Policía de CórdobaUn macabro y confuso episodio ocurrió en el barrio Ferreyra, zona oeste de la capital de la provincia de Córdoba. Una bebé fue hallada sin vida en la casa de su abuela y bajo sospecha está toda su familia.El hecho trascendió a partir de que la madre de la víctima, una joven de 21 años, se acercó hacia el hospital la Maternidad Provincial -ubicado en Avenida Vélez Sarsfield al 2.200- para un control de salud con signos de haber dado a luz recientemente. Interrogada por el personal médico, la mujer dijo que su hija se encontraba en el baño de su casa.En este marco, intervino la Policía quien se dirigió hasta el domicilio indicado que finalmente resultó ser el de la suegra de la joven. Al ingresar los efectivos encontraron el cuerpo de la recién nacida, sin signos vitales, envuelto en una frazada, sobre una cama.El caso, de por sí confuso, se volvería más escabroso luego que la señora mayor de la vivienda declaró que fue su hijo -quien sería el padre de la criatura- el que encontró a la bebé en una bolsa dentro de un tacho de basura. Según informó el portal El Doce.Tv, la mujer dijo que la niña había nacido este miércoles.Mientras los agentes constataron la muerte de la bebé, su mamá se encuentra internada en el hospital La Maternidad.La Fiscalía de Instrucción de Violencia de Género y Familiar, a cargo de Natalia Aguirre, inició la investigación del caso. Hasta el momento no se dispuso ninguna imputación. Se aguardan los resultados de la autopsia y demás pericias para determinar las causas del fallecimiento de la babé y la responsabilidad de los adultos que figuran como sospechosos. Fuentes de la investigación señalaron que pudo haber sido un aborto, espontáneo o inducido, o que también se haya tratado de un caso de homicidio.Por lo pronto, la Policía Judicial trasladó el cuerpo a la morgue y tanto la suegra como su hijo fueron llevados a la Unidad Judicial de Homicidios para prestar declaración. La madre de la bebé encontrada sin vida, continúa en el hospital.A fines de mayo, en la localidad bonaerense de Castelar, una mujer encontró dentro de una bolsa el cuerpo de un bebé, con su placenta y su cordón umbilical, un feto completamente desarrollado, en las vías del tren Sarmiento, en el cruce peatonal de Pedro Ferré y Stevenson.Fuentes en el Municipio de Morón creen que podría haber sido arrojado desde el tren en movimiento. Una de las posibilidades analizadas es que quien lo transportó haya venido desde fuera del municipio, dado el punto donde fue encontrado.La Policía Científica que analizó la zona en la que fue abandonado señalaron que el estado de descomposición de los restos del menor de edad indicarían que la muerte se produjo al menos 24 horas antes de que la vecina encontrara la bolsa.Entre otras medidas ordenadas, se requirió un relevamiento en los centros médicos de la zona para saber si la madre buscó atención. Una de las hipótesis, dado el hallazgo de la placenta, indica que el bebé podría haber nacido -si es que nació- en un domicilio particular.La causa fue asignada al fiscal Javier Ghessi, perteneciente a la Unidad Funcional de Instrucción N°1 de Morón.
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La actuación de anoche del arquero argentino dejó muchas lecciones más allá de lo futbolístico. Cómo el autoconocimiento y la autolegitimación pueden ser claves para lograr los objetivos
Pablo Colaci, reconocido especialista platense, podría recibir una condena de hasta 50 años.El juicio oral integrado por un tribunal de 12 personas analizó todos los elementos de acusación.
El agresor reaccionó brutalmente, dejó a la víctima con un corte en la ceja y arrodillado en el suelo.Luego, un cliente indignado le propinó varios puñetazos al atacante hasta que intervinieron testigos que presenciaron el violento hecho.
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Mara Alejandra Pereyra (37) falleció dos días después de descompensarse durante un show en Córdoba.
En el operativo hay perros rastreadores y un dron equipado con cámara infrarroja.De los rastrillajes participan 500 policías, bomberos voluntarios, Gendarmería, Policía Federal y el Ejército.
“Es una historia cerrada pero con las heridas abiertas”, sintetizó Julián Héctor Quiñihual sobre las respuestas que obtuvo en los últimos 30 años de su vidaCuando una persona decide buscar a su familia biológica suele enfrentarse a una experiencia profundamente emocional y transformadora, que en muchos casos no resulta como lo había planeado. Eso es lo que le ocurrió a Julián Héctor Quiñihual (56), que si bien pudo dar con el paradero de su padres y reconstruir su identidad, la verdad obtenida fue cruel y devastadora. “Es una historia cerrada pero con las heridas abiertas”, sintetizó sobre las respuestas que obtuvo en los últimos 30 años de su vida.Julián vive actualmente en Trelew, provincia de Chubut, y trabaja como soldador metalúrgico. Está separado, tiene 4 hijos mayores de edad y un único nieto que es su devoción. La entrañable relación que hoy tiene con él le hace recordar los mejores años de su infancia junto a su abuelo Eduardo, que fue quien lo crio.“Entre mi madre biológica y mi padre adoptivo había un parentesco. De hecho, fue él quien me terminó contando que mi mamá había quedado embarazada a los 18 años de una pareja ocasional y que la habían echado de su casa”, relató Julián en diálogo con Infobae.“Mi mamá conoció a un hombre que iba por los campos comprando lana de oveja pero cuando este se enteró del embarazo no se hizo cargo y desapareció. Nunca más se vieron. Ella hizo lo que pudo. No le guardo resentimiento”, admitió Julián tras lograr sanar su relación con su madre antes de morir.La infancia de este chubutense fue bastante inusual. Adoptado por ese pariente de su madre, pasó a integrar una familia numerosa, ya que la pareja que se hizo cargo de él tuvo nueve hijos. Además, su llegada a ese hogar coincidió con el nacimiento de uno de esos hermanastros, así que su mamá adoptiva muy pocas veces le dio prioridad. Por eso, su lazo afectivo más estable lo entabló con su padrastro. De todas maneras, nunca logró sentirse parte de esa familia. “A veces pienso que me adoptaron por lástima”, remarcó.Julián Héctor Quiñihual tiene 56 año, vive en Trelew, provincia de Chubut y trabaja como soldador (imagen ilustrativa hecha con IA)Al advertir esa sensación de desprotección, su abuelo del corazón -Eduardo, el padrastro de su madre adoptiva- fue el que más lo contuvo y amor le brindó. “Tuvimos una conexión especial y me terminó criando él junto a unas tías en una estancia de la localidad de Lelequele, cerca de El Bolsón”, recordó.Eduardo trabajaba como capataz de un terrateniente inglés que tenía 5000 cabezas de ganado y 2000 ovejas. “Desde la ventana veíamos las vías del tren y cada vez que pasaba La Trochita me llevaba cabalgando para verla más de cerca. Es un recuerdo que jamás voy a olvidar”, afirmó.Cuando Julián cumplió los 6 años y tenía que empezar primer grado, la crianza se complicó porque a Eduardo le resultaba imposible llevarlo y traerlo de la escuela. Como siempre quiso lo mejor para su nieto, tomó la decisión de entregarle la custodia a la familia Guzmán, que vivía en la ciudad de Esquel. La señora que lo acogió en su hogar era una de las hijastras de su abuelo.“Viajamos a Esquel en tren y Eduardo se quedó conmigo una semana. Fue la primera vez que me subí a uno. También la primera vez que conocía la ciudad y la primera vez que desayuné en una confitería. Era todo nuevo para mí”, contó.“Lo que nunca me dijo fueron los verdaderos motivos del viaje. Una mañana me levanté y él ya no estaba en la habitación. Lo busqué por toda la casa pero ya se había vuelto al campo. Eso me dio mucha tristeza. Me tuve que acostumbrar a vivir con otra familia numerosa, donde tampoco me prestaban mucha atención”, se lamentó en alusión a sus cinco nuevos hermanastros.Julián fue criado por su abuelo en una estancia cerca de El Bolsón, donde él se desempeñaba como encargado (imagen ilustrativa hecha con IA)Junto a ellos, Julián hizo la primaria en la Escuela Provincial N°24 Coronel Luis Jorge Fontana que quedaba a dos cuadras de su nueva casa. A los 12 años, se enteró que su abuelo había fallecido y jamás pudo despedirse de él. Habían perdido todo tipo de contacto.El secundario nunca lo completó. Llegó hasta segundo año, se pasó a un colegio nocturno y después lo abandonó cuando consiguió su primer trabajo de lava copas. “A los 18 años no aguanté más y me fui a vivir con un amigo”, remarcó sobre su caótica adolescencia repleta de preguntas y cuestionamientos. Tres años después logró independizarse y a los 24 conoció a quien sería su esposa y madre de sus hijos.La búsqueda de su identidad empezó a 30 aproximadamente. “Fui a hablar con mi padrastro y le pedí que me contara toda la verdad. Me costó que hablara pero finalmente admitió que mi mamá biológica trabajaba como portera en una escuela de Trelew, así que fui a verla”, recordó sobre ese momento crucial de su vida.Más allá de los planteos que Julián le hizo a su progenitora y la durísima carta que le escribió lograron tener un buen vínculo. “Soy consciente que le dije cosas muy feas. No lograba entender por qué nunca me buscó a pesar de que estábamos a media hora distancia”, enfatizó.Durante su infancia Julián fue entregado en custodia a una familia de Esquel, con la que vivió hasta los 17 años (Imagen Ilustrativa Infobae)Finalmente, cuando ella le confirmó la identidad de su padre comprobó que estaba fallecido. Una vez que obtuvo los nombres de sus padres biológicos buscó cambiar su DNI. Se hizo un ADN para corroborar que su apellido no le pertenecía, se presentó en la justicia de Esquel y logró que le pusieran el apellido de su madre.Sin embargo, para terminar de reconstruir su historia le falta investigar un poco más sobre la parte paterna. A los 36 años, descubrió que tenía dos hermanos. Ellos todavía vivían en la casa que era de su padre, también en Esquel.“Toqué el timbre. Salió ella y después él. Me presenté, les mostré una foto de mi madre y les conté la historia que había tenido con ese comprador de lana. Les dije que ese señor no solo era su padre sino también el mío. Ellos me miraron sorprendidos. No tenían idea de nada pero me hicieron pasar y charlamos un rato”, recordó sobre ese tenso momento.“Les expliqué que solo necesitaba darle un cierre a mi vida, que no buscaba ninguna. Ellos lo entendieron pero nunca se hicieron el ADN que les pedí. Esa causa judicial fue archivada y a pesar de que intenté seguir en contacto con ellos por Facebook nunca más nos volvimos a hablar. La relación no prosperó porque ellos no quisieron saber más nada de mí”, concluyó Julián entre la impotencia y la resignación mientras trata de asimilar los traspiés emocionales que lo marcaron de por vida.
En el Servicio Meteorológico Nacional prevén que el llamado “veranito de San Juan” podría adelantarse.Se esperan días con temperaturas mínimas altas y máximas que llegarán a sobrepasar los 20 grados.
Ratificó el 270% de actualización de los gastos de funcionamiento para todas.Abrirán una mesa de seguimiento de la paritaria y financiarán obras que quedaron postergadas.Los rectores calificaron la reunión como “positiva”.