménez dice que llegará “temprano” al festival, montado desde 2011 en el Aeródromo de Santa María de Punilla (a 55 kilómetros de la ciudad de Córdoba), para encontrarse con sus viejos conocidos. “No quiero llegar y ponerme a charlar tanto, porque sino voy a estar hecho pelota de la garganta. Voy a saludarlos y me voy a ir a descansar las cuerdas vocales. Ya que voy, quiero cantar bien: no soy buen cantante, pero canto con todo mi corazón. Eso es lo que ve la gente”, dice.Cada viernes, la Mona era el residente del club Sargento Cabral y animaba un baile multitudinario que comenzaba en los primeros minutos de la madrugada y terminaba al filo del amanecer. Con el coronavirus, eso se cortó de golpe. “Durante 14 años, todos los viernes, toqué ahí y cada vez para más público. Pero con esta pandemia, yo no canté en ningún lado, en ningún club, ningún salón. Ahora hay lugar para 3 mil, 4 mil personas… pero se quedan 5 mil afuera y va a haber quilombo. Entonces por eso, en este tiempo, decidí no hacer nada, solamente tres streamings”, dice.Recién a mediados de este enero, cuatro días después de su cumpleaños número 71, volvió a ver a su gente en su propio festival, el Bum Bum, en el que también se presentaron artistas como L-Gante, Damas Gratis, Los Palmeras y Karina La Princesita, entre otros. “Pero ya no vuelvo más a los lugares chicos, ya no vuelvo más…”, se lamenta quien hizo bailar a cuatro generaciones de jóvenes. Al pasar, cuenta que “para marzo o abril” inaugurará su museo bar, cerca de su casa. “Van a estar todas mis pilchas, todos mis discos, los premios. Va a haber cena show con grupos. Hasta yo voy a poder ir a tocar. No veo la hora de abrirlo. Me voy a sentir feliz de poder salir un poco. Porque el encierro no es bueno para la cabeza”, dice.—Para alguien acostumbrado a cantar todas las semanas, ¿cómo fue haber estado casi dos años sin ver a tu público?—Y… fue una tristeza. Menos mal que acá pasan… Yo vivo en la avenida Fader, en una casa. No vivo en un country. Entonces, por la puerta de mi casa pasan los chicos, me ponen música, bailan, gritan, se ponen a cantar. Los viernes, sábados y domingos es hermoso, me cago de risa. De la pieza no salgo, ¿no? “¡Monaaaa!”, me gritan. Y cantan y cantan. Yo me asomo y los veo bailando. O sea que empieza todo esto desde las 11 de la noche, 12, hasta las 6 de la mañana. Me divierto con los pibes. Nada más que no tengo contacto, no puedo salir. Me cuidé muy mucho estos dos años para no tener el covid, ¿viste? He estado encerrado, encerrado. Completamente encerrado. Por temor, ¿viste? Porque yo tuve neumonía bilateral, tuve un problemita con el pulmón izquierdo. Gracias a Dios se ha curado, porque yo hago mucha natación todos los días. Tengo bicicleta acuática, pesas acuáticas. Hago gimnasia en el agua. Entonces eso me ayudó mucho a que me recupere más rápido de los pulmones.—En tu festival compartiste escenario con L-Gante. ¿Qué te parece su música y cómo te cae él?—Charlé con él dos veces. Vino a Córdoba a hacer notas y quería conocerme. Comimos juntos… Me parece buen pibe. No es agrandado, es un chico sencillo. Yo le dije: “Espero que sigas así, que cuando seas más famoso no se te suban los pajaritos a la cabeza. Que seas siempre sencillo”. Uno no tiene que cambiar. El éxito te lleva al fracaso, después. Tuvimos una charla muy buena, escuché sus canciones, había mucha juventud que fue a verlo a él. Pero a mí no me veían hace dos años. Entonces, casi todos los que estaban ahí, eran de mi público (se ríe).La Mona Jiménez está volviendo a los escenarios con público (Trigo Gerardi)—Para alguien que está hace tantos años arriba, ¿cómo es mantener la humildad?—Yo no cambié. Sigo siendo el mismo vago de siempre. Yo ahora vivo en el (barrio) Cerro de las Rosas, a siete cuadras de donde vivía cuando era chico: yo nací en el Escobar, un barrio que era muy popular. Pero no cambié, por más de que ahora esté viviendo en uno de los barrios más elegantes, más pitucos de Córdoba. Pasan los chicos de las villas, me saludan, yo salgo, me saco fotos con todos. No me escondo, no me meto en un auto y salgo por otro lado. Le pongo la cara, el pecho y recibo a toda la gente. No cambié para nada. Por eso les digo a todos que no tienen que cambiar. Porque así como la fama viene, se te va… Es como la plata: viene y se va.—En enero cumpliste 71 años y se te sigue viendo jovial. ¿Cuál es la receta?—El amor de la gente me hace sentir joven. Porque el espíritu, el alma y el corazón que uno tiene, si lo tiene joven, uno se siente así, no importa la edad que tenga. Además, si vos te juntás con jóvenes, te sentís y hablás como ellos. Si yo me juntara con tipos de mi edad, hablaría como ellos, sería como ellos. Y no me siento como ellos, a pesar de que tengo 71. Mi alma y mi corazón están lleno de felicidad, de música, de cuarteto.—¿Qué es el cuarteto para vos?—El cuarteto, para mí, es amor. Es la vida mía. Empecé desde los 16 años a cantar y debuté en radio, con el público que tenía LV2. Y a los 16 años ya firmaba autógrafos, me sacaba fotos con la gente. 80, 100 personas iban todos los domingos a “El festival del éxito”. En ese programa cantaban Los Wawancó, el Cuarteto Imperial, Horacio Guarany… He pasados momentos muy lindos ahí. El cuarteto es lo que me da lo que yo tengo, la edad que tengo, 71 años y sigo siendo este… Me da mucha energía, mucha felicidad y mucho amor. Y eso, eso no lo voy a cambiar por nada. Sigo siendo cuartetero. Y voy a morir cuartetero.La Mona Jiménez y Pity Álvarez cantando “Por portación de rostro”—¿Y te sentís rockero, también?—¡Sí, claro! A los 14 años tuve un grupo de rock: tenía una (guitarra) Jackson y cantaba temas de Los Beatles, con otro chico que cantaba en inglés. Yo no sabía inglés, cantaba en español: me pasaba la letra y la parte mía la cantaba así. Pero yo soy rockero, los mismos rockeros lo dicen: “La Mona es más rockero que cuartetero. Es más rockero que nosotros”. Lo dijeron muchos. Llevo la música en el alma.—¿Qué cosa no puede faltar nunca en tu camarín?—Un baño. Porque yo tengo que pasar por el trono antes de subir al escenario. Me pasó en el día de mi debut, a los 16 años. Y me pasa lo mismo hasta el día de hoy. Antes de cantar, tengo que hacer mis necesidades. Si quiero que salga todo bien, que los micrófonos estén bien, que salga la voz bien, que no haya errores, que no se corte ningún cable, que esté todo perfecto… tengo que pasar por el trono.Fragmento de uno de los dos shows que La Mona Jiménez dio en Cemento, en junio de 1989Cómo será el Cosquín Rock 2022El festival más grande y duradero de la historia del rock argentino vuelve a activarse y la de este año será la edición número 21 (20 “físicas”, más una virtual en pleno confinamiento del 2020), desde que inició en febrero de 2001. En dos días (sábado 12 y domingo 13) se presentarán más de 150 artistas en 9 escenarios que estarán repartidos en las 10 hectáreas de un agreste predio surcado por la imponencia de las sierras y el fluir del río Cosquín. ¿El menú? Pop urbano, folklore, tango, jazz, blues, metal, reggae, indie, trap, hip-hop y, claro, muchísimo rock.“Cumplimos nuestras expectativas porque lo vamos a poder hacer”, le confió Palazzo a Teleshow. “Cuando vino la tercera ola del coronavirus, tambaleó un poco. Pero la provincia de Córdoba, junto con el Ministerio de Salud de la Nación, decidió seguir adelante con la actividad, teniendo en cuenta los protocolos y el pase sanitario”, explica.En cuanto a la dinámica de esta celebración, cuenta: “Cada escenario está pensado conceptualmente como si fuera un pequeño, mediano o gran festival”. Así, un mismo día sobre un mismo tablado, podrán verse shows de Fito Páez y de María Becerra. O también podrá escucharse en continuado a Wos, Skay Beilinson y Babasónicos. Una carpa con un show acústico de Las Pelotas (se presentarán los dos días), otra exclusiva para el metal, un espacio único para el blues y así… “El contenido es cada vez más grande porque la música argentina está cada vez más grande”, define el cordobés.En cuanto a la dinámica de esta celebración, exca: “Cada escenario está pensado conceptualmente como si fuera un pequeño, mediano o gran festival”. Así, un mismo día sobre un mismo tablado, podrán verse shows de Fito Páez y de María Becerra. O también podrá escucharse en continuado a Wos, Skay Beilinson y Babasónicos. Una carpa con un show acústico de Las Pelotas (se presentarán los dos días), otra exclusiva para el metal, un espacio único para el blues y así… “El contenido es cada vez más grande porque la música argentina está cada vez más grande”, define el cordobés.e como si fuera un pequeño, mediano o gran festival”. Así, un mismo día sobre un mismo tablado, podrán verse shows de Fito Páez y de María Becerra. O también podrá escucharse en continuado a Wos, Skay Beilinson y Babasónicos. Una carpa con un show acústico de Las Pelotas (se presentarán los dos días), otra exclusiva para el metal, un espacio único para el blues y así… “El contenido es cada vez más grande porque la música argentina está cada vez más grande”, define el cordobés.Panorámica del Cosquín Rock 2020, la última edición “física” y con público que se realizó hasta ahora (Mario Sar)“Una de las cosas más estresantes de hacer el Cosquín Rock suelen ser los haters”, se ríe Palazzo y recoge el guante sobre los insultos que recibe en redes sociales por programar a La Mona o por “dejar afuera” a grupos como Don Osvaldo, La 25 y La Renga. “Nuestros haters se dividen en dos: el que realmente ama el festival y que, como a todo director técnico, a uno lo putean siempre; y el ignorante, que suele estar identificado como fanático del rocanrol, por así decirlo: se enojan porque no está el Pato F*ntanet, que estuvo en solo tres ediciones. O te piden al Indio Solari, sin tener en cuenta que no está tocando en ningún lado ni que está en condiciones de hacerlo. O que toque La 25, que se separó. O que venga La Renga, que no toca en festivales pero dos semanas después del Cosquín van a estar en el mismo predio…”, dice.Y refuerza su punto para quienes acusan al festival de estar falto de rock: “Si ves la grilla, podés tener en cuenta que toca Skay, pero que también van a estar Semilla Bucciarelli, Sergio Dawi y Tito Fargo con la Kermesse Redonda: ahí tenés los Redondos. Tocan Las Pelotas y Divididos: tenés a Sumo. Toca La Franela, toca Micky Rodríguez, toca Ciro: tenés a Los Piojos. Toca Juanse y, en otro escenario, Sarco: tenés a los Ratones Paranoicos… La columna vertebral del rocanrol argentino está”, apunta Palazzo.SEGUIR LEYENDO:Los Auténticos Decadentes y Los Palmeras revivieron un clásico de Los del Fuego: “La cumbia es parte de nuestro ADN”La pasión según Jorge Drexler: “‘Tocarte’ es un experimento creativo de la música popular uruguaya”“Tu amor”: la historia del clásico de Charly García y Pedro Aznar que Duki convirtió en un suceso en YouTube

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