escucharescucharLa presentación de un proyecto para derogar el aborto generó un escándalo esta semana puertas adentro del bloque libertario y también hacia afuera, ya que llegó desde el Congreso a la Casa Rosada y ascendió hasta las más altas esferas. Tanto el Presidente -a través del vocero presidencial, Manuel Adorni- como quienes aparecieron como firmantes en el texto se despegaron de esta propuesta, que fue hecha por la diputada oficialista Rocío Bonacci, quien habló por primera vez tras lo ocurrido con LA NACION.“Recibí amenazas de los libertarios, pero no siento que el Gobierno me haya soltado la mano”, aseguró este viernes por la mañana la dirigente de Santa Fe, que alegó que no tenía por qué pedir permiso a la Casa Rosada para hacer ingresar el proyecto en extraordinarias, a la vez que dijo haber creído ser clara con sus colegas, a los que incluyó en el escrito pero luego dio de baja. Reveló además que piensa mantenerse en el espacio a no ser que sus compañeros no estén de acuerdo.Dijo Bonacci hoy que tiene el teléfono “trabado” de la cantidad de mensajes en su contra que recibió desde que la situación se escaló y estalló el miércoles a la noche. Dentro de esas expresiones están, según explicó, las que esperaba: la de los sectores verde, que se muestran a favor de que la interrupción voluntaria del embarazo sea legal. Pero la sorprendió la reacción de los propios. “He recibido amenazas de los pañuelos verdes y de los seguidores de Milei. Recibí respaldo, pero se pierde entre tantos mensajes que te insultan y te amenazan”, indicó y acotó: “No esperaba la repercusión negativa de los militantes y de los miembros del bloque. El momento correcto este quizás no fue, tampoco es el motivo para rechazar de plano la moción del proyecto en sí, que es lo que sentí con mis compañeros”. Con respecto a la actitud del Gobierno muestra otra tesitura, pese a que ayer Adorni indicó que este tema no se encontraba ahora en la agenda del Presidente y marcó que tampoco estaban involucrados ellos en la iniciativa de Bonacci. “No me sentí desplazada ni que me soltaron la mano, el Ejecutivo no tiene que ver, esto es una cuestión del Legislativo, lo debatimos entre nosotros. El Ejecutivo está con otras cosas más urgentes, lo entiendo, por eso tampoco sabía que tenía que pedir permiso para hacer algo que es meramente de mi poder, así como el Ejecutivo no le pide permiso al Legislativo”, alegó la diputada, integrante del partido Unite, parte de La Libertad Avanza. “Daba por sentado que el Gobierno no lo tenía en su agenda, me enteré por Adorni y me comuniqué con una sola persona [de la Casa Rosada] para darle mi explicación”, contó también, a la vez que evitó precisar quién fue ese funcionario. Cuando se enteró de las fricciones, según relató a LA NACION, primero lo charló con su familia y al día siguiente también dialogó con el presidente de bloque en la Cámara baja Oscar Zago, que aparecía como firmante.Habló también con al menos otros cuatro diputados: Lilia Lemoine, Beltrán Benedit, Manuel Quintar y María Fernanda Araujo, todos diputados de su bloque que ayer ante LA NACION negaron haber prestado su rúbrica para el proyecto de derogación, pese a haber estado incluidos. Noticia en desarrolloPaula RossiConforme a los criterios deConocé The Trust Project
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