¿Las cosas son exactamente como los chicos las relatan? Ellos vienen a contarnos lo que les pasa: “es mi turno para la tele”, “me sacó la remera sin pedirme permiso”, “es mala”, “yo no le hice nada”, “yo canté primero”, etcétera, esperando que nosotros resolvamos esas dificultades. El problema es que cada uno cuenta la historia desde su punto de vista convencido de que tiene toda la razón y que el otro está absolutamente equivocado… Y ahí estamos, ya seamos padres, docentes, abuelos u otros adultos, intentando entender lo que de verdad pasa y quién tiene razón.A veces buscamos resolver convencidos de que sabemos, otras nos ubicamos desde el comienzo en el lugar de jueces e intentamos saber “la verdad”, aunque al hacerlo seguramente nos alejemos de ella. O buscamos lo que sea que logre que los chicos paren de pelear o dejen de sufrir; otras veces aprovechamos la oportunidad para dar las “lecciones de vida” que creemos necesitan.La realidad objetiva es a menudo difícil de descubrir y podemos ser injustos si nos apuramos. Además, desperdiciamos la oportunidad de ayudarlos a pensar y alcanzar una mirada más amplia de la situaciónNo es sencillo el camino, todos vemos las cosas desde nuestro ángulo subjetivo, olvidando que la situación podría verse diferente mirada desde otro lugar. Por ejemplo, cuando chocamos con el auto tendemos a ver la culpa en el otro: “yo iba por la derecha y tenía derecho de paso”, sin tener en cuenta lo que dice el otro: “iba por una avenida y yo tenía derecho de paso”.Veámoslo en un ejemplo de la vida diaria: nos enojamos con nuestro hijo mayor y lo retamos por contestarle de mal modo a su hermanita –quien vino corriendo a contarnos lo que le hizo su hermano– sin haber presenciado (nosotros) el largo rato de paciencia que él tuvo con ella antes, explicándole los motivos por los que no podía prestarle su lapicera. Solo la escuchamos a ella y decidimos hacer justicia con su parte de la información.La realidad objetiva es a menudo difícil de descubrir y podemos ser injustos si nos apuramos. Además, desperdiciamos la oportunidad de ayudarlos a pensar y alcanzar una mirada más amplia de la situación. Por otro lado, cuando hacemos un careo entre ellos para dirimir quién tiene razón y quién se equivoca los invitamos, sin darnos cuenta, a que cada uno refuerce su propio punto de vista y se esfuerce por convencernos, lo que los lleva a distanciarse cada vez más entre ellos. ¡Definitivamente, eso no es lo que buscamos!Podríamos apurarnos, como dije antes, a darle la razón a ella: “tenés razón”, “pobrecita”: al hacerlo confirmo y aumento sus ideas persecutorias (mi hermano, o el mundo, están contra mí) y su tendencia a echarle la culpa a otro (poner la responsabilidad afuera). La refuerzo en su postura de víctima y la invito a seguir viniendo a contarme para que yo le resuelva sus problemas. En esta posición “compro” su versión del mundo real: “qué malo es tu hermano que te trata mal”.Propongo en cambio dejar de lado al comienzo la realidad objetiva y acompañar la realidad subjetiva de los chicos con empatía, sin saltar a defender ni a atacar, haciendo preguntas que ayuden a revisar lo ocurrido y nos ayuden a entender: “¿dónde estaban?”, “¿qué querías?”, “¿para qué lo querías?”, “¿qué te dijo tu hermano?”, “¿por qué te parece que te dijo que no?”, “¿qué estaba pasando antes?”, etcéteraO podríamos hacer lo contrario, tomando el partido del hermano y diciéndole que ella es una molesta y que lo deje tranquilo; en ese caso la dejaríamos muy sola con lo que le pasa, se sentiría no escuchada ni entendida y tanto podría insistir en sus argumentos para convencernos de que tiene razón como retirarse desanimada y con la autoestima por el suelo (“si mamá dice que soy molesta… ¡es por que lo soy!”). Estaríamos diciéndole (aun sin decirlo): “estás equivocada”, “es tu culpa”. Aprovechando lo que nos viene a contar para enseñarle algo, hablando desde lo que nosotros creemos que es el mundo “real”, en este caso en contra de ella.Propongo en cambio dejar de lado al comienzo la realidad objetiva y acompañar la realidad subjetiva de los chicos con empatía, sin saltar a defender ni a atacar, haciendo preguntas que ayuden a revisar lo ocurrido y nos ayuden a entender: “¿dónde estaban?”, “¿qué querías?”, “¿para qué lo querías?”, “¿qué te dijo tu hermano?”, “¿por qué te parece que te dijo que no?”, “¿qué estaba pasando antes?”, etcétera.De este modo, ampliamos su capacidad de ver la situación desde un poco más lejos que la punta de su nariz… Con empatía decimos: “entiendo lo que sentíste pasa/te preocupa/te asusta/pensás”; no nos ocupamos del mundo real objetivo ni de las cosas como son, sino de su realidad personal y subjetiva. Simplemente la acompaño en lo que siente, y le hago preguntas respetuosas e interesadas para que podamos descubrir juntos lo que pasó.Lo increíble de acercarnos a la situación con comprensión empática sumada a estas preguntas es que nuestra hija seguramente descubra sola la realidad objetiva: “la lapicera todavía no la sé usar y se me puede romper la pluma”, “yo no puedo meterme en su cuarto y sacarle cosas sin permiso, a mí tampoco me gustaría que él lo haga con mis cosas”.No todas las veces las conversaciones terminan tan bien, pero siempre nos queda tiempo –si sigue enojada y no puede escuchar ni entender– para hablar de la realidad objetiva: que todavía no tiene edad para usar una lapicera, que va a tener que esperar a crecer, que el “no” de su hermano vale tanto como el de ella, que las cosas no pueden ser siempre como ella quiere, etcétera. Mientras tanto, la acompañamos en el dolor y la frustración.Y también vamos a hablar con su hermano para ver por qué le habló tan mal. Con nuestra escucha y comprensión empática, él también puede rever lo que ocurrió, buscar nuevas soluciones y tener en claro que, aunque tenga razón, la pierde cuando toma el camino de los gritos, la violencia o el maltrato.El camino para que el “ofuscado” llegue a la realidad objetiva es validar su realidad subjetiva; esto le permitirá calmarse, bajar la defensividad y la necesidad de atacar y de tener razón. Entonces sí puede que esté listo para ampliar su mirada, ver al otro, incorporar otros puntos de vista y comprender más globalmente la situaciónMaritchu SeitúnSeguí leyendoIdeas tejidas al crochetPor qué los ruidos urbanos nos afectan a todosTemasNota de OpinionEl BerlinésConforme a los criterios deConocé The Trust ProjectOtras noticias de Nota de OpinionQué podemos esperar del nuevo equipo económicoInnovación. Fracaso, jefes y metaverso: apuntes desde la montaña rusa más extrema de Silicon ValleyEl injusto impuesto a los bienes personales y las razones para eliminarlo
Category: opinión
“Rusia es un régimen iliberal que en América Latina atrae por igual a los radicales de derecha y de izquierda, unidos todos en su odio al liberalismo”, sostiene. “Hubo ventas récord de armas rusas a Venezuela, que renovó todo su parque de armamento pesado y ligero de manera importante”, señala. “Ahora, el madurismo, el chavismo estaría comprando más equipo a Irán y a China y también manteniendo y modernizando lo que tiene”, detalla. “En América Latina, hay una fobia que se dice antiimperialista pero es antiestadounidense”, afirma y agrega: “China y Rusia son imperios sin república mientras que Estados Unidos es una república imperial”. “Las Américas y Europa son la región democrática y eso debería facilitar los vínculos de todo tipo pero esa confusión que se da en Latinoamérica de antiimperialismo con antiamericanismo complica las relaciones de estos países”, desarrolla. “Hoy hay una universalidad del capitalismo, aunque con variantes de capitalismo. Pero sí hay una disputa global creciente entre la democracia liberal, por un lado, y distintos tipos de regímenes iliberales por el otro, algunos claramente autocráticos como China o Rusia y otros más bien híbridos, como la Hungría de (Viktor) Orbán”, plantea. “China es el global player, el challenger, el gran retador global por su vitalidad económica. China es la que propone un capitalismo autoritario, un modelo económico alternativo al capitalismo democrático liberal, regulado. Rusia es más bien un gran disruptor porque no tiene músculo económico a largo plazo pero sí usa el poder de los organismos de inteligencia y de la desinformación para tratar de re equilibrar la cancha”, precisa. “EEUU ha rectificado un déficit de atención sostenido de más de 15 años hacia América Latina pero no la acompaña con propuestas serias de inversión, de financiamiento, de relacionamiento comercial y de crédito”, analiza. “América Latina no sólo es el llamado “patio trasero” de EEUU sino también una zona de enormes mercados, fuentes de materia prima y, geoestratégicamente, es la zona más cercana a EE.UU. EE.UU. debería prestarle mucha más atención no solo por la migración, que es un tema sensible en la política doméstica norteamericana, sino por la propia estabilidad regional económica y política”, afirma. “Si la soberanía estatal y la no injerencia se traducen en avalar el accionar de regímenes autoritarios dentro de América Latina o de potencias extra continentales, pueden ser tan negativas como las intervenciones que a inicios del siglo se dieron con las grandes y viejas potencias”, sostiene.Armando Chaguaceda, politólogo e historiador cubano mexicanoEl politólogo e historiador cubano mexicano Armando Chaguaceda estuvo en La Repregunta. Chaguaceda es Doctor en Historia y Estudios Regionales por la Universidad Veracruzana. El foco de su trabajo es la relación entre América Latina y Rusia y los autoritarismos.Chaguaceda es coautor de El poder de Rusia en Latinoamérica y autor de La otra hegemonía. Autoritarismo y resistencias en Nicaragua y Venezuela.Aquí, la entrevista completa.-A mediados de julio, se realizó en Miami el Concordia Annual Summit, organizado por una ONG ubicada en la centro derecha del espectro ideológico que reúne a empresarios de EEUU, académicos, expresidentes de América Latina como Luis Alberto Lacalle, de Uruguay, o a figuras como el secretario general de la OEA, Luis Almagro. Allí, la jefa del Comando Sur de EEUU, la general Laura Richardson, planteó que la presencia de China y de Rusia en América Latina implica la avanzada de valores antidemocráticos en la región. ¿Es ésta una descripción apropiada?-Lo es desde el punto de vista de que las relaciones internacionales y la proyección de los Estados no se basa solamente en intereses pragmáticos de corto plazo, es decir, en inversiones, en fomento a la inversión, en captura de mercados, en venta de productos sino que proyecta también la filosofía, el discurso, la narrativa oficial de los Estados. Hay una gran disputa geopolítica aunque no se puede interpretar en clave de Guerra Fría, cuando se enfrentaban claramente dos modelos de política, de economía, de orden social. Éste no es el caso presente. Hoy hay una universalidad del capitalismo, aunque con variantes de capitalismo. Pero sí hay una disputa global creciente entre algo que llamamos, con todas las imperfecciones del término y del fenómeno, la democracia liberal por un lado y distintos tipos de regímenes iliberales, por el otro, algunos claramente autocráticos como China o Rusia y otros más bien híbridos, como la Hungría de (Viktor) Orbán. Ésta es la disputa en términos globales e ideológicos que está en juego. Entonces, sí, hay una dimensión ideológica, de ideas, que, insisto, no cuestiona el hecho de que el capitalismo es el modelo fundamental. En cada espectro ideológico, los Estados tienen alianzas, por ejemplo, hemos visto la reunión de Putin con Orban y con Ebrahim Raisi, es decir con Turquía y con Irán. Es decir, los países tienen conflictos entre sí pero también tienen posiciones comunes. Es un escenario altamente fluido en las relaciones internacionales pero con ciertos conflictos centrales. También tendríamos que diferenciar lo siguiente: por un lado, China, que es el global player, el challenger, el gran retador global por su vitalidad económica, el crecimiento del PBI, es decir, es la que propone un capitalismo autoritario, un modelo económico alternativo al capitalismo democrático liberal, regulado. Por otro lado, Rusia, que es más bien un gran disruptor porque no tiene músculo económico a largo plazo pero sí usa el poder de los organismos de inteligencia de las Fuerzas Armadas y de la desinformación para tratar de re equilibrar la cancha“Rusia es un régimen iliberal que en América Latina atrae por igual a los radicales de derecha y de izquierda, unidos todos en su odio al liberalismo”Rusia y Brasil. Putin y Bolsonaro. ¿Más parecidos que diferentes?-La semana pasada, hubo un encuentro de jefes de Estado del Mercosur y se dio una polémica en torno a si se invitaba a exponer en esa Cumbre al presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski. Finalmente no se logró el consenso necesario para que estuviera presente. Las suspicacias argentinas hicieron pensar, en principio, que el presidente Alberto Fernández habría estado entre quienes resistían la participación de Zelenski para evitar algún tipo de reacción de parte de Rusia. Sin embargo, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, habría sido el que se opuso especialmente. ¿Cómo es el juego de Rusia en América Latina? Porque, partiendo de una de las interpretaciones instaladas, aunque erróneas, sobre Rusia como una continuidad del comunismo en algún aspecto, parece ser una figura lejana a esa Rusia.-No necesariamente lejana. Uno de los elementos que tiene Rusia, el Estado ruso, es que es un régimen iliberal que atrae por igual a los radicales de derecha y de izquierda, unidos todos en su odio al liberalismo. Son iliberales porque aborrecen el pluralismo político, la sociedad abierta y la economía de mercado que son el paradigma de la democracia liberal tal y como la conocemos en los últimos 25 años. Esa cercanía no resulta extraña porque Bolsonaro es un líder populista, radical, autoritario. En ese sentido, es muy claro el vínculo con Rusia. Además, están los intereses comerciales: Brasil y Rusia son socios destacados económicamente, son del BRIC. Es muy importante entender esa cercanía. El presidente Fernández podría ser un poco más flexible porque la base del gobierno es más heterogénea; él mismo no es un radical de izquierda aunque tuvo el apoyo de ese sector para llegar a la presidencia. Vimos los cambios en la política Argentina, con su viaje a Rusia, con esa cercanía incluso simbólica a Rusia, que es tan dada a los latinoamericanos, pero después, el recogimiento cuando la invasión se desató. Bolsonaro, en cambio, ha sido consistente en no querer imponer sanciones, en mantener el comercio por las dos razones, por los grandes nexos económicos brasileño ruso y, también, por la cercanía de un líder populista, personalista, autoritario, conservador como Jair Bolsonaro con Vladimir Putin.Rusia, China, Irán. ¿Un combo de intereses que pesa cada vez más en América Latina?-Otra de las polémicas que se dio en esta Cumbre del Mercosur tuvo que ver con el acercamiento de Uruguay a China y la posibilidad de que firme un tratado de libre comercio. ¿Se puede pensar que, en América Latina, Rusia, China e Irán son parte de un combo consistente en relación a algunos intereses ideológicos y también comerciales y estratégicos comunes?-Hay que ganar capacidad de sofisticación en este análisis. Sí hay coincidencias. Desde una perspectiva más constructivista, soy de los que plantean que las ideas importan. Las ideas configuran nuestra visión del mundo. Los seres humanos a nivel individual y colectivo no solo somos seres racionales, pragmáticos, cortoplacistas. También tenemos mapas mentales. Esos países tienen en común, efectivamente, un rechazo a lo que implica un modelo de sociedad abierta y pluralismo político; hay un rechazo al modelo liberal. Hay propuestas de orden político en estos países en los cuales un líder, un partido, una camarilla, una élite, más allá de la soberanía popular, controla la vida pública. Dicho esto, esos países también tienen una enorme cantidad de conflictos entre sí. Hay disputas en el Medio Oriente y Turquía, Rusia e Irán están en canchas distintas, incluso enfrentadas, como en el caso de Siria. Irán y Rusia son los dos exportadores de petróleo de manera que son competidores en el mercado petrolero. Hay que entender las dos cosas: hay momentos, coyunturas y temas en los cuales estos países pueden operar de manera conjunta pero hay contradicciones económicas, políticas e incluso de liderazgo como el de Erdogan (NdelEditor: presidente de Turquía) y Putin, por ejemplo, que hacen que sean por lo menos, como decía aquella serie de los años ‘90, amigos y rivales.-Sorprende que haya ejercicios militares conjuntos entre Rusia, Irán y Venezuela en territorio venezolano. Por eso le planteaba si se puede pensar que la presencia de Rusia en la región es parte de un ovillo y que tirando de una de sus puntas, que pueden ser Rusia o China o Irán, en realidad nos topamos con todo una madeja donde se cruzan intereses de esos tres países que funcionan como socios en este acercamiento a América Latina y en esta instalación de sus intereses.-Sí porque en ese caso opera lo que mi colega Vladimir Rouvinski llama “reciprocidad simbólica”, la idea de que estos países van a incursionar en el llamado “patio trasero” de la potencia hegemónica occidental como una forma de responder a su presencia en Europa del Este y Asia Central. En ese aspecto, Venezuela es ciertamente un caso de fuertes relaciones con todos estos regímenes, con Turquía, de hecho Maduro estuvo recientemente con Erdogan, con Irán, con Rusia, con China más en el plan económico, con Cuba. Por eso Venezuela sirve como un escenario en el cual estos regímenes iliberales pueden ponerse de acuerdo en acciones que implican intereses políticos, operativos y estratégicos pero que también son relativamente simbólicas. No dejan de ser peligrosas pero no se trata de un desplazamiento de grandes tropas, ni de una dislocación tipo crisis del Caribe, ni de una presencia como la rusa en Siria sino de ejercicios militares que se han hecho desde hace un tiempo, condelegaciones unos países a otros-¿Estos ejercicios son usados como una especie de estrategia de marketing para la industria armamentística de Rusia? Porque ese sector ha sido fuerte en América Latina? Usted acaba de publicar un artículo en Foreign Affair Latinoamérica donde detalla el peso de esa industria rusa en la región. ¿Podría describirla?-Estos ejercicios son una especie de escaparate o vitrina, y de mercado. Por ejemplo, los biatlones de tanque que ha hecho periódicamente Rusia con Vietnam, con China, con Venezuela sirven para exhibir el equipo ruso. Tengo la impresión de que en América Latina el mercado está limitado porque no es una zona donde se invierta en equipo para conflictos interestatales.-Pero Rusia le había vendido al chavismo un volumen importante.-Le vendió un volumen importante. Creo que esa cantidad ya está vendida. Ahora, el madurismo, el chavismo estaría comprando más equipo a Irán, a China y también manteniendo, por supuesto, y modernizando lo que tiene. Pero sí, efectivamente, hubo ventas récord a Venezuela, que renovó de manera importante todo su parque de armamento pesado y ligero.“Hoy hay una universalidad del capitalismo, aunque con variantes de capitalismo. Pero sí hay una disputa global creciente entre la democracia liberal, por un lado, y distintos tipos de regímenes iliberales por el otro, algunos claramente autocráticos como China o Rusia y otros más bien híbridos, como la Hungría de (Viktor) Orbán”La guerra por los commodities en América Latina. Alimentos y minerales, ¿la nueva disputa EEUU vs Rusia y China?-En medio de este contexto geopolítico tan único de la invasión rusa a Ucrania y esta guerra que se sostiene, de pronto un general del peso específico de Laura Richardson habla de América Latina y del triángulo del litio pensando en los recursos naturales que tiene América Latina para ofrecer. Y habla de las relaciones comerciales y de las inversiones rusas y chinas y su vínculo con los valores antidemocráticos. Evidentemente, a partir de esos vínculos que empiezan a consolidarse, que EEUU está prestándole una atención mayor a lo que sucede en América Latina. ¿Es una oportunidad para la región de tener mayor capacidad de negociación ante EEUU?-Debiera serlo. EEUU ha rectificado un déficit de atención sostenido de más de 15 años hacia América Latina pero no la acompaña con propuestas serias de inversión, de financiamiento, de relacionamiento comercial y de crédito. Se hace extrañar un Plan Marshall para América Latina en un momento en el que China es el socio comercial principal de buena parte de los países, países que tienen una deuda social y un estancamiento económico agravado por la pandemia. Por un lado, hay un reconocimiento de la importancia de América Latina por parte de EEUU. Incluso hay una relación más equilibrada que a veces hace recordar, en la retórica, al “New Deal” o el “buen vecino” (NdelE: la decisión del presidente Franklin D. Roosevelt de moderar el intervencionismo de EEUU en América Latina). Pero esto no ha sido acompañado con inversión en infraestructura, en concesión de crédito inversión y en gasto social excepto el tema de las vacunas contra el coronavirus, cuando fue importante la donación de vacunas de EEUU para América Latina. No hemos visto un nivel de creatividad y de consistencia en el otorgamiento de recursos para una zona que no sólo es el llamado “patio trasero” de Estados Unidos sino también, una zona de enormes mercados, fuentes de materia prima y, geoestratégicamente, es la zona más cercana a EEUU. Debiera tener mucha más atención no solo por la migración, que es un tema sensible en la política doméstica norteamericana, sino por la propia estabilidad regional económica y política.-¿Por la estabilidad económica regional y política y también por esta cuestión estratégica de los recursos naturales y de los alimentos? América Latina es un gran productor de alimentos y de commodities en el sector de la energía y la mininería. ¿Esto empieza a crecer como factor geopolítico al que están atendiendo China y Rusia por un lado y EEUU por el otro, más allá de las tensiones geopolíticas que tienen que ver con la superestructura ideológica?-Por un lado, lo es claramente. Se ve en el aumento no sólo de la presencia china en la economía latinoamericana sino también la asociación de Rusia en temas como energía atómica o de hidrocarburos con empresas grandes de América Latina. Pero, al mismo tiempo, insisto, no parece que, en el caso de Occidente y de las democracias, esto se traduzca en una alianza mucho más eficaz, en el corto plazo, en términos de recursos. Además, hay una peculiaridad en América Latina: las Américas, junto con Europa, es la única zona que es, en general, democrática. Hay, al menos normativamente, un consenso sobre el modelo democrático como el modelo para la realización de la política en la región, aunque bastante debilitado en la zona latinoamericana. Ese consenso debiera facilitar ese vínculo, además de la facilidad de tener dos grandes lenguas, el inglés y el español, y vínculos comerciales y económicos sostenidos. Pero, efectivamente, hay todavía mucho que hacer por parte de EEUU y de Europa hacia América Latina con relativo pocos recursos. Se ve en lo que se ha destinado para la ayuda a Ucrania por la salvaje invasión de Rusia: los paquetes de ayuda sustantivos para Ucrania son incomparablemente superiores a la ayuda anunciada por EEUU en el marco de la icónica Cumbre de las Américas para América Latina. Es casi ridículo el anuncio de ayuda de EEUU en comparación con lo que se ha destinado a Ucrania.-Hay una discusión muy instalada en la Argentina en medio de la crisis económica, que en parte es una crisis energética: la Argentina tiene un yacimiento como el de Vaca Muerta pero no tiene la infraestructura que pueda distribuir el gas y entonces tiene que importar gas, lo que produce un impacto dramático en las cuentas públicas. En ese marco, se dan las conversaciones con Alemania, que quedó muy dependiente de Rusia en temas de energía. A partir del tema de la energía y del gas, ¿podría ser que Europa y EEUU empiecen a mirar a esta región como un proveedor de energías que les permitiría una independencia de países como Rusia y ahí sí venir efectivamente una inversión más interesante al estilo Plan Marshall, como usted plantea, para potenciar un sector que, al menos en la Argentina, está muy trabado?-Correcto, debiera ser así. Además, insisto, tienes facilidades: hay compatibilidad de sistemas políticos en las dos América, cercanía geográfica y tradición de inversión. Podría ser una coyuntura de alta demanda de energía y de alimento. Podríamos darse ahí un consenso racional de las democracias avanzadas apoyando a las hermanas menos avanzadas de este lado del Atlántico.Democracia liberal vs regímenes iliberales. América Latina, ¿más cerca de EEUU o de Rusia?-Usted está planteando la ventaja de una especie de consenso ideológico en la región, con eje en la democracia, pero, por otro lado, en sus artículos propone el concepto de “cooperación autocrática” entre China y Rusia y países latinoamericanos como Venezuela o Cuba cuando, por los bloqueos y embargos, se convierten en las vías de comercialización o financieras para poder mover sus riquezas. ¿Cuán liberales o iliberales son las democracias de hoy en día en América Latina? ¿Cuán alineadas o cerca están de EEUU o, al contrario, cuán cerca están de esas otras democracias iliberales o autocracias con fuertes personalísimos y su capitalismo de Estado o capitalismo de amigos? Ese consenso en torno a ciertos valores que usted señala respecto de EEUU no parece tan claro en América Latina.-Lo que planteo es que todavía, en América Latina, los regímenes políticos son formalmente democráticos. En general, excepto el eje bolivariano y, en algunos casos, las repúblicas centroamericanas, los gobiernos son electos en elecciones más o menos justas y competitivas, hay sociedad civil actuante, hay prensa crítica. Esa realidad de las Américas, junto con Europa, nos hace la región democrática. Ahora, efectivamente, incluso dentro de esas democracias, se han suscitado procesos vinculados con lo que Guillermo O´Donnell llamaba “la muerte lenta la democracia”, fenómenos de democracia delegativa o populista, que pone a algunos países en una zona híbrida entre la democracia plena y el autoritarismo. A eso se le suman elementos ideológicos como la confusión del antiimperialismo como un antiamericanismo, esa crítica que se ve en América Latina, con muchas razones históricas, a lo que ha significado la política EEUU en la región pero que no recuerda, por ejemplo, el apoyo de EEUU al proceso democratización de los años ‘80. Esa crítica tampoco tiene en cuenta que China y Rusia son otros imperios, imperios sin república a diferencia de EEUU que es una república imperial. Entonces, hay también algún elemento ideológico que juega en contra del alineamiento democrático. América Latina critica elementos de la política de legado imperial de EEUU hacia América Latina pero no se revisa a sí misma. Los problemas de integración regional son un resultado negativo de nuestras políticas y nuestros gobiernos y nuestra incapacidad de ponernos de acuerdo. El Mercosur, por ejemplo, y toda la polémica del acuerdo uruguayo con China, a pesar de que el Mercosur es uno de los casos más avanzados de integración regional. Hay una fobia que se dice antiimperialista pero es antiamericana y anti norteamericana y anti estadounidense que impide la integración de las Américas. Están estos devaneos, por ejemplo, la postura de (Alberto) Fernández cuando llega a Moscú, ese discurso tan criticado días previos a la invasión, casi de amistad.-El ofrecimiento de abrir las puertas de América Latina a Rusia, que ya estaban abiertas desde hace décadas, además.-Claro, como el portero de América Latina. En América Latina tenemos propensión a crear Constituciones, a cortar cintas, a dar discursos que luego nos enredan y nos complican. Insisto, si hay algún tipo de consenso normativo en América Latina en base a una historia de 200 años, es un consenso constitucional, republicano, democrático, aunque con problemas. Eso, en el plano normativo, debería ser nuestro referente a nivel global con Europa, EEUU y otros países del mundo. Y en el plano pragmático, sí, habría que tener negocios y relaciones con todos los que sean compradores de nuestros commodities. Pero parece que a veces se confunden los planos.“EE.UU. ha rectificado un déficit de atención sostenido de más de 15 años hacia América Latina pero no la acompaña con propuestas serias de inversión, de financiamiento, de relacionamiento comercial y de crédito”De Petro a Boric, pasando por Lula. ¿Hay un giro a la izquierda en América Latina que beneficia a Rusia y China?-El triunfo de Gustavo Petro en Colombia, el de Gabriel Boric en Chile y una Constitución que podría hacer girar la matriz política de ese país más hacia la izquierda, o la posibilidad de que Lula gane las elecciones en Brasil, ¿le parece que ese panorama es percibido por Rusia y por China como un giro a la izquierda de América Latina que beneficia a sus intereses y su presencia o es una lectura errónea?-No es errónea a partir de la experiencia histórica. En general, el mainstream de la izquierda latinoamericana de los últimos años tanto en su variante claramente bolivariana o leninista castrista como la izquierda populista, que es otra genealogía, ha tenido una relación complicada con la democracia liberal y con Europa y EEUU. Entonces, sí, es plausible ver que el ascenso de esas figuras en estos países mejore, en algunos casos, la posición de Rusia y China. Pero esto no puede ser visto en bloque porque, por ejemplo, Boric ha sido muy claro en su alineación con la visión de las democracia respecto a la guerra en Ucrania. Incluso criticó a China. Boric es quizás el único caso realmente de esto que se ha llamado “el nuevo giro a la izquierda”, una izquierda nueva en términos paradigmáticos. No lo veo en (Andrés Manuel) López Obrador (NdelE: presidente de México). Petro proviene de una izquierda vieja de nexos con el castrismo bolivarianismo. Hay que ver si se reinventa. Lula, ya sabemos lo que es, se recarga.-Lleva como vicepresidente a un moderado. Eso podría hacer pensar que va a llegar con un pragmatismo económico que no estará atravesado por estas divisiones de derecha e izquierda.-Lula fue siempre fue pragmático en lo económico. Y Bolsonaro, que es de derecha anti bolivariana, ha tenido una relación excelente con Rusia. Más que derecha o izquierda, lo que debiera preocuparnos es el eje iliberal o las posturas iliberales, el promover formas de orden político y social iliberales. Eso puede provenir de la derecha como en el caso de Bolsonaro o de la izquierda como en los casos de (Daniel) Ortega, (Nicolás) Maduro o (Miguel) Díaz Canel. Eso es lo que debería preocuparnos en la academia y en la sociedad civil democrática.El kichnerismo y la insistencia en la “soberanía” de todo tipo. ¿Qué consecuencis tiene el “soberanismo”?-Hay un concepto que se usa mucho en la retórica kirchnerista en la Argentina, que insiste con la soberanía nacional, la soberanía energética, cualquier tipo de soberanía que implique auto sustentarse en términos comerciales, económicos, ideológicos y geopolíticos. Y hay otro concepto usado más en México, el de no injerencia. Usted ve esos conceptos como problemáticos. ¿Podría desarrollarlo?-Hay una visión soberanista que cree que el Estado es exclusivamente el garante de la integridad nacional y el representante de los intereses de la nación y la soberanía popular expresada las instituciones y los procesos democráticos está subordinada. Es una visión estatista que viene del siglo XIX latinoamericano y que después se realiza, en el siglo XX, con los populismos. Es una visión limitada. Las sociedades existen y los Estados nación tiene un peso pero los ciudadanos tienen derechos y, además, están crecientemente transnacionalizados.-¿Cómo juega ese soberanismo en este mapa geopolítico con la presencia de Rusia y China en América Latina?-Se relaciona con esa idea de que hay que contraponerse a EEUU y de que los presidentes encarnan los intereses de la nación, sobre todo en el caso de los presidentes carismáticos como pueden ser Bolsonaro o Maduro. Y respecto de la visión de la no injerencia, es una una visión muy tramposa históricamente hablando. Me refiero a la doctrina Estrada en México. El gobierno de México ha denunciado las críticas al eje bolivariano como injerencia pero se alineó claramente con el gobierno de Evo Morales después de la crisis constitucional derivada del intento del MAS y de Morales de reimponer de nuevo otro mandato presidencial. En ese caso, el apoyo de México fue total, de manera que siempre ha habido un uso discrecional de la doctrina Estrada y su idea de no injerencia. Los Estados son garantes de la soberanía nacional y del desarrollo nacional pero no son los únicos sujetos activos a nivel internacional en este mundo. Existen los ciudadanos y la sociedad civil e incluso existen redes transnacionales de social civil con responsabilidades de proteger a poblaciones que han sido vulneradas por el autoritarismo. Tanto la idea de soberanía estatal como la idea de no injerencia tiene que atender a eso. Si la soberanía estatal y la no injerencia se traducen en avalar el accionar de regímenes autoritarios dentro de América Latina o de potencias extra continentales, pueden ser tan negativas como las intervenciones que a inicios del siglo se dieron con las grandes y viejas potencias.Luciana VázquezSeguí leyendoPortavoz y vicepresidente dedicadas al fact-checkingUn mar de plástico que pide acciones urgentesTemasLa RepreguntaConforme a los criterios deConocé The Trust ProjectOtras noticias de La RepreguntaLa Repregunta. Emilia Ahvenjärvi: “En Finlandia, hay exámenes para entrar a la secundaria superior y a la universidad”La Repregunta. Andrea Goldin: “Aprender de memoria permite ejercitar habilidades para tener éxito en la vida”La Repregunta. Paola Bergallo: “Hay estados de EE.UU. que reconocen el derecho al aborto más allá de la semana 14″
“La jefa”, desesperada y en campaña
Desesperada y en campaña. Así está hoy Cristina, esa madre devoradora que acaba de deglutirse compulsivamente a un ministro clave sin un plan B para reemplazarlo. Batakis es, apenas, una pieza de emergencia que “la jefa” no vetó. O no vetó aún.Asumió con gusto a poco y todos lo saben, incluso Batakis. En una reunión reservada con banqueros, junto a Miguel Pesce –su promotor–, la sucesora de Guzmán admitió su debilidad: “Cuento con pocas herramientas”, confesó. Un consultor de candidatos presidenciales lo resumió así: “Guzmán se robó el tiempo del Gobierno”. ¿Elecciones anticipadas? En el corazón de La Cámpora no lo descartan. En el círculo rojo, tampoco. Significativa coincidencia.Cristina está desesperada y no solo por su situación jurídica. La inflación perfora día a día su piso electoral. Para peor, su reino ha sido amenazado por los movimientos sociales, que ahora decidieron disputar políticamente el corazón del pobrismo, como diría Pichetto. Patricia Cubría, la pareja de Emilio Pérsico, el patriarca del Movimiento Evita, está construyendo políticamente en La Matanza en abierto desafío al peronismo clásico de Espinoza. Cristina pretende unir al PJ bajo su ala y refugiarse en el castigado conurbano. Pero ahora los gerentes de la pobreza ya no quieren ser gerentes, sino accionistas. Mariel Fernández, la intendenta de Moreno, del Evita, es un ejemplo. La disputa, entonces, no es por la caja de los planes sociales. O no solamente. La disputa es por el poder y los votos.“Los votos de Cristina son sus fueros”, completa el politólogo Pablo Touzon, abonando la teoría de que Cristina se está postulando para ser ella misma la candidata en 2023, sin “moderados” que hablen en su nombre. Una foto que hizo circular La Cámpora, en la que ella aparece de espaldas mirando a un fulgurante sol que cubre el número 2023, tradujo la idea de que Cristina está dispuesta a asumir el poder. ¿Lo está?Podrían buscarse pistas en sus últimas apariciones públicas, de alto impacto: dos en junio y otras dos en julio. Tecnópolis, Avellaneda, Ensenada, El Calafate. Revoleando ministros, lapiceras y atronadores silencios, como el que le aplicó a Batakis. Las fotos con el embajador de Estados Unidos, la charla con Melconian, la reunión con la generala norteamericana Laura Richardson y los vaticinios empalagosos de sus periodistas más cercanos. Pero, si Cristina no pudo presentarse en 2019, ¿podría hacerlo en 2023, con un Frente de Todos deshilachado y una economía agónica?¿Está en condiciones de hacer lo que Menem hizo en 2003 y protagonizar una estruendosa derrota frente a sus fieles? “Aun así es quien mejor fideliza el voto propio; además, la fórmula de la transitividad de su voto se agotó con Alberto. Su núcleo duro siente que ahora la que tiene que jugar es ella”, anticipa el consultor de Escenarios, Federico Zapata. El “sacrificio” de ir a una presidencial a perder mal se compensaría con la idea de que “la jefa” quedaría como la principal líder de la oposición del futuro gobierno.¿Se animaría la política a meter presa a la principal dirigente de la oposición? En este esquema sus votos, efectivamente, también pasarían a ser sus fueros.Pero otro movimiento despertó alertas entre los empresarios. El lunes siguiente a la renuncia de Guzmán, Wado de Pedro, el gran interlocutor de Cristina frente al establishment, fue recibido con honores en el último encuentro del Consejo Interamericano del Comercio y la Producción (Cicyp). Ante la primera línea del empresariado, Wado habló de consensos, encendió sahumerios de paz y amor para Larreta y fue elogiado como “nuevo exponente de la política” por Daniel Funes de Rioja, el presidente saliente del consejo, “No nos asusta”, dejó en claro el titular de la UIA. Se sabe: el capital carece de ideología.Wado, único dirigente de La Cámpora que apoyó el acuerdo con el FMI, no es una cara nueva para ellos. Estuvo hace unos meses en el foro del Llao Llao y todos saben que realmente tiene el aval de “la jefa”. El último martes apareció en una foto, nada inocente, junto a Batakis.¿Es Wado el nuevo candidato “moderado” de Cristina para 2023? Desde hace rato, La Cámpora viene trabajando en su candidatura. ¿O es, apenas, un globo de ensayo para evitar que el sistema político empiece a trabajar, anticipadamente, en contra de la candidatura de la verdadera candidata? “Me gustó mucho cómo habló Wado en el Cicyp”, deslizó ella, desde El Calafate. Señales.En cualquier esquema hay una certeza: después de las vacaciones de invierno, los argentinos escucharemos una suerte de “yo acuso” del fiscal Diego Luciani, en el que Cristina quedará expuesta como la jefa de una asociación ilícita en la causa por corrupción en la obra pública. Está desesperada, sí, pero también está en campaña.Laura Di MarcoTemasNota de OpinionConforme a los criterios deConocé The Trust ProjectOtras noticias de Nota de OpinionAnálisis. La inquietante tregua de Cristina Kirchner con los mercadosEn primera persona. Guzmán-Batakis: la academia y la experienciaLa historia detrás de la foto. Y la nave irá
Crisis: Hundidos y agujereados
Pasaron más de 30 años, Pero la actualidad argentina me traslada hasta ahí. Siento el cosquilleo en las pantorrillas, los pies pesados, la respiración agitada, el pulso golpeando las sienes. El aire frío en la cara y el oxígeno escaso en los pulmones. El Altiplano boliviano atraviesa más que el cuerpo. La icónica imagen del Cerro Rico de Potosí y la de la monumental Casa de la Moneda no pierden vigencia. Se resignifican. La inmersión en esa montaña de donde salió gran parte del metal que hizo obscenamente rica y dispendiosa a España es una experiencia conmovedora. Aleccionadora. De tanto agujerearla, la mina de plata más fecunda de la historia es un gigantesco queso gruyere de piedra, en riesgo de colapso. La casa de la Moneda, donde se fundió la plata y se acuñaron las monedas que inundaron los tesoros de los Austrias, un museo que resalta lo que fue y ya no es. Hasta no hace demasiado, en la sala de la noria que hacía funcionar las laminadoras podía observarse un surco profundo en la roca, carcomida por los cascos de las mulas que por años dieron vueltas. Un hilo de plata que se fue me devuelve a la Argentina de hoy. Riesgo de colapso. El suelo hundido de andar siempre en círculos. Dilapidando, Todo un poco más frágil. Siempre un poco más abajo. AnalogíasClaudio JacquelinTemasNota de OpinionConforme a los criterios deConocé The Trust ProjectOtras noticias de Nota de OpinionEl país que no abraza el PresidenteA 78 años del Día D: proeza técnica y grandeza políticaManuscrito. Normalidad y normalización
Solemos pensar que lo que nos ocurre es autónomo. Y pocas veces, que somos parte de tendencias superiores y profundas.Pues hoy asistimos a una crisis en el sistema político. Y lo propio ocurre en muchos lugares del mundo. La relación de representación entre autoridad y gobernados se deterioró en numerosas sociedades.Es cierto que en la Argentina tenemos razones autónomas. Entre ellas están nuestro gusto por el Estado exacerbado (que empobrece), una división cultural (empatada) entre quienes prefieren instituciones y quienes reclaman la mera regencia del poder, altos grados de desconfianza interpersonal que alientan el exceso de la autoridad, una tolerancia con la irregularidad generalizada (y no solo de la política) y la ilusión cortoplacista de un país rico en el que solo es necesario distribuir mejor el ingreso (falacia que termina en frustración).Pero la crisis entre la sociedad y los políticos es supranacional.Y una razón para ello es la transformación tecnológica que ha irrumpido en la relación entre representante y representado. En un ámbito de nueva “cercanía” digital global, la revolución de las comunicaciones descentralizadas nos aproximó (según el caso) a ciudadanos de países más prósperos o más competitivos. Ante lo cual en algunos lugares se padece amenaza (desde abajo) y en otros se demanda equiparación (hacia arriba).Estamos más vinculados con los nuevos vecinos que con nuestra propia localidad.Esa transformación, además, no lo es solo en tecnologías duras sino, y especialmente, en las blandas. Ha horizontalizado las organizaciones poniendo en crisis a todos los colectivos (los modelos tradicionales de familia, escuela, iglesias, sindicatos y hasta de los Estados nacionales). El poder, por ende, está trastornado como nunca. Aunque hay una organización que ha sabido responder rápido y es más eficaz en adaptarse: la empresa. Lo cual agrega un eslabón a la crisis del poder.Esta novedad alienta una desconfianza hacia la autoridad estatal tradicional (que responde a un viejo modelo de preeminencia de la jefatura). Que quiere y ya no puede como antes.En paralelo, esta apertura está descubriendo lo que antes se podía desconocer: los líderes (aun los mejores) tienen defectos, no son providenciales y cometen errores. Como recomendó el Premio Nobel James Buchanan, vamos abandonando la inocencia de creer que los gobernantes se guían exclusivamente por un supuesto interés general (y no por el suyo propio).El mundo es otro. El poder político, ahora, no puede contener la proliferación de los virus, los flujos globales de información y conocimiento (y sus impactos sociales), los movimientos de capitales, las volatilidades, las migraciones y telemigraciones, el comercio y las inversiones internacionales. Ni la creación de nuevas comunidades (muchas virtuales). Por ende, queda muchas veces desairado ante nuevas relaciones sociales, laborales, económicas, culturales o científicas que conciben espacios públicos no estatales en los que encuentran instrumentos modernos para hacerlas vigentes (fenómenos como blockchain están siendo aliados crecientes en este proceso).Opina John Dickerson en su libro El trabajo más difícil del mundo que la tarea del presidente de EEUU está ya destinada al fracaso y a promover desilusión porque cuando el cargo se creó la cantidad de tareas y expectativas era manejable pero hoy ya no hay manera de ser eficaz en tal complejidad.Las “viejas” autoridades políticas, por ende, no cuentan con el herramental adecuado ante nuevos contextos. Quedan descolocadas y se someten a quienes, sin embargo, las siguen mirando como lo que ya no son.Una revolución tecnológica está acercando lo que estaba lejos, modificando el saber útil, permitiendo llegar más profundo, descentralizando organizaciones y cambiando la escena. Marc Andersen lo ilustra anunciando el cambio civilizatorio del divorcio de la ubicación.Dice Yuval Harari que una de las diferencias que los seres humanos tenemos sobre otras especies es que podemos construir ficciones (aunque aclara que mientras la verdad es universal, las ficciones son locales). Pues el poder tiene mucho de ficción y la nueva evolución científica perfora ilusiones. Finalmente, el rey está desnudo.Se atribute a Chejov la idea de que todos siempre estamos actuando; pero que mientras en el teatro el actor y el espectador saben que el actor solo interpreta un papel; ya en la religión el actor y el espectador creen ambos que el actor es en verdad quien dice ser; y en la locura el actor cree ser lo que representa pero los demás saben que no es así; y que se da en la política el caso de que es el actor quien íntimamente sabe que no es plenamente quien el espectador cree.Es probable que éste sea un proceso inexorable en el que lo político deberá adaptarse. Redibujarse. Y que deberá remitirse a una renovada misión: crear un relevante sistema de referencia para que, luego, los más empoderados particulares (que han desarrollado ahora instrumentos potentes, internacionales, eficaces y útiles) se encarguen de más crecientes porciones de la vida (lo que, hace décadas, ya reclamaba Julián Marías con sólidos argumentos éticos).Fue Huntngton quien advirtió que la discusión política entre países deberá ubicarse ahora no tanto en la forma de gobierno sino en el grado de gobierno.Ahora bien: esto poco tiene que ver con aquella vieja disputa entre egoísmo privado contra interés social estatal: los modelos de cooperación generados a través de la construcción de asociaciones entre empresas, trabajadores, prestadores de tecnología y constructores de saber operativo, a través de plataformas innovativas, nos pone ante lo que Ron Adner llama “ecosistemas”, en los que la interacción con el interés colectivo (no estatal) es espontánea y más eficaz que en la búsqueda coercitiva de lo público.Dada la modificación de las circunstancias, pues, es posible que estemos asistiendo a un cambio en el que la recuperación del bienestar dependerá de que se organicen mejor las fuerzas. Y que debamos, dadas las posibilidades derivadas de la evolución tecnológica –como sugiere Garry Galles–, tender a nuevos modelos para que la política garantice la arquitectura-marco (que también se complejiza) pero que aligere el accionar del avasallante poder de lo “micro”. Es en lo “micro” donde se está dando la revolución. Enseña Loenard Read (en Deeper than you think) que los individuos y sus asociaciones, que actúan en ese nivel “micro”, tienden a ocuparse mejor de los nuevos problemas de su escala –cada vez más complejos– porque la “oleada de macroadictos” (así los llama) no ha llegado a sofisticarse lo suficiente. Sostienen numerosos científicos que muchos más avances ya están disponibles y no ocurren por límites regulativos y no por disponibilidad tecnológicaQuizá está ahí parte del sentido de una revolución oculta. E inevitablemente nos dirijamos a un reemplazo, pero no de personas sino de modelos.Podría tratarse de un peldaño en un camino en el que (una vez más) lo que no es político termina modificando lo que sí lo es.Analista económico internacionalMarcelo ElizondoTemasNota de OpinionNewsletter columnistasConforme a los criterios deConocé The Trust ProjectOtras noticias de Nota de OpinionAutocracias que violan los DDHHAnálisis. Reformas que todos piden y nadie quiere pagarOpinión. Los dos derechos básicos que garantiza la boleta única papel
La tormenta perfecta
E l empleado del Star Ferry salta a la embarcación con la familiaridad del que se siente en casa. Pero es probable que ahora mismo –o un poco antes, o algo después– le sobrevuele la pregunta: ¿hasta cuándo? Porque la empresa, uno de los símbolos de Hong Kong, enfrenta una debacle difícil de aceptar cuando se tiene siglo y medio de existencia. Pasaron terremotos políticos, hubo vendavales históricos y de los otros, y las embarcarcaciones del Star Ferry siguieron surcando las aguas y conectando la isla de Hong Kong con la península de Kowloon. Hasta que en 2019 comenzó la que podría llegar a ser, en lo que a la compañía respecta, la tormenta perfecta. A las manifestaciones de aquel año siguieron los duros confinamientos por el Covid: ningún turismo, apenas movimiento y los barquitos de leyenda al borde de una crisis que nadie quiere suponer finalDiana Fernández IrustaTemasNota de OpinionLa historia detrás de la fotoConforme a los criterios deConocé The Trust ProjectOtras noticias de Nota de OpinionEl pulso del consumo. Clase media, bendición y complejidad: cómo entender a un sector social claveEl peligro de los gobiernos autoritariosAnálisis. Un país entre La ciénaga y Titanes en el Ring
Con diferentes matices, los últimos días demostraron que a los distintos sectores de la coalición que gobierna la Argentina solo los une la desesperación. Hace meses que Alberto Fernández y Cristina Kirchner han dejado de trabajar en equipo, y la incertidumbre política que despierta su conflicto personal se ve acrecentada por un simple hecho: el Presidente nunca fue un líder y la vicepresidenta está experimentando, día tras día, el ocaso de su liderazgo.La desesperación de Alberto Fernández por retornar al centro de la escena y evitar convertirse en un prematuro pato rengo explica que, en sus mensajes públicos, se anime a coquetear con la posibilidad de su reelección o, como días atrás en José C. Paz, a desacreditar a quien “quiere hacernos creer que en 2023 estamos perdidos”, en indirecta referencia a la propia vicepresidenta.Solo la desesperación del gobierno nacional para conseguir donde sea y como sea recursos que permitan continuar financiando prácticas populistas puede explicar el tan desatinado como insólito proyecto oficial para gravar la “renta inesperada”. Una iniciativa que, además de atentar contra la seguridad jurídica y constituir una doble imposición tributaria, desalentaría el emprendedorismo, la generación de riqueza por vías legítimas y la creación de fuentes de trabajo. La improvisación en materia económica no solo quedó expuesta en esa iniciativa; también, en una inquietante frase presidencial: “Iremos viendo cómo atacamos la génesis de la inflación”.Solo la exasperación por su situación judicial, más allá de su conocida obsesión por controlar a jueces y fiscales, permite interpretar la inédita y controvertida maniobra de Cristina Kirchner de forzar la división del bloque oficialista de senadores con el fin de birlarle una silla en el Consejo de la Magistratura a la oposición.El primer mandatario solo tuvo conocimiento de la maniobra urdida por Cristina Kirchner a través de las redes sociales. Aunque el jefe de Gabinete, Juan Manzur, respaldó la decisión de los senadores, allegados a Alberto Fernández aseguran que la jugada de la vicepresidenta no le agradó: señalan que la calificó como “innecesaria” y sostuvo que lo que debieron hacer tanto Cristina como Sergio Massa, en su carácter de titulares de ambas cámaras legislativas, era pedir a la Corte Suprema una prórroga del plazo fijado para sancionar la nueva ley que determine cómo debe componerse el órgano que interviene en el proceso de selección y remoción de magistrados. Pero la vicepresidenta, con su particular estilo, se anticipó a todos.Hasta la portavoz presidencial, Gabriela Cerruti, desacreditó la jugada de Cristina Kirchner cuando, pretendiendo justificarla, dijo que los dirigentes de Juntos por el Cambio “nos tienen habituados a este tipo de trampas de la democracia”.Sin embargo, el jefe del Estado optó por el silencio, escudándose en que el Poder Legislativo es un poder independiente del Ejecutivo. Lejos en el tiempo quedaron sus críticas a Cristina Kirchner, formuladas allá por 2012, cuando acusaba a la entonces presidenta de la Nación de estar “renegando” del funcionamiento que ella misma le impuso al Consejo de la Magistratura y de “decirles desembozadamente, por cadena nacional, a los argentinos que ella tiene un interés concreto en el resultado de una causa judicial” y de plantear “que quiere que se designe en un juzgado, donde está la causa por la que ella tiene interés, a un juez que le garantice el resultado que ella quiere”. También quedó como un recuerdo la oposición que Fernández manifestó a un aumento del número de miembros de la Corte Suprema de Justicia de cinco a nueve, como el que ahora busca imponer el cristinismo. “La Corte debe tener cinco miembros, lo otro es fantasía”, afirmaba el actual presidente de la Nación en 2016, al tiempo que cuestionaba la idea zaffaroniana de incrementar aquel número para dividir al máximo tribunal en salas.Si la Corte respondiera hoy al Gobierno, nadie estaría pensando en semejante reforma. También parece claro que instalar de nuevo una reforma judicial ayuda a desviar la atención de los principales problemas de la agenda ciudadana, que pasan por las penurias económicas de los argentinos y por una inflación que, en marzo, alcanzó un récord en los últimos veinte años y que, de acuerdo con las estadísticas de los primeros días de abril que se manejan en el Indec, continuaría siendo elevadísima en el presente mes.Los días posteriores a la Semana Santa pasaron sin los cambios de gabinete que algunos imaginaron. Pero la casa dista de estar en ordenAl margen de la toxicidad que guía hoy la relación entre el Presidente y la vicepresidenta de la Nación, y de la admisión en la Casa Rosada de que Cristina Kirchner está hoy “más preocupada por salvar su legado que por salvar al Gobierno”, Alberto Fernández no parece dispuesto a echar de su gabinete a nadie que reporte al cristinismo, pese a las presiones que ha recibido de parte del propio equipo ministerial que reniega de la influencia de la expresidenta.Aunque no faltan quienes, cerca de él, aseguran que no tolerará más desplantes públicos de ningún funcionario, el Presidente no quiere aparecer como el responsable de la fractura de la coalición oficialista.Tampoco Cristina Kirchner parece decidida a hacerlo. Por un lado, porque ni ella ni los dirigentes de La Cámpora están dispuestos a abandonar las suculentas cajas del Estado que administran, como la Anses, el PAMI y las principales empresas con participación estatal. Por otro, porque recuerdan que cuando Carlos “Chacho” Álvarez renunció en el año 2000 a la vicepresidencia de la Nación y dejó el gobierno de Fernando de la Rúa, experimentó una caída en la consideración de la opinión pública de la que no se recuperó.Las diferencias dentro del elenco ministerial siguen a flor de piel. Continúan siendo indisimulables las peleas del ministro Martín Guzmán con el secretario de Comercio, Roberto Feletti, y con el subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo, quien recientemente volvió a cuestionar con duros argumentos el aumento tarifario, en cuya necesidad insiste el titular del Palacio de Hacienda. La confesión de Guzmán de que no le ha pedido al FMI una revisión de las metas fiscales irritó una vez más a sectores del cristinismo, donde cada alusión de Alberto Fernández y su séquito a su eventual reelección presidencial provoca nuevas indigestiones.Los días posteriores a la Semana Santa pasaron sin los cambios de gabinete que algunos imaginaron. Pero la casa dista de estar en orden.A pesar de la tensión que signa su relación con Cristina, el Presidente no dejó de prodigarle algunos guiños, como si estuviese convencido de que el inestable equilibrio que caracteriza a la coalición gobernante es preferible al riesgo de gobernar en soledad.Por empezar, la representación de la Argentina en la Organización de Estados Americanos (OEA) se abstuvo de votar la suspensión de Rusia como país observador en ese organismo hasta que retire sus tropas de Ucrania, apoyada por la mayoría de los países del continente.Por si esto fuera poco, el primer mandatario afirmó que los problemas en Venezuela se estaban “disipando” y que era momento de ayudar a ese país (léase, al régimen chavista). Se trató de una declaración, dirigida a justificar el retorno de un embajador argentino a Caracas, tan inoportuna que se produjo en el preciso momento en que la dictadura de Nicolás Maduro ordenaba la detención de Olga Mata y su hijo, Florencio Gil Mata, por haber subido a TikTok un video humorístico con referencias críticas a figuras del gobierno venezolano. Se los acusó del insólito delito de “promoción al odio”, que contempla penas de hasta veinte años de cárcel. Los venezolanos no solo no son libres para elegir su propio destino. Ahora, ni siquiera pueden hacer chistes en las redes sociales. Pero el presidente argentino prefiere ignorarlo.Fernando LabordaTemasNota de OpinionNewsletter columnistasAlberto FernándezCristina KirchnerMartín GuzmánRoberto FelettiJuan ManzurGabriela CerrutiJuntos por el cambioIndecLa CámporaAnsesPAMIOEARusiaGuerra en UcraniaFMIVenezuelaNicolás MaduroConforme a los criterios deConocé The Trust ProjectOtras noticias de OpiniónEl plan 2023. Cristina construye el Frente para la DerrotaAnálisis. La política que rompió el país en mil pedazosInvolucrarse, sainete y moraleja
La distancia entre el 1 y el 2
No comienza el Libro Sagrado con la letra “1″ porque ese es el número previo al UniversoLa Cábala judía descubrió detrás de cada número un mensaje. Una historia. Para los místicos, la distancia entre el “1″ y el “2″ es el infinito. No existen números que estén separados por una diferencia mayor. El 1 representa lo único. Al ser único no tiene comparación con ninguna otra cosa, por lo que es indescriptible. Lo Indivisible, lo total. Encarna la soledad más absoluta. Nada se le asemeja ni puede asociarse a nada. Es por eso que sólo Dios es Uno. Ese era el estado de la Creación previa a la Creación. La unicidad del todo. Antes de todo, todo era Uno. Todo una sola Luz. Todo era El Uno.A partir del estallido originario, las partículas de esa Luz primigenia se esparcieron por el cosmos dando vida al mundo que conocemos. Un mundo que es todo “2″. Es por ese motivo que la Torá, la Biblia, comienza con la letra hebrea “Bet”: “Bereshit Barah – En el comienzo del crear”. La “Bet” es la letra número “2″. No comienza el Libro Sagrado con la letra “1″ porque ese es el número previo al Universo. La Creación inicia el tiempo del mundo dual en el que vivimos. El “2″ representa la semilla de lo plural, el origen de lo diverso. Noche y día, claro y oscuro. Pasado y presente, frío y calor. Escrito y oral, texto y con-texto. Agua y fuego, izquierdas y derechas. Bosque y desierto, dulce y salado. Cielo y Tierra, música y silencio.Y el Ser Humano es retrato de esa dualidad. Pensar y hacer, sentimiento y obra. Justicia y corrupción, compromiso e indiferencia. Tristeza y alegría, libertad y ley. Abrazo y distancia, amor y dolor. Objetivo y subjetivo, cuerpo y espíritu. Salud y enfermedad, la vida y la muerte.La celebración próxima del Pesaj nos enfrenta a una esfera esencial del ser dual que somos. El ser individual y el social. El íntimo y el compartido. El solitario y el comunitario.El 1 y el 2.Aquella noche, en el Egipto de los Faraones, cada familia había marcado las puertas de su casa con la sangre del sacrificio. Cada uno en la intimidad de su tienda, esperaba en silencio la señal. En la mesa las hierbas amargas recordaban los siglos de amargura y prisión. Los panes ácimos sabían a las privaciones, el hambre y el dolor. Las canciones de esa noche se cantarían por los siglos. De abuelos a nietos, una y otra, y otra vez. La misma mesa se volvería a servir una y otra, y otra vez. La fragancia a libertad se respiraba en el aire. Esa noche, sería diferente a todas las noches. Volverían a nacer.Hasta ese momento, cada tienda era sólo una entidad privada. Pero al salir por la puerta marcada hacia una Tierra Prometida, se transformarían en mucho más que una familia. Esa noche nacerían como una nación. Por primera vez aparece en el texto la palabra “pueblo”. Ya no estarían solos en la oscuridad de su prisión. De esas que encierra cualquier Egipto hasta el día de hoy. Ahora marcharían en un lazo compartido. De lo particular a lo común. De la soledad del ego, a un conjunto de almas. De lo 1 al 2.La salida de Egipto no ocurrió solo hace 3.300 años. Vuelve a presentarse como oportunidad en cada mesa. Pensar sólo en el metro cuadrado de nuestra existencia, reclamar apenas nuestras búsquedas, quejarnos sólo por los problemas propios o celebrar únicamente triunfos particulares, nos hace caer en la ceguera de creernos “1″. Es el instante crítico en que el ego nos hace creer que somos como Dios. La puerta que se abre en cada Pesaj nos empuja a descubrir que allí afuera hay un mundo esperando. Un mundo que es “2″, porque no estamos solos.Si logramos abrir esa puerta como sociedad, podremos entonces dejar atrás los egos que nos aprisionan. Abandonar la esclavitud y obediencia ciega a los faraones del momento. Escapar de las grietas que nos atrasan en el tiempo. Dejar de pensar en el beneficio propio, personal, partidario o coyuntural, para nacer hacia un nuevo pacto. Salir del conformismo silencioso detrás de nuestros límites, hacia el camino a compartir que nos aguarda del otro lado de la puerta. El que nos una al fin, con un proyecto en común. De lo 1 al 2.Amigos queridos. Amigos todos.El nombre que lleva el relato milenario, guarda un secreto: “La salida de Egipto”. Egipto era en aquel tiempo la máxima representación de la sociedad humana global. Por lo que, tal como lo indica su título, en la “salida de Egipto” el que debía salir era, Egipto. Pero sólo Israel, una pequeña parte de ese Egipto, salió aquella noche. El objetivo no se cumplió por completo. El propósito aún nos aguarda. La misión espiritual de la era vuelve a abrirnos la puerta. El proyecto para la humanidad, es que toda la humanidad pueda finalmente salir, hacia su propia Tierra Prometida.SEGUIR LEYENDO:Horacio Rodríguez Larreta: “No jodamos más con esa boludez de halcones y palomas, vamos a ganar la elección en 2023″Ucrania publicó un estremecedor archivo en línea para documentar los crímenes de guerra de Putin: “No podrá ocultar la verdad”
De Niro y el festín incomible
El actor Robert De Niro (EFE/EPA/NINA PROMMER/Archivo)
Ver para creer. O mejor, ver para comer. Las jornadas de cocina de alto vuelo en el hotel Mandarin Ritz de Madrid tuvo un invitado especial, el ya legendario y a la vez en plena vigencia y admirable talento Robert Di Niro, en compañía de su reciente pareja, Tiffany Chen.La idea de que algunos de los cocineros más encumbrados del mundo acudieran a la suite de los dos para que desfilaran los asombrosos platos que prepararon en su honor, fue una noticia muy especial. Tal vez no tanto por el arte y el placer en ofrenda a grandes maestros de las cacerolas, los fuegos, las salsas para sus laberínticas creaciones y su bonita amiga íntima, sino también porque lo cocinado y lo comido fue a la vez un espectáculo y la frontera de lo que es comida humana. La dimensión revelada de un arte y cierta alquimia hasta ahora no revelados. Tal vez mejor, podría suponerse por momentos.Una idea que en sí misma refiera a los mundos y sensaciones del cine. La vida toma del cine, y el cine abreva en la vida. Claro que para poner las cosas bien claras fue un acontecimiento que por unas cuantas razones merece la pena –y no fue cine- escudriñar un rato. Darse una vuelta por lo que comieron ese día los invitados de honor es poco menos que una vertiginosa carrera por los límites de la cocina. En algún momento, De Niro preguntó: “¿Esto es comida? Es para vivirlo una vez en la vida”. Lo dijo, quiere uno pensar, con aprecio por algo superior que le resultó deslumbrante y diferente, una revelación. Se lo vio feliz y divertido. Es posible que haya cumplido su papel al tiempo en que tuvo pasado un día irrepetible donde cocinar no dejó de ser algo de aire circense. Es que los pasos, dieciséis, pusieron algo que se renueva y se destruye, no sin elementos de psicodelia y disparate. Eso: un día irrepetible.Nada puede poner obstáculos a la imaginación en vuelo de palomas echadas a los cielos por las manos convocadas. De todos modos no se habla de la alegría -y la necesidad– de alimentarse, sino también, y sobre todo, de una era de fusiones, mezclas, inventos que pueden parecer febriles si alguien tiene ganas de faltarles el respeto un rato. Tampoco hay lugar para el rústico de frente estrecha empeñado en clamar, por ejemplo, a mí, que me den un chorizo, un bife, una ensalada y un flan con crema y dulce de leche y no me vengan con historias. No, tampoco: nadie tiene derecho a estropear ni a limitar al goce -experimental – de lo se llamó y se llamará menú impagable, tanto por la cuenta que sumaría si fuera algo más que un homenaje, como por lo urdido y lo tragado.Hacia la comida por los caminos del delirio.No se trató de alimentación, queda dicho, sino de hacer cada idea y de la firma de los autores cada vez más desconcertante y aplaudida. Ninguna se repetirá –se hicieron para la ocasión-, contradictorios incunables efímeros. Los maestros se jugaron a una sombra de locura inocente y por la demolición de cualquier forma tradicional capaz de posarse sobre una mesa. Un show por todo lo alto en el que, desde algún rincón, surge la sensación de que nos estaban tomando un poco el pelo.Todos los cocineros de ese día – entero- están decorados por estrellas Michelin, distinción que nació cuando la compañía puso a andar sus neumáticos a la caza de encontrar y formar una forma de turismo: el descubrimiento de nuevos restaurantes fantásticos donde fuera que se encontraban durante el camino. El sendero que nos llevó hacia el genial Arzac -la nueva cocina vasca, Dios sea loada, sin perder una joya tan admirable como la nacida en los caseríos de Euzkadi-, a Paul Bocuse con la embestida contra cremas y manteca, liquidar la clásica cocina de Francia (con reemplazo por platos muy grandes, raciones chicas, precios altos.), hasta la flecha que va hacia Ferrán Adriá y el lanzamiento de la cocina deconstructiva. El Dalí que renovó todo lo que se podía renovar, para que los manteles –después de esperar meses de reserva– ocuparan los gourmets de riesgo y sentido del humor dispuestos a zamparse un helado de morcilla procesado con nitrógeno o humo de langostinos fragante a rosas.Ahora viene, un momento.EL jamón ibérico es uno de los productos más apreciados de la gastronomía Para levantar telón, jamón ibérico de bellota y queso Olavidia -de cabra, premiado y ovacionado con su finita tira negra en el medio, resultado de huesos o carozos de aceitunas reducidas a cenizas-; salazones de atmósfera salina –aceptémoslo, aún cuando suena a redundancia retórica- con rodajas de tomate seco; condesa de espárragos blancos y trufa; milhojas caramelizada de anguila ahumada, foie gras, cebolleta y manzana verde; fresas con nata (o crema) y erizo; gambas de Dénia hervida en agua de mar; toda la gamba: gamba marinada en vinagre de arroz, jugo de la cabeza, patas crujientes y velouté de algas; angulas -alevines plateados de anguila- con guisantes, lágrima y chicharrón de soja; tacos de merluza con kokotxas, emulsión de café y escamas de pimentón; arroz variedad Senia entre cenizas de trufas negras del maestrazgo; postre láctico, dulce de leche, helado de leche de oveja, yogurt de oveja y nube (ha de suponerse que con leche de oveja, para no descarrilar).Los grandes champagne, todos. Vinos de arranque con queso y el ibérico hasta la malvasía junto a los majestuosos blancos dulces de podredumbre noble.Los grandes gorros coronados fueron Joan Roca, Martín Berasategui, Quique Dacosta, José Andrés y el argentino célebre Colagreco desde su restaurante Mirazur, en Menton, pero con varios locales aquí y en otros países de “Carne”: hamburguesas. No olvidar, por favor, su creación de remolacha con caviar, que estuvo presente. De su inventiva e inspiración estuvo el citado dulce de leche, con helado de leche de oveja, espuma de cuajada de oveja y yogur de oveja, todo muy firme y con su empeño tautológico. Se lo enfatiza y subraya por ser compatriota. A los comensales se les habrá hecho leche de oveja la boca.Así fue en la feria Madrid Fusión lo que les fue ofrecido a De Niro y Tiffany Chen.Quien, caprichoso y arrastrado por la curiosidad quiera lo mismo, tendría que ponerse con muchísimos euros y no les saldría igualito. Podría elegir lanzarse a lo que se hizo para De Niro o dirigirse al vomitorium que usaban los latinos para desalojar y volver a comer hasta desmayarse.El menú impagable puede ser también el festín incomible. Depende.Es un juego. Todo bicho que camina, ya se sabe, sobre todo si se agregan trufas, nubes, espumas, huevas, flores. Hubo gran festejo a cuatro horas y media en avión desde Madrid hasta Moscú o Kiev. No por poner comparaciones miserables, sino para convencerse de que en la bolita azul que tenemos por planeta hay sitio para quebrantos y para placeres histriónicos a la vez. Así somos. ¿Así nos va?SEGUIR LEYENDO:Los niños de la guerraViola que algo quedaUcrania: ella baila sola
Cristina se está yendo del Gobierno
Una vicepresidenta que elogia más a los que aporrean al Congreso que las iniciativas de su gobierno es una vicepresidenta amotinada, al borde del cisma definitivo. Es probable, con todo, que no rompa formalmente la coalición gobernante; si lo hiciera, ella (y su espacio político) se condenaría de antemano al fracaso electoral en las próximas elecciones presidenciales. Pero ella ya no está. Se fue. Al viejo desamor hacia Alberto Fernández le agregó ahora la decepción política frente a un presidente que considera inepto, incapaz de conducir con cierto grado de eficiencia la administración nacional. Su historial político está lleno de situaciones en las que obligó a defenderse a personas inofensivas. Ahora lo hizo con Alberto Fernández, el político menos predispuesto a romper con la vicepresidenta. Hasta que esta lo colocó en la opción de tomar distancia de ella o caer en default con el Fondo Monetario, crisis eventual que hubiera significado el final anticipado del mandato del actual presidente. De las consecuencias de un default solo se saben dos cosas: la sociedad debe sufrir aún más y el presidente en funciones debe terminar apresuradamente su gestión. “El Presidente es un hombre que siente ahora que rompió las cadenas de la esclavitud”, se ufana un amigo presidencial. Cristina prefirió la derrota y la huida antes que la unidad del peronismo, en el que nunca creyó porque ella solo profesa las revoluciones imaginarias. Concibió siempre al peronismo solo como una herramienta electoral en provecho propio.VIDRIOS ROTOS. UN GOBIERNO NUEVO, EN ANGUSTIANTE SOLEDADAlberto Fernández le debe ahora a Juntos por el Cambio (y, entre varios más, a su detestado Mauricio Macri) haber evitado el default. Sin la coalición opositora, que aportó el 55 por ciento de los votos favorables al acuerdo con el Fondo Monetario, el Gobierno estaría hoy muy cerca del default con el organismo multilateral. El rechazo en Diputados del proyecto que autorizaba el préstamo del Fondo hubiera significado el rechazo del Congreso sin necesidad de pasar por el Senado. Máximo Kirchner fue siempre solo un recurso de su madre para boicotear al Presidente; el hijo le sumó, además, su vocación por el vedetismo político. Su estentórea renuncia, su silencio posterior, su ausencia en el debate parlamentario y su teatral entrada al recinto de los diputados en el momento de la votación es más propio del show business que de un político serio.Máximo Kirchner fue siempre solo un recurso de su madre para boicotear al Presidente; el hijo le sumó, además, su vocación por el vedetismo políticoPero no solo el hijo es la prueba de la sublevación de la madre. También votaron en contra del crucial acuerdo los diputados Leopoldo Moreau y Rodolfo Tailhade, que son espadas fanáticas de la madre, no del hijo. Moreau y Tailhade consultan cada acto, cada palabra, cada gesto en el Instituto Patria, no en La Cámpora. El propio hijo estaba en el despacho de la madre antes de ir a votar, según contó la propia Cristina Kirchner en un también teatral relato de lo que sucedió con los execrables desmanes que, otra vez, destruyeron bienes públicos, incluido el despacho vicepresidencial. El espectáculo perdió actores notables cuando la familia Kirchner eligió hacer política en lugar de trabajar sobre las tablas o frente a las cámaras.Cristina mostró en ese relato sin querer o queriendo –quién lo sabe– de qué lado del mostrador está ella misma. Llegó al borde de la justificación de los desórdenes y se ocupó más de culpar de todos los infortunios al Fondo Monetario que de condenar la violencia y la destrucción. Una Kirchner en estado puro. Definitivamente, Cristina le está diciendo adiós al gobierno de Alberto Fernández, aunque lo condene a este a ser un presidente mendicante de la oposición para conseguir los votos necesarios en el Congreso. “Nosotros podemos ayudar ante la posibilidad de una crisis terminal, pero no seremos la permanente rueda de auxilio del Gobierno”, dice uno de los principales dirigentes de Juntos por el Cambio. Entre la probable reacción social por los ajustes, la distancia del cristinismo y el regreso de la oposición a su función en la vida, el pronóstico de los próximos dos años del gobierno de Alberto Fernández no es bueno. Lanzar en ese contexto su candidatura a la reelección presidencial fue un memorable acto de desubicación política.En el otro extremo, la figura de Sergio Massa se agrandó, porque fue él quien consiguió con la oposición la redacción exacta del proyecto (hubo 20 borradores antes de concluir en la versión final) y logró también flexibilizar la posición inicial de Alberto Fernández. Massa aceptó incluso ir personalmente al despacho de Mario Negri, presidente del bloque del radicalismo, para negociar allí con los dirigentes opositores. Juntos por el Cambio no tiene presidente de su interbloque, pero todos desfilaron por las oficinas de Negri. La dinámica de la política termina por elegir lo que los dirigentes no pueden encontrar. Massa debería preservar esa dimensión de hombre de Estado y no volver a sus viejas mañas de aprovechar las circunstancias más de lo que las circunstancias le permiten. También debería reflexionar sobre el papel que quiere jugar el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, más predispuesto siempre a sembrar la discordia en Juntos por el Cambio que en resaltar la unidad que mostró la coalición gobernante en el recinto de los diputados, el más destacado escenario de la política nacional. Morales está en permanente competencia con los candidatos presidenciales de Pro, Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich. Resulta que Morales es también presidente del radicalismo. No se puede ser todo en la vida: gobernador, presidente de un partido importante de la coalición opositora y candidato a presidente de la Nación. O es candidato a presidente o es presidente del radicalismo. O, en todo caso, suaviza su competencia con los otros candidatos presidenciales de la alianza opositora. Nunca se le escuchó a Morales, en cambio, una referencia mala a su amigo Sergio Massa, que es también su aliado en Jujuy. El vicegobernador de Morales es del partido de Massa.En el Senado, los resultados no serán muy distintos de los que ocurrieron en Diputados. Alberto Fernández les tendrá que agradecer a los senadores de Juntos por el Cambio la autorización definitiva para el préstamo del Fondo. Ya la mendocina Anabel Fernández Sagasti, una senadora fiel a Cristina Kirchner, aprovechó la reciente Fiesta de la Vendimia en su provincia natal para anunciarle a quien quiso oírla que la mitad del bloque peronista en el Senado decidió votar en contra del acuerdo con el Fondo. Fernández Sagasti estaba con Máximo Kirchner en el despacho de Cristina Kirchner en el momento en que la oficina de la vicepresidenta fue violentamente agredida. La casualidad de esas piedras infames anticipó el futuro y exhibió la conspiración.EL ALMA OSCURA DE UN HOMBRE MUY PELIGROSOMartín Guzmán comparte con Cristina el capricho y la derrota. El ministro se obstinó en que el Congreso aprobara el crédito, homologara su política económica y, encima, refrendara duras críticas a la gestión de Mauricio Macri. No dijo la verdad, además, cuando aseguró que el Fondo pedía la aprobación parlamentaria de la política económica. Consultados por la oposición, funcionarios del Fondo aclararon que la redacción de las leyes es facultad de cada país, en la que ellos no intervienen. La redacción final eliminó el acuerdo del Congreso a su política económica y las críticas a Macri. Solo quedó la autorización al Ejecutivo para tomar el crédito, que es lo que exige la ley. La oposición no podía –ni quería– aprobar un ajuste por los ingresos más que por los egresos. Aumentos de tarifas y de impuestos. Es lo que habrá. Un ajuste que le meterá de nuevo las manos en el bolsillo de los argentinos en lugar de limitar los descontrolados gastos del Estado. Es el ajuste que Guzmán diseñó para agradar a Cristina Kirchner, cuando él todavía no sabía que ella ya se estaba yendo.Joaquín Morales SoláTemasNewsletter columnistasNota de OpinionAlberto FernándezCristina KirchnerSergio MassaMauricio MacriMáximo KirchnerMario NegriGerardo MoralesFMILeopoldo MoreauRodolfo TailhadeMartín GuzmánJuntos por el cambioLa CámporaHoracio Rodríguez LarretaPatricia BullrichConforme a los criterios deConocé The Trust ProjectOtras noticias de OpiniónVidrios rotos. Un gobierno nuevo, en angustiante soledadLecciones no aprendidas, horrores evitables, ucranianosExpoagro. La fascinación de entender por qué el campo es el motor de la economía