escucharescucharCristales de Baccarat, mármoles de Carrara, muebles de caoba importados de Inglaterra, alfombras persas. Lo mejor del mundo componía el ambiente propicio para que, durante los meses de verano, las familias más destacadas de la Argentina pasaran su verano en el Bristol Hotel, en Mar del Plata, ciudad que, entre fines del siglo XIX y principios del XX, no tenía nada que envidiar a los balnearios europeos.Con toda la pompa y la presencia del vicepresidente de la Nación, Carlos Pellegrini, el 8 de enero de 1888 se inauguró el lujosísimo hotel en una Mar del Plata que apenas contaba con un puñado de casas. Como era de esperar, el Bristol, inspirado en los hoteles de los mejores balnearios de Europa, se alzó con los mejores materiales traídos del viejo continente.EL HOTEL QUE ABRIÓ PARA LOS PASAJEROS DEL ORIENT EXPRESS Y HOY ES UNA JOYA QUE OCULTA HISTORIAS DE INTRIGAS Y ROMANCESLa respuesta del público fue inmediata. Todos aquellos que hasta entonces veraneaban en el Hotel Carrasco, de Montevideo, cambiaron su lugar de descanso. Enseguida el hotel colmó su capacidad y Luro decidió construir un anexo en tierras cedidas por Jacinto Peralta Ramos, hijo de Patricio, el fundador de la ciudad.¿La elección del nombre del hotel? “Durante el siglo XIX –lo ha recordado Richard Robinson recientemente–, el nombre de Bristol era sinónimo de exclusividad y confort en la imagen de las elegantes mansiones inglesas, y se lo encontraba a menudo en las marquesinas de los mejores hoteles en las capitales europeas”, explican Elisa Pastoriza y Juan Carlos Torre en su libro Mar del Plata, un sueño de los argentinos.A partir de las cinco de la tarde, todo aquel que quería ser visto paseaba por la Rambla Bristol con sus mejores ropasCuando el hotel asomó al borde del mar, la ciudad balnearia tenía algo más de una década. Mar del Plata se había fundado el 10 de febrero de 1874. En ese entonces, el viaje desde Buenos Aires tardaba entre ocho y diez días. Del pueblo a la ciudad y de ahí al balneario, Mar del Plata tenía todo para resultar un suceso. Y con la aparición del Bristol Hotel y de su rambla, estalló.Pero, “no surge como un balneario sino como pueblo. El desarrollo distinto se da cuando cambia de rumbo y apuesta a lo turístico. Eso es decisión de los hijos de Pedro Luro y de Patricio Peralta Ramos. Los hijos de Peralta Ramos –Jacinto y Eduardo– y los de Luro –Pedro Olegario y José– son muy importantes en el desarrollo del balneario. El Bristol Hotel, las ramblas, el Club Mar del Plata y el juego de la ruleta, que se practicaba en esos ámbitos porque no había un edificio del casino, son hitos. En esos ámbitos de sociabilidad estaba el juego, que era una de las mayores atracciones del balneario”, destacaba en una entrevista a LA NACION la historiadora Elisa Pastoriza.Presentes en Mar del Plata desde sus primeros días, los dos hijos varones mayores de Patricio y los de Pedro Luro desarrollaron el balneario que tenía como modelo a los más lujosos y de moda en Europa, como Biarritz y Deauville.Las mujeres llegaban meticulosamente vestidas y así se retiraban de la playa, aunque, en el medio, se hubiesen dado un baño de mar. Con corset, blusa de cuello alto y falda almidonadas, medias de seda y zapatos de taco altoTan bien logrado fue el resultado que, en su momento, lo llamaban el Biarritz argentino. “Biarritz descansaba sobre cuatro pilares principales: el gran hotel, el casino, las ramblas, el balneario”, observan Pastoriza y Torre en su libro sobre Mar del Plata.El lujo extremo de la época no solo estaba presente en los cimientos del hotel y en su equipamiento. “Así como el edificio se asimilaba a los de Biarritz, todo el armado de servicio del hotel estaba inspirado en el modelo europeo. Por eso, muchos mozos y cocineros eran traídos desde Francia. Venían a trabajar desde diciembre hasta abril, la temporada completa”, detalló Víctor Pegoraro en una nota en LA NACION.La gente se instalaba durante cuatro meses, llevando baúles con sus mejores ajuares, ropa para baile y alhajas, que transportaban en ferrocarril. Un lujo comparable con el equipaje que llevaban a París.Sin el nivel de suntuosidad y sofisticación que tenía el Bristol Hotel, el público exclusivo que llegaba a Mar del Plata podía alojarse en otros dos hoteles. Claro que sus tarifas eran dos veces más bajas. Uno era el Grand Hotel, que no se igualaba en lujo y en confort, pero era elegido por un mismo público. El otro, el Royal Hotel, concentraba la actividad social de la época. De estilo más moderno funcionó, una vez remodelado, sobre lo que había sido el más sencillo Hotel del Globo.El salón comedor del Bristol Hotel“El restaurant copiaba a los mejores de Europa, con un ejército de mozos para servir a las decenas de mesas, Fue símbolo de los años locos y sus banquetes captaron la atención del mundo gourmet. En 1930, el Cordon Bleu, la más prestigiosa escuela de chefs del mundo, destacó al Royal ‘por su esmerada cocina y comodidad’”, cuenta Daniel Balmaceda en su libro Grandes Historias de la Cocina Argentina”.Durante el día, la vida social era intensa. La rambla, que se renovó en varias oportunidades, funcionaba como una extensión del hotel, y resultaba central como punto de encuentro. Las tres primeras fueron de madera. La primera versión, levantada para la temporada 1886-1887, era una plataforma a orillas del mar, y fue arrasada en 1890 por un temporal. Inmediatamente se reemplazó, una vez más, se hizo de madera, llevando el nombre de Rambla Pellegrini.“Carlos Pellegrini fue muy importante en Mar del Plata. Cuando se inauguró el Bristol él era vicepresidente, estuvo presente, siempre muy atento a toda la construcción del balneario. Ante la destrucción de la primera rambla, en tiempo récord actuó para su rápida reconstrucción y para que la élite, cuando viniera en el verano, pudiera tener una rambla”, recalca Elisa Pastoriza.En la temporada 1890-1891, los veraneantes pudieron reanudar la costumbre de pasear por la ribera y hacer tertulia sentados en sillas de mimbre distribuidas aquí y allá en la rambla flamante”, se detalla en Mar del Plata, un sueño de los argentinos”.”Los hombres, que usaban maillots enteros y gorra de baño, y que hasta 1900 no iban al agua porque era de mal gusto, tenían una sección del mar que era para ellos. Estaba acordonado y ellos entraban bordeándolo” Esta vez estaba apoyada sobre grandes vigas y pilotes de cuatro metros que se enterraron en la arena y contaba con casillas de baños, florerías, casas de fotos y de souvenirs, joyerías, bazares y confiterías. Poco duró ya que fue destruida por un incendio en 1905.Llegó entonces el turno de los hermanos Lasalle, dueños del casino, de financiar las nuevas obras para otra rambla, más cómoda y lujosa que la anterior. Le sumaron cuartos para cambiarse, sala de cine, pista de patinaje y confitería, además de cafés, restaurants y locales comerciales. La suerte o las previsiones tomadas estuvieron del lado de esta construcción que se mantuvo en pie hasta que se decidió su reemplazo por otra de material más suntuosa.Así, en enero de 1913, fue inaugurada la Rambla Bristol. El Club Mar del Plata, fundado a principios de siglo y promotor de la idea de construir la rambla de material –como la llamaban entonces– o francesa, obtuvo un empréstito en 1910 para la nueva construcción, comprometiéndose a devolverlo con los ingresos que llegarían de su explotación.“La propuesta del arquitecto francés Louis Jamin y Carlos Agote recibió el encargo de supervisar los trabajos –se lee en Mar del Plata, un sueño de los argentinos–. La nueva rambla era un edificio de 400 metros de longitud y 45 de ancho, con un cuerpo central y dos laterales. Tenía cuatro niveles”.La Rambla Lasalle, de madera, fue la antecesora directa de la Bristol.Sociedad Fotográfica de Aficionados. Colección César GottaEl libro detalla: “El primero, directamente sobre la playa, destinado a los locales de los balnearios. Encima de él, en el nivel principal, se hallaba la promenade, el paseo al aire libre, limitado en el frente sobre el mar por una balaustrada ornamentada con faroles y, en el frente opuesto, por una galería cubierta flanqueada por columnas, que daban a los principales negocios y por la que se accedía a dos salas de cine, Splendid y Palace Theatre. El tercer nivel incluía una galería cubierta, con más negocios, y sobre ella el último nivel con departamentos para los concesionarios de los servicios y comercios de la rambla”.Había más de cien locales de servicios y comercios, entre los que se destacaban las confiterías La Brasileña y del Yacht Club, la sede del Ocean Club y el Salón de Fotografías Witcomb. “La nota sobresaliente de la rambla, en la que abundaban detalles decorativos de un estilo afrancesado, al decir de los contemporáneos, la dieron sus ocho cúpulas octogonales, las cuatro mayores sobre la fachada que miraba al mar y las cuatro restantes coronando la recova de la otra fachada, que se abría a los espléndidos jardines del Paseo General Paz”, continúa.La única licencia “modernista” de su construcción era “la marquesina de vidrio y hierro estilo Art Nouveau frente al cuerpo principal, ubicada estratégicamente en el sitio de contemplación del mar y de la rambla: el espacio para ver y hacerse ver”, se describe en el Facebook Los hijos de Don Patricio Peralta Ramos.A partir de las cinco de la tarde, todo aquel que quería ser visto paseaba por la Rambla Bristol con sus mejores ropas. Además de Carlos Pellegrini, se dejaban ver por la rambla y el hotel Marcelo Torcuato de Alvear, Julio Argentino Roca, Eduardo Wilde, Hipólito Yrigoyen, Bernardo de Irigoyen, Eugenio Cambaceres y Bartolomé Mitre. Entre los visitantes ilustres se destaca el entonces Príncipe de Gales, Eduardo de Windsor, futuro Eduardo VIII.La Rambla Bristol se construyó demasiado cerca del mar y con exceso de material ferroso. A los pocos años de estrenada, presentaba signos de deterioro.ar-agn-agas01-ddf-rg-2913-142701En el transcurso de los años y por las frecuentes inundaciones que sucedían en la rambla, sumadas al deterioro de los ornamentos realizados en hierro al borde del mar, las obras de restauración de la Rambla Bristol se volvieron constantes. Finalmente, en 1939 debió ser demolida y sustituida por la actual, la Rambla Casino, obra de Alejandro Bustillo, autor también del Casino Central y del Hotel Provincial.Después de tres décadas de esplendor, la crisis financiera de 1929 golpeó al Bristol Hotel, aunque pasarían varios años hasta que sus puertas cerraran definitivamente. La última cena se sirvió el 16 de junio de 1944. Sus muebles, adornos y objetos decorativos se remataron durante un par de meses luego del cierre.Su fin “tuvo que ver con el cambio social que se estaba dando en el balneario. La mantención de esos hoteles tan opulentos era tan costosa que muchos empezaron a decaer. Tiene que ver con la aparición de una nueva Mar del Plata. Mi hipótesis es que ese proceso democratizador se produce a fines de los 20 y 30, cuando cambia la postal de Mar del Plata. Esa primera villa balnearia característica de la belle époque se modifica con la caída de la Rambla Bristol, y la posterior edificación del complejo Bristol, Playa Grande y la inauguración del Casino. Aparece un nuevo perfil y un nuevo hotel central, el Hotel Provincial, que además es estatal. Hasta ese momento todas las inversiones eran privadas”, explica Pastoriza.De las mansiones edificadas en la época de mayor esplendor de Mar del Plata, con materiales traídos de Europa, quedan en pie una veintena. Villa Victoria, hoy Centro Cultural Victoria Ocampo, fue ubicada en su momento por el padre de la escritora, Manuel Ocampo, al lado de su propia casa. Se trató de un bungalow de madera y hierro, prefabricado, traído desde Inglaterra. Villa Ortiz Basualdo, fue donada a la ciudad y hoy alberga al Museo Municipal de Arte Juan Carlos Castagnino. Postales de ayer y de hoy.En 1930, el Cordon Bleu, la más prestigiosa escuela de chefs del mundo, destacó al Royal ‘por su esmerada cocina y comodidadCódigos de vestimenta en la playaLa vida en la playa merece un capítulo aparte. En un primer momento la visita al balneario era una excusa para ser parte de la intensa vida social que allí se desarrollaba. Pero la gente no se bañaba en el mar. Hasta que aparecieron unos carruajes en los que las señoras empezaron a animarse.“Los carruajes de Mar del Plata eran iguales que los de Biarritz. Allí las mujeres se daban baño de asiento, felices además porque así no tenían que tomar sol. Estaba muy mal visto estar quemadas. Y los hombres, que usaban maillots enteros y gorra de baño, y que hasta 1900 no iban al agua porque era de mal gusto, tenían una sección del mar que era para ellos. Estaba acordonado y ellos entraban bordeándolo”, describe Carlos A. (Charlie) Peralta Ramos, tataranieto del fundador del balneario.La vestimenta de playa, entonces, no escapaba de los estrictos códigos de la época. Meticulosamente vestidas llegaban y así se retiraban de la playa, aunque, en el medio, se hubiesen dado un baño de mar. Camisa, corset, corpiño, enaguas, viso de seda, blusa de cuello alto y falda almidonadas, medias de seda y zapatos de taco alto formaban parte del atuendo.“Y de una percha colgaba el sombrero que era menester colocarse y sostener con pinches ante un espejo que jamás lo abarcaba entero. Oliendo a polvo de talco y a agua de colonia, volvían al toldo y solo entonces decían, un poco fuera de aliento, ¡el mar estaba divino!”, relata María Rosa Oliver en “Mundo, Mi casa”, en un extracto citado en el libro Mar del Plata, un sueño de los argentinos.A su vez, nada quedaba librado al azar: había un reglamento en el que estaban claramente detalladas ciertas cuestiones ligadas a la vida diaria. El Reglamento de Baños fue promulgado en 1888 por la Prefectura Naval, que estaba a cargo de la vigilancia del balneario.Entre otras cosas, detallaba el traje de baño admitido entonces. Éste debía cubrir el cuerpo desde el cuello hasta la rodilla. Además, los hombres no podían aproximarse a las mujeres durante el baño, debiendo mantenerse a una distancia de treinta metros. Estos tenían prohibido ubicarse a orillas del mar durante el baño de las señoras y no podían usar anteojos de teatro u otro instrumento de larga vista, entre otras reglamentaMalú PandolfoTemasConversacionesMar del PlataConforme a los criterios deConocé The Trust ProjectOtras noticias de ConversacionesEl precio de la fama. Chayanne: “Antes había una línea que separaba la vida privada de la pública”Lo dice un experto, Quentin Tarantino, el hombre que más sabe de cine recomienda pequeñas grandes joyasCuentos fantásticos. La escritora que en 1900 fue un éxito literario, armó una empresa y creó a Peter Rabbit
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escucharescucharEn Shiva Baby (2018), Rachel Sennott interpreta a una universitaria avanzada en estudios de género que oculta demasiadas cosas. Sus padres se enterarán de su doble vida como amante de un sugar daddy en un lugar poco propicio, un funeral que sigue puntillosamente todos los rituales de la tradición judía pero se ve alterado por ese encuentro fortuito e inesperado al que para colmo se suma la aparición de una ex novia de la protagonista (Molly Gordon, que ya había brillado en La noche de las nerds y en Shiva Baby se saca chispas con Sennott). Todo termina en un gran descalabro, y lo que descubrimos nosotros es una actriz capaz de encarnar con una soltura admirable ese torbellino de sensaciones: de la comedia zarpada al melodrama intenso, pasando por dilemas existenciales de una joven en pleno proceso de construcción de su propia identidad, un trabajo psicológico y corporal que exige valentía y una gran capacidad para tomar decisiones sin estar del todo preparado.Esa película, que en Argentina pasó brevemente por salas de cine y hoy se puede ver en MUBI, marcó el despegue de una carrera que en cinco años se ha consolidado: más allá de su medio millón de seguidores en Instagram -lo decimos primero que nada porque las cifras de las redes sociales parecen haberse transformado en un componente esencial de nuestra identidad-, Sennott empezó a cosechar elogios y un gran interés de medios de todo el mundo por su trabajo. Hacía rato, desde que Lena Dunham pateó el tablero con la serie Girls allá por 2012, quizás, que no teníamos una chica superpoderosa que combine tan bien sentido del humor punzante, carisma, charm, cero miedo al ridículo y una inteligencia revelada tanto en las performances interpretativas como en la elección de los proyectos en los que le conviene involucrarse.Shiva Baby fue también el inicio de la sociedad artística con Emma Seligman, una canadiense que tiene la misma edad de Rachel (28 años), debutó como directora con ese film y este año estrenó El club de las peleadoras, la comedia estudiantil desmelenada que escribió con Rachel y ya se puede ver en Amazon Prime. En Bottoms (el título original de la película), hay otra socia importante: Ayo Edebiri, que se lució en la serie The Bear y es su compañera en Ayo and Rachel Are Single, una miniserie con episodios de cinco minutos que se encuentra en la página de Comedy Central (sin subtítulos en español) y se toma en solfa a las bizarras vicisitudes del dating en la era digital. La química de la dupla Sennott/Edebiri es evidente y explota en El club de las peleadoras: dos perdedoras de las que todos se burlan en la escuela secundaria deciden cambiar esa lógica creando un club de lucha para mujeres que, bajo la fachada políticamente correcta del empoderamiento femenino, esconde un objetivo más trivial, pero quizás más divertido: acercarse a las chicas de la clase que las erotizan.Se trata de una de las primeras comedias post-woke del cine americano: satiriza las ambiciones más hiperbólicas del feminismo sin renunciar al objetivo inalienable de la igualdad de género. Y lo hace prescindiendo de algunos tótems del presente -hay teléfonos celulares plegables, walkmans y ninguna alusión a las benditas redes sociales (“sabíamos que no podríamos seguir el ritmo de comunicación de los adolescentes y no queríamos menospreciar a nuestra audiencia”, explicó Seligman)-, pero sin perder de vista lo que de verdad importa: aunque se trata de un guion escrito hace seis años -que, de paso, rechazaron varias productoras-, hay una línea brillante que recobró actualidad con la polémica revisión de la decisión que la Corte Suprema de Estados Unidos había tomado en los años 70 en el caso Roe vs. Wade, que otra vez puso en el tapete la discusión sobre la legalización del aborto: “Mi vagina pertenece al Gobierno”, dice una chica en El club de las peleadoras, dando en el blanco con una puntería asombrosa.Seligman y Sennott se conocieron como estudiantes de cine en la Universidad de Nueva York y desde entonces conforman un equipo que trabaja a contracorriente de lo que la cineasta define como “el clima abrumador de la industria”. Pero Rachel también ha desplegado su carrera en otras direcciones. Fue probablemente la única razón de peso para seguir viendo The Idol, la serie de HBO Max creada por Sam Levinson (Euphoria) y el popular músico The Weekend que quedará eternizada como uno de los grandes fiascos de 2023. En una ficción difusa y desenfocada, su personaje se salvaba claramente del naufragio general: deslumbró como la asistente de una superestrella pop que logra mantener cierta cordura en un ambiente delirante y amoral en el que ella sobrevive gracias a su inteligencia y una voluntad de empatizar que la transforma en una auténtica rara avis del desalmado negocio de la música. Es ese tipo de persona que los demás ignoran sin darse cuenta de que entiende todo. Y Sennott resuelve esa ambigüedad con un performance inolvidable.También brilló en Call Your Mother, una sitcom de la cadena ABC que la obligó a mudarse a Los Ángeles, en donde entró en contacto con la exótica farándula de Hollywood que se amontona en Los Feliz y enseguida la parodió en un video que subió a Instagram en julio de 2019 (https://www.instagram.com/reel/BuzexDEHEh5/). Ya había exhibido públicamente su mordacidad un año antes en Twitter, antes de cerrar la cuenta, cansada de la ira de los haters que todavía se mantiene intacta en la nueva versión que Elon Musk rebautizó X. “Voy a una cita esta noche con 11 dólares en mi cuenta bancaria… Esperemos que no sea feminista”, escribió antes de huir.Su actuación en Bodies, Bodies, Bodies (estrenada en Argentina por HBO Max como Muerte, muerte, muerte) es antológica. Lo que más cautiva de Sennott es su enorme talento para pasar sin solución de continuidad por estados muy diferentes. En todos los papeles que ha asumido tuvo que mostrarse eufórica, deprimida, amenazante, vulnerable, fría, cachonda, suspicaz o cándida en un mismo rol, y consiguió hacer cada uno de esos pasajes con fluidez y sin perder un ápice de verosimilitud.Muerte, muerte, muerte es una sátira muy ácida sobre las taras de la Generación Z, aturdida por internet. Y la escena en la que Alice, el entrañable personaje de Sennott en la película, estalla mientras explica las severas dificultades de producir y grabar un podcast es una pieza de colección que, obviamente, fue recortada por algún fan y circula hace rato por YouTube. En la película, producida y distribuida por dos compañías pequeñas y con buen ojo para armar catálogo indie, 2AM y A24, una fiesta de jóvenes acomodados y no muy reflexivos en una casona con parque y piscina termina virando hacia el cuento de terror slasher (un subgénero donde abundan adolescentes en problemas, drogas, sexo y asesinatos sangrientos). Y ese estallido desopilante que citábamos es también una manifestación distorsionada de la verdadera angustia de Alice. Tanto esta película como El club de las peleadoras pueden etiquetarse como caramelos envenenados. Son comedias a primera vista cursis que debajo de una superficie hilarante ocultan una mirada crítica, poco indulgente sobre la actual juventud americana. Y que incluso van más allá, sobrevolando preocupaciones existenciales y discusiones políticas.Por ahora, la carrera de Sennott tiene ese sesgo: la virtud de saber elegir es una buena inversión en una industria que usa y descarta con rapidez y sin culpas. Su camino viene siendo muy claro: sumarse a proyectos en los que haya discurso sobre los temas del presente (feminismo, fluidez de género, redefiniciones de la sexualidad y de los vínculos sentimentales, consumo recreativo de drogas, privilegios heredados, desorientación de cara al futuro).Criada en una familia católica de Connecticut, un lugar no precisamente glamoroso de Estados Unidos, Sennott tuvo un primer contacto directo con la experiencia artística gracias a una cita amorosa. En su casa se hablaba más de religión que de arte. Pero ese amigo con potencial de novio le propuso ir a ver un open mic que la iluminó. A partir de ahí empezó a crear sus propias rutinas, hasta convertirse en una profesional de alta gama, basta con buscar alguna de las más actuales en YouTube para comprobarlo.Sobre las tablas de los clubes de comedia fue formándose como actriz atrevida, versátil, magnética, una de esas que merece ser definida como una fuerza de la naturaleza. “Es un animal salvaje”, sintetizó la directora holandesa de Muerte, muerte, muerte. “Y no tiene nada de vanidad, sólo cree en el trabajo”, añadió para completar un perfil inusual.Más que una excepción, Rachel Sennott es, además, la continuadora excelsa de una tradición virtuosa: parte del mejor entretenimiento que disfrutamos en los últimos treinta años viene de la misma factoría: Jerry Seinfeld, Ellen DeGeneres, Louis C.K., Amy Schumer… En su caso, la manera en la que se compromete con sus personajes induce a pensar que en cada uno pone sin reticencias cuerpo y alma. El personaje y la persona, fundidos en una misma argamasa, como prescribe la época. “Estaba inhalando popper (sustancia química que suele usarse como estimulante), que por alguna razón es mi droga preferida para las rupturas amorosas, y recordando que muchas veces tuiteaba mientras tenía sexo. Creo que ahí supe que debía cerrar la cuenta”. ¿Habla la actriz en boga o la chica sencilla de Connecticut?Alejandro LingentiTemasConversacionesConforme a los criterios deConocé The Trust ProjectOtras noticias de ConversacionesImposible de callar. Milei y Cristina: un colectivo llamado deseoAndrés Oppenheimer. “En todo el mundo, lo que la gente quiere es ser más feliz”En la era de los filtros. ¿Quién se anima a ser auténtico?
escucharescucharSuena una canción triste en el golazo de Enzo Fernández contra México (el 2 a 0 que nos sacó el terror de la posible eliminación). Es la voz entregada de Pity Álvarez, que canta y este es un juego que solo hay que jugar; te puede ir bien, te puede ir mal. Y después, la explosión de felicidad, multiplicada hasta el infinito en cada punto cardinal, desde Chañar Ladeado hasta Londres, desde Tupungato hasta Pekín, de los pueblos rurales más perdidos de la Argentina a los estadios futuristas de Qatar. Muchachos, la película de la gente es el film que cuenta los siete partidos de la selección albiceleste en la última Copa del Mundo –y la locura de los festejos–, en base a material inédito de la FIFA y a la curadoría de casi 2000 videos caseros enviados por los hinchas. Se estrenó el jueves último y LA NACION conversó con su director, Jesús Braceras, y con Hernán Casciari, autor del cuento que dio vida a la película. También desde el jueves está en los cines Elijo creer, producida por Gonzalo Arias, con guion de Martín Méndez y narración de Ricardo Darín.Elijo creer cuenta con el respaldo oficial de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) y tiene testimonios exclusivos de Lionel Messi, Dibu Martínez, Rodrigo de Paul, Ángel Di María, Julián Álvarez, Enzo Fernández y Lionel Scaloni, entre otras figuras.En el caso de Muchachos, está narrada por Guillermo Francella y producida por Pampa Films. “Había 10.000 películas posibles sobre este Mundial. Lo bueno es que teníamos de entrada el mejor guion que te puedas imaginar. En el proceso nos dimos cuenta de que este Mundial no lo podíamos contar sin mostrar la participación de la gente”, comenta Braceras, conocido por dirigir series como Monzón, Barrabrava y Todos contra Juan.–¿Cómo se hace la película de un Mundial? ¿No está el riesgo de que sea un compilado emotivo de golazos con una buena banda de sonido, al estilo de Héroes, con Valeria Lynch de fondo?–Braceras: Para mí es una película que siempre estuvo ahí, con todos los condimentos. Lo que pasó fue perfecto. Pero para que haya pasado se juntaron un montón de elementos: si no hubiéramos tenido crisis económicas en este país, probablemente la gente no hubiera explotado como explotó; si no hubiéramos estado encerrados por una pandemia, tampoco habría sido tal la explosión. Si hubiésemos ganado fácil la final, lo mismo… Y el Mundial lo tuvo todo, todo.–¿No es un documental?–Braceras: No, para mí no es un documental. Es una película de ficción que pasó de verdad. Porque vos vas a los libros de cine y te das cuenta de que esta historia tiene exactamente la estructura de un guion: con un punto de giro (cuando perdimos contra Arabia Saudita y estaba el riesgo de quedar afuera), un héroe que cae y se levanta (Messi) y un villano perfecto (Mbappé), que aparece al principio porque ya nos ganó en 2018. Y si te ponés a pensar, el protagonista es un grupo de jugadores jóvenes, liderados por un técnico poco experimentado, que terminan siendo campeones. Es una película que ya estaba escrita.–Casciari: Y el final… recontra final, que recrudece y que baja. Es ese tipo de películas que vos decís: “bueno, ya está, y no está, y ya está, y no está…”. Cumple con todo, en los momentos exactos del metraje, lo cual es una cosa rarísima. Yo lloré 14 veces viéndola. Eso no te pasa con un documental. Porque los documentales reflejan cosas muertas, cosas que no están; te las reviven un poco y te dicen: “mirá qué bárbaro, mirá lo que pasó”. En esta película estás ahí, ya lo viviste, pero no sabés lo que va a pasar.Muchachos, la películaGentileza Disney¿Por qué dicen que la película está basada en un “cuento” de Hernán Casciari? Porque no es un cuento… ¿Cómo construiste el guion?–Casciari: La construcción fue al revés de un guion que nace de la propia imaginación, en el que tenés que ir buscando el punto de giro, el clima, etcétera. Acá ocurre algo que no es solamente lo que pasó, sino la construcción de un hecho artístico: hay silencio, hay una entonación musical, un ruido de dolor de cabeza cuando las cosas están muy mal, la elección de las imágenes… Y me parece que en el último año nos acostumbramos a recibir estímulos de “pedacitos del Mundial” por TikTok, que se nos aparecen en cualquier momento. En esta película es como si alguien nos fuera llevando de la mano para ver el cuento entero. Y ahí es donde digo: “sí, acepto el pacto, ya no quiero estar viendo TikTok y que me aparezca el gol de coso con miles de likes”.–Hay una frase de Chiqui Tapia en un momento de la película que dice: “queríamos sentirnos orgullosos de algo”. ¿No es un poco triste que sea solo por el fútbol?Casciari: Yo no creo que sea verdad eso. Es decir, me parece tremendamente reduccionista en un punto, porque hay millones de cosas por las cuales sentirnos orgullosos. Lo que pasa es que ninguna es común, ninguna nos atraviesa a todos. Siempre tenés que andar pidiéndole permiso a la otra mitad para sentirte orgulloso de algo. En cambio el fútbol tiene ese componente tan alucinante que no le tenés que pedir permiso a nadie: todo el mundo entiende que estés sufriendo o que estés llorando de alegría. En el resto de las cosas tenés que andar diciendo: “disculpe, che, me estoy emocionando; perdón, estoy enojado”. El fútbol no tiene eso.–¿Cuál es la conclusión o el “mensaje” de la película? Porque más allá de que ganamos el Mundial, la explosión fue tan tremenda que resulta difícil de explicar…–Braceras: Cuando Hernán me mandó la conclusión final, que no la voy a spoilear, para mí puso en palabras eso que yo no entendía que nos había pasado. Él consiguió bajarlo a las palabras.–¿Pero qué nos pasó? (sin spoilear)Casciari: Lo que pasó es el amor. Sí, el amor entre las personas. Primero porque el mundo miraba, ¿no?; el mundo miraba una actitud de alentar. Lo veíamos cuando la hinchada entera arrullaba a un nene en el metro o el repentismo del canto que no le hace mal a nadie; la forma de entrar y de salir de lugares en Qatar, en Buenos Aires o en Jujuy; eso de querer subirse a lugares altos –semáforos, techos de paradas de colectivos–, nadie sabe bien por qué; o lo de la abuela la la lá. Todas esas cosas hacían que cuando terminaba cada partido saliéramos corriendo a vernos a nosotros y a ver qué hacía el otro. Yo antes, cuando terminaba un partido, quería quedarme viendo en la tele qué le preguntaban al Dibu Martínez. A partir de este Mundial lo que realmente quería era ver qué hacía la gente. Y me parece que ese amor de la gente también llegaba a los jugadores.–¿Cómo jugaron las redes sociales en el Mundial?–Casciari: Nunca antes se vio a la Argentina ganando un Mundial con redes sociales, es decir, con un espejo para mirar cómo funciona el otro, el vecino, el de al lado. Salís a la calle, lo filmás, lo guardás, lo editás… Y todo eso es lo que consigue Jesús, editando todo como nuestro cerebro lo imagina, como un cuento. Por eso en cada gol, en cada penal para ellos, en la cara de Van Gaal o en el segundo de Arabia Saudita estábamos nosotros todo el tiempo, en vivo y en directo, como un espejo gigante.El festejo interminable. “Lo que pasó es el amor”, dice Casciari sobre los festejos, de Qatar al mundoGentileza Disney–Más allá de que se cumple un año del título de Qatar, ¿tiene un significado especial que se estrene en diciembre, en un mes en el que siempre pasan cosas difíciles en nuestro país?–Casciari: Independientemente de que se estrena ahora, porque se cumple el aniversario del Mundial, hay una parte de la película que dice que “van a venir muchos diciembres”. Es un mes que en la Argentina no significa nada bueno: van a romper 80 veces el McDonald’s de siempre, van a agarrarse a trompadas… Decimos que van a venir muchos diciembres, pero ojo con el que pasó porque fue único.–Braceras: El otro día escuchaba en la radio algo así como que “es un diciembre terrible para un montón de gente”, por el triunfo de Milei. Pero también hay un montón de gente que lo siente como una oportunidad. Entonces lo que nos está diciendo este diciembre es que, una vez más, la Argentina está dividida. Lo que pasó en aquel diciembre del Mundial fue que todos estábamos con el mismo estado de ánimo. Esa es la rareza, que por única vez estuvimos todos igual.–Hace unos días, la escritora Mariana Enríquez dijo en una entrevista que no iba a “escribir un libro donde Milei sea un monstruo” porque “casi el 60 por ciento de mis compatriotas lo votó”. ¿Esto también va en línea con lo que dice Jesús acerca de que mucha gente siente que este momento también es “una oportunidad”?Casciari: Sí, hay que hacer un ejercicio con eso también. Porque se está dando muchísimo esta cuestión de presuponer que adentro de nuestro frasco está el mundo. Y en realidad no pasa eso. El otro día decía en la radio que a mi mujer la tengo que “levantar con cucharita” (después de las elecciones). Es muy peronista, es muy socióloga. Tiene muchos problemas (risas). Y yo le digo: “la gente que vos estás tratando de salvar todo el tiempo tiene esperanza en este momento”. Entonces, bueno, levantémonos a ver qué onda, porque no sabemos nada de nada. Y me parece que la peli le hace bien a todo eso, porque nos recuerda quiénes somos exactamente.–Braceras: La película en cierto modo te está diciendo: “seguimos siendo los mismos, no pasó nada de tiempo. Fue hace un año, hace el mismo calor. Volvamos ahí mismo, a ver si podemos”.José TotahTemasConversacionesConforme a los criterios deConocé The Trust ProjectOtras noticias de ConversacionesDos tipos audaces. Los argentinos que lanzaron el primer gin tonic tirado del mundo y se convirtieron en tendenciaPermiso para viajar. El pasaporte, más poderoso que la Biblia o la ConstituciónRefugio ideal. Llegó la temporada de “películas Hallmark”
escucharescucharNUEVA YORK.– His palms are sweaty, knees weak, arms are heavy. There’s vomit on his sweater already, mom’s spaghetti (Palmas sudorosas, rodillas débiles, brazos pesados. Ya hay vómito en su suéter, los espaguetis de mamá).Así comienza el tema “Lose Yourself”, escrito por el rapero blanco más famoso de todos los tiempos, Eminem, y que narra el pánico del joven protagonista que está en el ambiente de la música, pero también de las armas y las drogas, encerrado en un baño público inmundo, empapado de sudor, lavándose pasta regurgitada que se pegó a su ropa.Fue parte de la banda de sonido del film 8 Mile, de gran contenido autobiográfico, que ganó un Oscar a la mejor canción original de 2002. Era la primera vez que un rap se quedaba con el premio de la Academia, y vendió más de 10 millones de copias.Aún así, por las asociaciones que trae (miedo, falta de higiene, digestión claramente inconclusa) es difícil de pensar que una salsa de tomates llamada “Los espaguetis de mamá” y firmada por Eminem pudiese ser algo que el público desesperadamente quisiera comprar, menos aún algo que medios gastronómicos evaluasen con toda seriedad. Sin embargo, eso es lo que pasó esta semana: Eminem, quien desde su álbum Music To Be Murdered By (“Música al son de la cual ser asesinado”) de 2020 no sacó ni un single, puso a la venta una salsa de tomates llamada “Los espaguetis de mamá” y a las pocas horas estaba completamente agotada, el mercado negro ardía con sus frascos y buena parte del periodismo evaluaba la cuestión.”En mi casa en Buenos Aires, en la niñez un plato muy popular eran los “Brasos de Nochea”, como se llamaba al vesre a las sobras de anoche. Se conjugaba la idea de Eminem (y de científicos de los alimentos), de que hay comida que es mejor días después” Porque “la misión” de Mom’s Spaghetti es radical. Según su sitio web, fue diseñada para tener el gusto de una salsa que sobró del día anterior. “Esta no es una salsa que sabe como la que la abuela italiana de tu vecino pasaría todo el día cocinando a fuego lento”, reconocen. Pero subrayan que eso es lo bueno, porque “esas salsas del segundo día traen algo más a la mesa… algo sazonado y experimentado”. Recomiendan colocarla sobre pasta comprada precocida que se saca de la heladera, llevar todo a la sartén y espolvorear con queso industrial (jamás parmesano recién rallado). Para poder comerla con las manos como se hace en Detroit (el s’ghetti sandwich), la pasta se sirve entre gruesas rebanadas de Texas toast: pan lactal embadurnado con manteca y ajo a ambos lados, ligeramente grillado. También se puede comer directamente de paquetes de cartón como los que se usan para el delivery de comida china. “Es honesta, legítima y sin ninguna pretensión”, explican en la web del cantante.No es la primera vez que Eminem, cuyo verdadero nombre es Marshall Bruce Mathers III, incursiona en la gastronomía. De hecho, con el mismo nombre de Mom’s Spaghetti, “el hombre que trajo a la cima de los charts la angustia de la clase trabajadora blanca” antes abrió un restaurant en su ciudad natal.The New York Times fue a reseñarlo. Para sorpresa de sus lectores foodies de Manhattan y Brooklyn, siempre dispuestos a recordar que Detroit es una ciudad conocida por su manufactura de autos mucho más que por restauranteurs , y ni que hablar siempre dispuestos a ningunear a las celebridades y o sus productos–, el periodista se fue encantado. Escribió que el chef del local le explicó que los fideos con salsa de Eminem tienen una “química residual inescrutable”. “Dijo esto como un elogio”, aclara.En mi casa en Buenos Aires, en la niñez un plato muy popular eran los “Brasos de Nochea”, como se llamaba al vesre a las sobras de anoche. Se conjugaba la idea de Eminem (y de científicos de los alimentos), de que hay comida que es mejor días después. También se evitaban los desperdicios y se recordaban buenos momentos compartidos. A diferencia de lo que le ocurrió a Eminem, en la familia la comida del día anterior nunca generó “palmas sudorosas, rodillas débiles”. Pero quién sabe si, de haber ocurrido, en vez de estar escribiendo estas líneas, esta cronista no hubiera podido componer alguna canción, vender una salsa o abrir un restaurant.Juana LibedinskyTemasConversacionesConforme a los criterios deConocé The Trust ProjectOtras noticias de ConversacionesRefugio ideal. Llegó la temporada de “películas Hallmark”Trauma inevitable. Fundó un movimiento de vanguardia en la Nueva York de los años 60, pero su obra estuvo signada por una masacreBelleza salvaje. Tove Jansson, la finlandesa más leída y querida fuera de su tierra
>LA NACION>Conversaciones de domingo“Bajo ninguna circunstancia y bajo ninguna condición financiera que hoy se pudiera plantear, hay demanda para proveer del financiamiento del cual está hablando Milei”, afirma. “No se lo van a proveer los mercados, ni el Fondo Monetario, ni el Tesoro de EE.UU., ni el Banco Central de China”, subraya. “Los enviados de Milei que vinieron a Estados Unidos se volvieron con las manos absolutamente vacías y bastante sopapeados”, dice. “Milei sabe eso y de ahí surge la idea de que, si va a tener muy pocos dólares, el tipo de cambio va a tener que ser muy pero muy alto. De ahí que se plantea generar una hiperinflación con tal de dolarizar”, advierte. Suplemento economía: Entrevista a Guillermo Mondino“Milei está obligado a generar una hiperinflación para avanzar con la dolarización”, analiza y desarrolla: “Pero como dice que la dolarización es una decisión tomada, el resto de las variables se tiene que acomodar a su decisión. Y eso es de enorme irresponsabilidad”. “Suena realmente delirante generar una hiperinflación para estabilizar”, alerta. “Massa, directamente no sabemos qué va a hacer, es un delirio lo que estamos viendo y es un delirio imaginar lo que va a venir”, se preocupa. “Hay una enorme inconsistencia macroeconómica pésimamente manejada. Es difícil pensar que pueda estar peor manejada que como está manejada por el ministro Massa”, sostiene. “Hay claramente una enorme irresponsabilidad en la emisión monetaria del gobierno y en la emisión de palabras por parte de Milei”, plantea. “Las palabras de Milei no hacen sino consolidar esta imagen de que vamos a ir hacia una dolarización desordenada porque no hay dólares”, explica y agrega: “Si Milei estuviera diciendo que va a sustituir el peso por el dólar al tipo de cambio de hoy, no habría corrida contra el peso”. “Todo el mundo anticipa porque Milei sugiere, que como no hay dólares, vamos a tener que dolarizar a un tipo “recontra alto”, para usar las palabras de Guido (Di Tella)”, desarrolla. “Si la hiperinflación era inevitable por el mal manejo económico, lo que uno trata de hacer es generar las condiciones para que sea lo más digerible posible y no va a echarle nafta al fuego para que todavía sea peor, más anticipada y lo más dura posible”, puntualiza. “No conozco ningún caso de una economía en el que se haya tratado de fomentarla para administrarla luego”, detalla. “Creen que pueden armar un Frankenstein, tienen acceso al cerebro, al cuerpo, a la capacidad de darle el shock eléctrico, pero cuando despertaste al monstruo, es muy difícil saber cómo controlarlo”, alerta. ““Los enviados de Milei que vinieron a Estados Unidos se volvieron con las manos absolutamente vacías y bastante sopapeados. Milei sabe eso y de ahí surge la idea de que, si va a tener muy pocos dólares, el tipo de cambio va a tener que ser muy pero muy alto. De ahí que se plantea generar una hiperinflación con tal de dolarizar” “Se están creando condiciones que llevan no sólo a una hiperinflación sino que, probablemente, también a muy serias dificultades en nuestras relaciones financieras con el mundo”, agrega. “El camino no es el enamoramiento con el instrumento, no es que la dolarización sea la panacea en sí misma: es un instrumento que puede funcionar bien en ciertas circunstancias pero que, en las circunstancias argentinas, va a generar muchos costos”, insiste. “BlackRock va a volver a entrar en la Argentina a proveer financiamiento en condiciones raras. Nunca fue un fondo buitre. Son muy conservadores para manejar sus recursos”, aclara. “Lamentablemente, con los equipos de Patricia Bullrich, Melconian, que ha sido el punto de contacto aquí, no ha sido muy convincente”, cuestiona. “La percepción es que todavía no hay un programa suficientemente elaborado, con los números suficientemente refinados, aún dada esta incertidumbre”, dice. “Esta es la incertidumbre que ha quedado con respecto al futuro de la Argentina. No sabemos qué puede venir”, concluye.El respetado economista basado en Nueva York, Guillermo Mondino, estuvo en La Repregunta. Mondino tiene una vasta trayectoria que une su experiencia en lugares clave del Estado, los mercados emergentes y la Academia. Fue secretario de Finanzas de Domingo Cavallo en los ´90s y su jefe de gabinete de asesores en su gestión durante el gobierno de la Alianza. Fue jefe de Investigación estratégica en Mercados Emergentes en el Citi y director de mercados emergentes en Barclays Capital. Es profesor en la Universidad de Columbia. Mondino es Doctor en Economía por la Universidad de Yale y economista por la Universidad Nacional de Córdoba.¿El plan Milei es una hiper con dolarización? ¿Qué piensa Wall Street de la dolarización? ¿Hay fondos dispuestos a prestar los dólares necesarios… o todo lo contrario? ¿Y qué expectativas hay en relación a Massa? ¿Por qué Bullrich y Melconian tampoco tranquilizaron a los mercados? Mondino hizo su análisis. Aquí, la entrevista completa.Del dólar “recontra alto” del ´89 al “peso excremento” de Milei. Corrida, ¿crisis de Massa o de Milei?-En el debate político actual, el apellido Mondino resuena mucho por Diana Mondino, la candidata a diputada por la Libertad Avanza, y eventual canciller si gana Milei en las elecciones. Es su hermana. ¿Cómo son esas mesas familiares atravesadas por el debate económico?-Sobre temas económicos, en general, hablábamos antes de que Diana asumiera este rol político. Siempre hemos tenido muchas coincidencias en los grandes lineamientos que debería tener la economía argentina. Desde que ella asumió este rol político, ha habido menos oportunidades de tener conversaciones en la mesa familiar y nos concentramos en hablar de otros temas más que de las propuestas políticas específicas del momento. La relación con ella sigue siendo excelente pero ahora hablamos un poco menos de temas económicos que antes de que asumiera este rol.Natacha Pisarenko – AP-La semana pasada hubo preocupación por la corrida cambiaria y por el impacto que puede tener en una corrida de depósitos. Inquietaron las declaraciones de Javier Milei: “jamás en pesos”, dijo, es decir, no tener pesos en plazos fijos, y el peso es “excremento”, es decir, ni siquiera sirve para abono. Este episodio remitió al “dólar recontra alto” que anunció Guido Di Tella en 1989, antes de que ganara Menem, que contribuyó a la hiper de Alfonsín. ¿Cuánto de este incentivo que Milei le puso a la crisis que tiene este gobierno tiene un impacto como el de aquellos años?-La Argentina ya viene con un problema generado fundamentalmente por dos fuerzas que confluyen en lo mismo. Por un lado, una enorme irresponsabilidad por parte del gobierno en el manejo de la política macroeconómica a través de la política fiscal, con una situación fiscal desbordada, con una situación monetaria donde lo único que hace es imprimir dinero para financiar al fisco y donde a su vez, hay una inconsistencia con la política cambiaria, con el tipo de cambio oficial reprimido y una canalización creciente de áreas al tipo de cambio libre, que por lo tanto tiende a subir. Hay una enorme inconsistencia macroeconómica pésimamente manejada. Es difícil pensar que pueda estar peor manejada que lo que está manejada por el ministro Massa. Esa es la situación de fondo de la Argentina. Sobre esa situación, declaraciones poco felices no hacen sino atizar el fuego. Esas declaraciones son señal de inmadurez e irresponsabilidad y de ninguna manera era necesario decir que el peso no sirve ni para excremento. Ni era necesario salir el lunes a atizar la situación diciendo que saquen los depósitos a plazo fijo de los Bancos. Bastaba con decir que la política económica es mala, es inflacionaria y que, por lo tanto, a aquellos que tienen pesos, les termina pegando el impuesto inflacionario, pero no había que terminar generando el fantasma de una corrida. Acá, en estas circunstancias, hay claramente una enorme irresponsabilidad en la emisión monetaria del gobierno y en la emisión de palabras por parte de Milei. Estamos enfermos de emisión de palabras y monetaria.”Suena realmente delirante generar una hiperinflación para estabilizar” -¿Si no hubiera un gobierno débil, las palabras de Milei no generarían tanto impacto?-Creo que tienen tanto impacto no por la debilidad del gobierno sino porque Milei es el candidato que en las encuestas parece ser el que va adelante y tiene más chances de pasar al ballotage. Las palabras de Milei no hacen sino consolidar esta imagen de que vamos a ir hacia una dolarización desordenada porque no hay dólares, y que va a significar un salto del régimen del tipo de cambio. Si Milei estuviera diciendo que va a sustituir el peso por el dólar al tipo de cambio de hoy, no habría corrida contra el peso, la gente se quedaría en peso porque mañana le van a dar dólares. Lo que ocurre es que todo el mundo anticipa, porque Milei lo sugiere, que como no hay dólares, vamos a tener que dolarizar a un tipo “recontra alto”, para usar las palabras de Guido (Di Tella). Eso significa que la gente se anticipa. Esta declaración de Milei sugiere que ésta es su decisión de política económica en caso de que él llegue a la presidencia.El plan Milei, ¿híper con dolarización? ¿Es posible o es un Frankenstein que se saldrá de control?-Días antes, en Mar del Plata, sostuvo otra declaración muy en línea con lo que usted señala. Milei planteó que cuanto más alto esté el precio del dólar, más fácil la dolarización. En esta idea de una hiperinflación como el paso inicial de una política económica que luego llega con la dolarización, ¿es controlable un efecto como ése, la hiperinflación, para lograr un objetivo ulterior, la dolarización?-Suena realmente delirante generar una hiperinflación para estabilizar. Hay un enamoramiento con el instrumento: genero primero la inflación. Es como plantear que me voy a pegar un tiro en la sien para después nacer como un objeto deseado. ¿Qué sentido tiene? Lo lógico sería tratar de evitar que caigamos en la hiperinflación, tratar de transitar este período tan complicado como el que está gestando esta pésima administración política económica que está legando Massa, y que eso contribuya con cierta racionalidad. A lo mejor así evitaríamos la hiperinflación. Es muy irresponsable plantear que hiperinflo, luego voy a controlar y administrar esa hiperinflación con precisión como si tuviera el control absoluto de la situación y, finalmente, voy a poder estabilizar con bajos costos, como si fuera algo sencillo. Y la realidad es que no es así, ni la dolarización es de bajo costo, ni las reformas que hay que hacer luego para que la dolarización funcione son fáciles de hacer y la hiperinflación es devastadora política, social y económicamente. Me parece un delirio todo este cocktail en el que nos están metiendo. Hay un elemento a analizar: quizás la inflación ya era inevitable. Si la hiperinflación era inevitable por el mal manejo económico, lo que uno trata de hacer es generar las condiciones para que sea lo más digerible posible y avanza ideas y propuestas en ese sentido, no va a echarle nafta al fuego para que todavía sea peor, más anticipada y lo más dura posible. Lo que Milei está intentando hacer es que explote la inflación lo antes posible, como si hubiera llegado a la conclusión de que la necesita. Quiere que explote lo antes posible para que le explote al gobierno actual y no le echen la culpa a él. Esa es una decisión de política bastante irresponsable porque estas cosas tienen muchas y muy serias consecuencias sociales y políticas como disolución y desencanto de la sociedad, lo que hace muy difícil la gestión de la política económica en los próximos cuatro años para el que sea.-¿Hay algún país del mundo que haya hecho esa apuesta, hiperinflar la economía buscando otro objetivo? ¿Se dio alguna vez eso?-No que yo conozca. No conozco casos de estas hiperinflaciones quirúrgicas como las que imagina Milei. Conozco muchos casos de hiperinflaciones o seudo hiperinflaciones en las que se cae porque la política económica era muy mala y se trata de resolver. Pero no conozco ningún caso en el que se haya tratado de fomentarla para administrarla luego. Pareciera que ellos creen que es una cirugía que van a poder controlar, que tienen el bisturí y que van a ser capaces de administrar los detalles para que esto sea poco doloroso. Y rara vez es así. Aún cuando, a lo mejor, consigan bajar la inflación, las consecuencias son insospechadas. Es un Frankenstein, como decías al comienzo: creen que pueden armar un Frankenstein, tienen acceso al cerebro, al cuerpo, a la capacidad de darle el shock eléctrico, pero cuando despertaste al monstruo, es muy difícil saber cómo controlarlo. No lo conocemos los economistas, por lo menos, y por lo que entiendo, tampoco los politólogos o los sociólogos saben qué puede llegar a ocurrir en estas circunstancias.Hiperinflación. ¿Hay chances hoy de evitar ese camino? Massa y los libertarios, ¿aliados hiperinflacionarios?-Dada esta crisis que se profundiza con un candidato ministro que está instrumentalizando la economía como un factor de su campaña política, ¿qué chances hay de frenar el camino hacia la hiperinflación? Está claro que no hay que fogonearla con declaraciones. ¿Pero qué chances hay de que se frene en el camino a diciembre, cuando asuma un gobierno que no sabemos cuál va a ser?-Lamentablemente, el Congreso, que es quien debería tener un rol activo frenando esto, pareciera estar yendo en la dirección opuesta con la votación de devolución del IVA desde el 1 de enero. Hay una irresponsabilidad fiscal y macroeconómica muy grande. Esta ley fue votada por el gobierno, por algunos partidos provinciales y por los libertarios. Es una muestra de irresponsabilidad política dada las circunstancias y la situación en la que estamos. No funcionan los sistemas de control y de check and balances del Ejecutivo y el Ejecutivo está planteando una situación inmanejable hacia el futuro. Este tipo de votaciones de la última semana, ganancias, el IVA, van claramente hacia una dirección opuesta a las que podrían llegar a facilitar acuerdos financieros para poder tener acceso a mercados y a financiamiento con el Fondo Monetario el año que viene. Con ese antecedente, de ninguna forma El FMI nos va a dar apoyo, que va a ser indispensable. Entre diciembre y enero, tenemos 5 mil millones de dólares de vencimiento con el Fondo Monetario. En ese momento, después de haber votado estas cosas, no vamos a tener un programa en marcha. Tenemos 1.500 mil millones de dólares de vencimiento con los mercados de cupones y no vamos a tener para pagar. Estamos creando condiciones que llevan no sólo a una hiperinflación sino que, probablemente, también no llevan a muy serias dificultades en nuestras relaciones financieras con el mundo. No quiero llamarlo default porque puede haber otros caminos, pero sí muy serias dificultades. Y si están apostando a que el mundo nos va a dar los dólares para la dolarización en medio de esas dificultades, es muy difícil que no los den. Es de mucha responsabilidad y de mucha miopía que, por ganar un voto, por no pagar el precio de aparecer como el que se comporta responsablemente, vamos a pagar precios muy altos a la hora de gestionar la economía en 2024. Por eso los bonos valen lo que valen en el mercado, por eso es que las expectativas están tan derruidas con respecto a la Argentina.”Hay una enorme inconsistencia macroeconómica pésimamente manejada. Es difícil pensar que pueda estar peor manejada que como está manejada por el ministro Massa” Los riesgos de una dolarización sin dólares. ¿Por qué Wall Street no está dispuesto a financiarla?-Si eventualmente Milei gana las elecciones y tuviera la voluntad de dolarizar, la pregunta es de dónde va a sacar los dólares. En relación a cuántos dólares se necesitan, Milei ha ido variando: ha hablado de 30 mil millones, también de 60 mil millones y la semana pasada, de 40 mil millones de dólares. Sostiene que hay fondos de Estados Unidos que están listos para aportar ese dinero. ¿Cuán creíble es esa versión de acuerdo con su experiencia y según la mirada de Wall Street sobre el panorama argentino?-Imposible es poco. No existe. Esos recursos no existen. En este momento, no hay nadie dispuesto a poner financiamiento para la dolarización en la Argentina. Bajo ninguna circunstancia y bajo ninguna condición financiera que hoy se pudiera plantear, hay demanda para proveer del financiamiento del cual está hablando Milei. No se lo van a proveer los mercados, ni el Fondo Monetario, ni el Tesoro de EEUU, ni el Banco Central de China, no se lo va a proveer ningún fondo soberano del resto del mundo, no en la magnitud de la que estamos hablando, 30, 40 o 60 o lo que sea de miles de millones de dólares. Puede ser que le provea una línea de financiamiento para que la Argentina no caiga en default con el Fondo, o para que pueda pagar los 1.500 millones de dólares de cupones de la deuda, o puede ser que le permita financiamiento por chauchas y palitos para que el próximo gobierno pueda comenzar a operar. Pero no estamos hablando de los órdenes de magnitud necesarios como para iniciar una dolarización como la que ha sugerido Mieli. Milei es consciente y sabe que no están esos dólares: los enviados que vinieron a Estados Unidos se volvieron con las manos absolutamente vacías y bastante sopapeados porque se encontraron con enorme reticencia a apostar a estas ideas que traían. Milei sabe eso y por lo tanto, de ahí surge la idea de que si va a tener muy pocos dólares, el tipo de cambio va a tener que ser muy pero muy alto. De ahí que se plantea generar una hiperinflación con tal de dolarizar.”Lamentablemente, con los equipos de Patricia Bullrich, Melconian, que ha sido el punto de contacto aquí, no ha sido muy convincente. La percepción es que todavía no hay un programa suficientemente elaborado, con los números suficientemente refinados, aún dada esta incertidumbre” -Sería una hiperinflación de una escala que no hemos conocido.-Así es. Es al revés, lo que tiene que decir Milei es: quiero la menor inflación posible para, de esa forma, poder implementar el esquema necesario para estabilizar. El camino no es el enamoramiento con el instrumento, no es que la dolarización sea la panacea en sí misma: es un instrumento que puede funcionar bien en ciertas circunstancias pero que, en las circunstancias argentinas, va a generar muchos costos.Dolarización argentina, ¿un negocio para los “fondos buitres”? ¿BlackRock le prestaría Milei?-Otra versión dice que el fondo BlackRock, caracterizado como “fondo buitre” en parte de la opinión pública, en la medida en que hace apuestas para ganar en situaciones de estrés económico y financiero, estaría dispuesto a llegar a la Argentina para poner los dólares que se necesitan. ¿Cómo ve esa posibilidad? ¿Qué se dice en Estados Unidos?-Esa definición está toda mal. BlackRock no es un fondo buitre, nunca lo fue ni lo será. BlackRock es una gran institución financiera en tamaño, en prestigio y en forma de operar. No opera en casos de extremo distrés o de extremas tensiones económicas. Al contrario, son bastante conservadores a la hora de administrar sus recursos. Participó en la Argentina en 2018 porque estaban invertidos en la Argentina y creyeron que la Argentina tenía una solución. Ahí les fue mal, se quemaron, se arrepintieron de haberlo hecho. Luego terminaron liderando el comité de reestructuración de la deuda para contribuir a facilitar la reestructuración, tan mal administrada por el exministro (Martín) Guzmán. ¿Y ahora vamos a creer que BlackRock va a volver a entrar en la Argentina a proveer financiamiento en condiciones raras? Esto, te lo garantizo, es imposible. Soy amigo personal de quien administra el área de renta fija de BlackRock: no existe esa posibilidad. No es correcto. Cambiemosle el nombre: no hay nadie dispuesto a poner fondos de esa envergadura como para poder llevar adelante una dolarización. Eso no existe, por eso es que Milei está obligado a generar una hiperinflación para avanzar con la dolarización. Pero como dice que la dolarización es una decisión tomada, el resto de las variables se tiene que acomodar a su decisión. Y eso es de enorme irresponsabilidad.Bullrich y el plan Melconian. ¿Decepcionó en Wall Street?-Queda clara la situación crítica de este gobierno y del candidato Massa. Quedan claros los riesgos de lo que propone Milei. ¿Cuál es su análisis sobre la propuesta de Patricia Bullrich con su eventual ministro de Economía, Carlos Melconian, y cómo se percibe esa propuesta desde Wall Street?-La visita de Carlos Melconian, que ocurrió hace diez días, tampoco fue buena. Vamos a ser justos con todo el mundo. Quizás fue marginalmente mejor que la de los enviados de Milei pero no fue una buena visita. No dejó contentos ni satisfechos a aquellos que participaron en la reunión. No está la percepción de que Melconian en sí mismo tenga la capacidad de comunicarse con los mercados de la forma necesaria, o al menos ésa es la sensación que quedó aquí.”BlackRock va a volver a entrar en la Argentina a proveer financiamiento en condiciones raras. Nunca fue un fondo buitre. Son muy conservadores para manejar sus recursos” -¿Cómo sería esa forma necesaria? ¿A qué se refiere?-No está la transparencia de los números, la prolijidad de una presentación articulada, con ideas ordenadas, la forma adulta y madura de conversar e interactuar con inversionistas y economistas profesionales. No se percibieron ninguna de esas cosas en esta visita. Hay mucha confianza en alguna gente que trabaja con Melconian, como Daniel Artana, Enrique Szewach, Rodolfo Santángelo. Pero para mi sorpresa, y lamentablemente, esta no fue una buena visita de Melconián con los mercados. Hay muchas dudas con todos. En relación a Massa, directamente no sabemos qué va a hacer, es un delirio lo que estamos viendo y es un delirio imaginar lo que va a venir. Milei, ya hablamos. Y lamentablemente, con los equipos de Patricia Bullrich, Melconián, que ha sido el punto de contacto aquí, no ha sido muy convincente. La gente que va a Buenos Aires y habla con otra gente de los equipos viene un poco más optimista. Pero para ser justos en la crítica a todos, debo decir que esta visita a Nueva York de Melconian no fue todo lo buena que hubiera sido deseable.-En algún momento el año pasado, usted estuvo cerca de los equipos económicos de Patricia Bullrich. El cuestionamiento que usted hace, y que hace Wall Street, ¿es a Melconian pero no a la candidata?-El cuestionamiento no es ni siquiera a Melconian sino que no se ha enfocado la comunicación con los inversionistas internacionales con el profesionalismo debido. ¿Quién es el responsable de eso? No lo sé. Pero vos me preguntaste cómo se percibe aquí. Y la percepción es que todavía no hay un programa suficientemente elaborado, con los números suficientemente refinados, aún dada esta incertidumbre porque todo el mundo es consciente de que de acá a diciembre van a cambiar mucho las cosas. La comunicación no ha sido todo lo profesional que uno hubiera deseado en estas circunstancias. No lo fue en ninguno de los casos de la gente de los distintos candidatos que ha venido de visita a New York. Esta es la incertidumbre que ha quedado con respecto al futuro de la Argentina. No sabemos qué puede venir.Luciana VázquezPARA LA NACIONTemasLa RepreguntaConforme a los criterios deConocé The Trust ProjectÚltimas notas de VideosCuántos dólares comprabas con 1000 pesosInteligencia artificial en la economía cotidiana: supermercados inteligentes y cómo puede ayudar a evitar estafas“No soy fuerte, me salvó ser mamá”. Nazarena Vélez habló sobre los momentos más oscuros de su vida y cómo salió adelantefuturIA. 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conversaciones Santiago Bilinkis y Mariano Sigman “Lo que las bombas nucleares hicieron en el siglo XX, seguramente lo haga la IA en el XXI”
escucharescucharImaginate que entrás a una biblioteca, pero antes de poder buscar un libro tenés que sacar un palo y defenderte a los golpes de un montón de catálogos de promociones y panfletos neofascistas que se te quieren pegar en la cara.Eso es internet hoy, según el especialista en inteligencia artificial Marcelo Rinesi. Será aún peor con ChatGPT y otros servicios que generan contenido.La primera razón es la cantidad. Se volvió más rápido, fácil y barato que nunca producir textos e imágenes. Cada uno de los más de 100 millones de usuarios de ChatGPT es una piñata lista para explotarnos encima, con su contenido en forma de papel picado.La cantidad está garantizada, pero la calidad no. La IA generativa produce textos promedio, del montón. Es así por diseño. Su habilidad principal es poner la palabra más probable detrás de la anterior, en base a todo el contenido de internet. Su fuente principal incluye las mejores ideas de la humanidad, pero no son las más representadas.”La IA generativa tiene el potencial de crear contenido más carismático para los algoritmos y para nuestros instintos primarios. Puede multiplicar los problemas de las redes sociales como las conocemos hoy, o reemplazarlas por algo peor” El tercer problema todavía no lo vimos del todo, pero se avecina: la IA generativa tiene el potencial de crear contenido más carismático para los algoritmos y para nuestros instintos primarios. Puede multiplicar los problemas de las redes sociales como las conocemos hoy, o reemplazarlas por algo peor.En su último reporte, el analista de tecnología Benedict Evans sugirió que las marcas de fast fashion podrían ofrecer prendas en base a cada búsqueda. ¿Preguntaste si había un vestido rojo? Una app de generación de imágenes te lo puede mostrar inmediatamente, y la fábrica confeccionarlo y venderlo en pocas horas. De igual modo podríamos obtener un reporte macroeconómico o una novela romántica al instante. Insípidos, mal diseñados o poco innovadores, pero dirigidos a nuestro interés. ¿Qué haremos para defendernos?Tal vez nos salve la misma tecnología que nos hunde. Porque los algoritmos pueden, ahora más que nunca, ser buenos filtros. Podrían –por ejemplo– ofrecernos ideas en base a un mapeo riguroso de lo que nos interesa, cruzado con fuentes valiosas aunque impopulares, y en cualquier idioma. Podrían colarnos ocurrencias contraintuitivas o que contradigan nuestros preconceptos. Y podrían, también, bloquear la desinformación, los disparadores que empeoran nuestro bienestar, o el propio contenido generado por IA.”Tal vez nos salve la misma tecnología que nos hunde. Porque los algoritmos pueden, ahora más que nunca, ser buenos filtros. Podrían –por ejemplo– ofrecernos ideas en base a un mapeo riguroso de lo que nos interesa, cruzado con fuentes valiosas aunque impopulares, y en cualquier idioma” La condición es que estemos dispuestos a pagar. Si estos servicios no existen ya, es porque los modelos de negocio que funcionaron, tanto en las redes sociales como en los buscadores, premian el contenido pago o el más visto y compartido, pero no el más interesante. ¿Aparecerán nuevos modelos?Los buscadores basados en IA generativa que muestran sus fuentes, como Perplexity, podrían ir en esa dirección, si no se estropean antes en busca de rendimiento. Algo similar pasa con Elicit, un servicio para navegar entre papers de investigación. También aparecen pequeñas pruebas de concepto. Francesco Saverio, un especialista suizo, creó LinkedinGPT, un código que busca artículos en un journal, los filtra según algunos criterios, y los convierte en posteos en Linkedin. Promete convertirte en un gurú del tema que elijas. Según sus usuarios, estos posteos no tienen el humor de Francesco, pero están a medio camino entre el contenido promedio y algo más selecto. Aplicaciones como AgentGPT, que permiten encargar cualquier objetivo a la IA y dejarla encontrar los mejores caminos para cumplirlo también podrían ayudarnos con la tarea.Rinesi cuenta que construye sus filtros a mano, buscando pacientemente a los autores que mejor responden a sus preguntas, y siguiéndolos. Por ahora podemos hacer eso mismo, o avanzar palo en mano luchando contra los panfletos. O quedarnos tirados en el sillón, dejando que se nos peguen en la cara.Sonia JalfinTemasConversacionesConforme a los criterios deConocé The Trust ProjectOtras noticias de ConversacionesMemorias de una diva. La soprano argentina que hechizó a Europa y murió en el anonimatoArgentinaGPT. Más sarasa para combatir la sarasaLos de 50 “salen del clóset”. La Generación X no quiere ser invisible
escucharescucharEs la hora en que algunos andarán desperezándose de la siesta. Para quien viene de capital, el silencio de las calles de Castelar, sus árboles y edificación baja, es algo así como un bálsamo.La Nación toca el timbre en una casa. Al instante se asoma una mujer que, sin esperar que nadie pregunte nada, sonríe e informa: “Al lado”. O es adivina o está muy acostumbrada a que cada tanto algún periodista se confunda. Porque a quien buscamos es a Eduardo Sacheri, hombre nacido y criado en la zona oeste del conurbano, probablemente uno de los vecinos más conocidos de esta cuadra.“La gente que me importa, las situaciones que me preocupan, lo que me entusiasma… son de acá”, dirá luego el escritor desde el living de una casa que, en un rincón apartado del primer piso, cuenta con una pequeña habitación repleta de libros, ventanas amplias y un escritorio que mira hacia el jardín: el búnker ideal.–Qué buen refugio.El dueño de casa hace un gesto con la mano como queriendo abarcar todo el lugar, y dice:–El secreto de sus ojos.Sin duda, fue esa película dirigida por Juan José Campanella, ganadora del Oscar en 2010 y cuyo guion coescribió Sacheri (basado en su novela La pregunta de sus ojos), la que imprimió un salto cualitativo a la vida de este profesor de Historia al que siempre le gustó escribir. Siguieron otras colaboraciones con el mundo del cine (por ejemplo, La odisea de los giles, basada en La noche de la usina) y una productividad tan notable como su capacidad para conectar con el sentir de multitud de lectores.Por estos días, Sacheri vive la adrenalina que siempre acompaña a una apuesta nueva. Acaba de publicar Nosotros dos en la tormenta (Alfaguara), libro que aborda un tema poco frecuentado por la ficción: la vida cotidiana, íntima, familiar, de quienes integraban organizaciones armadas como Montoneros o ERP.Eduardo SacheriMartín Lucesole“Un tema espinoso, delicado, conflictivo, doloroso”, enumera el autor. Sin dejar de ser crítico con aquella militancia setentista, Sacheri se esforzó en armar un relato no maniqueo, en el que se alternan diversos puntos de vista y donde el único monstruo, en todo caso, termina siendo la obstinación enceguecida, la ausencia de empatía o reflexión.–¿Por qué volver a los años setenta? En el caso de esta novela, regresar a 1975, el año previo a la dictadura.–Creo que hay más de un motivo. Por un lado, son los años de mi niñez. Y para mí la niñez es una etapa en la que tenés la sensibilidad absolutamente desarrollada como persona, pero todavía no tenés la intelección afinada como para analizar las cosas como lo haría un adulto. Buena parte de la vida adulta, al menos eso me pasa a mí, se trata de reinterpretar lo que sentía, veía, pasaba a mi alrededor durante la niñez. Ese sería un motivo más emocional, personal. Pero también me pasa que me interesan las cosas no tan exploradas. Los territorios muy transitados me interesan un poco menos. La dictadura, por motivos evidentes, ha sido muy visitada, y son recontra legítimas las razones de ir, volver, regresar a esa época. Pero en esos lugares tan transitados siento que no tengo casi nada para decir. Entonces ahí hay otra razón, más vinculada con qué me interesa preguntar.”Para eso me sirve, desde lo personal , escribir un libro. Al mismo tiempo que cuento una historia o reviso un episodio del pasado de la Argentina, pienso en mi propia paternidad” –El libro está dedicado a tu padre. El papel de los personajes que son padres, en especial uno de ellos, es muy importante. ¿Parte de las preguntas tiene que ver con el lugar de la paternidad?–Indudablemente hay un plano de mis libros que tiene que ver con interrogarme sobre mis propios asuntos existenciales. Y la paternidad es un tema central no en mi literatura, sino en mi vida. Porque en la niñez perdí a mi papá. Y porque en buena medida mi vida adulta está signada por la paternidad, por mi interés en la paternidad. Mis hijos ahora tienen veintitantos años, pero desde antes de tenerlos y cuando los tuvimos, los criamos, me vivo interrogando sobre la paternidad y sobre cómo va cambiando mi papel como padre. Creo que como mis hijos son además veinteañeros…–La edad de los protagonistas de la novela.–Tienen la edad de esos pibes, y aunque los contenidos de mis dudas son probablemente mucho menos extremos y menos trágicos, en el fondo es esto de qué pasa con esas vidas, las de tus hijos, de las que uno se ha sentido tan a cargo como artífice, como protector, como acompañante. Entonces, qué pasa cuando esas vidas empiezan a recorrer otros caminos. Caminos propios. Y qué hace uno, porque no es que uno dice apago el switch y ya está, no me ocupo más. Lo ves desde otra distancia, te seguís haciendo las mismas preguntas, a lo mejor conservás la sensación de que son tu responsabilidad. Es decir, sentís la responsabilidad y al mismo tiempo carecés de la potestad. Por eso es que para mí los libros siempre son como un alfajor Rogel, tienen muchas cosas. Para eso me sirve, desde lo personal , escribir un libro. Al mismo tiempo que cuento una historia o reviso un episodio del pasado de la Argentina, pienso en mi propia paternidad.– Cuando hablabas de la potestad, recordé al personaje que fantasea con atar al hijo a la silla, para que deje de poner en riesgo la vida.–Pensar que desde el bastante pacífico 2023, en tanto padre yo me amargo como me amargo, me preocupo como me preocupo…. Vuelvo a lo de los territorios inexplorados: volver sobre esta pequeñez, este drama pequeño e íntimo, de cómo vivirían los entornos de estos jóvenes esas decisiones, esas prácticas y esos compromisos. Supongo que habría de todo. A mí me gustó ir por el lado de un padre que lo vive con esa angustia. Es el que está más presente, el que tiene voz.–También hay una hija que asume el cuidado de su padre, amenazado de muerte por una organización armada. El hilo que los uniría sería el de querer proteger al que se quiere, y saber que no lo podrán hacer. Respecto de la tragedia de los setenta: ¿qué pensás de esta idea de lo sacrificial, de ofrendar la vida en pos de un futuro utópico?–Lo que pasa es que no lo creían utópico. No creo que esa sea la única manera de pensar en un futuro, yo creo en las medias tintas. Para mí la vida es medias tintas, aunque los seres humanos vivamos edificándonos utopías generales, sociales, individuales. Creo que vivimos idealizando y extremando el valor de algunos sueños. No importa los que sean. Es algo muy humano. Pero en nombre de las mejores utopías hemos hecho cada cosa nefasta, a todos los niveles… Por eso, aunque parezca súper mediocre, prefiero decir “creo en las medias tintas”.–Bueno, quizás más que mediocre sea valiente decir eso en una época de discursos tan exasperados como los actuales.–Mi filosofía en la vida es “vamos viendo”. Vamos despacio. Nos vamos a pegar porrazos igual, pero nos van a doler menos. Esto lo digo a todos los niveles: personal, familiar, de pareja, político. O sea, a esta altura de mi vida los grandes discursos, los grandes relatos, que siempre están construidos alrededor de una utopía… Mirá, es lo que le dice el personaje del padre en un momento: el problema de ser un fanático es que hay un solo problema en la vida y una sola solución. Pero eso es mentira. Tu vida siempre va a tener quinchicientos problemas. Entonces, al enfocar todo en un solo problema y en un solo entusiasmo creo que la chingás mal. No es que de otra manera no la chingás, pero me parece que cuanto más nos hacemos cargo de nuestras debilidades e imperfecciones, menos daño hacemos. Es una de las pocas certezas que me da la vida: tratar de no hacer daño, algo muy antiutópico. Porque toda utopía implica una ruptura, y la ruptura implica destruir algo, en principio para construir algo mucho mejor. Así funcionan las utopías religiosas, políticas. En general el que está embanderado en una causa, la que sea, no es muy proclive a ver el daño que puede generar. Ahora, también es profundamente honesto con sus acciones porque está blindado a las dudas. Al no dudar, la posibilidad de que hagas daño es mayor pero, al mismo tiempo, sos irreprochable moralmente. Cuando los pongo a hablar a ellos dos, sobre todo…”Me parece que cuanto más nos hacemos cargo de nuestras debilidades e imperfecciones, menos daño hacemos. Es una de las pocas certezas que me da la vida: tratar de no hacer daño” –El “trosco” y el “monto”. El que nunca duda y el que no puede evitar dudar.–Al mismo tiempo es muy moral, el flaco. Desde mi perspectiva de lector, en algún punto es más encomiable el que duda porque está viendo cosas que los otros no ven.–Además, sobre todo en aquel momento, estaba la épica, que siempre es un imán.–Somos seres épicos. Nos encanta. Creo que vivir es en buena medida tomar distancia de lo que necesitamos.–Volviendo a las “medias tintas”: ¿cómo problematizar determinados hechos históricos en una época que no es la de la tragedia, pero sí la de la grieta?–Es un riesgo evidente, con esta sociedad tan agrietada y polarizada termina pasándote algo muy raro. En tu mismo polo, en ciertos temas, termina gente que no tiene nada que ver con vos. Con esta cosa de atribuir esencias a las ideas cuando son solamente ideas. Por ejemplo, yo pienso un montón de cosas, con alguna de esas ideas vos estás de acuerdo y eso nos pone en la misma vereda, pero no nos hace iguales. Nos pone en la misma vereda para pensar esto o para no estar de acuerdo con alguna otra cosa. Ahí termina nuestro acuerdo. No somos gemelos [sonríe]. Creo que se ha perdido esta posibilidad, hemos perdido esa gimnasia de movimiento y de atribución del movimiento; en vez de esto, tendemos a etiquetarnos y a etiquetar. Creo que en nuestro presente, y acá voy más allá de la grieta argentina, hay un montón de cuestiones, de correcciones políticas, que hacen que te encuentres diciendo no, para que no me destrocen mejor me callo. Es complicadísimo, porque es entregarte atado de pies y manos a oscurantismos de los más diversos. Aunque, de nuevo, es una actitud muy humana. Evidentemente en nuestro bagaje genético está que nos cueste un montón bancarnos lo diferente. Sea lo que sea.Eduardo SacheriMartín Lucesole–¿Habría alguna razón?–Nos incomoda la incertidumbre. Pero bueno, creo que pese a todo hay épocas que se bancaron mejor la incertidumbre. Vivimos en una época en la que el deseo de lo blanco y lo negro está muy acentuado. Y ahí yo no me siento cómodo. Pienso en el tema del libro: es un tema espinoso, delicado, conflictivo, doloroso. Es así, entonces, hablemos. Sin embargo, nos acostumbramos a que lo que reúne esas condiciones sea tabú. En lugar de convocarnos a charlar, se convierte en tabú. Limitamos las cosas acerca de las que podemos pensar o hablar. Y no creo que esté bueno movernos con ese conservadurismo. Porque es un conservadurismo intelectual, emocional. ¿Cuál es la clave de decir esto no se toca? Si lo tocamos con respeto, sin caricaturizar a nadie, sin la intención de bajar línea… Yo aspiro a que leas la novela y te quedes pensando. No pretendo convencerte de nada.–Los personajes son personas comunes, gente de barrio, ninguna figura célebre. Tampoco hay villanos, pese a que algunos terminan impulsando o haciendo cosas terribles. ¿Fue una decisión trabajarlos desde ese lugar?–La decisión ética que hay detrás de lo que escribo es encontrar los mecanismos literarios necesarios para no bajar línea. Cada capítulo va con el punto de vista de alguno de los protagonistas. Para evitar un desbalance. Yo puedo tener mis preferencias, mis ideas, mis decisiones, mis juicios de valor. Pero son los míos, no tengo por qué estar enrostrándotelos en lo que escribo. Es literatura. Prefiero que se abran mundos.–¿Te imaginás este libro llevado al cine?–No, pero porque nunca me los imagino llevados al cine. Sí creo que mi manera de escribir tiene un componente visual. Pero tiene que ver con cómo yo me represento las historias. Me doy cuenta de que me las represento muy visualmente antes de plantearlas discursivamente. Mi cabeza funciona así. También es cierto que tiene mucha acción. Suena muy irreverente decir que esta novela “es una de acción”, pero sí, es una de acciones armadas.–Por momentos, al escuchar cómo explicás ciertas ideas, uno escucha al docente que vive en vos. De hecho, nunca dejaste de dar clases. ¿Por qué seguir haciéndolo en un momento en que cada vez menos gente quiere ser docente?–Porque soy profesor de Historia [risas]. En la facultad estudié eso. Lo que no estudié es esto [señala la novela, se ríe]. Quiero decir, dar clase me parece lo normal. Decí que como el trabajo con la escritura creció tanto, me puedo dar el lujo de dar clase los lunes por la mañana en una escuela, nada más. Voy con la mejor onda, con tiempo, fresquito… no me agoto, como me pasaba hace 20 años, cuando tenía tres millones de horas en la facultad, en profesorados, en secundarios. Me lo bancaba porque tenía 25 años menos. ¿Y por qué estudie Historia? Porque me parece que es una herramienta de comprensión de la realidad que está fenomenal. Y está bueno compartirla con los demás. Para ponerse a pensar, sin baja línea. Los temas que me toca dar a pibes de secundario en quinto año de la provincia de Buenos Aires, lo que era el cuarto año para nosotros, son todo lo que viene de la Segunda Guerra Mundial en adelante y, en la Argentina, del peronismo en adelante. Así que en algún momento del año la década del setenta la tengo que dar.–¿Qué pasa cuando en el aula hablás de los setenta?–Les queda lejos. Es el mundo de sus viejos, el de sus abuelos. Es algo que cuando uno es testigo o protagonista de una época no advierte. A estos pibes les queda lejos El secreto de sus ojos. Es algo que no está ni bien ni mal. Nosotros acarreamos nuestro mundo, pero es el nuestro. Lo que me parece que está bien es que, en lugar de intentar saldar las cosas, se siga charlando. Yo prefiero irme del mundo charlando. Me molestan las posturas solemnes y las posiciones blindadas, las que sean. Me parece que lo mejor es seguir charlando.–Hablemos de tu productividad. Una novela cada dos o tres años, cuentos, participación mediática. ¿Cómo hacés?–Tengo la suerte de que los libros se están vendiendo. Una cosa es lo que le pasa a la mayoría de los que escriben, que lo hacen cuando pueden, robándole horas a los trabajos que dan de comer… y otra cosa es lo que puedo hacer yo en este momento: un montón de días a la semana, por la mañana me voy para arriba, a escribir; a la tarde, después de comer, siestita, y de nuevo para arriba. Es una ventaja que tengo. Además, empecé a escribir porque me hacía bien, y sigue siendo igual. Para mí es raro porque terminó convirtiéndose en una profesión que me dio un montón de cosas insospechadas. Al mismo tiempo no es una profesión, es una práctica casi terapéutica que me hace bien. Entonces lo hago todo lo que puedo. Encima, tengo tiempo. Es como un círculo que se estimula recíprocamente y funciona bien. Si el día de mañana lo que escribo le deja de gustar a los demás, lo voy a lamentar. Porque no me hago el que no me importa: me gusta gustar. Me parece que a casi todos los humanos nos pasa. A veces escuchás a gente que parece solazarse en el hermetismo; yo no lo hago. Pero si deja de pasar eso, si lo que escribo dejara de gustar, voy a seguir escribiendo igual. Mientras pueda lo haré, porque me hace bien. Creo que lo prolífico tiene que ver con eso. O con la falta de autocrítica [risas].–En tus libros, en la manera en que escribís sobre el fútbol o sobre otros temas, ¿hay como un sensor muy fino de lo que podríamos llamar, por ponerle un nombre, la argentinidad?–Mirá, tal vez… Vuelvo a esto de por qué me puse a escribir. Si yo te digo que es porque me hace bien, me sirve para entender mejor mi vida, para procesar mejor lo que pasa en mi vida, resulta que mi vida es acá. Está construida por gente que es de acá. Entonces, como que inevitablemente hay un aroma local que no es algo buscado, sino inevitable. Porque la gente que me importa, las situaciones que me preocupan, lo que me entusiasma, todo eso es de acá. Digamos que mi vida no se transformó tanto en ciertos aspectos. Hace cincuenta y cinco años que vivo en el mismo lugar.–En la zona oeste, que a estas alturas es como otro personaje de tus libros.–A lo mejor, si mi vida hubiera sido más variada en sus geografías o sus vínculos… Hoy tengo los mismos vínculos que tenía hace años. Son los mismos amigos, juego al fútbol con la misma gente, voy a la misma cancha. Entonces, aunque en mi vida sí hay algunas cosas totalmente nuevas, como algunas posesiones o algunos trabajos como los que hago en los medios o esto mismo que estamos haciendo, esta entrevista, por otro lado no. Tal vez ese anclaje, se me ocurre ahora, hablando con vos, mantenga cierto vínculo con esa argentinidad que yo creo existente, aún en sus dudas. A lo mejor somos una colectividad que duda y ahí reside nuestra argentinidad.–¿Será eso lo que traducís al escribir, lo que a tus lectores les encanta encontrar?–No me lo pregunto demasiado, para no romperlo.Diana Fernández IrustaTemasConversacionesConforme a los criterios deConocé The Trust ProjectOtras noticias de ConversacionesTodo incluido. Rolls Royce con chofer, spa privado y vistas únicas en tres hoteles exclusivos de la Gran ManzanaEl influyente. Un homenaje al gran músico y poeta que se recluyó en un monasterio budista e inspiró a otras artistasMisión espacial. Un experimento bajo tierra para llegar a Marte
escucharescucharPara llegar al santuario, hay que atravesar varios niveles: el ascensor hasta el último piso, una planta más por escalera, una caminata a la intemperie de la azotea y luego sí, el cofre de la felicidad, un lugar insospechado en la punta del modernoso edificio de Sony Music en Palermo Hollywood. Para cualquier melómano, entrar en esta sala y sentir el olor a las cintas es como ingresar en un parque de diversiones. Para un paleontólogo sería como el descubrimiento de fósiles. Para un niño, la fábrica de chocolates de Willy Wonka.Pero ahí está: un cerramiento construido en seco y acondicionado sobre el techo del edificio con vista abierta a toda la ciudad para guardar bajo siete llaves las joyas de la abuela. Atesora 15 mil cintas originales con las grabaciones de Charly García, Luis Alberto Spinetta, Sumo, Soda Stereo, Sandro, María Elena Walsh, José Larralde, Gato Barbieri, Alfredo Zitarrosa, Atahualpa Yupanqui, Julio Sosa, Leonardo Favio, Astor Piazzolla, Roberto Goyeneche, Aníbal Troilo, Juan D’Arienzo y siguen las firmas.CUÁLES FUERON LAS “PEORES DECISIONES DE LA HISTORIA DE LA MÚSICA” Y POR QUÉMemoria musical de todo un país, patrimonio cultural de la filial argentina de Sony Music y suerte de museo sonoro privado cuya existencia apenas se conoce, el archivo reúne las grabaciones históricas de RCA, CBS y Microfón entre 1950 y 1990. En los estantes se despliegan cientos de cajas de cartón de diferentes tamaños que guardan las cintas de audio de un cuarto, media, una y dos pulgadas. Ordenado como libros en una biblioteca, el material invita a curiosear durante horas, en el lomo de las cajas, los nombres de los artistas, las grabaciones de culto, los cantantes más impensados.Entre las cintas se encuentran grabaciones de Charly García, Luis Alberto Spinetta, Sumo, Soda Stereo, Sandro, María Elena Walsh, Astor Piazzolla, Roberto Goyeneche, Aníbal Troilo y mucho másIgnacio ColóComo todo tesoro, tiene rigurosas políticas de conservación. Este depósito sin ventanas está refrigerado en forma constante y sin humedad a 18°C, a través de dos equipos gigantes de aire acondicionado que rotan el encendido automático cada 24 horas. Para refractar los rayos de sol, las paredes y el techo poseen aislantes térmicos y cámara de aire que protegen del calor. Y por sobre todas las cosas, la ley número uno: nadie puede entrar a limpiar con una aspiradora, porque tiene campo magnético, que es el peor enemigo de un archivo de estas características. El motor podría magnetizar el ambiente y borrar el contenido de las cintas.Apareció una cinta de Pedro y Pablo con una canción inconclusa que el dúo terminó de componer a partir del descubrimiento y que se editó en formato físicoComo todo tesoro, también tiene celosos guardianes: Luis Herman y Daniel Romero. Técnicos de grabación, llevan 47 y 34 años, respectivamente, trabajando en esta empresa multinacional. Se ocupan de la sistematización y preservación del archivo, y de la digitalización y masterización de las cintas. Apasionados conocedores del catálogo, son los cancerberos de esta colección histórica y la fuente de consulta permanente. Reunidos para esta entrevista con LA NACION, la primera pregunta que se les formula es inevitable en la era digital de la inmediatez: ¿cuál es el sentido comercial de tener hoy semejante archivo físico? “Algunas cintas tienen 70 años y siguen sonando muy bien. Entonces, mejor guardarlas”, comienzan explicando ellos.“Sin estas cintas, no habría música en Spotify. Hay que tener en cuenta que es el soporte más completo de información analógica. De ahí iniciamos el proceso para subir las canciones a los canales digitales, porque buscamos respetar un sonido lo más fiel posible a la grabación original. Si nos hubiéramos desprendido del archivo, estaríamos hablando de otra calidad. No se puede empezar este trabajo desde un CD”, detallan los técnicos, que ponen el acento en los avances tecnológicos de la edición digital.El archivo reúne las grabaciones históricas de RCA, CBS y Microfón entre 1950 y 1990Ignacio Coló“No sabemos si en el futuro va a haber una forma nueva para digitalizar el catálogo. Quizá la inteligencia artificial abra caminos que mejoren el audio. Para eso es clave tener la base: el archivo”.En tiempos no tan lejanos en que reinaba el disco compacto, el trabajo con este catálogo junto a un equipo de periodistas especializados fue fundamental para armar colecciones de los íconos de la música popular; para el rescate de perlas arrumbadas en el olvido; para hacer foco en algún disco inconseguible que finalmente salió a la luz. Con el auge retro del vinilo, también se hizo imprescindible el soporte de las cintas para poner en las bateas álbumes de larga duración y ha sido la materia prima para las plataformas de streaming.Localizaron en el depósito un demo de Virus con una versión de ‘Imágenes paganas’, cantada por Federico Moura, con una letra diferente a la conocidaEntre los pliegues de estas historias, también ocurrieron una serie de jugosos hallazgos en los recovecos del archivo. Obra de la casualidad o de la tenacidad, o de ambas cosas, Herman y Romero, junto con Sergio Ponfil, otra figura central del sello en este mapa de rescates emotivos, dieron con algunas joyas musicales inéditas y desconocidas que terminaron siendo publicadas.Por ejemplo, apareció una cinta de Pedro y Pablo con una canción inconclusa que el dúo terminó de componer a partir del descubrimiento y que se editó en formato físico. También encontraron un simple de Federico Peralta Ramos registrado en 1970 con “Soy un pedazo de atmósfera” y “Tengo un algo adentro que se llama el coso”, que hoy puede escucharse en las plataformas.Desde 2005 Luis Herman y Daniel Romero comparten el estudio que ya no se usa para grabar, sino para recuperar audios del catálogo Ignacio ColóAlgo parecido sucedió con un demo de Virus que milagrosamente localizaron en el depósito mágico. “Una vuelta encontramos una versión de ‘Imágenes paganas’ con una letra diferente a la conocida, cantada por el mismo Federico Moura. No lo podíamos creer. Lo llamamos a Marcelo Moura para que viniera a escuchar. Le gustó, la masterizamos, la presentó Mario Pergolini en la radio y salió en una colección”, recuerdan con orgullo.Luis Herman y Daniel Romero son testigos privilegiados de los vaivenes de la industria discográfica en las últimas décadas. Cuando tenía 19 años y recién había terminado el colegio secundario, Herman entró a trabajar en la planta duplicadora del sello RCA Victor de la calle Paroissien, en Saavedra, cuya fábrica y estudio de grabación ocupaban en realidad toda la manzana, donde trabajaban 500 operarios.Entre el material más inédito hallaron a Rolo Puente interpretando boleros; a Arturo Puig entonando baladas y a Ricardo Darín recitando, a los 22 años, diez poemas de su autoríaTiempos de oro de la industria de la música, el elepé se vendía de a decenas de miles, cada discográfica tenía sus estrellas. Al poco tiempo, Herman logró dar el anhelado salto. “Yo quería trabajar en el estudio, pero no me querían largar de fábrica. Un día faltó el cortador de acetato, que es el disco base para hacer las matrices, y me convocaron. Así empecé”.La historia de Romero no es muy diferente. Ingresó como cadete administrativo a los 20 años a CBS, otro de los sellos que pisaban fuerte en el mercado, y consiguió pasar rápidamente al estudio, en el sector Copias y Compaginaciones, donde había un equipo de cuatro técnicos.Entre los hallazgos más interesantes dieron con algunas joyas musicales inéditas y desconocidas que terminaron siendo publicadasIgnacio Coló“Con Luis siempre trabajamos en paralelo cumpliendo funciones parecidas. Tuvimos la misma escuela, los mismos maestros que nos enseñaron a ajustar las máquinas, a manipular las cintas”. Ambos son también sobrevivientes de otra era geológica de las discográficas o, como canta Alejandro del Prado, vienen de otro siglo: han traspasado fusiones, compras y recompras de compañías, mudanzas, cambios de dueños y desde 2005 comparten el estudio que ya no se usa para grabar, sino para recuperar audios del catálogo.Con el conocimiento que tienen de primera mano, son una fuente valiosa para recorrer los sucesos (o mitos) que orbitaron alrededor del planeta discográfico. Descartan el rumor que se expandió en el ambiente desde los años 60 según el cual Ricardo Mejía, directivo ecuatoriano de RCA y creador de la burbuja del Club del Clan, mandó a borrar los masters de tango.“Esa leyenda es falsa, porque técnicamente es muy difícil volver a usar las mismas cintas y además porque no hay huecos en la numeración del catálogo. Lo que sí es cierto es que durante los años en que estuvo Mejía en RCA, muy pocos artistas de tango como D’Arienzo y Troilo pudieron seguir grabando”, aclara Herman.La tarea de rescatar las cintas, digitalizarlas y masterizarlas no se detuvo ni siquiera en 2020 Ignacio Coló–¿Las mudanzas afectaron el catálogo?–L. H.: Sí, absolutamente, es la gran causa. En plena crisis de 1989, pasamos de ocupar una manzana entera en Paroissien a llenar sólo cuatro pisos en un edificio de la calle Talcahuano. Tuvimos que achicarnos. En esa mudanza se tiró mucho material.–¿Tuvieron problemas de origen político con el archivo?–L.H.: Yo entré en una época muy difícil a RCA, en enero de 1976, y ya había existido retiro de material. A los pocos días del golpe militar, ordenaron quemar discos de la versión española de “Jesucristo Superstar”, con Camilo Sesto, y se llevaron la cinta. También recuerdo que en esa época el sello decidió retirar la canción “Cenicienta de porcelana”, de Serrat, porque hacía mención a la vagina.–¿Qué otras causas dañaron el catálogo?–D.R.: Hubo un problema mundial con las cintas fabricadas entre 1985 y 1990. Se tuvo que quitar un componente que era insalubre, pero era el que le daba emulsión al material. Entonces las cintas se empastaban y ya no servían. Tratamos de salvarlas con técnicas insólitas, como un goterito con alcohol, cocinándolas en el horno o usando productos hogareños de limpieza, que le daban una capita siliconada. Por este problema, perdimos una cinta de Los Enanitos Verdes, que justo habíamos pasado al formato DAT a pedido de la filial chilena. Eso nos salvó.El depósito está refrigerado en forma constante y sin humedad, y tiene aislantes térmicos y cámara de aire que protegen del calor Ignacio ColóEntre cintas, catálogos, programas de edición y equipos tecnológicos, ambos continúan trabajando en forma complementaria: Herman se ocupa de ordenar y de subir toda la información técnica de cada canción al sistema y Romero se encarga de rescatar las cintas, digitalizarlas y masterizarlas, una tarea que no detuvo ni siquiera en 2020, el año más duro de la pandemia.“Yo seguí viniendo todos los días para hacer mi rutina entre el archivo y el estudio. Llegaba tempranito en bicicleta en la soledad más absoluta del barrio y el edificio y volvía con luz de día para que no me pararan en la calle. Este trabajo es nuestra pasión”.Una dimensión desconocida, un archivo deslumbranteEl archivo de Sony Music es también un viaje hacia una dimensión desconocida. De los registros más llamativos, ostenta la cinta original de “B.A. Jazz by Sergio Mihanovich” o las grabaciones del Quinteto Real en Japón. Pero hay material sorprendente. Por ejemplo, una Graciela Borges nuevaolera canta en 1965 acompañada por Los Iracundos; Rolo Puente interpreta boleros; Arturo Puig entona baladas y canciones (algunas de su autoría); Ricardo Darín recita, a sus 22 años, diez poemas de su autoría en el álbum De a dos con fondo musical. La semana pasada apareció una versión inédita y en italiano de “Como te extraño mi amor”, por su autor Leo Dan.Andrés CasakTemasConversacionesMúsica contemporáneaConforme a los criterios deConocé The Trust ProjectOtras noticias de ConversacionesInvento argentino. Las imágenes que sólo se ven a la distancia y que trascendieron al mundoPérez-Reverte. Por qué no escribo de políticaGrandes robos. Armaron estrategias, abrieron bóvedas impenetrables, pero terminaron con descuidos y botines invendibles