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Juega la Selección: escribe Osvaldo Soriano

escucharescuchar“Nada más sucedió en el país. Solo la tele encendida y los corazones detenidos. No quedaba resto para otra cosa. No hubo choques, robos ni venganzas. Las muelas dejaron de doler, los amantes postergaron el amor y hasta se adelantaron los partos. También los moribundos tardaron en irse para conocer el resultado. Jugaba Argentina y Dios tuvo que esperar”. Es el escritor Osvaldo Soriano narrando la ilusión popular de la selección en el Mundial de Estados Unidos 1994.Lo escribió tras el debut con un triunfo por 4-0 a Grecia, con tres goles de Gabriel Batistuta y uno del renacido Diego Maradona. Más Claudio Caniggia, Fernando Redondo, el Burrito Ortega desde el banco. Todo se derrumbó tras el doping de efedrina de Diego (“me cortaron las piernas”). Cada Mundial renueva ilusiones. Qatar 2022 fue trofeo. Y el Monumental será este jueves ante Panamá pura celebración, pese a los precios VIP que excluyeron de la fiesta a quienes alimentan históricamente el fenómeno social que significa el fútbol en la Argentina.La ciudad de Buenos Aires fue el epicentro de los festejos por la conquista del Mundial Qatar 2022 del seleccionado argentino, sobre todo en un lugar emblemático como el ObeliscoRodrigo Abd – APLa descripción de país paralizado porque la selección debutaba en USA 94, publicada en Página 12, forma parte de “Soriano. Una historia”, hermosa y flamante biografía del colega Ángel Berlanga, un recorrido que, entre política e historia, tango, exilio y narraciones delirantes (reales o falsas), incluye el amor del “Gordo” Soriano por el fútbol y ayuda a comprender la locura de las cinco millones de personas que salieron a las calles para celebrar Qatar. No es el único. El Negro Fontanarrosa, Juan Sasturain, Eduardo Sacheri, Martín Kohan, Martín Caparrós y Juan Becerra, entre otros, escribieron y escriben sobre la pelota. Con los dos primeros (más el periodista Carlos Ferreira y un video desde España de Jorge Valdano), Soriano formó una mesa en la Feria del Libro de 1995.“Nos convocan el fútbol y la literatura, la literatura y el fútbol”, invitó a la charla el colega Juan José Panno. “¿Y me querés decir quién carajo va a hablar de literatura?”, lo cortó Fontanarrosa. Un año después (programa inolvidable de TyC Sports), el Negro y el Gordo hablaron casi dos horas de fútbol en un bar de Rosario. Su momento más grato como estudiante, dijo allí Soriano (que no terminó el secundario), fue “haber jugado en el equipo de la escuela”.Osvaldo Soriano fue uno de los grandes escritores argentinos del siglo XXEscritor más vendido en Argentina entre 1983 (cuando hace cuarenta años volvió al país desde el exilio) y 1997 (su muerte a los 54 años, por un cáncer de pulmón), traducido a casi veinte idiomas, Soriano también amaba el boxeo (imposible olvidar a Tony Rocha, nuestro “Rocky” en decadencia de “Cuarteles de Invierno”). O su crónica en la revista “Panorama” viendo la pelea Bonavena-Alí junto con el ex dictador Juan Carlos Onganía, recluido en plena sierra cordobesa en diciembre de 1970. Pero la prioridad es el fútbol, que Soriano jugó en su paso adolescente por Cipolletti.Cuentos inolvidables como “El penal más largo del mundo”, duelo eterno entre Constante Gauna, del campeón que no podía perder, y el Gato Díaz, arquero rival, incentivado con la promesa de un falso amor para detener el tiro decisivo (que debió ser ejecutado dos veces porque Herminio Silva, árbitro epiléptico y vendedor de rifas, sufrió un ataque en el primer disparo). O “El hijo de Butch Cassidy”, también árbitro, y que dirigió “a balazo limpio” un Mundial anárquico no reconocido por la FIFA, jugado en la Patagonia en 1942, en plena Segunda Guerra Mundial. O los cuentos de “Míster Peregrino Fernández”, ex San Lorenzo, autor de 170 goles en siete países, que jugó ante Stalin, Pío XII y Perón, una excusa para contar la historia del siglo 20, de Hitler a la caída del Muro.El cuento “El penal más largo del mundo”, de Osvaldo Soriano, fue repartido en la platea Norte baja de Vélez en 2019Y San Lorenzo, claro, al que empezó a querer “sin haberlo visto nunca, como esos pretendientes que sólo conocen una fotografía y juran amor eterno”. La primera visita al Gasómetro (“debo haberme sentido como el Emperador frente a las pirámides”). El descenso de 1981 en el exilio. El regreso a Primera (“no hubo manera de matar a San Lorenzo, como no existe poder para destruir a un pueblo”). El título de 1995 “encerrado en cuarenta metros cuadrados” en Francia, “tirándome de cabeza en el colchón” y soñando alquilar un Rolls Royce para “salir a incendiar la noche” parisina. ¡Abran cancha, llega un campeón!”. Y el Gasómetro demolido, la carta que le manda a Eduardo Galeano para contarle su presencia en el nuevo Carrefour emplazado, acompañado de José Sanfilippo. El ídolo le cuenta sus goles donde ahora hay góndolas, cajas, carritos y mayonesas (“acá se la clavé de sobre pique a Roma”, “atropellé, pero se me fue un poco hasta ahí, donde está el arroz”). “Ser de San Lorenzo”, escribió una vez Soriano, “es un interminable sobresalto, una carga que se arrastra en la vida con tanto desconcierto y orgullo como la de ser argentino”.Se enojó pero también lloró con el Mundial 78. Celebró a Diego en México 86 y, en su último Mundial, Estados Unidos 94, Soriano escribió que Maradona pudo ser el “Ave Fénix”, pero terminó “en final argentino”. (“Triste, solitario y final”, título de su novela repetido hasta el hartazgo). Sin embargo, Soriano avisa que no cuenten con él “para crucificar a Maradona”. Porque “Diego es el síntoma. La enfermedad”, escribe Soriano, “está aquí, de Villa Fiorito a Recoleta, entre el pobre Norte y el Sur desierto”.Ezequiel Fernández MooresSeguí leyendoReclamo. Gustavo Alfaro demandó a la Federación Ecuatoriana por una deuda millonaria, pero las cuentas no coincidenEl jueves en River. Scaloni palpita el regreso de la selección argentina: “En la calle la gente me llama ‘Scaloneta'””Uno zafó por cinco minutos”. El jefe de “La 12” fue muy duro con los jugadores de Boca y habló del futuro de Macri en el clubTemasLa columna de Ezequiel Fernández MooresOsvaldo SorianoSelección argentinaFútbol argentinoConforme a los criterios deConocé The Trust ProjectOtras noticias de La columna de Ezequiel Fernández Moores“Se succede”. Por qué en la ciudad de Maradona nadie menciona la palabra “campeón”Sospechas y manipulación. El VAR es el castigo que el fútbol argentino mereció”Ilógico y surrealista”. La Bombonera, el templo sagrado que lleva medio siglo de un debate sin soluciones

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