Vino el sucesor de Angela Merkel y pasó lo que no tenía que pasar: el ministro de Economía no fue, la sala sin aire acondicionado y golpazo de Gabriel Rubinstein.
Vino el sucesor de Angela Merkel y pasó lo que no tenía que pasar: el ministro de Economía no fue, la sala sin aire acondicionado y golpazo de Gabriel Rubinstein.