En la galería Imaginario se exhibe “Variaciones sobre un campo de trigo encontrado en Inglaterra”.Fueron convocados Lux Linder, Andrés Arzuaga y Elena Blasco.
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Clarín Cultura republica este artículo, aparecido en la edición de Revista Ñ del 16 de octubre de 2020, a pocos días del reconocimiento de la Academia Sueca a la poeta y ensayista neoyorquina. La escritora falleció el viernes a los 80 años.
En el verano de 1921, Pablo Picasso, encerrado en un pequeño garaje en la localidad francesa de Fontainebleau, pintó tres de sus cuadros más emblemáticos: las dos versiones del cubista “Tres músicos” y el neoclásico “Tres mujeres en la fuente”.Lo hizo de forma simultánea, usando estilos totalmente diferentes, y es este curioso momento en la carrera del artista lo que el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) quiere recrear con su nueva exposición, Picasso in Fontainebleau.La muestra, que abrió sus puertas al público el domingo, 8 de octubre, coincide con las celebraciones del Año Picasso, que marca los cincuenta años del fallecimiento del pintor, en 1973, con una serie de exposiciones y eventos por todo el mundo.La conservadora del MoMA Anne Umland, principal responsable de “Picasso in Fontainebleau”, dijo que espera que su trabajo sirva para abrir una nueva ventana a la obra del genio malagueño, ya que “todavía queda mucho por conocerse sobre Pablo Picasso”.Un viaje personalLa idea de la muestra, explicó Umland, tiene sus raíces en los años 90, cuando la experta comenzó a trabajar en el museo neoyorquino.Entre las obras que más le impresionaron entonces se destacaban “Tres mujeres en la fuente” y una de las versiones de “Tres músicos”, ambas parte de la colección permanente del MoMA (la otra versión de “Tres músicos” suele exhibirse en el Museo de Arte de Filadelfia, en Pensilvania, aunque estará en Nueva York mientras dure la exposición de Fontainebleau).EFELa idea de que ambos cuadros fueron pintados de forma simultánea “desafiaba todas las nociones” sobre la interpretación tradicional de la división que existe entre el arte moderno y el arte clásico, explicó la mujer.“Creo que para mi generación la división entre lo abstracto y lo figurativo todavía está muy presente”, explicó Umland, para quien poner en duda este tipo de nociones asentadas se ha convertido en una parte central de su trabajo.La conservadora espera que, mostrando estas obras juntas por primera vez desde que fueron ideadas, el público vea que Picasso tiene una identidad más compleja de lo que generalmente se asume cuando se lo identifica simplemente como un vanguardista.Un garaje francés en pleno ManhattanPara sumergir a los visitantes en el estado mental que llevó a Picasso a realizar simultáneamente dos obras aparentemente contradictorias, la curadora y su equipo se propusieron recrear su estudio de Fontainebleau en pleno centro de Manhattan.Echando mano de las pocas fotografías que hay disponibles del garaje donde el artista trabajó durante aquel verano de 1921, Umland colaboró con un arquitecto para imaginar las dimensiones del espacio y la posición de los cuadros.EFEEsta pequeña sala, a medio camino entre la primera galería de la exposición y la segunda, sirve de corazón de toda la muestra y permite observar el contorno de los lienzos tal y como habrían colgado de las paredes del estudio veraniego de Picasso.Pero los cuadros reales se muestran en un espacio mucho más amplio, unos pocos pasos más allá, junto a una segunda versión de “Tres mujeres” en tiza roja que se cree fue elaborada al mismo tiempo, pero de la que no hay fotografías que la ubiquen en el garaje.Alrededor de las monumentales obras cuelgan diversos trabajos más pequeños de la misma época que muestran el diálogo constante entre vanguardia y tradición que caracteriza este período del genio malagueño: perfiles neoclásicos de mujeres junto a deconstrucciones cubistas de instrumentos musicales.Una de las series más interesantes, sin embargo, es la compuesta por los dibujos sobre papel que el artista hizo al llegar a la casa que alquiló en Fontainebleau, algunos de los cuales han sido cedidos por coleccionistas privados, y en los que se observan fragmentos de su vida familiar y de los alrededores de la vivienda.“No hay arte abstracto. Uno siempre debe empezar con algo. Después puede eliminar toda apariencia de realidad”, se puede leer en una placa junto a los bocetos. La cita, atribuida a Picasso, resume a la perfección esta muestra neoyorquina, que se podrá ver hasta el 17 de febrero del año que viene.Fuente: Efe
Atormentado, depresivo, encerrado en un laberinto interior levantado en Arles y en el manicomio de Saint-Rémy, en el luminoso sur de Francia, Vincent van Gogh se refugió en mayo de 1890 en la aldea de Auvers-sur-Oise, cerca de París, en busca de una curación a través de la pintura.Allí dejó el último fogonazo de su arte, 74 obras pintadas en apenas dos meses que culminaron su talento creativo, una intensa actividad que durante años se pensó que representaban el ocaso de su genio, pero que una exposición que se inauguró esta semana en el Museo de Orsay de París pretende rehabilitar como una vuelta de tuerca más en la permanente experimentación creativa del pintor neerlandés.“Queremos mostrar que van Gogh exploró en la pintura hasta el final de sus días, que no estaba en decadencia, que su período de Auvers, aunque era menos coloreado o feliz que lo que transparentaban los colores cálidos de Arles o Saint-Remy, seguía preocupado por avanzar, por abrir nuevos horizontes”, explica el curador de la muestra, Emmanuel Coquery.Foto: Emmanuel Cocquery / Musee D’ OrsayAunque la vitalidad sigue presente en la obra, apoyada en colores más fríos, en azules más presentes, Auvers no fue el bálsamo esperado por el pintor, que acabó disparándose en el pecho el 27 de julio y falleció dos días más tarde en el albergue de la localidad donde residía.La gran pinacoteca del impresionismo ha conseguido reunir 45 de las obras de aquel período, muchas de ellas préstamos casi exclusivos del Museo Van Gogh de Amsterdam, que apenas las había dejado salir hasta ahora de sus muros.“Estos cuadros tan particulares, reunidos juntos, van a dar una visión que va a sorprender a muchos que creen conocer a Van Gogh”, agrega Coquery sobre la muestra, que estará abierta hasta el 4 de febrero del año próximo.Recibidos por el penúltimo autorretrato del pintor, un conocido cuadro que lo acompañó en su estancia en Auvers, los visitantes descubrirán que su vigor estaba intacto al igual que su talento.”Les Vessenots en Auvers” de Vincent van GoghDe su pincel salieron cuadros que no expresaban su verdadero sentimiento, cree Coquery, aunque el propio artista confesó que su retorno al norte, que le recordaba a su Brabante natal, le hizo albergar en un inicio esperanzas de curación.Auvers, fuente de inspiración“Auvers fue una gran fuente de inspiración. Le sorprendió, no se esperaba tantos temas nuevos para él, las casas, los campos, la iglesia, no hay otros cuadros de edificios en su obra como ese. No paró de dibujar, de pintar, fue un manantial de inspiración permanente”, asegura el curador.Pero apenas pintó seres, una señal de que si bien la tristeza que sentía no se trasladó a los cuadros, sí lo hizo la soledad, apenas mitigada por un puñado de amigos.Posiblemente Auvers no sanó sus males, pero tampoco fue un punto y aparte en su carrera, la de un autodidacta de la pintura que se pasó la vida buscando la legitimidad que nunca tuvo por formación y que no dejó de experimentar hasta el último aliento.Operarios colocan un autorretrato de van Gogh para la exposición (Foto: EFE/EPA/Vickie Flores) (VICKIE FLORES/)“Nunca paró de experimentar, de buscar nuevos horizontes. Era un pintor inseguro que necesitaba siempre progresar, inventar”, señala el curador, que destaca que en su última etapa se lanzó a buscar nuevos formatos, inéditos en la época, telas de 50 centímetros por un metro que él mismo cortaba y con las que quería abrir una nueva perspectiva al arte.La muestra del Museo de Orsay ha reunido once de las doce joyas que pintó en esos cuadros, reunidas en una misma sala luminosa y viva, entre las que figura también un extraño cuadro de raíces, considerado el último que salió de su pincel, pintado el mismo día en el que una bala le atravesó el pecho.“Van Gogh acudió a Auvers en busca de una curación a través de la pintura, pero también a través del retorno a las raíces. No sé si Auvers lo sanó, porque aunque en su obra hay elementos que así lo indicarían, lo cierto es que se suicidó. Puede que en Auvers entendiera que su obra estaba culminada, que el trabajo estaba ya acabado”, apunta Coquery.Fuente: EFE
escucharescucharEl Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires (Filba) cumple quince años y habrá festejo por cinco días, a partir de hoy. Con entrada libre y gratuita, se desarrolla hasta el 1 de octubre en varias sedes: el Malba, el Centro Cultural Kirchner, la Alianza Francesa de Buenos Aires, la Fundación Santander, Lalalá, Club 911 y Casa Tai. En la lista de invitados del Filba, además de los seguidores anónimos e incondicionales, figuran varios escritores extranjeros y decenas de autores locales que animarán paneles, lecturas, performances, entrevistas públicas, catas de libros y clases magistrales.EL MITO DEL GORILA: DE UN SKETCH DE HUMOR A LA AGRESIÓN POLÍTICADel estadounidense Jonathan Franzen al francés casi porteño Thibault de Montaigu y de la mexicana Brenda Navarro a la italiana Francesca Manfredi, pasando por la canadiense casi parisina Nancy Huston y el rumano Mircea Cărtărescu, se pueden encontrar muchos títulos (novedades y de fondos editoriales) en las librerías porteñas. El lema de esta edición es “La máquina humana”. “Frente a la cultura de máquinas y algoritmos que postulan soluciones sin vida al problema de vivir, la literatura se asoma desde el fondo del enigma humano para recordarnos que ella es mejor -postulan los organizadores-. Pero no por voluntad de perfección sino por lo contrario: porque es la máquina que falla, la máquina que siente, la que se desvía de lo planeado, la máquina que espera. Una máquina que cuánto más salvaje más perfecta, más humana”. La programación completa del Filba se puede consultar en este enlace.”Solenoide” (Impedimenta) de Mircea CărtărescuSolenoide (Impedimenta), de Mircea CărtărescuEl escritor rumano, candidato al Nobel de Literatura por su fascinante obra, es uno de los invitados más destacados del Filba. Esta novela, que representa de manera cabal el universo del autor nacido en Bucarest en 1956, toma la forma de un diario de un escritor frustrado que evoca su infancia y adolescencia en los suburbios de una Bucarest opaca y desgastada por el comunismo. Profesor de rumano en un colegio, con una carrera literaria que fracasó casi en sus comienzos y una profesión que no le interesa, compra una casa antigua con forma de barco, construida por el inventor de un solenoide, que en su interior alberga un extraña artilugio vintage: un sillón de dentista con un tablero de mandos que le permite al protagonista dormir y hacer el amor, levitando sobre la cama. Solenoide, que ha sido comparada con la literatura de Franz Kafka, Bruno Schulz (por su melancolía metafísica), Jorge Luis Borges y Stanisław Lem, también adquiere visos terroríficos, que aporta una secta mística, los piquetistas, que rondan por cementerios y morgues de la ciudad.“No he escrito una sola palabra de ficción en mi vida, pero esto ha dado rienda suelta a mi verdadera vocación: buscar, en realidad, en la realidad de la lucidez, del sueño, del recuerdo, de la alucinación y en cualquier otra parte -sostiene el protagonista, acaso álter ego del autor-. Aunque emana miedo y horror mi búsqueda me satisface, sin embargo, por completo, como las artes despreciadas y no homologadas de la doma de pulgas o de la prestidigitación”.Mañana a las 19.30, Juan José Becerra entrevista al autor en el Auditorio de la Alianza Francesa (avenida Córdoba 946); el viernes a las 18, Cărtărescu dará una clase magistral en el Malba (avenida Figueroa Alcorta 3415), “Cómo escribo”.”La gracia” (Emecé) de Thibault de MontaiguLa gracia (Emecé), de Thibault de Montaigu ($ 10.900)El autor, que nació en Boulogne-Bittancourt en 1978, es nieto del conocido editor francés Gaston Gallimard. En esta novela explícitamente autobiográfica, el narrador experimenta la gracia divina en un monasterio, tras un largo período de desesperación. “Hay un momento, una edad, en que descubres con estupor que te han arrojado a esta vida sin motivo. Que podríamos no haber existido nunca y, sin embargo, que surgimos de la nada para volver un día a ella”, reflexiona el autor, varado en Buenos Aires mientras sueña con huir a El Calafate (lo que ocasiona la sorna de su confidente). El libro aborda la historia de su tío, un aristócrata homosexual obsesionado con el sexo que un día se convierte en fraile, y un resonante caso policial; “Fue muy difícil entrar en la cabeza de un criminal”, dijo De Montaigu, que vivió varios años en Buenos Aires.“Traducir La gracia fue un viaje tan fascinante como desafiante -cuenta la traductora Florence Barangel-Bedel a LA NACION-. Es innegable que Thibault de Montaigu es uno de los grandes escritores de la escena literaria francesa actual; no en vano este libro en particular le valió el reconocimiento del prestigioso Prix de Flore, más allá de la maestría de la escritura, por su manera tan personal y franca de exponer sin artilugios sus sentimientos más profundos. La gracia es un viaje existencial en el que se entrecruzan las diferentes vidas del mismo autor y las de Christian, a quien está dedicado este apasionante libro. Es también una invitación a embarcarnos a nosotros como lectores en las profundidades de nuestra propia existencia y, si tenemos la capacidad, por qué no acercarnos a la gracia, tal como cada uno pueda y quiera entenderla”.El viernes a las 17, el escritor hará un “recorrido literario” por la muestra de Edgardo Giménez en el Malba junto con Daniela Tarazona, Fernando Chulak y Nurit Kasztelan; el domingo a las 17, en la Sala 511 del CCK leerá su bitácora del Filba junto con Valeria Tentoni, Mariana Travacio, Tarazona, Francesca Manfredi y Claudia Masin.”Un imperio de polvo” (Fiordo) de Francesca ManfrediUn imperio de polvo (Fiordo), de Francesca Manfredi ($ 5500)Esta breve novela cuenta la historia de una chica que vive en un pueblo rural de Italia, con su madre y su abuela. Valentina, la protagonista, está saliendo de la infancia y experimenta los sacudones físicos y emocionales que eso implica. Al mismo tiempo que atraviesa estos cambios, nota cómo algunas de las cosas en su casa -conocida en el pueblo como “la casa ciega”- se vuelven, de repente, extrañas: la pared de su cuarto se llena de manchas, una inexplicable plaga de mosquitos aparece de un día para el otro, una enfermedad misteriosa fulmina a las ovejas de la granja. Su madre y su abuela no permanecen ajenas a estos cambios, ya que también ellas dos muestran comportamientos y dolores físicos fuera de lo común.“La casa ciega, así la llamaba mi madre con desprecio en la voz, moviendo la cabeza de un lado a otro siempre que algo dejaba de funcionar: una canilla, que empezaba a perder a pocas semanas de la última visita del plomero; un postigo con la madera carcomida por la humedad, que se astillaba cuando se lo cerraba de un golpe -se lee en las primeras páginas-. La casa ciega, repetía con aspereza en la voz, sin agregar nada más, como si fuera una carga de la que no podía liberarse”. Manfredi (Reggio Emilia, 1988), que se formó en escritura creativa en la Scuola Holden, fundada por Alessandro Baricco, es una de las nuevas voces de la literatura italiana. Tradujo Elena González Capria.Mañana a las 10, la autora participa de un taller de traducción de la AATI, coordinado por González Capria, en la Alianza Francesa; el sábado a las 18.30, en la Sala 511 del CCK participa del panel “Puertas adentro” con Alia Trabucco, Brenda Navarro y Mariana Iglesias. Y el domingo lee su bitácora del Filba en el CCK.”Isla Partida” de Daniela Tarazona en su edición original; Eterna Cadencia lanzó la suya en ocasión del FilbaIsla partida (Eterna Cadencia), de Daniela Tarazona ($ 9900)Una apuesta poética y ensayística recorre la novela con la que Tarazona (Ciudad de México, 1975) ganó el Premio Sor Juana Inés de la Cruz 2022 y que ahora publica en el país Eterna Cadencia. La protagonista es una mujer con un trastorno neurológico que la lleva a desdoblarse: una parte de ella escapa, decidida a morir, a una isla imaginaria; allí recuerda momentos de la niñez y del presente perturbador, que atestiguan imágenes de su cerebro registradas por un electroencefalograma. Mientras, una voz en segunda persona (recurso que muchos narradores han redescubierto en los últimos años) dicta una carta abierta a sí misma, en la que revisa su pasado y acusa el golpe de la tristeza por la muerte de su madre. Escrita de modo fragmentario, con textos náufragos que configuran archipiélagos de sentido, Isla partida produce un efecto hipnótico y desasosegante.El sello Entropía publicó su primera novela, El animal sobre la piedra. “Isla Partida es más radical, tanto en la fragmentación como en el planteamiento de una lectura rota”, dijo la autora.Mañana a las 11, en la Alianza Francesa, la autora brinda un taller de narrativa; el viernes a las 17, hace un recorrido por la muestra de Giménez en el Malba; el sábado a las 18 integra el panel “Metamorfosis”, con Simón López Trujillo, Michel Nieva y Maximiliano Legnani, y el domingo a las 18 lee su bitácora del festival en el CCK.”Bad Girl. Clases de literatura” (Mardulce) de Nancy HustonBad Girl. Clases de literatura (Mardulce), de Nancy Huston ($ 5000)Ensayista, dramaturga, novelista, autora de más de treinta libros y viuda del filósofo y escritor Tzvetan Todorov, Huston (Calgary, 1953) aún no había sido traducida y publicada en la Argentina. Este libro, un fascinante experimento narrativo similar a un collage hecho de voces de personajes y de reflexiones de escritores (de Annie Ernaux a Samuel Beckett, por mencionar a dos cuyos proyectos estéticos se asemejan al de Huston), es a la vez una autoficción y una interrogación sobre la autoficción. Escrito en segunda persona, cuenta desde la concepción de la autora (figurada en un “yo fetal” bautizado Dorrit) hasta su llegada a Francia. “Te será difícil, cuando aterrices en Francia a comienzos de los setenta, apropiarte del vocabulario ‘lucha de clases’ entonces en boga. Preferirás ver las desigualdades económicas como diferencias del destino: mínimas y en el fondo casi insignificantes. A menudo, con ingenuidad, afirmarás sentirte más cerca de los pobres que de los ricos”, se lee.“Diría que es un libro indispensable para entender el movimiento feminista en Francia. La fascinación y el porqué del cambio de lengua en los escritores. La autobiografía y la ficción; el armado de la existencia como una gran clase de literatura”, dice la traductora argentina de Bad Girl, la escritora Vivian Lofiego.Huston dialoga mañana a las 18 con María Sonia Cristoff en el Auditorio de la Alianza Francesa (modera Walter Romero); el domingo a las 17, en la Cúpula del CCK, lee fragmentos de su novela.”El fin del fin de la tierra” (Salamandra) de Jonathan FranzenEl fin del fin de la tierra (Salamandra), de Jonathan Franzen ($ 10.999)El aclamado autor de Las correcciones y Libertad también sobresale por su obra de no ficción. Este volumen recoge textos periodísticos y autobiográficos, semblanzas literarias (de Edith Wharton, David Foster Wallace, su amigo William T. Vollman, “un genio de la literatura que conocía íntimamente a las prostitutas, los skinheads y los borrachines de las calles del San Francisco de mitades de los ochenta”), relatos de viajes y “ensayos en tiempos oscuros”, género sobre el que autor reflexiona en varias páginas. Se explaya, como defensor y amante de los pájaros y con acento polémico, sobre el cambio climático, e incluye un breve estudio de las fotografías de Sarah Stolfa. No faltan en El fin del fin de la tierra las críticas a Donald Trump y el capitalismo tecnológico.Comparte, además, diez normas para los novelistas. “El lector es un amigo, no un adversario ni un espectador” y “Para ser implacable, antes hay que amar”, son la primera y la última.Franzen conversará este viernes a las 19.30 con Silvia Hopenhayn en el auditorio del Malba; el sábado de 11 a 12.30 dará una clase magistral en el Malba, para la que hay que inscribirse y abonar $ 8000.”Ceniza en la boca” (Sexto Piso) de Brenda NavarroCeniza en la boca (Sexto Piso), de Brenda Navarro ($ 9000)La novela más reciente de la escritora mexicana parte de un suceso dramático: el suicidio del hermano menor de la narradora. Ambos han emigrado a España, siguiendo los pasos de una madre que los había dejado al cuidado de los abuelos maternos. A través de recuerdos de infancia y adolescencia, intenta comprender el motivo de la decisión de Diego, al que sus compañeros madrileños hostigaban por ser extranjero. La violencia doméstica, la relación no idealizada entre madres e hijos, la adolescencia y la orfandad, además de la experiencia de la migración, con trabajos ingratos, se yuxtaponen en un relato coloquial y vibrante, que fusiona pasado y presente.La segunda novela de Navarro (Ciudad de México, 1982) fue finalista de la Bienal de Novela Mario Vargas Llosa 2023 y recibió el Premio Cálamo. La autora reveló que se basó en el caso real de un chico suicida que había leído en un portal de internet.Navarro integra el panel “Puertas adentro”, el sábado a las 18.30 en el CCK; el domingo a las 16, hace una cata de libros en el mismo lugar.”Pasión por la ignorancia” (Godot) de Renata SaleclPasión por la ignorancia. Qué elegimos saber y por qué (Godot), de Renata Salecl ($ 8190)La filósofa y socióloga eslovena Renata Salecl (Slovenj Gradec, 1962) retoma en este ensayo una frase lacaniana de doble filo, que refiere a las estrategias de los pacientes para evitar reconocer las causas del sufrimiento o la angustia. Si bien reconoce que hay “olvidos activos” o aconsejables, en individuos y sociedades, en su ensayo aborda el concepto de ignorancia. “Cada época está marcada por su propia ignorancia -afirma en las primeras páginas-. El modo en que las personas se relacionan con el conocimiento depende en gran medida del contexto, y lo que se entiende por ‘conocimiento’ no solo es una construcción social, sino también en gran medida un tema individual. Para complicar aún más las cosas, las personas a menudo optan por la ignorancia o la negación (que, como veremos más adelante, no son lo mismo) cuando están cerca de descubrir algo insoportable”.Con un estilo claro y ejemplos de la actualidad, la autora recuerda que “el acto de ignorar” tiene repercusiones sociales: “Puede ser una manera de negarse a reconocer estructuras de poder, y así debilitarlas o incluso echarlas por tierra”. Tradujo Matías Battistón.El viernes a las 18.30, en la Biblioteca del Malba conversará con Christian Ferrer en “El resquicio de lo humano”, que modera Juan Mattio.Daniel GigenaSeguí leyendo”Materiales trans”. Luciana Lamothe representará a la Argentina en la Bienal de Venecia con una propuesta queer”Una parábola desafiante”. María Sonia Cristoff ganó el premio de novela Sara Gallardo”Asusta tanto descaro”. Arquitectos responden a Ramiro Marra, que quiere demoler el edificio de ATC y construir una torre de cien metrosTemasArte y CulturaLiteraturaLibrosFILBAConforme a los criterios deConocé The Trust ProjectOtras noticias de Arte y Cultura”Materiales trans”. Luciana Lamothe representará a la Argentina en la Bienal de Venecia con una propuesta queerPérez Reverte, crítico. “En las crisis el que toma el liderazgo es el más bruto”, “la RAE se está impregnando de cobardía” y otras frases incisivas”El mito del gorila”. Salió de un sketch humorístico y su uso como agresión puede ser seña de identidad o un estigma
Fue reelegido en el cargo por otros 4 años. Lo resolvió el ministro de Cultura, Tristán Bauer.
Ariana Grande, Guillermo del Toro, Mark Ruffalo, Sharon Stone y Amanda Gorman son algunos de los que se sumaron. Es contra la tendencia creciente de vetar títulos en escuelas.
escucharescucharAquellos que conocieron al filósofo y teórico cultural italiano Gianni Vattimo (1936-2023), que falleció ayer a los 87 años, lo recuerdan como a una persona cordial y elegante en su apariencia y en su decir. Invitado por instituciones culturales, visitó con frecuencia la Argentina. El autor de El pensamiento débil es considerado, paradójicamente, uno de los pensadores italianos más “potentes” e importantes de su país. Especialista en la obra de Friedrich Nietzsche, atribuyó a este autor el origen de la posmodernidad filosófica. También se inspiró en Hegel, Wittgenstein y Heidegger y en la corriente neopragmatista de Richard Rorty. Desde los años 1960, publicó decenas de ensayos y alcanzó notoriedad internacional a partir de la década de 1980.”QUERIDO COMEMIERDA”: ASÍ EMPIEZA EL NUEVO LIBRO DE LA FRANCESA VIRGINIE DESPENTESEn los últimos años, antes de sufrir una crisis depresiva que lo llevó a recluirse en su casa en Turín, recuperó su pasión por el cristianismo y se convirtió en un admirador del papa Francisco. “El único que podría dirigir hoy una revolución es el Papa, no un poder político”, dijo con ironía a LA NACION en 2020. “Francisco cree que puede haber una salud fuera de la Iglesia a través de la caridad, del amor al prójimo”, declaró. Militó en el Coordinamento Omosessuali dei Democratici di Sinistra, una agrupación gay.Tres ensayos de Gianni Vattimo: “El pensamiento débil”, “Ecce Comu” y “Después de la cristiandad”Se anticipó a la posverdad y fue un adalid del relativismo multiculturalista. En su obra más popular, El pensamiento débil, de 1985, sostuvo que los valores heredados de la Ilustración -la verdad, la razón, la crítica y la validez argumentativa- debían reemplazarse (o deconstruirse) por el consenso pluralista, el relativismo cultural y la ética interpretativa. Integrante del Partido Comunista Italiano, alentaba -tras la caída del Muro- un comunismo anárquico, libertario y antitotalitario. En Ecce Comu. Como se llega a ser lo que se era, de 2007, criticaba a los reformistas europeos y, erradamente, daba como ejemplos de “democracias de alta energía” la Venezuela de Hugo Chávez y la Cuba de los Castro; también alertó sobre la crisis climática y las guerras por los recursos naturales. Pese a eso, en su obra se respira originalidad y optimismo.Ha fallecido Gianni Vattimo. Era una de las estrellas de la filosofía cuando comencé la carrera en 2002. Aunque no he compartido varias de sus posiciones, siempre me ha estimulado y he procurado leer sus obras. Quizá me quedo con esta. DEP. pic.twitter.com/WjrEcvSbXS— Edgar Straehle (@EdgarStraehle) September 19, 2023
El pensamiento de Vattimo también influyó en los estudios sobre estética. “Conocimos a Gianni en 1987; aún no era el Mick Jagger de la filosofía, pero ya se sentía la influencia de sus publicaciones e ideas sobre el pensamiento débil, el fin de la modernidad y, sobre todo, cómo pensar los años 80 desde una concepción que abarcaba desde el catolicismo, Heidegger y el comunismo en caída, y lo que se fue llamando y seduciendo como la posmodernidad -dice a LA NACION el decano del Departamento de Artes Audiovisuales de la Universidad Nacional de las Artes, Marcelo González Magnasco-. Era parte de nuestra familia, juntos visitamos al Papa en Roma y vimos ganar a Argentinos Juniors. Con mi familia fuimos a su casa en la Vía Po varias veces y pudimos compartir su último cumpleaños en Turín. Fue una persona amable, divertida, de buen comer y beber, que se apasionaba por el derecho de los otros, siempre construyendo desde los márgenes. Fluyó del pensamiento débil al pensamiento de los débiles; un catocomunista quizá algo peronista”.González Magnasco y Adriana Farías entrevistaron a Vattimo en 1987 y en 2013, y publicaron en 2014 el libro de conversaciones Gianni Vattimo. Dios es comunista, donde habló sobre Luigi Pareyson y Hans-Georg Gadamer (sus maestros), Umberto Eco y Fidel Castro, su relación con la Iglesia Católica, el fútbol y las dificultades que atravesó tras declararse públicamente homosexual. También es muy placentera la lectura de No ser Dios. Una autobiografía a cuatro manos, de 2006, con Piergiorgio Paterlini.En 2006, dio la conferencia “La búsqueda de sentido a comienzos del nuevo siglo: sexualidad, arte e individuo” en el Colegio Nacional de Buenos Aires, invitado por el Centro Cultural Rojas. “Lo trajimos a dar una charla -dice el escritor y crítico cultural Daniel Molina a LA NACION-. Lo presentó el rector de la Universidad de Buenos Aires en ese momento, Guillermo Jaim Etcheberry. Me pareció un tipo muy cálido, muy preocupado por hacerse comprender por un público masivo, buscando constantemente ejemplos de la vida cotidiana. Era católico, de izquierda y gay: o sea, en el mundo de hasta hace veinte años, o incluso más cerca, era un ser muy contradictorio y poco aceptado en cada uno de los casilleros que habitaba. Formado por los alemanes y muy cercano a las preocupaciones de los franceses: intentaba unir Nietzsche, Heidegger (que recién habló en los años 60 sobre Nietzsche) y Foucault en su preocupación por desmontar lo que llamaba, como Lyotard, los ‘grandes relatos’, el nacionalismo, el marxismo, y proponer el ‘pensamiento débil’ y un estilo de vida relajado”.Murió el filósofo Gianni Vattimo a los 87.Vattimo propuso un “pensamiento débil”. Sostenía que vivimos en un universo comunicacional perpetuo dominado por la información multimedia, que es esencialmente contradictoria, sesgada y efímera.Creemos en algo que se diluye rápido.— daniel molina (@rayovirtual) September 19, 2023
“Era muy crítico de los medios porque según él configuraban el ámbito en que vivimos, que es multimedia, con verdades parciales y contradictorias que van cambiando rápidamente, arrojándonos a un sinsentido -agrega-. Vivimos en una Babel informativa, decía. Se hablan mil lenguajes y nadie entiende nada”. Además del clásico El pensamiento débil, Molina recomienda la lectura de Creer que se cree y Verdad o fe débil. Diálogo sobre cristianismo y relativismo.El investigador del Conicet y profesor de la Universidad Nacional de San Martín Iván Schuliaquer también entrevistó a Vattimo e incluyó esa conversación, titulada “Los medios ante el fin de los gradnes relatos”, en el volumen El poder de los medios. Seis intelectuales en busca de definiciones.“Para pensar sus aportes en los temas de comunicación, democracia y política, Vattimo tiene un libro de fines de los años 80, La sociedad transparente -dice Schuliaquer-. En ese libro hay un planteo muy interesante. Él viene trabajando sobre la idea de la muerte de Dios y el pensamiento, y contra el pensamiento fuerte propone su idea del pensamiento débil. Entonces, el Dios débil, el pensamiento débil y también la verdad débil. Dentro de la verdad débil, algo muy importante es para él la proliferación de los canales de cable, porque el poder de la verdad durante mucho tiempo lo tenían los medios de comunicación. Con esa proliferación, Europa y Estados Unidos ya no podían pensarse como el centro del mundo occidental; para él, el cable lo que empezaba a mostrar era que había mundos distintos, que había historias, ideologías, formas de ver el mundo, territorios diferentes, historias distintas. Y entonces esa verdad de los medios que parecía tan fuerte también empieza a erosionarse y a volverse más débil. Corrige esa posición cuando, pocos años después, en Italia, la figura central de la política pasa a ser Silvio Berlusconi”.“En esa línea, si bien él no lo ha trabajado en libros, aunque lo ha pensado y lo ha dicho, internet al comienzo era una multiplicación de eso, del pensamiento débil, de la verdad débil, de la muerte de Dios -agrega-. Pero para él hay una dificultad con la atomización que generan las redes e internet: ve una relación entre la proliferación de información, la cantidad de comunicaciones permanentes y masificadas y la individualización que hace que todos estemos más separados, menos juntos y más desorientados. Se consideraba un ‘catocomunista’, católico y comunista a la vez, mezclando dos disciplinas que no necesariamente han sido compatibles en el siglo XX. Decía que durante mucho tiempo lo que nos daba la Iglesia era la explicación de las Sagradas Escrituras a través de un mediador. Y señalaba que lo que genera internet y las redes muchas veces, en este mundo de sobreinformación, es que falta una instancia mediadora, y entonces se genera desánimo, apatía e individualización”.Según Schuliaquer, el filósofo italiano anticipó una “disputa en términos comunicacionales y políticos” que consistiría en el modo de generar ese espacio de mediación que durante mucho tiempo había ocupado la Iglesia para los creyentes. “Su idea era que todavía entre ese mundo de proliferación y saturación de información, de datos, seguía habiendo una necesidad humana de encontrarse con otro que pueda explicar ese mundo y participar de una sociedad”.Daniel GigenaSeguí leyendoEl caballo como soldado. Una muestra rescata su rol en la construcción de la identidad nacionalLa resistencia como tesoro. En las pinturas de Beby FiguereroLa ESMA, patrimonio mundial. Es el primer sitio de Buenos Aires elegido por la UnescoTemasArte y CulturaPensamientoLibrosItaliaConforme a los criterios deConocé The Trust ProjectOtras noticias de Arte y CulturaEn español. Viaja una comitiva argentina a la Feria del Libro de Nueva YorkInteligencia Artificial. El narrador de los audiolibros de Harry Potter denuncia que le “robaron” la vozEl caballo como soldado. Una muestra rescata su rol en la construcción de la identidad nacional
La cuentista y novelista Liliana Heker fue la elegida para la próxima Feria del Libro, que comenzará en abril. Es autora de narraciones ya clásicas, como Los bordes de lo real y Zona de clivaje, y ha sido maestra de autores consagrados. La Ciudad invitada de Honor será Lisboa.
La obra “17 segundos” se presenta en el Centro Cultural de la Cooperación durante el “Día del boxeo argentino” (Foto: Judit Gutiérrez)En el primer piso del museo Whitney de Nueva York está colgada Firpo & Dempsey, una pintura de George Bellows, uno de los grandes de las artes plásticas estadounidenses. Fue terminada en 1924, justo un año después de la “pelea del siglo”, que enfrentó a nuestro Luis Ángel Firpo con Jack Dempsey, quien por entonces hacía cuatro años que retenía la corona mundial de los pesados. La pintura de Bellows captura el instante en que Firpo saca de un brutal gancho al campeón mundial del cuadrilátero y lo tira, patas para arriba, por encima de las cuerdas. “El toro salvaje de las pampas”, como lo apodaron los periodistas yanquis, debió haber ganado la pelea ahí por dos razones estrictamente reglamentarias: Dempsey fue ayudado por terceros a regresar al ring y hacerlo le tomó 17 larguísimos segundos que el árbitro se abstuvo de contar. En el segundo asalto, el campeón defensor metió un par de buenas manos y Firpo se dio por noqueado, observando de reojo las primeras filas del ringside, donde se sentaban los mafiosos italoamericanos que apadrinaban la carrera de su contrincante.Este 14 de septiembre se cumplen 100 años de la llamada “pelea del siglo” (llegarían varias más, como la de Ali-Foreman en Kinshasa, pero ésta siempre guardará el honor de haber sido la primera). Un evento que, por muchas razones, dejó marcas profundas en la cultura popular tanto de la Argentina como de los Estados Unidos. Con motivo del centenario, en ambos países tendrán lugar numerosas evocaciones, pero la más singular ocurrirá este jueves en el porteño Centro Cultural de la Cooperación, donde se presentará 17 segundos, una obra teatral escrita y protagonizada por Emilio Firpo, sobrino nieto del boxeador. Entre el monólogo y el biodrama, la obra indaga en la narrativa de este mito del boxeo argentino, a partir de las tensiones entre su faceta pública y la intimidad familiar, marcada tanto por la admiración como por los rencores. Y con aquel combate en el estadio Polar Grounds de Nueva York como referencia retumbante e ineludible.Emilio Firpo, autor y protagonista de “17 segundos” (Foto: Judit Gutiérrez)“Fue durante el parón de la pandemia cuando los recuerdos familiares del boxeador se empezaron a agolpar en mi cabeza, anécdotas y memorias que escuché a lo largo de toda la vida, que pasaron de mi bisabuelo a mi abuelo, y de ellos a todos los demás”, cuenta Emilio Firpo, que le dio forma al texto teatral en el taller de la prestigiosa dramaturga Sandra Frazen. “Mi bisabuelo y Luis Ángel vivieron juntos toda la infancia y la adolescencia, fueron muy compinches, casi como hermanos, pero se distanciaron a partir de que el boxeador comienza a hacerse famoso. El título de la obra –que cuenta con la dirección de Marina Doudebbes y Judit Gutiérrez– se refiere por un lado a esos 17 segundos que marcaron la mitología de la pelea con Dempsey, pero también a los segundos que Firpo pasó a solas con el cuerpo de mi bisabuelo en su velorio, proponiendo un relato que va y viene entre los planos de la fama y de la intimidad de la historia familiar”.—¿Qué revela la obra de ese costado personal, familiar, de Firpo?—Mi bisabuelo falleció en un accidente de trabajo. Era un herrero muy conocido que, entre otras cosas, realizó la herrería de la mayólica del Teatro Colón. Siempre fue un laburante, un tipo de barrio que no tenía mucho que ver con la gente con la que comenzó a codearse su primo famoso. Cuando se entera del accidente –muchos años después de la pelea y tras mucho tiempo sin verse–, el boxeador se presenta en el velatorio y pide que salga todo el mundo de la sala, para quedarse a solas con su primo, que había sido como un hermano para él. Ese episodio se convirtió en una especie de enigma familiar, una fuente de especulaciones que yo en la obra decidí abordar desde la ficción. ¿Qué cosas dijo Firpo ante el cuerpo de mi bisabuelo? ¿Le contó cómo conoció a su mujer? ¿Le habló de su amistad con Gardel, de las noches de juerga que compartían en el Abasto? ¿Le pidió perdón por haberse alejado? La obra va y viene permanentemente entre estos dos espacios, el público y el personal. Con bastante humor va recorriendo su carrera profesional y también su vida más íntima, trazando el arco de un pibe de barrio que comienza como cadete de farmacia y termina siendo uno de los boxeadores argentinos más famosos de todos los tiempos.La obra va y viene permanentemente entre el espacio público y el personal en la vida de Luis Ángel Firpo (Foto: Judit Gutiérrez) (Photographer: hqfstudio.com/)—¿El hecho de realizar esta función en el centenario del combate te resulta de una significación especial?—No fue algo planeado, pero sin dudas es especial presentar la obra en el marco del centenario de la pelea, por todas las implicancias que tiene. El combate significó el inicio del boxeo profesional en la Argentina, de hecho la licencia de Firpo fue la primera en expedirse en el país. Y es partir de la repercusión popular de la pelea que se autoriza la práctica del boxeo, que hasta entonces funcionaba de manera bastante clandestina. Además marcó varios otros hitos históricos, como haber sido la primera transmisión de radio internacional, seguida por más de diez mil personas desde aparatos que se montaron en la calle. Para la Argentina de 1923 fue como un mundial de fútbol y Firpo generaba algo parecido a lo que genera hoy Messi.—Las familias son siempre mundos aparte, ¿cómo se vivía en la tuya la presencia de un personaje de estas características?—En la familia siempre hubo tensiones en relación a la figura del boxeador. Mi abuelo Héctor y su hermano Pocho fueron de chiquitos a sus peleas y para ellos era una referencia total. Ir a visitarlos a la casa en la que ambos vivían en Avellaneda era escuchar una y otra vez los mismos cuentos. Por otra parte, mi bisabuela lo odiaba, lo defenestraba siempre que podía, porque decía que Luis Ángel nunca había ayudado a la familia, siendo que todos eran laburantes muy humildes. Para la familia, el boxeador nunca dio una mano y tenía fama de “cocodrilo en el bolsillo”. Y al mismo tiempo, sobre todo para los hombres, era una especie de héroe.”En la familia siempre hubo tensiones en relación a la figura del boxeador”, cuenta Emilio Firpo (Foto: Judit Gutiérrez) (Photographer: hqfstudio.com/)—¿Descubriste en el proceso de la obra cosas que no se conocían de Firpo y su mitología?—Sí, a partir de la investigación que realicé aparecieron muchos testimonios grabados de mi abuelo –muchos de los cuales aparecen en la obra– en los que relata cosas que el boxeador le reveló a la familia, como que la pelea estuvo influenciada en muchos sentidos. Antes del combate le ofrecen a él arreglarla, pero se niega rotundamente. Lo loco es que le ofrecen arreglar que sea una derrota o una victoria, por lo que se infiere que a Dempsey también lo tenían hablado. La intención, obviamente, era que supieran el resultado de antemano para ganar en las apuestas. Y también que de alguna manera él decidió terminar la pelea en el segundo round, porque veía que el contexto ya estaba totalmente en contra, tras lo que había pasado en el primer asalto. En la filmación del combate –que está en Youtube– se puede ver con bastante claridad que Firpo no parecía ni muy golpeado ni muy agitado cuando se produce el knock-out. Según los relatos de los hombres de mi familia, Luis Ángel decía que decidió perderla porque entendía cuál era el contexto.Al Capone –nada más y nada menos– era uno de los patrocinadores de Dempsey y las apuestas de la mafia ya estaban hechas a su favor. Sabía que no lo iban a dejar ganar de ninguna manera. Y no lo decía como queja, lo aceptaba como algo natural. Por eso nunca exigió revancha. Otro aspecto no muy conocido es que él se armó la gira solito, consiguió patrocinadores y fue en Estados Unidos donde logró la posibilidad de pelear por el título. En muchos sentidos, Firpo fue un tipo que se hizo a sí mismo de una manera muy impresionante. Al ser tan grandote, laburaba de joven como cobrador de una fábrica de ladrillos de la familia Bunge. Una vez lo quisieron asaltar tres tipos cuando salía con la recaudación: noqueó a dos y el tercero salió corriendo.Ahí Félix Bunge lo invita a su casa en la avenida Alvear, donde funcionaba el Buenos Aires Boxing Club, y empieza la relación de Firpo con el boxeo. Cuando vuelve de Nueva York, pelea un tiempo más pero después ya se dedica de lleno a los negocios, primero en ganadería y luego como importador de los autos Studebaker. A diferencia de lo que suele pasar con muchos peleadores, a él le fue muy bien económicamente. Fue, incluso, miembro de la Sociedad Rural. Raro destino para un boxeador, ¿no?Este 14 de septiembre se cumplen 100 años de la pelea entre Firpo y Dempsey (Foto: Judit Gutiérrez) (Photographer: hqfstudio.com/)Una de las razones por las que la pintura Firpo y Dempsey es tan popular en Estados Unidos tiene que ver con que Dempsey era un tipo bastante odioso, con un talante arrogante y provocador, demasiado vinculado con la mafia. Fue por eso que Bellows lo retrató en caída y vergüenza. Muchos años más tarde, Dempsey se mandó a hacer una copia y la exhibía socarronamente en un restaurante muy famoso que puso en Manhattan tras colgar los guantes (que aparece en una escena clave de El Padrino).La pintura aparece en una escena de Buenos muchachos, de Scorsese, aquella en el bar de los mafiosos, cuando están a punto de ahorcar al pesado de Maury. Y también en aquel capítulo de los Simpsons donde Homero se larga a boxear. En la cultura popular, Dempsey estará eternamente cayendo del ring. Una dulce venganza para el “toro salvaje de las pampas” que, cien años más tarde, sonríe ahí donde esté.* Única función de 17 segundos: jueves 14 de septiembre, 20 hs. Centro Cultural de la Cooperación, Av. Corrientes 1543.