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Las Flores: el restaurante donde conviven cocineros y científicos y que tiene un jardín con 40 especies de plantas nativas

>LA NACION>Revista LugaresHace cuatro meses funciona en una propiedad icónica de Palermo y solo prepara platos sin gluten. 7 de octubre de 202200:30Cecilia BoullosaPARA LA NACIONComo muchas otras aperturas de restaurantes, la de Las Flores también se extendió más allá de la fecha original. Primero calcularon abrir en primavera de 2021. No llegaron. La nueva fecha apuntaba al verano. Pero el verano pasó de largo. Comienzos del otoño tampoco pudo ser. Y después de muchas idas y vueltas, ajustes de cartas y conceptos, armado de equipos y hasta la construcción de cero de una nueva cocina de pastelería, abrieron prácticamente entrando en el húmedo invierno porteño. No parecía el mejor escenario para un restaurante que tendría como uno de sus principales atractivos un jardín con más de 40 plantas y flores nativas rioplatenses y casi la misma cantidad de mesas afuera que adentro.Adelante del restaurante funciona un local como take away de pastelería y cafetería de especialidad.Julián Palma Torres“Al principio nos desalentó pero finalmente estuvo bueno porque nos sirvió para aceitar el restaurante y llegar a la primavera mucho mejor plantados”, dicen dos de los cuatro socios de Las Flores, Juan Frenkel y Gonzalo Alvarez Guerrero, dueños de una agencia de comunicación y debutantes en gastronomía. A casi cuatro meses de la apertura, están haciendo unos 400 cubiertos cada día del fin de semana al tiempo que el jardín empieza a expandirse en follajes y aromas.Algo de contexto: es sabido que durante casi 20 años en Gorriti 5870 funcionó el icónico Olsen (de Germán Martitegui), con una arquitectura y una cocina de inspiración nórdica. Pero quizás no tantos recuerdan que antes hubo un taller de motores de tren y que el lugar también tuvo una breve existencia como parrilla. En plena pandemia, en mayo de 2020, Frenkel y Alvarez Guerrero se enteraron de que la enorme propiedad estaba en alquiler. Cuando lograron ir a verla, la vegetación, desbordada, había avanzado sobre el terreno y los objetos en desuso. La postal los atrapó y hasta les regaló el nombre. Todo el concepto se fue desovillando de esa primera impresión.La estética floral presente en todas partes.Julián Palma Torres EL JARDÍN Y LAS MARIPOSASEntre las 40 especies hay una enredadera que abre unas flores grandes y blancas al caer el sol. También pasionarias que atraen a las mariposas.Julián Palma Torres Las mesas del patio son las más demandadas. Un dato: es pet-friendly.Los caminos serpentean de manera que siempre haya verde donde se pose la mirada y las mesas se adivinan detrás de las plantas. Entre las 40 especies seleccionadas hay una enredadera, la Dama de Noche, que abre unas flores grandes y blancas al caer el sol. También pasionarias que atraen a las mariposas Espejitos, con alas que destellan. O un arbusto, el Sen de Campo, que convoca a la Limoncito, un tipo de mariposa que vuela en pareja haciendo la danza nupcial. Todo eso puede suceder inadvertidamente (o no) en Las Flores mientras uno está concentrado tomando un té con torta de mandarinas (la Clementina, uno de los hits de la carta) o comiendo una tarta de pesca curada.Alfajores con flores comestibles, una de las creaciones de Chula Galvez.Julián Palma Torres “Un jardín de plantas nativas requiere mucha menos atención y cuidado que los jardines tradicionales. Salvo regarlo se intenta meter la menor mano posible -cuenta Fabio Marquez (@paisajeante), autor del libro Mariposas Porteñas y parte del gran equipo que terminó de darle forma a Las Flores-. Este es un jardín que va a evolucionar con el tiempo, no va a ser estático ni rutinario”.CIENCIA Y GASTRONOMÍAAdemás de toda su particularidad, el jardín es la transición (o intersección) entre el día y la noche, entre la confitería y el restaurante, entre los dominios de Chula Galvez y los de Santiago Perez, la joven pareja que está al frente de la propuesta gastronómica. Se conocieron trabajando en Miami y cuando apareció el proyecto de Las Flores dejaron en suspenso su idea de volver a instalarse afuera. Se quedaron y armaron un curioso tándem de cocina y ciencia con dos biólogos, Joaquín Ais y Pablo Moroni que habían conocido en la pandemia. Durante meses la casa de Chula y Santiago fue el laboratorio que usaron para probar recetas y técnicas. Hoy ese espacio, abierto a todos los que trabajan en el restaurante, se trasladó al primer piso de Las Flores, entre libros, calendarios con los productos de estación, frascos de especias y hierbas y papers.El patio salvaje y agreste de Las Flores, en versión nocturna.GentilezaLa carne ocupa un buen espacio en la carta del restaurante.Julián Palma Torres “Tanto Chula como Santi son muy valientes. Tenés que soportar que alguien te cuestione todos los días. Es heavy metal. Y ellos entendieron desde el primer momento que el camino era por ahí”, dice Ais. Otro objetivo de los científicos es “permear” cada vez más a la cocina para que prueben nuevas cosas. Por ejemplo, el alcaucil que está entrando en la carta de primavera lleva burrito y cedrón, ambas verbenáceas, una familia de plantas que vienen investigando hace unos diez años (de hecho acaban de publicar un artículo en una revista de botánica que lista las especies comestibles en América Latina).Los cocineros pasan al menos una hora a la semana en el laboratorio, casi un refugio anti “perro”, esa expresión que se usa en los restaurantes para describir el rush del servicio. “La idea del laboratorio es todo lo contrario: que dejen de hacer 75 milanesas y que paren un rato: a pensar, a pensarse, a hacerse preguntas”.EL PAN DE CADA DÍAEl menú es 100% sin gluten, incluyendo los panes: usan otras harinas y féculas para lograr panes fantásticos y crujientes.Julián Palma Torres Todo el menú es 100 por ciento sin gluten, una búsqueda previa de Chula que entusiasmó al resto del equipo. Hay platos vegetarianos y veganos, pero la carne ocupa un buen espacio en la carta. En su brevedad, la intención es que sea lo más inclusiva posible. Pero si hay un plato que sintetiza el trabajo acá es algo en apariencia tan prosaico como el pan. Surgió de pastelería, lo ejecuta cada día cocina, pero en su creación también intervino el laboratorio en esa búsqueda de trabajar con otras harinas y féculas para lograr un pan fantástico y crujiente (y casi adictivo) aún sin gluten. La receta que usan incluye papa, mandioca y sorgo.La cava incluye 140 etiquetas y las botellas están a la vista de los comensales.Julián Palma Torres El salón siempre luminoso gracias a sus ventanales inmensos y techos altos.Con sus techos de vértigo, sus enormes ventanales y su ahora cocina a la vista, Las Flores ya se vislumbra como una de las aperturas del año. Y de seguro, la más ambiciosa. El equipo lo completan Felix Gehle, que nació prácticamente en una cocina, se puso al hombro la obra y hoy dirige el salón. Y la sommelier Sol Tony, cuyo territorio es la cava con más de 140 etiquetas.Así, un día de otoño, casi pisando el invierno, varios meses después de lo planeado, Buenos Aires recuperó uno de sus espacios gastronómicos más bellos y notables.
Cecilia BoullosaSeguí leyendoUn hito de Belgrano. De hotel de prestigio a restaurante: reabrió un icónico edificio del barrioDe película. Los 6 restaurantes más espectaculares de Buenos AiresTiene una pileta de ostras. En Palermo Chico, Dante Liporace abrió una cantina de marConforme a los criterios deConocé The Trust Project

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El Castillo de Mandl, la coqueta propiedad de un aristócrata austríaco que se transformó en hotel boutique en La Cumbre

>LA NACION>Revista LugaresConstruida en un alto, la elegante propiedad está decorada con exquisito gusto y es atendida por sus dueños. Las mismas habitaciones que hospedaron a condes y príncipes hoy reciben turistas en las sierras cordobesas.11 de agosto de 202210:03Constanza GechterGuillermo Toribio, Guimi, es uno de los tantos que eligió La Cumbre como lugar donde establecer domicilio. No es que lo anduviera buscando, pero tras idas y vueltas de la ciudad a la sierra, un buen día cumplió un deseo: apoderarse de un castillo sin ser dueño ni rey. “El Castillo de Mandl era un lugar misterioso al que nadie entraba, cuyo dueño austríaco lo visitaba un mes al año, y era heredero de la mayor fábrica de municiones de su país”, cuenta.Guimi, el anfitrión, contempla el paisaje serrano desde uno de los arcos de piedra del castillo.Denise GiovaneliA 95 km de la ciudad de Córdoba, en el verde paisaje del Valle de Punilla y con vista a las Sierras Grandes, se encuentra esta palaciega construcción convertida en hotel boutique de 13 suites y departamentos, en un campo de 60 hectáreas. Primero fue un castillo medieval con torres y almenas: así lo edificó en 1930 el médico rosarino Bartolomé Vasallo como residencia de verano. Diez años más tarde, “el fuerte” fue adquirido por el aristócrata austríaco Fritz Mandl, quien lo remodeló por completo en clave modernista. Aunque lo despojó de su estilo fortaleza –en lugar de las torres, hay techo y tejas–, el sitio conserva todo su esplendor.La historia cuenta que Fritz Mandl recorría el valle sobre su caballo árabe impecablemente vestido con botas de montar, escoltado por sus invitados en ceremonioso silencio. Parco y distante como él solo, el austríaco mujeriego, coleccionista de buen arte, de casas, muebles y zapatos a medida, fomentó todo tipo de rumores en la comunidad local.En las mismas habitaciones donde se alojaron condes y príncipes, hoy lo hacen turistas. Cada una tiene su estilo y disposición particulares, pero todas son muy amplias.Denise GiovaneliEspléndido comedor con vista a las sierras: en la mesa redonda caben 18 personas.Denise GiovaneliLa fachada de la imponente casona, rodeada de verde. Tiene 13 habitaciones, un amplio living, bar y sala de juegos. Denise GiovaneliCuando en 1983 le ofrecieron a Guimi subir hasta allí por primera vez, quedó pasmado. Muchos años y conversaciones tuvieron que pasar para que lograra alquilar a los herederos la propiedad de 2.000 metros cuadrados con todos sus muebles, remodelarla muy poco y convertirla, junto a su esposa, Carola Bargalló, en hotel boutique. En 2006, combinó con Alex Mandl, hijo de Fritz, para tomar las riendas y comenzar a recibir turistas.Eso sí, en honor al solemne Mandl y al respeto que de joven le generaba el castillo, mantuvo los letreros de “Prohibida la Entrada” y “Cuidado con los Perros”, adheridos al túnel de acceso que corre bajo la casa y hace las veces de muro de contención. Un poco intimidan, un poco atraen, en especial si se llega allí en una fría y oscura noche.Una de las terrazas para admirar el entorno. Desde 2006, el castillo recibe huéspedes en plan de desconexión.Denise GiovaneliVarios de los muebles que decoran la mansión fueron provistos por la prestigiosa casa Comte de Buenos Aires que eligió el decorador de interiores Jean Michel Frank. El francés se abocó a crear interiores minimalistas, con piezas de formas simples y materiales nobles. El resultado es un espacio austero pero cálido, sin excesos. Cada ambiente de a casa es un homenaje al art déco.De otro mundo es el gran comedor con una increíble mesa redonda para 18 personas. Para los sentados a esa y otras mesas, cocina orgulloso Guimi, que se puso el proyecto al hombro y es un especie de hombre orquesta que elabora platos y atiende a los huéspedes, a la vez que recomienda paseos y atractivos en los alrededores.La extensa pileta es el gran atractivo del verano.Denise GiovaneliEntre las sierras, la inconfundible arquitectura de El Castillo de Mandl.Denise GiovaneliEn las mismas habitaciones donde se alojaron condes y príncipes, hoy lo hacen turistas: hay suites dobles y dos departamentos cuádruples, cada uno con su estilo y disposición particulares. La habitación más pequeña tiene 20 m2 y la más amplia, 60 m2.En plan recreativo, hay un bar, una sala de juegos y una piscina con solarium. Para garantizar mayor intimidad y el espíritu palaciego, no reciben niños menores de 12 años. Puertas afuera, el menú de actividades es muy variado: trekkings, cabalgatas, bicis, parapente y golf en el cercano Club de Golf La Cumbre, de 18 hoyos. Constanza GechterSeguí leyendoCalamuchita. Dónde dormir y comer y cuáles son los mejores paseos del valle cordobésRécord. Es santiagueño, trabajó en Singapur y Londres, tiene el mejor restaurante de Córdoba (y el más angosto del país)Escapada serrana. Una estancia con encanto a los pies del cerro ChampaquíConforme a los criterios deConocé The Trust Project

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San Luis. Así está hoy la primera escuela que fundó Domingo Faustino Sarmiento cuando tenía quince años

>LA NACION>Revista LugaresQueda en San Francisco del Monte de Oro, un pueblo entre sierras que data de mediados del siglo XVII. Además, se puede visitar la casa museo de Rosenda Quiroga. 17 de abril de 202201:38Ana van GelderenLA NACIONLa escuelita está en la Banda Sur –la parte histórica– de San Francisco del Monte de Oro.DIEGO SPIVACOWNadie sabe si San Francisco del Monte de Oro se llama así por el espinillo dorado que tiñe las sierras, por la fiebre del oro de principios del siglo XIX, o por un cura de apellido Oro, tío de Domingo Faustino Sarmiento. Lo seguro es que el pueblo, sobre la RP9, en San Luis, cuenta con un hito de la educación pública nacional que se puede visitar: la primera escuela que fundó Domingo Faustino Sarmiento.“Lo que hoy llamamos Cuyo fue colonizado en la segunda mitad del siglo XVII desde la Capitanía General de Chile que dependía de España. El primer español en instalarse en este valle fue el capitán Hernando Muñoz, que contrajo matrimonio con Clara Chutun, la hija del cacique Lorenzo Colocaci, dueño del lugar. Por ella se cree que estas tierras se conocían como Chutunzo”, señala el joven profesor de historia Mario Camargo, nacido en el pueblo, guía de la Secretaría de Turismo, e hijo de una de las familias históricas de la zona.Fragmento de reproducción fotográfica de un retrato a Domingo Faustino Sarmiento.ArchivoFue gracias a los ancestros de Camargo que Sarmiento tuvo donde dormir en estas tierras que serían fundacionales en la historia de la educación nacional. Lo relata Ana María Gil, guía de una escuelita rancho hoy devenida en museo: “Domingo Faustino Sarmiento llegó hasta acá cuando tenía quince años, en 1826. Acompañaba a su tío, el Fray José de Oro, que venía exiliado por razones políticas desde San Juan. Como no tenían donde dormir porque el techo de la iglesia del pueblo se había quemado con un rayo, los Camargo ­–hacendados de la zona, que todavía viven acá al lado–, les cedieron este ranchito”.Dónde todo empezóEstamos frente a la antigua y pequeña construcción de adobe, techo de paja, revoque en barro y blanqueada a la cal que queda a pasos de la plaza del pueblo, en la zona más antigua que se denomina Banda Sur. Aquí la guía repasa cómo es que el joven Sarmiento empezó a dar clases. “Poco después de llegar notó que los pobladores, en su mayoría mineros, pero también ricos hacendados, no sabían leer ni escribir. Había altos índices de analfabetismo. Entonces empezó a dar clases en el alero de la casa y debajo de los árboles. Preparaba las lecciones con su tío, pero el sacerdote –que tenía carácter gaucho– salía a recorrer el pueblo. Por eso Sarmiento era quien se quedaba enseñándole las letras a aquellos pobladores que eran más grandes que él”, relata Ana María Gil una vez dentro de la pequeña casa de dos ambientes. Tan agradecidos estaban los alumnos, que como describe el escritor Marcelo Rivero en su libro Sarmiento y el Cura Oro en San Francisco del Monte, le traían ofrendas valiosas para la época, como gallinas y huevos.El histórico rancho escuela recibe turistas.DIEGO SPIVACOWAna María además relata que solo un año permanecieron Sarmiento y su tío en el pueblo, pero que la casa nunca quedó deshabitada y por eso se mantuvo en pie. Cien años después, el Gobierno Nacional se hizo cargo del ranchito que conserva las paredes de ladrillo crudo (barro y paja), puertas y ventanas originales. “Solo se restauró algo del techo que es de paja y barro, con varas y tirantes de quebracho y algarrobo, con jarilla que repelía la vinchuca”, detalla mientras señala las troneras, que son agujeros en la pared desde donde se advertía la llegada de los malones y, si hacía falta, se sacaba el fusil. Hay además esquineros dónde apoyaban las velas, un mortero para la harina y una batea de madera.El rancho escuela se puso en valor durante el centenario de la estadía de Sarmiento en San Francisco del Monte de Oro.DIEGO SPIVACOW“Con la intención de protegerla, en 1960 hicieron una losa y la recubrieron con ventanales de vidrio, para que quedara expuesta en una especie de caja de cristal. Pero fue todo lo contrario. Con el calor, el vidrio generó un efecto invernadero que humedecía la casa y la deterioró. Por eso lo sacaron y hoy se ve como estaba entonces”, agrega Ana María e invita a pasar al salón contiguo, donde funciona una biblioteca en honor al prócer.Declarado Monumento Histórico Nacional en 1941, el ranchito tiene el mismo número de ley y día de declaratoria que la Casa de Tucumán, aunque mucha menos fama. Gran injusticia si consideramos que en su libro Recuerdos de provincia, el mismísimo Sarmiento habla de su paso por San Francisco del Monte de Oro. Y, más aún, en uno de los párrafos de la carta que en 1872 le manda al entonces gobernador de San Luis, Don Juan Agustín Estrada, ruega: “(…) Ojalá que algo pudiéramos hacer para perpetuar la escuela de San Francisco del Monte, donde di las primeras lecciones de mi gran ciencia hoy (…)”.El rancho escuela donde Domingo Faustino Sarmiento dio sus primeras lecciones.Diego SpivacowLo dijo, seguramente, sin imaginar que este pueblo rural que cada 11 de septiembre convoca al gobernador de la provincia para el acto central del Día del Maestro, además sería semillero de docentes. “En 1915 aquí se fundó una escuela normal de formación docente, gracias al impulso de la profesora Rosenda Quiroga. Dejó de funcionar en 1996, cuando la sacaron de circulación por el cambio de la ley de educación. Pero todavía quedan diseminados por la Argentina grandes maestros de aquí graduados”, apunta Ana María.Rosenda Quiroga fue una impulsora de la educación a nivel nacional.DIEGO SPIVACOWTomar un legadoEn detalle lo explica Mario Camargo mientras guía la recorrida por la antiquísima Casa Museo Rosenda Quiroga, a unas cuadras de la plaza central. “Esta vivienda se conservó igual durante más de 150 años, con los muebles de la señorita que nació un 1ro de marzo de 1869. Formada como docente en la ciudad capital de San Luis, volvió a su pueblo para luego ser directora de escuela. Admiradora de Sarmiento, impulsó la creación de la Escuela Normal de Maestros Mixta con el argumento principal de homenajear la memoria del prócer, que en sus escritos pedía no ser perpetuado en el mármol ni en el bronce, sino en escuelas. Así en 1915 nació la institución de formación y rural que atrajo jóvenes de poblaciones cercanas, parajes y provincias limítrofes”, repasa el historiador.El escritorio donde trabajaba Rosenda Quiroga en su casa de San Francisco del Monte de Oro.DIEGO SPIVACOWEntonces lamenta que por razones políticas –”por politiquería”, según denuncia Rosenda en sus escritos– la escuela fuera clausurada en 1930. “Fue un golpe muy duro para toda la localidad, pero además afectó mucho a Rosenda a nivel personal. La escuela era su vida”, detalla Camargo sobre la decisión que dejó a Rosenda “con las alas rotas” –según ella misma describe– antes de morir de un infarto un año después. “No llegó a verlo, pero la escuela reabrió”, agrega Camargo sobre la institución que, lamentablemente, desde fines de los años 90 dejó de ser terciario.La casa de Rosenda Quiroga se conserva tal cual la dejaron sus habitantes.DIEGO SPIVACOWDatos útiles. Secretaría de Turismo. Plaza Sarmiento, en la Banda Sur. T: (2616) 539580 o (266) 4553284. Claudio González es un ser calmo, aventurero y súper instruido que está a cargo de la oficina y coordina paseos por este pueblo plagado de historia.Primera Escuela de Sarmiento. Marcelo T. de Alvear e Hipólito Yrigoyen. Queda a pasos de la Plaza Sarmiento, la entrada es libre y gratuita. Hay una biblioteca en el predio con un local con souvenirs. Abre de miércoles a sábados de 16 a 20 hs. Ante cualquier duda, llamar a la Secretaría de Turismo.El restaurante de la Posada El Algarrobo está abierto al mediodía.DIEGO SPIVACOWCasa Museo Rosenda Quiroga. Coronel Conde y Rosendo Quiroga. Típica casa colonial de principios del siglo pasado que se conserva intacta, como la dejaron sus habitantes. En temporada alta está abierta de martes a domingos de 10 a 13 horas y de 17 a 20 horas. En temporada baja, consultar en la Secretaría de Turismo.Restaurante El Algarrobo. Miguel B. Pastor s/n. T: (265) 7618930. IG: @posadaelalgarrobo. Sirven muy buenas milanesas con ensalada y sorrentinos. Tiene galerías para almorzar afuera. Además de restaurante, es posada. Ana van GelderenConforme a los criterios deConocé The Trust ProjectTemasLugaresViajesSan LuisEducaciónTurismoMás notas de Revista LugaresDe maestras a emprendedoras. Crearon el jardín botánico más austral de la Argentina y lo siguen cuidando, ya jubiladasTesoro arqueológico. Claves para conocer el Machu Picchu argentinoA 3.500 metros de altura. Dejaron sus profesiones para construir una posada entre los cerros jujeños

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