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Tres administraciones de lotería han vendido décimos del 05490, combinación ganadora del Gordo de la Lotería de Navidad
El porcentaje de establecimientos que piensan que la marcha de su negocio será favorable entre julio y septiembre de este año se sitúa en el 14%, el 53,2% considera que su negocio marchará de forma estable y el 32,8% son pesimistas
La línea de financiación del ICREF esta dotada con un total de 8 millones de euros en créditos a coste cero y disponible para estaciones de servicio, pequeños empresarios y autónomos
La inflación y las consecuencias de la guerra obligan al Ejecutivo a recortar casi tres puntos su estimación anterior para 2022 y Calviño reconoce que la fuerte recuperación del turismo «no compensa» el peor contexto internacional
El Banco Central respondió con una suba de tasas al mal dato de inflación de febrero. Foto: REUTERSEl dato de inflación de febrero sorprendió hasta a las proyecciones más pesimistas de analistas y fondos de inversión. Tan esa así que las proyecciones de inflación para los próximos meses se movieron hacia arriba en forma generalizada dado el nuevo piso que fijó el 4,7% que marcó el Índice General de Precios (IPC) del Indec en el segundo mes del año.El Banco Central respondió con una suba de tasas para que los ahorristas compensen mejor la erosión que causa en sus tenencias el avance de los precios, pero como el salto en la inflación futura es aún mayor las inversiones indexadas premiarán mucho más que una simple suba de dos puntos porcentuales a los rendimientos de los depositos.Todavía no se publicaron las nuevas encuestas de expecttivas de mercado posteriores a la publicación del IPC de febrero. Cuando se publiquen el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central y el Consensus Forecast de Focus Economics, dos de las más usadas, seguramente muestren que toda la curva de expectativas futuras de precios se haya movido hacia arriba.Pero antes de que los analistas den a conocer sus cálculos, el mercado de bonos ajustó en forma inmediata sus expectativas de inflación futura. Por ejemplo, la mediana de estimaciones del medio centenar de especialistas que respondió al REM de febrero indicó una expectativa del 3,9% para el dato de ese mes. Al final fue del 4,7%.La mediana de estimaciones del medio centenar de especialistas que respondió al REM de febrero indicó una expectativa del 3,9% para el dato de ese mes. Al final fue del 4,7%Para marzo, esas previsiones también quedaron anticuadas, ya que se esperaba 4,1% y, ahora, los bonos en pesos y ajustados por CER se mueven en precios consecuentes con una inflación mensual del orden del 4,8% al 4,9% mensual. Lo mismo para abril: se esperaba 4% y ahora se espera otro número apenas por debajo del 5%, siempre según las expectativas implícitas en bonos en moneda local.La entidad conducida por Miguel Pesce respondió a esto subiendo la tasa de los plazos fijos a 30 días para minoristas del 41,50% nominal anual al 43,50 por ciento. O sea, que en términos mensuales la movió de un rendimiento del 3,45% cada 30 días al 3,62%. Todo comparado con inflaciones mensuales que rozan el 5%. No hay cnahces de conservar el poder de compra de los ahorros a ese ritmo (aunque, vale destacar, mientras continúa la calma en los tipos de cambio paralelos, si hay chances de ganarle al dólar).Pero el mal dato de inflación hizo algo mucho más contundente con los depósitos que se pueden suscribir en bancos. Dado que todos ellos ofrecen la posibilidad de colocar plazos fijos UVA a tres meses de plazo y que ese índice sigue al dato de inflación, mayores registros presentes y futuros del índice de precios prometen un aumento mucho mayor del resultado de colocar dinero en esos instrumentos indexados.Para ponerlo en números, quien coloca un plazo fijo a 30 días con la tasa actual del 43,5% por $100.000 de capital inicial, vencido el plazo recibe $3.625 de intereses por sobre lo colocado. Antes de la suba de tasa, ese premio era de $3.458. La diferencia es de unos 166 pesos.Pero mayores registros de inflación se traducen en mayores pagos nominales en el caso de los plazos fijos UVA. Claro que esos resultados se obtienen recién a los 90 días, pero al menos la diferencia en este caso es mucho más sustancial.Por ejemplo, con las previsiones de inflación previas al dato de febrero, quien colocaba $100.000 a plazo fijo UVA y a una tasa del 1% anual podía aspirar -si las expectativas de precio se cumplían con exactitud- a percibir $13.381 en intereses al final de los 90 días.Ahora, con estimaciones de inflación que se mueven al orden del 4,8% mensual para los próximos meses y el 57% anual para los proximos doce meses, los intereses que se percibirían saltarían a $14.953, es decir, $1.572 más.El presidente del Banco Central, Miguel PesceLos cálculos de Agustín Vega Olmos, Head Strategy Analyst de ConoSur Investments, se basan en las expectativas de inflación implícitas en el mercado de deuda en pesos.Claro que hay una injusticia en la comparación. Para sopesar para a par un plazo fijo tradicional con otro UVA hay que tomar un período de 3 meses en los dos casos. Entonces, si el ahorrista que colocó $100.000 a 30 días renueva dos veces su plazo fijo, tanto capital como intereses, por efecto de la tasa compuesta percibiría al final del período de 90 días $11.274 en intereses.O sea, $3.679 menos que con un plazo fijo UVA. Aún a 90 días.Tasa versus dólarLo que Pesce no promete, una tasa que rinda más que la inflación, sin embargo está siendo dejado de lado por buena parte del mercado. El esquema del BCRA, según lo leen operadores, sigue otras variables. La entidad no quiere subir a las tasas por encima de la inflación para que los intereses que paga por Leliq y pases pasivos no crezcan en términos reales. Es decir, que vayan licuándose al crecer a un ritmo menor que la inflación. Así, busca que el Central coloque cada vez más deuda, pero que deba cada vez menos.“Ha disminuido el apetito por tomar coberturas dollar linked y se ha incrementado la cobertura contra la inflación” (Quinquela)En cambio, la lógica del BCRA parece ser la de mover la tasa de interés a un ritmo apenas superior al que le imprime a la suba del dólar oficial en sus intervenciones diarias en el mercado cambiario. Así, entiende, los exportadores no tendrán motivos para guardar la cosecha: si el esquema se mantiene, conviene cambiar los dólares por pesos y hacer tasa.Hasta ahora, y con USD 9.800 millones del FMI a punto de sumarse a reservas más la cosecha cerca de empezar a embarcarse, el mercado parece creerle. No hay expectativas de que calme los precios. Pero tampoco de que el dólar se escape.“Este reordenamiento de los incentivos está generando cambios de comportamiento en los inversores. Ha disminuido el apetito por tomar coberturas dollar linked y se ha incrementado la cobertura contra la inflación. Esto obedece a la menor probabilidad de salto discreto del tipo de cambio y a ritmos nominales que hoy muestran a los precios un escalón por arriba”, analizó un informe de Quinquela.SEGUIR LEYENDO:El directorio del FMI aprobó el acuerdo con la Argentina y el Gobierno consiguió refinanciar los USD 45.000 millonesObjetivos, metas y desembolsos y compromisos: 8 claves del acuerdo que el FMI aprobó para la ArgentinaInflación sin freno: los precios de los alimentos volvieron a subir con fuerza en la cuarta semana de marzo
La presentación de la encuesta sobre las perspectivas económicas de las empresas alemanas en el país (Gentileza AHK)El 92% de las empresas alemanas considera que la situación económica argentina influye en forma negativa sobre la financiación y la inversión en sus negocios; en particular, el 66% cree que el impacto es “negativo” y el 26% que es “muy negativo”.Además, el 85% tiene la misma percepción sobre la situación política local; el detalle indica que el 53% afirma que el impacto de la coyuntura política es “negativo” y el 32% que es “muy negativo”.Respecto de la situación actual de los mercados externos, el 43% consideró que influye negativamente y el 2% muy negativamente.Las compañías de ese país radicadas en la Argentina consideraron que un “plan económico claro y sustentable, estabilidad de la política cambiaria y simplificación tributaria y administrativa” mejoraría su competitividad y facilitarían su plan de inversiones. El comercio bilateral arrojó en 2020 un déficit para la Argentina de USD 1064 millones; las principales exportaciones argentinas a Alemania son alimentos, bebidas, frutos y productos farmacéuticos; en el sentido inverso, vehículos automotores y máquinas.La encuesta de la Cámara de Industria y Comercio Argentino-Alemana (AHK Argentina) junto a EY ArgentinaEn particular consideraron que se necesitan estímulos fiscales a través de la “reducción de alícuotas y de cargas sociales junto con la desgravación de inversiones”.Estas conclusiones forman parte de la encuesta desarrollada por la Cámara de Industria y Comercio Argentino-Alemana (AHK Argentina), liderada por Javier Pastorino, junto a EY Argentina. El trabajo se realizó con la participación de las 50 empresas más relevantes de ese origen en la Argentina para compartir sus perspectivas sobre este año.La encuesta de la Cámara de Industria y Comercio Argentino-Alemana (AHK Argentina) junto a EY ArgentinaLos resultados se presentaron en el evento Visión 2022, que contó con apertura de Thomas Owsianski, CEO y Presidente de VW Group Argentina, del Embajador de Alemania, Ulrich Sante, junto con un panel de CEO´s de las empresas BMW, Henkel, Knauf y Siemens, que compartieron las proyecciones de sus industrias.Según la AHK “el año 2021 fue el año de recuperación para las empresas que pudieron sobreponerse a la caída generada en el año 2020 debido a la pandemia mundial del COVID-19″.Rebote en las ventas“Este efecto rebote de las actividades se vio reflejado en los resultados de la encuesta: El 85% de las aseguró que sus ventas aumentaron en 2021 respecto a 2020. En tanto la rentabilidad aumentó, durante el mismo período, para el 60 % de las empresas encuestadas, mientras que para 18 % se mantuvo igual”, se indicó, como reflejo de la mejora general del año pasado frente a la cruda recesión del 2020 por la pandemia y la cuarentena. Thomas Owsianski, de la AHK y Presidente de VW Group ArgentinaEn relación a 2023, “el nivel de crecimiento se estima menor, pero el panorama es, de igual manera, alentador: el 73 % estima que sus ventas crecerán el próximo año, mientras que el 17 % estima que se mantendrán constantes”. Respecto de la rentabilidad, “el 41 % estima que aumentará, mientras que el 39 % que se mantendrá igual”.Respecto de las proyecciones de inversión, “el 28 por ciento de las empresas aumentará el volumen de inversiones respecto al año anterior, en tanto para el 43 % las inversiones se mantendrán constantes”.Sobre las fuentes de financiamiento, “se obtuvo que éstas provendrán en mayor medida de sus casas matrices (36 %), así como de autofinanciamiento (33 %)”.Por otro lado, “esas inversiones serán destinadas principalmente a activos fijos e incorporación de tecnología (61 %), y, en un segundo lugar, al aumento de capital de trabajo (33 %)”.La encuesta de la Cámara de Industria y Comercio Argentino-Alemana (AHK Argentina) junto a EY Argentina.En cuanto a los ejes “en los que la gran mayoría de las empresas coincide es en el impacto negativo que la situación, tanto política como económica, afectan a sus negocios”.Al respecto, “las empresas respondieron que la estabilidad de la política cambiaria (21 %), la simplificación tributaria y administrativa (20 %) y un plan económico claro y sustentable por parte del Estado (19 %), mejorarían su competitividad y facilitarían su plan de inversiones”.Por otra parte, “la encuesta refleja la creciente importancia que los temas de personal están cobrando en el mundo empresario”.En este sentido, “más del 50% de las empresas aseguró que invertirá hasta un 5% de sus inversiones en la formación de su personal”.Además, “el 29% de las empresas indicó que participa del Sistema Dual alemán y el 27% cubre por reintegro las capacitaciones de sus empleados”.La encuesta de la Cámara de Industria y Comercio Argentino-Alemana (AHK Argentina) junto a EY Argentina.En cuanto a las medidas que las empresas alemanas en el país tomaron para sobrellevar la caída de la actividad relacionada con la pandemia del COVID-19. “El 23% de las empresas optó por el lanzamiento de nuevos productos asociados a la coyuntura, el 21% recurrió a aportes de capital propio y el 19% a la renegociación de contratos”, se concluyó.“Algunas medidas tomadas en el contexto pandémico que las empresas creen que perdurarán serán el trabajo remoto parcial (26 %), la mayor digitalización de procesos (20%), así como la inversión en tecnología (15 %)”.“Somos optimistas respecto del futuro en Argentina. A lo largo de los 115 años de presencia de nuestra empresa en el país fuimos parte de una historia rica y desafiante y siempre hemos acompañado esa vocación de progreso de los argentinos. Hoy la coyuntura mundial compleja, pero sabemos cómo sortear tormentas”, señaló Alejandro Köckritz, Presidente y CEO de Siemens Argentina.Alejandro Köckritz de SiemensEn tanto, Nicolás Piallat, de Knauf Argentina, expresó: “Trajimos mucho crecimiento del 2021. El por qué no podemos mantenerlo en 2022 responde a que vivimos en un mundo complejo. Como líderes, no estamos para gerenciar el cambio sino para liderarlo”.A su vez, Ivana Dip, de BMW Group Argentina, sostuvo que “si bien el contexto es complejo, creo que hay que enfocarse en aquello que es posible. En nuestro caso, continuamos con proyectos como la electromovilidad y el litio. El año pasado, BMW anunció que, a nivel global, se eligió a Argentina como segundo origen del litio para las baterías de los vehículos eléctricos”Como conclusión, Bárbara Könner, vicepresidente Ejecutiva de la AHK Argentina, expresó: “Luego de dos años de un contexto mundial tan desafiante e incierto, vemos los resultados de este relevamiento como una luz de esperanza para los negocios internacionales”. Dadas las respuestas observadas en la encuesta, seguramente las empresas alemanas apuestan a que esa esperanza no sólo se mantenga, sino que también se fortalezca para hacer crecer sus negocios en el país.Alemania se ubica entre los principales inversores directos en el país y es el principal acreedor de la Argentina en el Club de París.SEGUIR LEYENDO:Martín Guzmán en Francia: lejos de los rumores, el ministro esperará en París la aprobación del acuerdo con el FMILa bolsa de Moscú reanudó parcialmente sus operaciones tras un mes de cierre: cayeron las acciones en dólaresLos controles no frenan la “fuga”: en 2021 creció la salida de dólares de la economía
El Staff Report del Fondo reconoce que el programa acordado con el Gobierno está sujeto a riesgos externos e internos. Entre los internos, asigna alta probabilidad de ocurrencia a la inestabilidad política y la falta de consenso interno ante lo cual –observa- las reformas enfrentarían “serios desafíos políticas que pondrían en riesgo la consolidación fiscal y la estrategia de reducción de la inflación”.Según el organismo, en tal escenario los “deslizamientos” en la implementación del programa socavarían la confianza, pondrían presión sobre las reservas internacionales y la capacidad de refinanciar incluso la deuda doméstica en pesos, alejando la posibilidad de un eventual regreso a los mercados internacionales de capital. Una menor disciplina fiscal comprometería la sostenibilidad de la deuda y el aumento de la incertidumbre llevaría a una caída de la demanda doméstica y mayor descontento social.En esa eventualidad, el Gobierno debería intentar un plan más participativo, de modo de lograr más apoyo, mediante una más proactiva actitud política, pero manteniendo una consolidación fiscal gradual y reforzando las medidas de protección de los sectores más vulnerables. El FMI señala explícitamente que en cualquier caso el Gobierno deberá “resistir presiones que debiliten la disciplina fiscal” y persistir en el objetivo de “restaurar sostenibilidad”. Entre las medidas, recomienda adoptar reformas como reducir las barreras burocráticas (red tape, dice, en inglés) y facilitar esquemas más rápidos de empleo e inversión, además de reforzar la comunicación de sus planes políticos. En otras palabras, un “relato” más convincente del programa.Entre los internos, asigna alta probabilidad de ocurrencia a la inestabilidad política y falta de consenso interno ante lo cual –observa- las reformas enfrentarían “serios desafíos políticas que pondrían en riesgo la consolidación fiscal y la estrategia de reducción de la inflación”El Fondo asigna en cambio una probabilidad media a un shock del precio de los comodities inducido por el cambio climático. La Argentina, observa, está sujeta a una frecuente volatilidad de sus términos de intercambio, golpes que –recuerda- se han vuelto más severos. Sugestivamente, cita como ejemplo la “severa sequía” de 2018 que llevó al crédito concedido ese año a la Argentina, durante el gobierno de Mauricio Macri.Aunque de probabilidad media, en caso de ocurrir, un riesgo de ese tipo tendría un impacto alto, como una declinación de exportaciones debido a la sequía y reducción de la producción agrícola que llevaría a un menor superávit comercial que, a su vez, provocaría una salida de divisas que complicaría los esfuerzos de consolidación fiscal, disminuiría los ingresos del comercio y aumentaría el gasto en subsidios debido a una menor generación hidroeléctrica y la necesidad de mayores importaciones de energía.El FMI y el Gobierno adelantarán la primera revisión para “recalibrar” los números del acuerdo (EFE/Esteban Collozo)
Según el Fondo, en un escenario así el gobierno debería focalizar mejor los planes de ayuda en los más vulnerables y en los sectores más expuestos al shock, pero preservando la disciplina fiscal y adoptando nuevas medidas de ingreso, priorizando gastos y buscando nuevas fuentes de financiamiento externo, con un ojo siempre atento a que la política monetaria y cambiaria preserven las reservas del BCRA.Entre los riesgos externos incluye un aumento de las tensiones y riesgos geopolíticos y menciona expresamente los que surjan del “conflicto en Ucrania”. Esos riesgos, dice, son de “alta” probabilidad de ocurrencia y causarían disrupciones globales políticas y socioeconómicas que, a su turno, aumentarían la aversión al riesgo de los inversores y llevarían a una caída de los flujos de comercio y de capital. Las disrupciones de las cadenas de abastecimiento y el shock de precios de los commodities generarían también nuevas presiones inflacionarias.¿Qué sucedería en tal caso? Según el Fondo, una menor confianza debilitaría la demanda interna y el crecimiento del PBI y habría un impacto negativo sobre las exportaciones. A su vez, la suba de los commodities llevaría a una mayor inflación, mayores importaciones energéticas y un mayor monto de subsidios. En el sentido contrario, un precio más alto de los cereales y productos que exporta la Argentina mejoraría las exportaciones y los ingresos fiscales. Todo lo cual sucedería en un contexto de mayor volatilidad financiera, aumento del riesgo-país y salidas de capital. El resultado sería un deterioro en las condiciones sociales y una erosión del apoyo a las políticas del gobierno.Entre los externos incluye un aumento de las tensiones y riesgos geopolíticos y menciona expresamente los que surjan del “conflicto en Ucrania”En tal caso, dice el FMI, el gobierno debería reforzar las medidas de “crecimiento inclusivo” y aumentar los programas de asistencia social, pero –dado el limitado espacio fiscal con que cuenta- debería preservar la sostenibilidad de las cuentas priorizando gastos y apurando la optimización de la administración tributaria. Contra las recomendaciones ortodoxas, el Fondo señala allí la posibilidad de aumentar la imposición sobre los ingresos del sector agrícola para compensar la cuenta de subsidios.Además, dice, el gobierno deberá estar atento a la “segunda ronda” de efectos inflacionarios y listo para ajustar las políticas rápidamente. Ese ajuste debería incluir respuestas a mayor presión sobre el tipo de cambio y las reservas y una aceleración de reformas que alienten la inversión y la creación de empleo, “incluso en el sector energético”.Según el FMI, hay riesgos en la balanza de pagos por la crisis de los precios internacionales por la guerra en Ucrania. EFE/Demian Alday Estévez
El Fondo asigna en cambio una probabilidad media al riesgo de un nuevo brote de alguna variante letal y altamente contagiosa de Covid 19. El consecuente aumento de hospitalizaciones y muertes llevarían a nuevos confinamientos, mayor incertidumbre global y también mayor descontento social. Las políticas monetarias y fiscales, dice, serían insuficientes en un espacio político menguado en el que aumentarían las preocupaciones sobre la sostenibilidad de la deuda, los mercados financieros reevaluarían riesgos y la pandemia provocaría reacciones proteccionistas.En tal caso, el gobierno debería reinstituir medidas de contención de la economía que socavarían la recuperación de la economía y aumentarían el financiamiento monetario del déficit. La sostenibilidad de la deuda sería también cuestionada y entraría en cuestión incluso la solidez de los bancos más pequeños, deteriorándose las condiciones sociales y el apoyo a las políticas oficiales.El tercer “riesgo externo” listado es la volatilidad y continuo aumento de los precios de la energía, al que también asigna una alta probabilidad y estima que se traduciría en mayor inflación y un mayor gasto en subsidios que “desafiaría las metas fiscales”¿Qué podría hacer en tal caso el gobierno? Lo primero, señala el Fondo es “asegurar la licitación de vacunas “en estrecha coordinación con los proveedores globales”, anticipando en lo posible dosis de refuerzo a hogares y empresas y proveyendo esquemas de garantía crediticias a las pymes. Al igual que en el caso de la guerra, aquí también el Fondo insiste en la necesidad de “priorizar” gastos, desechar los no esenciales y acelerar las mejoras de administración tributaria, para reducir el deterioro fiscal, amén de fortalecer la supervisión del sistema bancarios y profundizar el acceso al mercado de financiamiento doméstico, recurso al que por cierto Economía ha usado abundantemente.El tercer “riesgo externo” listado es la volatilidad y continuo aumento de los precios de la energía, al que el Fondo también asigna alta probabilidad y estima que se traduciría en mayor inflación, deterioro de los ingresos reales de la población, en especial de los pobres, erosión de reservas, mayor racionamiento de divisas y mayor gasto en subsidios que “desafiaría las metas fiscales”.Al igual que en el caso del impacto de la guerra, el gobierno debería entonces, dice el Fondo, aumentar y focalizar mejor la asistencia social, explorar más la reducción de los subsidios energéticos para cuidar las finanzas públicas, estar atento a la “segunda ronda” de efectos inflacionarios y estar listo para ajustar la política fiscal. Además, debería acelerar la implementación de planes energéticos de mediano plazo para reducir el costo, fomentar la inversión y mejorar la eficiencia tanto en la producción como en el transporte de “las vastas reservas de gas” de la Argentina.SEGUIR LEYENDO:El FMI advirtió que el riesgo del acuerdo es “excepcionalmente alto” y anunció que adelantará la primera revisión para recalibrar metasCuánto le tiene que pagar la Argentina al Fondo Monetario y por qué serán más dólares que la deuda que contrajo MacriLas reservas del BCRA subieron USD 6.309 millones y superaron los USD 43.000 millones tras el primer desembolso del FMIEl directorio del FMI aprobó el acuerdo con la Argentina y el Gobierno consiguió refinanciar los USD 45.000 millones
Alberto Fernández durante un acto oficial en la Casa RosadaAlberto Fernández no tiene intenciones de librar una guerra ideológica con el campo y busca una diagonal política que le permita evitar que la vertiginosa suba de los commodities por la invasión de Rusia a Ucrania impacten en los precios internos y aceleren los niveles inflacionarios de la Argentina.“El escenario bélico afectó el precio de los granos y alimentos y China acopiando granos hizo subir todos los precios. Eso nos obliga a buscar una solución que permita desacoplar los precios internos de los internacionales. Estamos avanzando en conversaciones y tratando de desacoplar los precios”, explicó el Presidente en la Casa Rosada cuando le preguntaron qué negocia con el sector agropecuario.Alberto Fernández pretende cerrar un acuerdo económico-político con aceiteras y molinos antes que concluya esta semana. Julián Domínguez -ministro de Agricultura y Ganadería- , Martín Guzmán -ministro de Economía- y Matías Kulfas -ministro de la Producción- son los protagonistas principales de una negociación que será trabajosa y aún tiene final abierto.En la quinta de Olivos, el Jefe de Estado mantuvo un extenso cónclave con Domínguez, Guzmán y Kulfas para analizar el impacto que tiene la guerra de Rusia contra Ucrania en el precio internacional de los alimentos. Guzmán -con información clave recogida en Houston- hizo referencia a la denominación “inflación de alimentos” y comentó la decisión estratégica de China vinculada al acopio de trigo.En este contexto geopolítico, la conclusión en Olivos fue que si Xi Jinping decidió acopiar trigo para garantizar la seguridad alimenticia de China, la guerra lanzada por Vladimir Putin será larga y con un fuerte impacto en los precios de los alimentos y su cadena de producción y transporte global.“No hay batalla ideológica, ni 125. Mi idea es cerrar un acuerdo con el campo y evitar la suba de retenciones”, aseguró el Presidente frente a la movilización de la Mesa de Enlace, que recuerda las controvertidas decisiones agropecuarias de Cristina Fernández de Kirchner cuando ocupaba Balcarce 50.Julián Dominguez y Eduardo “Wado” de Pedro durante un visita a la feria Expoagro en CañuelasEduardo “Wado” de Pedro es un nexo político que permite intercambiar datos reservados entre los funcionarios ligados a Cristina y los ministros que responden a Alberto Fernández. El ministro Domínguez tiene confianza en Wado de Pedro y le comentó durante un viaje en helicóptero a Cañuelas que no tenía sentido aumentar las retenciones a la harina y el aceite de soja.De Pedro, que es ministro del Interior y cumple todas las órdenes de CFK y Máximo Kirchner, respondió a Domínguez que La Cámpora y el Instituto Patria no apoyaban la decisión de aumentar las retenciones al campo. Esa información llegó sin escalas al Presidente y sirvió para ratificar una estrategia de negociación que aparece pragmática y sin sesgo ideológico.El gobierno tiene un Staff Agreement con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y descarta aplicar métodos de control de precios que puedan afectar su aprobación en el Parlamento. Los gobernadores peronistas no apoyarían una suba de retenciones y Juntos por el Cambio se retiraría del debate parlamentario si la estrategia de negociación económica coloca al campo -otra vez- como variable de ajuste.“Esta semana vamos a resolverlo. No quiero conflictos. Por eso apuesto al diálogo”, pronosticó Alberto Fernández durante un encuentro con ciertos ministros que negocian con el campo.El optimismo presidencial contrasta con la posición escéptica del sector agropecuario que no olvida los tiempos de CFK. Domínguez jura que no habrá aumentos de retenciones y Guzmán confía en diseñar un mecanismo que aplaque el impacto de la denominada “inflación de alimentos” en los precios internos.Las reuniones continuarán hoy en Gobierno, mientras la Mesa de Enlace se prepara para lo peor. La guerra en Ucrania no da tregua y los alimentos ya son un bien escaso que multiplican su valor cada vez que Vladimir Putin sueña con la reconstrucción del Imperio Ruso.
En las próximas semanas el BCRA deberá tener acumulados USD 1.200 millones para cumplir el objetivo trimestral. REUTERS/Agustin MarcarianEl shock de precios a nivel internacional podría costarle al Banco Central unos USD 2.300 millones de sus reservas, en un año en que deberá acumular USD 5.800 millones para cumplir con el acuerdo firmado con el Fondo Monetario Internacional. Algunos analistas, incluso, ya ponen en duda qué tan viable es ese objetivo este año.La invasión rusa a Ucrania impactó de manera inmediata en los precios internacionales de dos commodities decisivos para la economía global y, en particular, para la argentina: la energía y los alimentos. Desde que se desató la guerra en el este europeo, el Gobierno y consultoras privadas buscan estimar un costo aproximado en términos de reservas entre dos efectos opuestos: la mayor cantidad de exportaciones de alimentos, que redundaría en un ingreso de divisas mayor para el Banco Central, con una cuenta de importaciones de gas más oneroso para los meses de alta demanda.Hay distintas conclusiones al respecto: según el presidente del BCRA Miguel Pesce, el impacto combinado de los dos fenómenos debería ser nulo sobre las reservas de la autoridad monetaria. La semana pasada, el economista del Instituto Internacional de Finanzas (IFF) Martín Castellano había calculado un costo menor al 0,10% del PBI (unos USD 550 millones) por cada 10 dólares de incremento en los precios internacionales del barril de petróleo.La invasión rusa a Ucrania impactó de manera inmediata en los precios internacionales de dos commodities decisivos para la economía global y, en particular, para la argentina: la energía y los alimentosEn las últimas horas, un trabajo de la consultora Invecq proyectó una sangría de reservas mayor. “Nuestro análisis para el intercambio comercial argentino nos indica que el efecto negativo del encarecimiento de la energía importada estaría dominando al efecto positivo del aumento de los precios de los commodities exportados”, publicó en un informe reciente.Pasado a números concretos: la liquidación de la cosecha gruesa aportaría más de 4.000 millones de dólares extras en relación a la del año pasado, que ya había sido récord. Pero la importación de GNL y de gas de Bolivia incrementaría el monto de las importaciones en más de 6.300 millones de dólares, dejando así un saldo neto negativo de casi 2.300 millones de dólares como consecuencia de los cambios de los precios”, estimó Invecq, la consultora que dirige el economista Esteban Domecq.“Es cierto que la volatilidad del precio de los energéticos es mayor que la de los commodities agrícolas, y una corrección hacia la baja podría dar vuelta este resultado negativo. Pero también es cierto que la energía está toda por comprarse, y sin precio fijado, mientras que la cosecha en parte ya está comprometida y fijada a precios menores que los vigentes actualmente en los mercados internacionales”, continuó el estudio.El Gobierno deberá sumar de forma neta USD 5.800 millones para cumplir con el acuerdo con el FMI“Ante este escenario y si bien, con el acuerdo, el BCRA tendrá un aire en las reservas internacionales dado el cronograma de desembolsos, el gobierno enfrenta una disyuntiva. Si no interviene de alguna manera en este intercambio ese saldo de casi 2.300 millones de dólares erosionará las escasas reservas y pondrá más presión sobre el tipo de cambio oficial”, consideró Invecq.En ese sentido, un cálculo de Fundación Mediterránea va en el mismo sentido. “En cálculos muy preliminares, estimamos que la suba que puede esperarse para las exportaciones de la Agroindustria en 2022 es del orden de los 4 mil millones de dólares”, comenzó por explicar el reporte de Ieral.“El problema está en que esos USD 4.000 millones no alcanzarían a compensar la ampliación del déficit externo del rubro Combustibles y Energía, que podría estar pasando de USD 628 millones en 2021 a un estimado de USD 7.000 millones en 2022 (guarismo que deberá ser revisado a medida que nos acerquemos al invierno). Vale decir, considerando esos tres ítems de la balanza comercial, se tiene una merma en el ingreso de dólares al país del orden de los USD 2.400 millones en 2022″, estimó ese centro de estudios.La importación de GNL y de gas de Bolivia incrementaría el monto de las importaciones en más de 6.300 millones de dólares, dejando así un saldo neto negativo de casi 2.300 millones de dólares, según InvecqUn escenario posible es que los efectos positivo y negativo del shock internacionales de precios no se den en simultáneo: la venta grande de la cosecha tiene lugar en las próximas semanas, mientras que el pago de importaciones de energía para cubrir la demanda de los meses fríos se concretará a mediados de año.La letra chica del acuerdo con el Fondo Monetario prevé objetivos trimestrales para el refuerzo del colchón de divisas del BCRA. Así, hacia fines de marzo, por ejemplo, el Banco Central debería haber recompuestos unos USD 1.200 millones. Tres meses después la meta explicitada en el acuerdo habla de USD 4.100 millones netos, entre junio y septiembre solo espera que se sumen otros USD 300 millones más y, hacia fin de año, entonces, la hoja de balance de la entidad debería mostrar un incremento neto de reservas de USD 5.800 millones.Una hipótesis que el informe de Invecq plantea es que, incluso a pesar del ritmo de desembolsos previstos este año desde el FMI al Tesoro -que superará la cantidad de vencimientos de deuda en el calendario- no sea suficiente para que el Banco Central pueda cumplir la meta de acumulación de reservas para este año que prevé el programa económico consensuado con el Fondo Monetario.Distintos cálculos privados hablan de una saldo negativo de entre 2300 y 2400 millones de dólares para el BCRA por la guerra en Ucrania. REUTERS/Marcos Brindicci/“Se dificulta así el objetivo acordado con el FMI de acumular 5.800 millones de dólares. Si no se quisieran sacrificar esas reservas se debería dejar ajustar por precio al mercado cambiario y que la tasa de devaluación administrada mensual se acelere. Eso generaría un incremento inflacionario que tampoco quiere enfrentar el gobierno”, aseguró el informe de Invecq. Otro informe, de la consultora Equilibra, pone en números esa hipótesis.“Podría parecer que la meta de RIN (reservas internacionales netas) no es exigente, pero hay varias cuestiones para tener en cuenta: no se está partiendo de cero, ya que en los primeros dos meses del año se perdieron unos USD 1.500 millones; hay pagos de interés que realizar al FMI y otros organismos internacionales; y el resto de la cuenta corriente del balance cambiario no aportará recursos adicionales, ya que quedaría equilibrada”, mencionó un estudio de la consultora fundada por el ex director de Anses y ex diputado Diego Bossio.“En la cuenta capital también hay otros pagos que realizar. Por eso, el Central deberá acumular alrededor de USD 3.800 millones por alguna otra vía para cumplir con la meta de reservas: un ingreso neto de capitales para inversiones financieras o productivas, endeudamiento de largo plazo público o privado, o una combinación de ellas”, continuó el informe.Según Fundación Mediterránea, el efecto combinado de mayores exportaciones de alimentos y mayores importaciones de energía generará una merma en el ingreso de dólares al país del orden de los USD 2.400 millones este año“La meta de acumulación de reservas para 2022 es un objetivo posible, pero a expensas de una actividad económica estancada: el impacto de la guerra sobre el precio de los commodities energéticos, sumados a la meta de acumulación de reservas, dejarían pocas divisas disponibles para importar y crecer. Vemos probable un escenario en el que la acumulación de reservas se ubique en torno a los USD 4.300 millones, pero la meta se dé por cumplida con un waiver vinculado al shock externo post-guerra”, concluyeron.Como publicó Infobae, el salto de los precios del mercado global por la guerra en Ucrania ya aparece como el principal factor de riesgo para los supuestos incluidos en el acuerdo con el FMI, algo que el propio Gobierno admitió abiertamente. Más allá de las fórmulas habituales en este tipo de programas económicos, en los que se bosquejan posibles elementos que desvíen las proyecciones macroeconómicas, el ministro de Economía Martín Guzmán reconoció que además el conflicto en el este europeo podría tener un impacto en la inflación.La mayoría de las consultoras estiman que el ritmo de suba de precios de este año será superior al rango consensuado entre el Ministerio de Economía y el staff del FMI, que va de entre 38 y 48% anual. El último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que elaboró el Banco Central mostró una proyección de inflación de 55% para 2022.SEGUIR LEYENDO:Las cinco grietas del acuerdo con el FMI que ponen en duda el cumplimiento de lo que firmó el GobiernoMiguel Broda: “La economía ingresará en un sendero de extrema fragilidad financiera”El acuerdo con el FMI afianzó la “paz cambiaria”, pero en Wall Street le bajaron el pulgarEnviar el acuerdo con el FMI al Congreso: un invento argentino que solamente trajo complicaciones a la negociación