FOTO DE ARCHIVO: Vacas lecheras en Minnesota, Estados Unidos. Se estima que un 80 % de todas las tierras agrícolas está función de la producción de carne y lácteos. Foto tomada el 24 de octubre de 2020. REUTERS/Bing Guan/File PhotoSentarse a disfrutar del sabor de un queso pera, equivale a dejar en la atmósfera 392 gramos de CO2. Disfrutar de una porción de 250 gramos de carne, es liberar 6.6 kilos de CO2, es decir, dejarle al planeta un problema que es veinticinco veces mayor que ese platillo. Así lo hace saber el Consejo de defensa de los recursos naturales cuando no solo arroja los cálculos de la cantidad de emisiones que se producen con cada uno de los alimentos que consumimos, sino que señala que específicamente las emisiones de la industria carnica bovina son cinco veces mayores a las emisiones producidas por proteínas de origen animal como el pollo y el pavo.En ese orden de ideas, producir carnes rojas no solo deja una huella medioambiental que es difícil de subsanar sino que también implica el uso de muchos recursos como el agua y extensiones enormes de tierra. Recientemente un informe publicado por Our World In Data y publicado por The Economist, aseguró que si todos los habitantes de la tierra tuvieran una dieta vegana, las extensiones que están destinadas a la agricultura se verían reducidas en un 75%. En el caso colombiano, donde según el DANE se dispone de 39 millones de hectáreas como tierras agrícolas y donde solo de aprovecha el 18%, es decir 7 millones de hectáreas, se requerirían solo 18 millones de hectáreas para garantizar la seguridad alimentaria de 50 millones 883 colombianos veganos.Pero una cosa son las cifras y otra la realidad del país, pues en Colombia no siempre el problema de la tierra ha estado vinculado con la tenencia, sino con su explotación. Así lo demostraron los investigadores Andrés Etter y Andrés Zuluaga en un estudio titulado Áreas aptas para la actividad ganadera en Colombia.En el documento, no solo se definen las regiones con mayor pastoreo, sino que también se logran identificar aquellas en donde esta actividad tendría mayor producción. En el país, un 80% de la tierra agrícola es utilizada para usos ganaderos y esto no necesariamente implica alta productividad, pues la realidad es que el retorno es bajo. Así, “20 millones de cabezas de ganado ocupan 30 millones de hectáreas en pastos”, cuenta Andrés Etter en declariones para el portal de noticias Mongabay .Actualmente un 15% de las emisiones que se registran en el planeta corresponde a la industria carnica.Y dichas extensiones, si bien podrían reducirse con un programa de ganadería más sostenible en el que se pusieran en consideración las condiciones de la tierra y se lograra trasladar las operaciones a lugares más adecuados, no solo permitiría alcanzar producciones más eficientes sino también con menos efectos sobre el cambio climático. Para lograrlo, cuenta Andrés Zuluaga, “la forma más racional es a través de sistemas silvopastoriles y agroforestales donde tenemos sistemas de producción multiestrato; no solo producimos pastos, sino árboles, arbustos, palmas,etc. Son sistemas de producción sostenibles”, afirma.Y es que en comparación con los alimentos provenientes de las plantas, la ganadería requiere 100 veces más de tierra para producir una kilocaloría de carne, lo que hace cuestionarnos de nuevo si cambiar nuestros hábitos alimenticios y dejar de consumir tanta carne puede realmente contribuir a mejorar en un 25% los planes de acción climática de los países.Un problema que va más allá del platoSi bien en Colombia una gran parte de las extensiones son para uso exclusivo de ganadería de pastoreo esto no quiere decir que los problemas se detengan ahí. Este tipo de ganadería ha demostrado una afectación en áreas de importancia ecológica y ha llevado a problemas de mayores proporciones como la deforestación.En otros países como los Estados Unidos, la extensiones de tierra no solo están destinadas a la ganadería, sino al cultivo de cereales para a alimentar al ganado, pues casi las tres cuartas partes se utilizan como pastos y la cuarta parte restante son tierras de cultivo. En tal sentido, si combinamos pastos y tierras de cultivo para la alimentación animal, podríamos afirmar que un 80 % de todas las tierras agrícolas está función de la producción de carne y lácteos.Por eso, los investigadores de Our World In Data aseguran que si la dieta de todos fuera vegana las tierras agrícolas se reduciría de 4100 millones de hectáreas a 1000 millones de hectáreas. Esta disminución que constituiría un 75%, sería como hablar de tamaño de América del Norte y Brasil juntos.Pero considerando que incidir en la dieta de las personas no es tan fácil, mucho menos cuando se trata de ser vegano, es que crear conciencia sobre lo que consumimos a diario, comprar local, pensar en tener huertas en casa y comer verde, sería como iniciarse en una forma de alimentarse más coherente que sí marca la diferencia, pues implicaría reducir las extensiones de tierra, generar menos gases efecto invernadero y desincentivar la deforestación.SEGUIR LEYENDOCambio climático en México: “Nuestro país se calienta más rápido que el promedio global”Las mejores aplicaciones para cuidar el medio ambiente y retar a los amigos
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